Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Sobre las Creencias (8)
¿Cómo se puede mantener la idea de Dios en 2010? Desde luego si miramos a la luz de la razón el programa de REDES Nuestro Lugar en el Universo la sensación de Dios se desvanece. Hablo del Dios occidental, el trascendente, el que está fuera de nosotros, fuera de todo y rige el mundo y los mundos; la otra idea de Dios -más oriental- el dios inmanente, el que está dentro de nosotros y es nosotros adquiere una forma más sensata dentro de la tremenda insensatez que -a la luz de los conocimientos de hoy- la idea de Dios parece aportar.

Luis Felipe Rodríguez, astrofísico mejicano, nos cuenta en una larga entrevista con Eduard Punset los orígenes, evolución, estado actual y probable futuro del universo. Lo poco que se conoce. O lo mucho que se conoce. Según el método científico Dios sería (esta aproximación a Dios es mía) unas zonas del universo en expansión en las que, por causas desconocidas, los gases en vez de seguir expandiéndose se empezaron a contraer y a unir. La expansión permitió que la luz se hiciera y el espacio en vez de opaco se hiciera transparente y la densificación en ciertos lugares del universo permitió que algunos átomos se unieran y de esta unión nació toda la materia conocida la cual -según los últimos datos de los que se dispone- ocupa un 4% del total de nuestro Universo. Es decir la materia que conocemos y de la que estamos hechos es un resto de un universo cuyo restante 96% está compuesto de dos elementos que los astrofísicos creen que deben de existir: la materia oscura (que impide a las galaxias expandirse y por lo tanto a dispersarse, de ahí su movimiento circular) y la energía oscura (que empuja al universo a seguir expandiéndose). Si no existiera esta energía oscura el universo habría tenido que ir decelerando su expansión desde hace cinco mil millones de años y sin embargo aumenta su velocidad de expansión desde entonces.

Somos polvo de estrellas estalladas. Somos solidificación de hidrógeno, helio, nitrógeno, carbono y en mucha menor medida potasio o fósforo o magnesio. En nuestra galaxia, nuestro sistema solar, apenas ocupa un poquito en su parte inferior.

Dios no es más que gas.

El universo que habitamos nos ignora.

Ya hemos descubierto más de cien sistemas solares parecidos al nuestro.

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/01/2010 a las 19:12 | Comentarios {0}



De las cosas, de los asuntos, quizás a ti te hiera o te alegre igual. Aire que viene y trae ese agua blanca que algunos llamaron nieve. Afán de matizar. Aire de la vida. Aire de siete soles por más que nunca veamos más de uno. Aire de la belleza en una muchacha ayer en el metro. Aire de los aires de otros confines del mundo. Aire que se respira. Aire que alivia.

No se debe temer el aire. El que se forma tras la unión o el que la unión aviva. Aire desde el cielo. Aire en el agua. Desolación sin aire aunque sea aire a quemarropa. Abrazo del aire. Pulmón abierto. Nada hay más infinito que el aire de un instante.

Ven y no me envuelvas.

Envuélveme y no vengas.

El cuerpo ahíto. La exhalación. El vaciamiento. Y vuelta a donde el aire gira.

A las tres de la tarde.

Los días son aire.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/01/2010 a las 14:49 | Comentarios {0}


Rembrandt
Rembrandt
¡Ah, ese viejo zorro de Yahvé! o de Eloi (si la redacción es más moderna). Esa creencia que viene del desierto donde no hay nada y por lo tanto todo lo que ocurra será un milagro. 3.000 años antes de Cristo. En el Próximo Oriente, en Mesopotamia, rodeados de dioses débiles como Baal de los cananeos que muere y de vez en cuando resucita o su padre El, más débil aún que ha de pedir ayuda a una de sus esposas para que le saque del atolladero de haber sido destronado por su propio hijo ¡Ese viejo zorro de Yahvé! decía al principio, que inaugura en el mundo de las creencias humanas la fe abramánica, es decir una fe ciega, cuando Yahvé le ordena que sacrifique a su hijo Isaac y Abraham no duda de que las razones de su dios exceden con mucho su capacidad de entendimiento; su fe le lleva a saber con absoluta certeza que lo que va a cometer no es un infanticidio, que su dios está muy por encima de sus conceptos morales. Esa alianza es la verdaderamente importante, la verdaderamente novedosa. La que hará poderosas y perseguidas a las doce tribus de Israel. Y quizá también, sí, también la posibilidad de que alguno de sus descendientes tenga, por fin, derecho a acercarse al Árbol de la Vida y al comerlo conseguir la eterna juventud. Porque conocimiento y juventud eternas son las características propias de todo Dios. Cuando Israel era un niño su Dios ya era un sabio celoso y usurpador. Hubo de ser así, imagino, para poder llevar con mano férrea a su rebaño hasta el lugar que le correspondía. Incluso tuvo que destruirnos a todos -excepto a su querido Noé, su mujer y sus tres hijos, el último de la estirpe de los hombres que tuvo una larguísima vida- y confundir nuestras lenguas para que no pudiéramos -tan sólo con el conocimiento- alcanzarlo, sobrepasarlo, olvidarlo.
¡Yahvé de los Patriarcas! ¡Yahvé de los Ejércitos de la Luz y forjador del Ejército de la Sombra! ¡Yahvé de las venganzas! ¡Yahvé de los desiertos! ¡Cuánto dolor forjaste entre los tuyos! ¡Cuántas pruebas ideaste en tu divinal cerebro! ¡Y cómo, cómo, de tantos ríos de sangre pudo surgir celeste y terrenal El Cantar de los Cantares!

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/01/2010 a las 10:04 | Comentarios {0}


Una tríada de dioses planetarios: Nanna-Suen (la luna), Utu (el sol) e Inanna (la estrella Venus) ¡Inanna, Inanna -equiparada a Ishtar en Acadia y más tarde a Astarté- gozarás del culto y gozarás de un hombre! Inanna, diosa del amor y de la guerra.
Su mito se inicia como si de una historia de amor se tratara: Inanna, diosa tutelar de la ciudad de Erek, se enamora del pastor Dumuzi que de este modo se convierte en soberano de la ciudad. Inanna, plena de felicidad, exclama:
- Yo camino en el gozo.
También, condición de diosa que a los hombres se nos hurta, intuye el trágico destino que le aguarda al dador de su gozo y quejosa clama por el orbe en las noches oscuras, ¡Mi bienamado, hombre de mi corazón, yo te he arrastrado a un destino funesto. Has tocado tu boca con mi boca, has apretado mis labios contra tu cabeza, y por eso has sido condenado a un destino funesto!
Destino que ella misma inicia sin saberlo cuando decide descender a los infiernos y suplantar a su hermana mayor Ereshkigal pero ocurre que , una vez dentro del palacio infernal, a medida que franquea las siete puertas, el portero la va despojando de sus vestidos y adornos.
Inanna llega completamente desnuda -es decir vacía de todo poder- ante su hermana. Ereshkigal fija sobre ella la mirada de la muerte y su cuerpo queda inerte. Inanna ha muerto.
Su amiga fiel Ninshubur que estaba al cabo de las intenciones de la diosa, informa de ellas a los dioses Enlil y Nanna-Sin. Enlil, enfurecido porque Inanna haya querido penetrar en un dominio -La Tierra de los Muertos- gobernado por decretos inviolables, decide no acudir en persona y envía a dos mensajeros provistos de Alimento de la Vida y Agua de la Vida. Con engaños estos dos mensajeros logran llegar hasta el cadáver de Inanna que pendía de un clavo. Lo alimentan y sacian e Inanna vuelve a la vida.
Los siete jueces del infierno, Los Anunaki, sentencian: "¿Quién que haya descendido al infierno puede salir de él sin daño? Si Inanna quiere salir que traiga a alguien que la reemplace".
Inanna, custodiada por una tropa de gallas (demonios), encargados de hacerla volver si no cumple su trato, sube a la tierra, llega hasta Erek y allí descubre que Dumuzi, en lugar de lamentarse por su pérdida, se ha sentado en el trono y disfruta gobernando.
Inanna fija sobre él la mirada de la muerte. Inanna pronuncia contra él una palabra, la palabra de la desesperación. Inanna lanza contra él un grito, el grito que condena. "Ése -dijo a los demonios- llevadle".
Dumuzi suplicará a su cuñado el dios sol Utu. Dumuzi huirá a la morada de su hermana, Geshtinanna e intentará ampararse en su rebaño de ovejas pero los gallas darán con él y tras torturarle lo arrastrarán a presencia de Ereshkigal y será ella, la que regenta la Tierra de los muertos, la que puede matar a una diosa, quien, compadecida por las lágrimas de Dumuzi, decida que tan sólo permanezca en los infiernos durante seis meses al año y los otros seis sea reemplazado por su hermana Geshtinanna.
La muerte sigue inevitablemente a todo acto de creación o de procreación.

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/12/2009 a las 18:24 | Comentarios {0}


Apuntes y croquis para una Conferencia Internacional sobre Indocencia organizada por Juan de Mairena en su Gymnasium. Estos apuntes quedaron encima de un perchero, en extraño equilibrio, y se atribuyen a Isaac Alexander.


¡Qué bien huele el Diccionario de Autoridades! Despiden sus hojas el aroma de las palabras, las palabras en sí mismas, con orden colocadas en columnas de dos por página.

¿No es lo justo enseñar que no se sabe?

Mostrar la ignorancia es enseñar el conocimiento.

La imposición. La autoridad. La tarima. La pizarra. Los libros sobre la mesa mayor que las de los alumnos. De frente, ¡Ar!

¿No es sonreír? ¿No es jugar?

O admirarse de las largas narraciones de reglamentos (disfrazados tantas veces de principios) como si se trataran de una ficción hiperrealista.

Declarar: Utilizaremos el método de la mayéutica. Sólo se puede enseñar a preguntar(se).

Enseñar: v.a. Instruir, doctrinar, amaestrar, dar reglas y preceptos para la inteligencia de las cosas. La raíz de este verbo parece sale del Latino Insinuare. Lat. Docere, Instruere, Erudire. M. Avil. Trat. Oye hija, cap. 48. Esta sabiduría es la que enseña el agradamiento de Dios en particular, la qual no mora en los malos.. Saav. Empr. 65. Más debemos algunas veces a nuestros errores que a nuestros aciertos: porque aquéllos nos enseñan y éstos nos desvanecen.

¿Cuál es tu pasión? ¿Cómo se describe el cambio? ¿Quién descubrió el olvido?

Tras preguntar sobre la insondable paciencia de las fotos el profesor Benedetti se interesó por el bazo del alumno (como era de esperar el interrogado ignoraba del todo su existir).

Enseñar

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/12/2009 a las 09:34 | Comentarios {0}


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