Inventariohttps://www.fernandoloygorri.com/2024-03-19T09:37:20+01:0003 Reflexiones para antes de morir2024-03-18T20:35:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/03-Reflexiones-para-antes-de-morir_a2387.html2024-03-18T18:37:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo 03.- No es lo mismo iniciar que realizar. Parece ser que se inicia solo y se realiza, necesariamente, con otros. Lo curioso es que al igual que venimos de una nada camino de otra, iniciamos solos la vida y la terminamos también solos. La vida sería entonces estar en compañía. (l)
04.- Para las almas sensibles el no saber es la mayor tortura. (e)
05.- Hubo un hombre que durante años decía de sí mismo, Yo no soy sensible, soy sensiblero. Ahora, justo antes de morir, este hombre ha descubierto, por fin, que no era sensiblero sino sensible hasta el paroxismo, es decir, su sensibilidad partía desde donde la sensibilidad de su civilización solía terminar. (e)
06.- No te creas nunca único. (l e)
07.- La impostura se genera, en ocasiones, a partir de las expectativas que de ti tienen los otros. A mí me ha ocurrido. Incluso a veces las imposturas se producen por la idea que de una labor dada tiene otro. (e)
08.- ¿La impostura está siempre relacionada con la vanidad? (e l)
09.- Hoy la pesadumbre ha ido pisándome los talones y al final me ha alcanzado. (e)
10.- ¿Cuándo sabré hilar el discurso que me llaga sin que necesariamente se sepa a quién va referido? Por una cuestión de discreción, yo que en más de una ocasión he pecado de lo contrario. (e l)
11.- ¿Seré valiente en mis reflexiones? Y si lo soy, ¿sabré mirar de frente? (e)
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02 Reflexiones para antes de morir2024-03-12T20:33:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/02-Reflexiones-para-antes-de-morir_a2386.html2024-03-12T18:07:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo 01.- Sobre la forma del orden. Esta mañana paseaba por el camino llano, el que lleva hasta la carretera que sube al puerto de Canencia. Mientras sorteaba charcos y barro ha surgido en mi pensar la siguiente deducción: si somos memoria, lenguaje y emociones buena cosa será dividir en capítulos con estos títulos las reflexiones que me veo dispuesto a acometer. Eso -he seguido discurriendo- me obligaría a escribir sin libertad y, en este primer momento, cuando se inicia la redacción de un libro, la libertad con bridas del autor ha de ser absoluta (las bridas son metáfora de la experiencia y la libertad se aplica a la imaginación -a la que podríamos metamorfosear en caballo-). Así es que me he dicho: escribe y al final de la reflexión adjudícala a una de las tres categorías colocando entre paréntesis su letra inicial. También habrá reflexiones que pertenezcan por derecho propio a dos, incluso a la tres; entonces -he seguido pensando- coloca las categorías en un orden decreciente que muestre la prevalencia de unas sobre otras Por ejemplo, si reflexiono sobre un tema de la niñez, el orden de los ítems sería (m e).
02.- El arte y la literatura han dejado de ser peligrosos (l).
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01 Reflexiones para antes de morir2024-03-12T18:33:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/01-Reflexiones-para-antes-de-morir_a2385.html2024-03-11T17:24:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo
Preámbulo
Inicio estas Reflexiones para antes de morir por la sensación que tengo de que la muerte me ronda y me gustaría ordenar algunos pensamientos que me acosan, que me hacen sentir, en ocasiones, incómodo o por el contrario reflexiones que quizá puedan ayudar a aclarar algunos conceptos posmodernos que se mueven en un fárrago que hiede a manipulación. También incido de nuevo en lo que escribo en la entradilla: las reflexiones que voy a verter serán en principio borradores o si se prefiere intuiciones que luego iré matizando, desarrollando o incluso invirtiendo si se diera el caso que al investigar una reflexión dada, las fuentes a las que acuda desdijeran o incluso negaran la reflexión de la que partían. La forma del orden no la tengo establecida porque la idea me ha surgido esta mañana y ha surgido sobre todo porque quería trascender la serie Fantasmagorías (si clicas en el nombre irás a ella) que siento que es el germen de estas reflexiones y que a su debido tiempo explicaré el por qué de esta intuición. Por eso, y sin extenderme ahora en ello, Reflexiones para antes de morir es una deriva de Fantasmagorías. Una última consideración: también este preámbulo puede ser mero borrador del que -no se sabe cuándo- daré por definitivo.
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Premonición2024-03-01T18:23:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Premonicion_a2384.html2024-03-01T18:21:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo … me iré y habrá una última palabra que cruzará mi mente ajena a mí como si la mente fuera una carretera secundaria que va a morir junto al mar me iré hacia los otros lados, sí, lo escribiré, a través de los espejos, donde renacen las esperas, lo que un día deseé, lo que se vio frustrado me iré algo airado como si ni siquiera al final hubiera aceptado que la vida era esto. Sentiré el frío de la estepa. El frío, pienso, es un mal innecesario. Hay tanta, tanta in-necesidad. ¿Dónde podría…? me iré y la figura se irá desvaneciendo como, sin queja, se desvanece el atardecer en noche cada día me iré y dejaré arreglados los asuntos formales me iré y dejaré en manos de buenas personas a mi perro me iré pronto, mucho más pronto de lo que yo mismo preparo …
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No haya soberbia2024-02-29T19:52:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/No-haya-soberbia_a2383.html2024-02-29T19:33:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Era frío que quema [...] era ausencia de la rana en los estanques; era la muela que se hace pálida, luego oscurece y acaba podrida en el lavatorio de una clínica dental de mala muerte; era la matriz; era la utilización de la placenta para uso médico contra el cáncer [...] ese frío que quema cuando vas caminando desnuda por la nieve y al levantarse el viento te airea la vergüenza del frío, el temor a la muerte, un horizonte que de improviso se volvió turbio [...] Nomenclaturas. Hay que callar. Hay que asumir. Hay que saber esa distancia que surge cuando queremos llegar de la parte al todo [...] turbulencia del aire, sentido del tiempo, el páncreas sí, el páncreas, sí, la mano gafa, sí, la mano que se agarra al fregadero y parecen sus dedos ramitas de sarmiento, eso, eso nace y se calla y se asume y se basta a sí.
La fuga ha de tener algo de esto. Tras la fuga viene la huida y entonces, ahí, sí, ahí, pequeña...
No dijo nada. Callada. Cuasi estática. Amaba la luz. Y el arte. ¡Ah, sí, cuánto amaba el arte! No, no dijo nada. Callada. Desnuda. Tras la vergüenza del viento. Sin miedo ya. Dispuesta ya. Sonreía. No, no se aclaraba el horizonte ni la herida abierta en su mundo por donde iba escapando la lenta saga de su sangre se cerraba, cicatrizaba, se iba quedando como resto sensible y liso de una agresión; no, no se cerraba, permanecía abierta, le llevaba hasta el fregadero, le obligaba a agarrarse a sus bordes y a doblarse como el ciprés ante los muertos se mantiene erguido. No había lucha. No había determinación. No había escudo. Nadie temblaría cuando llegara el momento.
¿Un resquicio?
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Anti discurso2024-02-29T19:59:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Anti-discurso_a2382.html2024-02-27T20:01:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Sólo quería dejar constancia de que podría haberlo hecho y también su contrario. ¿Dónde he llegado? ¿Cuál era la meta? No es verdad que la vida pase rápida. Pasa rápida en el recuerdo. Mientras se vive, la vida va a su ritmo que yo diría que es más bien lento. Dentro de esa lentitud podría haberlo intentado de mejor manera. Podría haberme detenido. Haber meditado más. Debería haber tenido una alternativa. Debería haberla construido. En mi defensa diré que la llamada ha sido, es, muy intensa. No he querido hacer otra cosa en toda mi vida. Quizá sea porque yo creía que a mi madre le gustaba mucho leer y quise que admirara en mí a los escritores que le dieron tantas noches de entretenimiento. (Más tarde deduje que en realidad a ella no le gustaba leer, sólo que así pasaba el tiempo mientras esperaba a ver cómo llegaba su marido: si muy borracho, si olía a otra, si intentaría meterle mano; si llegaría de buen humor o se la habría agarrado canalla; si estaría amargo, si pondría la quinta sinfonía de Beethoven; si despertaría a los niños; si tendríamos miedo; si se metería con alguno de nosotros...) todo esa angustia, esa espera, lograba alejarla ella mediante la lectura. Cuando mi padre dejó de emborracharse, ella dejó de leer y yo entendí, ya adulto, que mi afán no había sido más que un espejismo, una equivocación más, de las tantas, de las muchísimas que he tenido a lo largo de mi vida, sólo que a mí la visión de mi madre leyendo, me había cautivado de tal manera, me había parecido siempre tan bella la composición de Madre con libro ya en la cama que para siempre asocié las labores de escribir y de leer con la belleza de mi madre, con su ausencia, con su frente donde parecían dibujarse los paisajes por los que transcurrían las historias que cada noche leía en los libros.
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Jirones2024-02-17T19:47:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Jirones_a2381.html2024-02-17T19:40:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo [...] detrás si dijéramos es el rastro del amor [...] lo bello suele ser lo joven porque la estética es, ante todo, defensa de la vida [...] pequeños milagros, alardes pequeños, encuentros que llevan al fondo del baúl [...] ¿sintió esas miradas? ¿eran tan ligeras? ¿mereció el esfuerzo? ¿quedarán las ganas? [...] fuera llovía y dentro hizo calor, la pantalla toda, la misión, la luz, la ilusión [...] por una frase merece ser vivida una vida entera [...] labores, espera, camino, aromas, llegarán las flores, llegará el perdón, llegará la ausencia, volverá el amor [...] un día más, Hanna, un día más siendo uno más de la humana condición [...]
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Contradanza2024-02-12T19:22:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Contradanza_a2380.html2024-02-12T19:06:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Es el viento quien susurra en lo alto de la montaña los rezos que agradan a los dioses ¡que eres bello! ¡ay, que lo eres! ¡Mira! la piedra ha rodado hasta el fondo del mar No vuelvas Nunca No vuelvas Siempre Me quedaré a tu lado Bramaré como una bestia a la que le acaban de abrir de parte a parte Mira que vuelvo No vuelvas. Ya no. Ya atente. Frio como la muerte Atento como la espada Deja. Ya no importa. No miro más allá porque se diluye y amaba los límites como quien ama las riberas ¡No, no vuelvas! No vueles no ames no esperes no llagues no atravieses no contengas no aflores no permanezcas no aligeres no estremezcas ni pidas las llaves del reino que surge en la noche que en marzo mayea vestida de tul ¡Cómo duele la espada! Y crujen los huesos desespera el nuncio se amilana el can
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Sur2024-02-10T17:55:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Sur_a2379.html2024-02-10T17:20:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Estuve allí. En algún momento sentí la dicha de percibir. Es una emoción intensa. Sabe a sal. Estuve allí y vi el atardecer mientras olía la mar a espera, a constante vaivén de una idea. ¡Vaya si estuve! Ahora ha vuelto a girarse el aire y se ha burlado de mí, de mi sorpresa, del tropiezo. ¿Qué es el sur?
A veces es la extrañeza extrema, ésa que nos deja con la boca entreabierta, absortos en una imagen mental que se ve mejor si inclinamos y ladeamos un poco el cuello hacia su lado natural; a veces es una ternura cuyo límite sería el miedo o cualquier otro tipo de parálisis; a veces es congoja; otras...
¿Sólo gimnasia? Entonces ¿el fracaso existe? ¿quedamos en eso? ¿Y Homero? ¿La labor ha sido vencida? ¿No podría ser una elección que no ha sido programada por la mente sino por un afán que estaba ahí, una miasma con alma si quieres, que se hubiera introducido en el organismo al inhalar el aire de un salón en otoño a través de cuyas paredes de cristal se puede ver un jardín de arces en plena decadencia del color en sus hojas? Una elección del alma cósmica digo, una elección arbitraria e inconsciente.
A punto de saltar la trascendencia estuve. No me rompí del todo tan sólo me quedé quebrado.
¿Recuerdas que estuvimos juntos en el sur? Los dos sabíamos lo que era el sur. Si decíamos sur entendíamos lo mismo. Encajábamos el sur en su contexto con la naturalidad propia de los naturales de una lengua. También tus ojos. También nuestras miradas, esa lengua también la compartíamos. ¿Recuerdas aquellos días de julio en el suroeste? Las tardes. Los juegos. La risa. El cansancio. Cierto tedio. ¿Fue allí el principio? ¿Recuerdas que estuvimos juntos en el sur?
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Lavandera2024-02-07T18:36:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Lavandera_a2378.html2024-02-07T18:18:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo ...blanca [...] no quisimos seguir sus pasos nos calentamos solos en la llanura nos quedamos móviles como si fuéramos elementos de una escultura de Calder sujetos a la física clásica sin sentir el vacío nosotros tan llenos de él [...] azul [...] habíamos dejado de escribir de sexo como si éste se hubiera ensanchado en su tabú y las personas siempre temerosas del qué dirán nos refugiáramos en nuestros conceptos y los ocultáramos a los demás porque su publicidad supondría la purga [...] amarillo [...] no éramos alegres aquella tarde la silueta de un enfermo había aparecido en una de las ventanas del ático su gesto nos conmovió sus manos arañando el cristal nos produjo grima algunas gritamos otros recorrimos sin aliento los últimos cincuenta metros muchos y alguna esperaron la llegada de una mano que pudiera significar fraternidad [...] verde [...] ¡la noche! ¡la espada! ¡el alba! [...] rojo [...] la rosa se había quedado en sépalos no podríamos saber su color la angustia se reflejaba en nuestros ojos como se refleja la última luz del día en nuestras pupilas una niña rio un río sonó y las calaveras vueltas hacia nosotros se quedaron huecas como si el mundo todo se hubiera convertido en aspa que gira infinita por una soledad sin mácula [...] negra [...] la nube baja hasta nuestros huesos y crea en nos la estela los sauces y la corriente que nos lleva
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Segundo monólogo interior2024-02-01T19:59:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Segundo-monologo-interior_a2377.html2024-02-01T19:46:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Me quedaré [...] ha sido al volver, no han sido los ojos de las personas fijos en mi boca ni la ligera mueca de disgusto de una mujer vieja que escuchaba sentada el sarcasmo contra un obispo muerto hace más de cien años [...] ha sido al volver, las nubes de evolución, las crestas de una sierra, el granito que brillaba o que parecía brillar [...] no ha sido sentir cierta gratitud, no ha sido tener la certeza de haber hecho el bien, ni seguir viviendo junto al animal querido, ni deambular por la casa, por su jardín, por la maraña de esta existencia que se va quedando vacía de contenido [...] tierra estéril en otro tiempo fértil gracias al abono (mierda que da la vida) [...] una empieza a morir cuando los demás le dejan de echar mierda y cuando una misma -yo misma- se deja de cagar encima [...] tierra estéril, faro que no avisa de ningún escollo [...] ¿Dónde está el océano? ¿Dónde están esas olas que iba a cabalgar hasta quedar exhausta? ¿Dónde está la arena caliente bajo la cual hundir los pies una mañana de mayo? ¿Dónde está el sendero que me conducía hasta el corazón del bosque y allí esperaba la llegada del Amado, aquel que deja tras de sí un no sé qué que queda balbuciendo [...] ha sido al volver, sí, ha sido al volver, seguro que más tarde querré despertar.
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Cuántica2024-02-01T19:46:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Cuantica_a2376.html2024-01-30T18:55:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo ¿Sería posible el concepto de la mecánica cuántica sin el idealismo kantiano? ¿No es la física cuántica metafísica de la física clásica? ¿Se superponen al mismo tiempo lo científico y lo filosófico (entendiendo estas dos disciplinas como conceptos tan opuestos como gato vivo/gato muerto de Schrödinger) en la física de los quantos? […] ¡Juego de la imaginación y del lenguaje en esta tarde de enero cuando la ola de calor ha llenado el aire de impurezas y se respira con la dificultad propia de los apocalipsis […] ¿es posible que el concepto femme fatale –creado por los europeos a lo largo del siglo XIX- haya devenido en el actual homme fatal? Atención a esa creación -sígase a Mario Praz en su interesante, frío y meticuloso ensayo titulado La carne, la muerte y el diablo en la literatura romántica, editado en España por la editorial, deliciosa, Acantilado-. La femme fatale destruye a los hombres tras someterlos sexualmente. L’homme fatal destruye a las mujeres tras someterlas sexualmente. L’homme fatal actual además ya no es brutal en sus acciones, pura fuerza física, sino que se ayuda de estrategias propias de la femme fatale del XIX: los tósigos, la manipulación mental, el control, el manejo del tempo de la relación […] ¡cuánto la echas de menos! ¿Verdad que hay veces en que se repite una situación que viviste con ella y de inmediato te entra una congoja que fluye, mansa, hacia la pena al sentir su ausencia; una misma situación con su ausencia por su presencia (mecánica cuántica de lo ínfimo de nuestras emociones, ley de la superposición, contra intuitiva) […] se deshace enero, polvo de estrellas, ya se ve en el horizonte de las mediciones humanas al mes de febrero, ese mes extraño, la excepción. […] Callarás […] iras […]
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Monólogo interior2024-02-01T20:00:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Monologo-interior_a2375.html2024-01-24T18:36:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Podría haber subido, haber dicho, voy a subir, voy a coger una mochila no muy pesada, voy a cogerla y voy a subir […] ¿volveré? ¿tiene sentido subir para luego volver? […] helaba y yo recordaba las rugosidades de su pezón, ese anhelo que viene de una condición vieja, demasiado humana […] sentía la mañana, no me atrevía a mirarla, bajé la vista, seguí ascendiendo, se acercaba una pared lisa, el mundo se volvía […] decidí seguir […] ¡Mal haya la hora de esta desventura! ¿Cómo se sale de aquí? ¡Ventisca, tienes nombre de mozuela junto al río! […] fue en febrero, escribí mi epitafio, recordé la mesa metálica y verde de mis inicios y una pared con un póster de un Matisse colgado, una mujer sentada ante un fondo azul […] no es la misma ilusión ¡qué carajo! ¿o sí? […] haré la mochila, meteré en ella un bocadillo de tortilla francesa con pan tomaca, bien untada la miga con aceite de oliva, bien cuajada la tortilla, bien aderezado el aceite y el tomate con su poquina de sal; haré la mochila y meteré en ella una cuerda de ahorcar y un pasador para el pelo y me echaré a andar, hacia allá arriba donde parece que la nieve cubre las hierbas […] será temprano, tras su mirada (o antes cuando se subió al autobús y marchó para siempre), con ella en el recuerdo, paso tras paso, contando, uno, dos, tres […] siete mil cuatrocientos veintitrés, siete mil cuatrocientos veinticuatro […] su mirada, su parte posterior cuando sube los escalones del bus, el pasador de su coleta, su pelo castaño […] ciento ocho mil setenta y nueve, ciento ocho mil ochenta, ciento ocho mil ochenta y uno, ciento ocho mil ochenta y dos […] sí, claro que sí, desaparecida la esfera privada, despojado de lo privado, a solas con una carga que ya no es dulce y sí pesada; con la cabeza en su sitio, orgulloso el cuerpo, erguido a ser posible, erguido a pesar de la columna, a pesar de la molestia […] sabía lo que tenía que hacer, el ritmo que había de llevar, el agua que me haría falta, el lugar donde refugiarme la primera noche […] un millón quinientos cuarenta y tres mil setecientos doce, un millón quinientos cuarenta y tres mil setecientos trece, un millón quinientos cuarenta y tres mil setecientos catorce, un millón quinientos cuarenta y tres mil setecientos quince […] llegaré, sí, allí donde la nieve […] los vaqueros muy a lo lejos guían a las vacas con sus gritos, ladra un perro, suenan el veguero y los matojos; un palo, sometido a las leyes de la física, vibra al paso del agua con constancia de metrónomo, hasta tal punto que pienso que la corriente no fluye en su movimiento sino que se mueve a impulsos […] diez mil millones trescientos cuarenta y cuatro mil centillones ochocientos un mil decillones cuarenta y cuatro millones ciento veintisiete mil ochocientos doce, ¿se dice así? […]
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Flu2024-01-19T19:39:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Flu_a2374.html2024-01-19T19:09:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo [...] escuchaba los copos o tan sólo los miraba; era una de esas tardes en las que el organismo se ha acompasado con el mundo y ruedan juntos [...] la ladera con una ligera capa de nieve, tan ligera que traslucía los verdes de las copas de los pinos [...] sí, sí, lo sabe: tiene que dejarte ir como se va el teatro a medida que avanza la función, como la música se diluye tras hacerse [...] un día vio un matiz rosáceo justo antes de que rompiera la mañana [...] la naturaleza es tan estética [...] dan ganas de ser [...] lo imaginó, la composición descansaba sobre una buena clave de bóveda, el éxito estaba asegurado (el éxito para sí si tal éxito puede darse), nada iba a faltar; estaría listo; estaría abierto; todo frío con luces cálidas; imaginaba, una vez y otra [...] en el primer reconocimiento surge, cuando es bello, la quintaesencia de la vida; podría resumir lo sublime en un encuentro con lo bello y la conciencia plena de que ese encuentro está ocurriendo y lo bello es lo que está siendo [...] sublime Kant cuando giró sobre sí mismo... el reloj de Königsberg... el relojero [...] sucedería quizá por una falla del cuerpo, [...] el olvido se abriría paso, a hombros transportado por la terca memoria cansada de recordar tanto [...] que se acerquen esos niños, sí, aquéllos, los que cantan y ríen a partes iguales... no, por dios, señora mía, angelitos, no importa que desafinen; los niños no desafinan, sus vocecitas... [...] ¿suena el electromagnetismo? [...] adivina [...] nieva divina la nieve
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Retal2024-01-12T19:30:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Retal_a2372.html2024-01-12T19:04:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Terminé de escribir un libro y ahora estoy triste [...] ¿La burla se ha dejado ver? [...] como el hociquillo de una ratita presumida que olisqueara la presencia de un ser humano antes de caer en las trampas de los quesos [...] ¿fue la lluvia? ¿fueron los espasmos del frío? la severa mediocridad de los moralistas [...] ahora he de seguir con el siguiente que trata de asuntos turbios en claras fuentes [...] ¿vendrá el amigo a despreciar el relato? ¿escribiré de vocación entendida ésta como la inclinación a hacer algo que no reporta, necesariamente, nada? [...] desvelos, deducciones, razones, corazonadas, un día y otro día por los mismos caminos, casi posando la huella en una huella del día anterior [...] no son los pies fríos, es el dolor [...] y así saboreo el retorno [...] ¿Desteje mi Penélope? ¿Hace aguas nuestro amor? ¿Hay que tomar aire una vez más? [...] por la pendiente iré bajando (ya me cansé de subir) camino del Leteo porque quiero beber sus aguas hasta olvidarme de mí [...] ¡qué aburrida fue siempre la moral! ¡qué hermosa la ética! [...] El cuarto permanecerá iluminado durante todo el fin y al fondo un femenino coro de soul hará las voces de los ángeles caídos, demonios de mi razón, faunos leales, sátiros danzantes, bacantes lujuriosas, toros desmembrados, grandes hogueras; acompañará al coro un plañir de tambores y un eco de piccolo [...]
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Tarde de Reyes2024-01-05T20:20:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Tarde-de-Reyes_a2371.html2024-01-05T20:16:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo […] como un ejército avanza mi cuerpo hacia el País de la Muerte; todos los intentos por retrasar el avance han sido abortados; el ejército de cada vida avanza hacia su muerte; ¡ven conmigo, muchacha alegre, y canta conmigo una canción y si quieres luego podemos tocarnos como si fuéramos nuevos y cada uno fuera para el otro la lentitud! […] esa calma del silencio […] los valles por los que caminó, las historias que leyó, todas y cada una de las horas que durmió […] volverá a Montaigne y a Ramón Andrés; perderá la noción (como se contaminó hace días con la posibilidad de que algo ocurriera y aquello le llevó al Libro de los venenos -que escribe Gamoneda a partir de las glosas que escribe Laguna en la fuente del viejo Dioscórides- y se puso el antídoto en cuanto pudo) […] esa fiereza de la roca y el hielo bajo un cielo todo grises a los que azota Βορέας sin la más mínima piedad […] como un ejército […] por los últimos rincones de una casa pequeña (no hay casa pequeña), ya a punto, en la entrada […]
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Agnus dei2024-01-04T19:29:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Agnus-dei_a2370.html2024-01-04T19:14:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo [...] a vista de pájaro (porque soy un pájaro, ¡menudo pájaro!, pájaro de medio pelo, pájaro que volar vuela pero vuela renqueante como si dijéramos vuela cojo; soy pájaro mitad gallo mitad gusano; soy metamorfosis de algo [de enredadera y asueto con un poco de cayena; o rocío con hebra y odre y ungüento con base de eleaterio o musgo, bencina y óvulo con su poquito de pluma] que deviene elevado, que se yergue aún, que vislumbra el planeamiento de un justo asesinato, que irradia, que finta, que escala, que asoma, que entrechoca, que anhela) suena la música de esta canción [...] cinco medidas, la nostalgia, esas congojas que acuden inocentes en las noches del invierno; cinco dudas, un deseo, la manera de decir algo bello; volver; pensar la vocación; ahuyentar o atraer, ¿qué más da? [...] ahora vuelvo, que me iba y al sentir de cerca el aliento de Dios escupí [...] esa bondad de sacristía [...] el esfuerzo por ser pueblo supuso la condena a la hoguera de los más [...] dulzura del aire; invasión pacífica. Dime si al volver no sentiste la trasgresión de la imagen y creíste llegar al fondo, tonto de ti, que aún no aprendes (y mira que te lo repetimos) que fondo no hay, como si dijéramos eternidades [...] vita activa [...] ¡Dale el mendrugo y con su pan se lo coma!
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Nigromante2023-12-29T19:32:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Nigromante_a2369.html2023-12-29T19:17:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo Tengo una canción contigo sólo que no te la digo
Si me levanto y acude la niebla de diciembre y se diría que las cimas de las montañas se han disuelto en leche y muge el ternero, ese mugir lamentable que clama por su madre.
Tengo una canción contigo sólo que no te la digo
Si paseo y la soledad es tanta que se vuelve amarilla el ansia y verdea la rosa y se acaricia el clavel su intimidad y vuela en círculos la rapaz; si paseo y llego y al llegar me vuelvo y camino de nuevo y un velo majestuoso e infantil se ciñe a mí como si fuera cejo en abril; si no me detengo, si vadeo, si salto, si esquivo, si sigo y todo en un silencio acorde con el silencio que me envuelve, es más, acorde con el profundo universo, allí donde las ondas se vuelven infrarrojas.
Tengo una canción contigo sólo que no te la digo
Si consigo sentarme y mirar de frente el final de la tarde. Hoy sí estaba caliente el café con leche. Había cierta sensación de calma. Sentía la inclinación de mi cuello con respecto al eje de la vertical. Me apoyaba en el respaldo de la silla. Escuchaba a St. Germain. Antes había escuchado la canción que tengo contigo sólo que no te la digo.
Tengo una canción contigo sólo que no te la digo
Si la vida no fuera un cuento contado por un idiota lleno de ruido y furia que no significa absolutamente nada; si existiera el sentido en todas sus direcciones; si pudiera adherirme al ciclo secular de la historia del mundo; si cupiera la poesía en todo esto y sobre ella pudiera cabalgar hasta ti, naricita, pequeña Clotilde, ojos grandes, fiebre hermosa, arcángel…
Tengo una canción contigo sólo que no te la digo
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Una antipatía forjada a cámara lenta2023-12-23T20:05:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Una-antipatia-forjada-a-camara-lenta_a2368.html2023-12-23T19:40:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo […] como si viniera la saliva a estropearlo todo […] en ese mundo de la infancia del que es tan difícil escapar. Habrá fugitivos de su infancia, personas que lograron doblegar las improntas implantadas, que pudieron desligarse del poder de Los Otros y fueron capaces -seguramente por mutación- de desafiar a Las Máximas Autoridades e incluso pasar por encima de Ellas y aplastarLas. […] durante muchos años yo había entendido que cuando la poeta1dijo La infancia es la única cárcel de la que no puedes escapar, se refería al momento en el que esa infancia era vivida, era cárcel en tanto en cuanto existía; ahora creo entender que la poeta en realidad quiere decir que es la infancia la cárcel y estamos condenados a cadena perpetua. ¡Sean benditos los que logran fugarse de ella! ¡Bienaventurados aquellos que han trascendido su ansia de mierda y ya no quieren meterse más en la boca! ¡Alabados sean los duros de corazón, lo que saben mirar de frente la desgracia y la aceptan y no se protegen de ella sino que se dejan llevar por su Fortuna y no juzgan y apencan! ¡Bienvenido sea el dolor maduro, el nacido de la experiencia y no del deseo! Ese dolor que se ha alejado de los pechos nutricios y venenosos de la Madre y del falo atractivo y fatal del Padre; ese dolor que no reposa en la jerarquía impuesta en el hogar ni en los caprichos afectivos de Los Dioses. ¡Cárcel la infancia, sí! ¡A cadena perpetua condenados! ¡Fugaos! ¡Huid! Debéis urdir un plan. Ojalá sintáis que estáis en movimiento y seáis, cuando menos, capaces de admitir que el tiempo no es direccional como tampoco el espacio mide siempre lo mismo. ¡Fugaos del hogar! ¡Arrojad la mierda donde la tengáis que arrojar pero acordaos de no arrojarla en vuestra boca! Esta es la noche que aún vivo. La luna creciente sobresale en un fondo oscuro. Infancia y cárcel surgieron a partir de un pensamiento que nació mientras leía la introducción al Diccionario combinatorio español de Ignacio Bosque. Ahora todo es silencio y el silencio suena: la campana es silencio y el ladrido y la respiración. Escribo y callo. Escribo a mano en esta noche del 23 de diciembre del año dos mil veintitrés, noche en la que ya estuve. […] (a veces no sé si logré fugarme; tampoco sé, a veces, si Vishnu realmente está dormido y nos sueña; no sé porque me encuentro donde estoy ni si soy poeta. La vida se me pasó escribiendo… eso es cierto. Quizá fui madurando y metamorfosis a metamorfosis me fui convirtiendo. Es tan arduo. No tiene que ver con la cantidad, tiene que ver con la comprensión. Decía Mallarmé a propósito de la poesía une hésitation entre la sens et le son. Si logré fugarme de mi infancia seguro que soy poeta. No podría haber sido otra cosa. Un poeta además al uso: bohemio, pobre, casi desconocido. Un poeta de siempre. ¿Y si no hui? Si así fuera, si permaneciera atado al duro banco de mi propia galera -mentalidad de niño en cuerpo de viejo-; si aún fuera incapaz de aceptar lo que ocurrió; no hay muchas maneras de decirlo, es mucho más indigno que el menosprecio; si no me hubiera fugado; si en los sueños, desde lo abisal, surgieran (de nuevo) los mismos peces monstruosos que inundaban las noches de mi infancia; si volviera a sentir la sensación de ser culpable y fuera incapaz de sacudirme ese sentimiento entre narcisista e inferior que provoca una tensión insoportable, como si estuviera atado en un potro emocional; si no me hubiera fugado y estuviera mi cuello enganchado a una argolla que me impide girarlo y por lo tanto me obliga a mirar siempre las mismas sombras reflejadas sobre la misma pared de una cueva en la que nunca entraron los rayos del sol; si no hubiera huido; si siguiera siendo un niño…) […] es la noche con el cuello rígido y las manos ágiles. Van pasando las líneas y la idea se aleja. Fumaré un poco de hachís y volverá mi mente a sentirse ligera e inquieta. Mañana será un día largo (no por nada, me apetecía escribir la frase) y llegará una noche difícil si la infancia aún me tiene entre sus muros y empieza a caer sobre el patio de la cárcel una nevada que se agrisa y se funde cuando entra en contacto con el suelo. La estructura de la cárcel de la Infancia es panóptica (tú siempre puedes ser observado y nunca puedes saber si lo eres), no hay ángulos muertos en las celdas. No puedes desnudarte sin dejar de sentir el pudor de quien es esclavo. La porra no andará lejos. Tampoco la picana. ¿Si me fugué? ¿Si sirve este silencio? ¿si sirve tener sesenta y tres años y haberse abrigado con un forro polar para salir al jardín de mi casa y sentado en un saliente de una roca vivir la noche fría de diciembre junto a mi perro que siente, por cierto, gozo de estar allí junto a mí? Si elegí. Si éste era el camino que urdí (incluso a mis propias espaldas, en ese mundo insondable que Freud llamó inconsciente) para traerme hasta aquí, a este mini universo, en una soledad a prueba de temerarios, con la fe puesta en que la suerte me siga acompañando hasta llegar al día en que me sienta libre y sea plenamente consciente de que la cárcel quedó atrás y con ella sus carceleros y sus presos; sí, hay otros presos, incluso presos de infancias futuras, presos a los que sé que no volveré a ver a no ser que sean capaces de escapar de su infancia, la cárcel que compartimos, la cárcel que transmitimos. Sí quiero este silencio. Voy a hundirme en él; voy a bucear por última vez antes de morir; bucearme para bucear el mundo desde la madurez y luego salir a la superficie con los cabellos canos y con la satisfacción que se siente por haber escrito unos pocos versos buenos.
--------------------- 1Gloria Fuertes
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Nombrar2023-12-21T19:59:00+01:00https://www.fernandoloygorri.com/Nombrar_a2367.html2023-12-21T19:17:00+01:00Fernando García-Loygorri Gazapo ¡Que se viene la noche y hay luna! sorprende la luna (por debajo en los tiempos de diciembre, hoy es el invierno, a algunos se nos hizo largo, cubrimos etapas a resuello, la imagen de una nochebuena infantil) que se viene la noche hay lagartos que se ponen panza arriba y se vuelven azulados las niñas se visten a hurtadillas y escapan por la ventana vuela la última esperanza de un condenado el orgullo siempre es verdugo se aniquilaron) cuando se refleja sobre las cimas de una cordillera y quisiéramos saber algo más, arrimarnos a ese instante, al lugar (una y otra vez se dice, ante nosotros, que tuvo que existir el instante de un abrazo lleno de ternura; nosotros callamos) donde la luna se muestra esbelta ¿Cómo estará iluminada la laguna a estas horas? ¿Por qué ya no quiere ser directo? ¿Por qué piensa en el jardín que está a sus espaldas y no lo mira de frente o va hasta él y bien abrigado contempla la luna y las cimas de la cordillera? Es verdad que parte de nosotros son los otros (probablemente en la construcción de la membrana que generó individuos se produjo una falla que impide que nos aislemos del todo) sin los otros se atrofia el individuo y se adelgaza. La luna vuelve a sombrear la noche. Están solos los campos. Tememos adelgazar hasta la anemia o que empalidezcan nuestros hígados. ¡Qué manufactura extraña genera Gaia! El sol lo abrasará todo y los nuevos profetas serán cenizas. Eso es... ¡los otros! ¡queridas mentes! La tarde ha dejado de existir.