Me declaro libertino (en el sentido que a esta palabra se le daba en el siglo XVIII, es decir, en moderna terminología: librepensador). La reflexiones que voy a ir plasmando a lo largo de las próximas semanas tienen un carácter provisorio y se acogen a una de las características de uno de los métodos científicos: estas reflexiones son falsables. Incluso yo mismo, a lo largo de este periodo que hoy se inicia, podré mostrar la falsabilidad de algunas de ellas.
Estas reflexiones no pertenecen a ningún heterónimo. De cada una de las palabras que escriba en este libro el único responsable soy yo: Fernando García-Loygorri Gazapo. Por supuesto que cuando utilice citas facilitaré el nombre del autor y el título del libro o fuente de donde las haya sacado.

La hora exquisita. Gilbert Garcin
173.- Dios no existe.
174.- El terror de las mujeres a la oscuridad existe. El terror de los hombres a la oscuridad existe. El terror de los niños a la noche existe. El terror de muchas niñas a su primera sangre existe.
175.- No hay vírgenes que gesten. No hace falta ni dioses ni vírgenes para vivir con nuestro terror a morir.
176.- Tan sólo a la muerte podríamos compararla con la idea de diosa.
177.- Dios es un aborto de las ideas humanas.
178.- El gran horror de la humanidad es la idea de Idea.
179.- Como heroína de la idea de dioses surge la Autoconciencia. Tan sólo por ella -especie de malformación de Prometeo- surge la noción de un ser que rige desde la indiferencia los destinos de todos los universos posibles
180.- La más leve partícula de dolor rasga el sentido de la creación de arriba abajo. (Georg Büchner)
181.- ¿Te imaginas lo que sería un vacío sin Dios? Es como si Inglaterra jugara contra Brasil en el estadio de Wembley sin un solo espectador presente. ¿Te imaginas? Jugando ante un estadio totalmente vacío. El match del siglo. Silencio absoluto. Ni un alma mirando. Absoluto silencio. Aparte del silbato del árbitro y una buena dosis de joder y simular. Si te apartas de Dios, quiere decir que el grande y noble juego llamado fútbol caerá en un desuso permanente... (Harold Pinter. Ashes to ashes).
182.- Porque dios no existe acepto la realidad. Porque la diosa no existe acepto la realidad. Porque los héroes no existen... porque no existen...
Me entrego. Porque existe lo mudable. Porque carezco de ausencias. Las noches fueron largas desde entonces. Caí en una fosa que tenía algo de materia y mucho de vacío. Me aterraba mi alma. Me aterraba la salvación. Quería ir a las simas. Quería despertarme muerto. Ahora sé que el día ha vuelto y que la única manera de respeto es renunciar a ti. Porque ya no eres ni pez pequeño ni agüita salada ni naricita de azúcar. Ya no te sé. Anduvimos juntos un trecho. Yo te llevaba de la mano tan sólo porque tenía más años y temía que te hicieras daño. Me gustó contarte cuentos. Me gustó inventar personajes para ti. Me gustó escucharte. Me gustó cantarte aquella vez que tuviste tanta fiebre y mi canto logró que entraras en el sueño como si éste fuera paraíso y silencio.
Me entrego. Hoy no es hace veinte años y nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Quiero contarte un último secreto: antes de entregarme tuve un acceso de ira; fue ayer, cuatro de junio; luché contra esta renuncia, clamé al cielo por lo injusto hasta que un ángel me atizó en el lomo y me dijo con voz tronante mitad caballo mitad mujer, ¡Vamos, levanta! ¡Mueve el culo hacia otra parte! No es cuestión de olvido, es respeto por ti mismo. ¡Calla ya! No más lamentos. ¿No ves, pedazo de animal, que el cielo está cambiando y hay en el firmamento unos cuantos millones de estrellas que desconoces? ¿A qué fijarte en un agujero negro? Aparta la vista de la crueldad y siente en tu rostro los primeros rayos del sol en un planeta nuevo.
Adiós. Hace sol. Juntaré los pedazos de mi corazón. Adiós. Adiós.
A ti, pequeño pez; agüita salada. A lo mejor nunca te dije. A lo mejor no supe mirarte a los ojos con la dulzura propia de un buen padre y con la misma haberte tomado las manos una noche en las que las tenías frías; pececillo, vieja aurora, anhelo mío con cuánto empeño he fracasado; me he empeñado tanto que he triunfado y ahora me veo en lo alto del mundo sintiendo en el aire el infierno. Perdóname. No supe. Caminé como si el camino me fuera a regalar florecitas, sencillas margaritas, la flor de la manzanilla o unas amables violetas. No sé si sabes que fui muy dichoso y aún hoy, en algunos momentos, siento que todo lo vivido fue bien aprovechado, que esta escasez final es un regalo que no sé valorar. También en la valoración de los presentes he fracasado. Impostor el fracaso. Impostor su opuesto. ¡Qué cierto! Tanto como el dolor que siento cuando cambia el tiempo y mi cadera me dice que hasta ahí ha llegado. Naricita de azúcar, no voy a narrarte desdichas ni quiero, de veras te lo digo, que este fracaso te suene a derrota porque es un fracaso de hoy, es una sensación de pesar que tiene como tiempo la tempestad y como futuro la calma. Porque al final he de morir y todo quedará quieto como tu alma en mi pecho, como tu voz en mi oído, como tu ser en mi ser, como tu aliento en mi canto.
Ahora debo volver a mirar las películas que me gustan; los versos que me aprendí quiero volverlos a leer y también cantar, cantar alto, cantar fuerte, rota la voz si quieres, pero con el alma toda puesta en ella; debo cantar loas a la percepción; debo cantar escalas que suban hasta ese ángel que quedó un escalón por debajo de dios para que lo juzgue por mí y lo condene por no haber inventado volver atrás y crear de nuevo una tarde en la que no viniste pero que en esta nueva creación si vienes y hablamos y tú me cuentas y yo te cuento y nos animamos en nuestras desdichas y nos alegramos con nuestros hallazgos y miramos juntos lo que la otra vez no miramos y sé de ti y sabes de mí y te gusta nuestra casa y acaricias como solías a nuestro perro que te mira arrobado como la primera vez que te vio.
Buenas noches. Fuera llueve. Tengo roto el corazón.
Elevarme a la esfera. Dejar el círculo de quintas. Beberme la cara del olvido. Dejar que la corriente del río me someta. Será el momento entonces. Un día un hombre se levantó con un dolor de líquidos y por la noche había muerto. La náusea no rodea. La espera sólo espanta. La esperanza es un cometa y el cometa es una trampa. Calla, loco. Calla, boca. Deja que la noche se vuelva tan oscura como el alma que soportas. Ni juzgues entonces. Ni siquiera medites. No quieras responderte a cómo un gobierno judío se volvió nazi. No quieras dolerte por el corpachón de matón del presidente de Occidente. Así son las circunstancias. Por eso elévate a la esfera. Atiende las sutiles emanaciones del éter y el paso de una luz por una tormenta. Escucha las notas que se esparcen por tu oído y que se quedan calladas en manos del tullido. No ejerzas función. No quieras nunca darlo todo. No vuelvas una y otra vez a la contienda que te trajo hasta aquí. Responde a todo: Porque sí. Porque sí mi niña te quiero. Porque sí aire te aliento. Porque sí fascistas os detesto y os temo. Porque sí no vuelo. Porque sí no llego. Porque sí no puedo.
Ensayo poético
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/05/2025 a las 13:41 |
A veces el corazón late lento como si quisiera detenerse y dejar el cuerpo en el que habita tirado en la cuneta
A veces un miedo pánico se apodera de una mujer en el pasillo de una estación del metro y echa a correr
A veces se imagina la cantidad de bocas que en este mismo instante están engullendo. Bocas de todas las latitudes. Bocas de todos los seres con bocas
A veces se aísla y el silencio crece tanto que es como una barrera de coral entre él y el mundo
A veces quiere morir, sí, así lo quiere y de inmediato el impulso de vida, la mañana de mañana, saber que esto que ocurre ahora pasará, dejará de doler...
A veces diría que no se habla del suicidio por un sentido supersticioso de no mentar a la bicha. Tendría, piensa el escritor, que hablar del asunto
A veces escribir un tratado
A veces sucumbir a la belleza de la La Jerusalén liberada de Tasso
A veces en la cima del mundo, otras alma del mundo, otras mente que piensa el mundo, otras física del mundo en sí, otras espíritu burlón o bufón o juglar que duerme una noche del siglo XII en un pajar de Frómista
A veces el esfuerzo
A veces el espejo roto
A veces un aire de duelo ante el almendro en flor
o sólo flor o sólo almendro o sólo duelo o aire tan sólo
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Ensayo poético
Tags : Reflexiones para antes de morir Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/06/2025 a las 17:29 |