Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
My Favorite Poet
My Favorite Poet
Es tal mi desapego, tal mi incredulidad, tales mis desconocimientos de las causas y los efectos que apenas llego a entender qué escuché ayer en una conferencia sobre la obra de un poeta (...) encuadrada dentro de un ciclo dedicado a su obra titulado (...).

A nadie quitaré razón pues no entendí las razones. Imagino que el arte de la retórica de la conferencia tendrá sus reglas, que algunos las aplicarán y otros se dejaran llevar por su propio talento discursivo.

Merodea por todo esto un nuevo pensamiento que se me aparece cuando acudo a ensayos o estudios: la excesiva atención que el ser humano se dedica a sí mismo. Es enfermizo.

También, para mi propio agravio, razono que al no tener yo unos estudios universitarios estándar, el lenguaje filológico-metafísico-metalingüístico se me pierde y desvanece de sentido y todo lo que escucho es una concatenación de términos cuasi técnicos que vacían al objeto del discurso de su virtud primera: el ser arte.

La Mesa redonda era una mesa rectangular orientada al frente, sobre un escaño, de tal forma que los miembros de dicha mesa estaban por encima del público, de tal forma que no se veían las caras entre ellos.

La cara no es el espejo del alma. La cara es el alma (Rafael Sánchez Ferlosio. El Alma y la Vergüenza). Sobre el mundo de esas palabras secas, de esas sintaxis áridas, las caras adoptan un gesto sagrado, de misa de domingo, justo antes del aperitivo (también aperitivo del cura), en el momento de la homilía. Ese gesto cansino, de falta de esperanza. Ese gesto que no es devoto.

Ni siquiera me atreveré a afirmar que, cuando menos, una conferencia sobre un poeta, que quiere festejar su obra y ensalzarla, debería lanzarnos como bestias sobre sus versos para recorrer maravillados sus milagros.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/01/2010 a las 13:37 | Comentarios {1}


Der Untergang / Das weisse Band
Hace dos días volví a ver Der Untergang (El Hundimiento). Hoy he visto Das weisse Band (La cinta blanca). De la primera siempre me ha causado malestar esa mirada compasiva con que la cámara recorre el búnker de la Cancillería del Reichstag. Porque en la derrota siempre hay compasión. La interpretación de Bruno Ganz. Aires de Leni Reinfenstahl en las tomas picadas de las columnatas. No acabo de sentir el miedo y el desprecio que mi juicio moral sobre la vida y las personas exige. Humanizar al asesino de masas sí resta fuerza al símbolo. Porque Adolf Hitler no es un hombre. Es el símbolo de lo peor del hombre. Me importa una mierda que tuviera parkinson y sintiera vergüenza de esa debilidad y lo ocultara. Su humanidad no añade nada a su perversidad. Se da por descontada (literalmente).
Das weisse Band es una alegoría. Es un cuento terrible. La aparente ausencia del mal es el germen de todo mal. El mal que se reprime es un mal que se agranda. La moral represora es el mal por excelencia. Das weisse Band cuenta la infancia de los futuros asesinos de masas. Hay unos silencios tan largos. Hay unas oscuridades tan impenetrables. Una pequeña luz se ve siempre rodeada de sombras abismales. La luz del día quema. La noche ciega. En esos claroscuros se ventila en elipsis la barbarie. En perfecto orden.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/01/2010 a las 19:32 | Comentarios {0}


Podrá marchar por una larga alameda. Seguirá el invierno. Las catástrofes se reproducirán un año más y voces de otro tiempo provocarán alardes teológicos (no critica que se haga. Más bien critica a quien descontextualiza una opinión). La alameda estará desnuda. Las ramas de sus árboles producirán arcadas góticas.

Obligado por una cuestión de testamentarías una pareja viajó hasta el otro lado del mar justo cuando la tierra sacudió su herencia. Ambos yacen sepultados.

La imantación de una lectura en una librería/café, un libro de George Steiner Tolstoi o Dostoiewsky editado por Siruela en el que el crítico muestra que ambos son la cumbre del arte de la novela. Imantación por si pudiera beber algo de esos dos titanes y aplicarlo a su propia tarea.

Espera paciente de la llegada de una carta.

Un piano resuena y una mano surca el espacio para marcar compás y aire.

El temor a las ostras y su constatación, en mitad de la madrugada, cuando se despierta y ha de ir al baño con diarrea y dolor de cabeza. Se dice, Nunca más. Luego piensa, Hubo en la ingesta de las ostras algo de educación.

¡Qué gris el día!

En marcha.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/01/2010 a las 11:54 | Comentarios {0}


Lo que se lee no es -necesariamente- lo que está escrito

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/01/2010 a las 08:46 | Comentarios {0}


Sobre las Creencias (8)
¿Cómo se puede mantener la idea de Dios en 2010? Desde luego si miramos a la luz de la razón el programa de REDES Nuestro Lugar en el Universo la sensación de Dios se desvanece. Hablo del Dios occidental, el trascendente, el que está fuera de nosotros, fuera de todo y rige el mundo y los mundos; la otra idea de Dios -más oriental- el dios inmanente, el que está dentro de nosotros y es nosotros adquiere una forma más sensata dentro de la tremenda insensatez que -a la luz de los conocimientos de hoy- la idea de Dios parece aportar.

Luis Felipe Rodríguez, astrofísico mejicano, nos cuenta en una larga entrevista con Eduard Punset los orígenes, evolución, estado actual y probable futuro del universo. Lo poco que se conoce. O lo mucho que se conoce. Según el método científico Dios sería (esta aproximación a Dios es mía) unas zonas del universo en expansión en las que, por causas desconocidas, los gases en vez de seguir expandiéndose se empezaron a contraer y a unir. La expansión permitió que la luz se hiciera y el espacio en vez de opaco se hiciera transparente y la densificación en ciertos lugares del universo permitió que algunos átomos se unieran y de esta unión nació toda la materia conocida la cual -según los últimos datos de los que se dispone- ocupa un 4% del total de nuestro Universo. Es decir la materia que conocemos y de la que estamos hechos es un resto de un universo cuyo restante 96% está compuesto de dos elementos que los astrofísicos creen que deben de existir: la materia oscura (que impide a las galaxias expandirse y por lo tanto a dispersarse, de ahí su movimiento circular) y la energía oscura (que empuja al universo a seguir expandiéndose). Si no existiera esta energía oscura el universo habría tenido que ir decelerando su expansión desde hace cinco mil millones de años y sin embargo aumenta su velocidad de expansión desde entonces.

Somos polvo de estrellas estalladas. Somos solidificación de hidrógeno, helio, nitrógeno, carbono y en mucha menor medida potasio o fósforo o magnesio. En nuestra galaxia, nuestro sistema solar, apenas ocupa un poquito en su parte inferior.

Dios no es más que gas.

El universo que habitamos nos ignora.

Ya hemos descubierto más de cien sistemas solares parecidos al nuestro.

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/01/2010 a las 19:12 | Comentarios {0}


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