Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri


... aquel ataque despertó en mí (el ataque está relacionado con una película suya de tendencia homosexual que fue duramente criticada en Polonia, su país natal) un instinto de lucha que hoy percibo como un regalo. Me permitió saber hasta qué punto era inmaduro y narcisista y me permitió transformarme. El ser humano necesita que le ataquen para construirse. (Krystian Lupa, director teatral).

Siglo XI. Eva de Autun del escultor Gislebert. Considerada la primera mujer seductora del arte occidental desde la Caída del Imperio Romano
Siglo XI. Eva de Autun del escultor Gislebert. Considerada la primera mujer seductora del arte occidental desde la Caída del Imperio Romano

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/04/2010 a las 14:18 | Comentarios {0}


Cuando Renato Nonato supo que era un fantástico cocinero, descubrió al mismo tiempo que era un asesino implacable.
Así de sencilla es la trama de Estómago película dirigida por Marcos Jorge. Una parábola o una alegoría sobre el mundo de los sentidos y el mundo del poder. El poder sobre los otros y cómo el alcohol -como elemento que descompone esa frágil cosa que se llama realidad- altera los resortes del hombre y lo lanza a una distorsión y esa distorsión altera la vida de Renato Nonato para siempre. Y la comida, la cocina, el estómago agradecido, lo que supone para el cocinero. La cocina, repito, los ingredientes, la mezcla, la sabrosura, el color, la presentación o el asco. Y todo envuelto en esa tristeza brasileira que tanto se ve en su cine, esa melancolía de la risa y del color y más aún en este hombre que ansía algo que reduce al cuerpo de una mujer que además es una puta que además no le quiere y que le llevará al desastre.
He pasado la noche junto (Repito una frase que siempre me pareció un pensamiento amplio: el sueño todo lo unifica y la vigilia todo lo disgrega) a Renato y Bujiu y don Zeferino e Iria y he lamentado sus vidas y he lamentado la mía porque era parte de las suyas y he caminado por esas calles dejadas de la mano de Dios y he descubierto que la cárcel es uno de los lugares donde la justicia animal del hombre mejor se exhibe. He pasado la noche hablando en portugués y en un momento, a solas Renato y yo, en la cocina del Restaurante Bocaccio le he confesado que yo también reduzco en muchas ocasiones todas mis ansias de belleza a un cuerpo de una mujer. El ha querido brindar con un Negrote (una bebida bestial, llena de grados y locura) y yo le he rogado que no lo hiciera porque quería despertar y escribir sobre él en este extraño libro que llevo escribiendo tanto tiempo, que no tiene espacio ni vocación ni nada y que tan sólo intenta, como si yo fuera un buen cocinero, mezclar ingredientes que den sabor al diario vivir.
Estómago

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/03/2010 a las 10:08 | Comentarios {0}


La noche ha sido incómoda. No reniego del dolor, creo que es una forma excelente de avisar que algo no anda bien. Existen además dolores que tienen algo de cósmico como cuando la atmósfera se carga de electricidad y las articulaciones de un cuerpo pequeño, de un cuerpo que camina por una ciudad mediana del mundo, de un cuerpo que mira el cielo como si fuera un pozo invertido (lo digo porque la traducción literal de patio interior en chino sería Pozo del Cielo), lo acusa y surgen en sus articulaciones dolores intensos y aunque el cielo se muestre despejado, ese cuerpo sabe, ese cuerpo anticipa, la tormenta que vendrá. Y, en efecto, la tormenta llega y el dolor se junta a ella y son Uno en un mismo universo interconectado. Los dolores articulares de mi cuerpo son la prueba más evidente de que mi mente es el universo y el universo es mi mente (es ésta una frase de un filósofo chino del siglo IX d.C. del cual no recuerdo su nombre. Ahora no escribo desde mi habitación y no puedo consultar el nombre exacto. Cuando llegue por la tarde lo pondré).
La noche, decía, ha sido incómoda. Me dolía la cadera izquierda. Me revolvía en la cama. Escuchaba el sonido del mundo por si los truenos golpeaban en mí. Miraba la oscura luz que entraba por la ventana por si un relámpago advertía de la llegada de una nueva tromba. No ha sido así. El dolor continúa. El mundo está inestable. La atmósfera cargada de electricidad. Me he tomado un analgésico. Sueño con nadar. Este último año apenas he podido. Y cuando eso ocurre la enfermedad gana terreno y avisa a las tormentas para que me prevengan de que si no nado la electricidad del universo se adueñará, una vez más, de mi dolor.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/03/2010 a las 12:36 | Comentarios {0}


Grosz
Grosz
Cuando ya pase todo esto y estemos a punto de morir (siendo conscientes de ello, sabiéndolo con total seguridad como mi padre lo sabía el atardecer que murió) yo no sé si usted se acordará del día que insultó a otro hombre en una Oficina de Buscadores (porque no son parados ni desempleados, ese lugar es un lugar de buscadores) por decirle que tuviera usted cuidado cuando usted lo empujó. Recuerde, hombre, recuerde, sí, fue a inicios de marzo, ese marzo que venía de un invierno muy duro, del año en que el anticiclón de las Azores nos dejó sin paraguas y todas las tormentas del Atlántico entraron por nosotros y nos dejaron húmedos, como de mal humor. Cuando esté usted a punto de no poder luchar más contra pudrirse quizá recuerde, muy a su pesar, aquella mañana, iba usted sucio, como de resaca, era usted feo y sin gracia. Respondió a aquel hombre una amargura que en todo caso él no había provocado. Recuerde: era la primera vez que se veían, el hombre le dijo, Tenga usted cuidado, hombre y usted le contestó, Pues apártate, no te jode y luego lo insultó y luego lo retó a salir a la calle para partirle la cara.

Cuando ya pase todo esto, en mi particular e idílico último momento de autoconciencia, yo quisiera sentir paz conmigo mismo. Nada más. No una gratitud, no una conclusión, no una satisfacción (la paz puede ser muy dura), no una aceptación (y sí, claro, todas esas cosas si se dieran) pero sí al menos paz. Si me diera tiempo (lo sé: paradójico hablar del tiempo justo cuando se acaba) quisiera sentirme decir, Bien, bueno, bien. Más o menos. Pero bien, bien... Quizá por eso esta mañana no he accedido a salir a la calle a partirme la cara con ese tipo (no soy muy estable de piernas pero tengo unos brazos y unas manos fuertes) y me he acordado de lo que para mí significa esencialmente la palabra civilización: El límite de la violencia entre personas es el grito.
Ni siquiera he llegado a ese límite. Me he apartado, he llamado al servicio de seguridad y le he pedido al agente: Por favor si no le importa poner orden, ese hombre me está insultando.

Cuando ya pase todo esto.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/03/2010 a las 17:15 | Comentarios {0}


Escribir (1)
De repente la novela se apodera de mí. Es literal. La novela me lleva. La novela es un río y yo navego en una barca blanca y remo con una pluma Parker.
De repente la novela se convierte en una mole de piedra. Todo el cauce por el que navegaba se solidifica y se coloca en posición vertical y lo que tengo frente a mí es una montaña áspera y sin vegetación. Entonces me detengo, la miro, miro a mi alrededor. Todo es desierto. Ahí se acaba el camino. Tanto camino. Hago vivac y (tras mucho esfuerzo) espero. Pueden pasar años. Pueden pasar meses. Puedo llevar melena y luego cortarme el pelo con unas lascas que he logrado arrancar a las piedras de la montaña que es la novela que fue un río. Una y otra vez miro la novela. Una y otra vez pienso la montaña.
También llega el momento en que decido escalar. Hacerme piedra. Inventar la cuerda. Entonces observo la pared e intento descubrir los salientes, los apoyos. Hago, mentalmente, un recorrido hasta la cima y calculo si mis fuerzas darán para ello. Sé que llegará un momento en que no haya vuelta atrás. Seré un mono colgado de una pared de piedra, rodeado de desierto, hacia una cima que fue río.
Quizá tenga la esperanza de que en un momento de la escalada la piedra se deshaga en agua y vuelva a navegar sobre una barca blanca.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/03/2010 a las 19:06 | Comentarios {0}


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