Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Como si de repente se les hubieran abierto los ojos, los oídos y las morales, como si hubieran descubierto que el sol se oculta cada día, ahora resulta que muchos articulistas nos vienen a decir que los poderosos utilizan su poder, ¡cojones, no hacían falta alforjas para semejante viaje! Incluso uno nos llama a cada rato idiotas (es Arturo Pérez-Reverte que él es mucho de insultar).
Que los políticos son una casta: ya
Que los baqueros nos quieren sacar los dineros: ya
Que el deporte -léase fútbol- está para adormecer las pasiones: ya.
Que los platos rotos de los excesos los pagaremos la plebe: ya.
Que los dictadores machacan a sus pueblos con el dinero de los gobiernos democráticos: ya.
Que la policía está para reprimir las manifestaciones sobre todo si son de estudiantes y obreros (no así contra el aborto o contra el matrimonio homosexual): ya.
Que en tiempos de crisis el que no corre vuela: ya.
Que muchísimos votan contra el partido enemigo y no a favor de sus ideas: ya.
Que el mundo es jerarquía y opresión: ya.
¿yY qué?
¿A qué las quejas?
Póngamonos en marcha y empecemos por cada uno. Quizás entonces, de a poquitos, lo que hoy no son más que quejas que caen en sacos rotos, se vayan convirtiendo en modos de vivir nuevos y quizá, quizá llegue el día en que los centros de enseñanza no sean escuelas de futuros explotados (si son de mucho pago entonces son escuelas de futuros explotadores) y lo que se enseñe empiece por uno mismo y no por la aritmética.
Dicen que en un antiguo país llamado Grecia, se intentó hace muchos, muchos miles de años... y ya véis cómo les devuelven la intentona. Ya lo dice el viejo proverbio: la venganza es un plato que se come frío.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/02/2012 a las 10:47 | Comentarios {1}


Título tomado de la película documental de Michel Winterbottom


Shock: no viene en nuestro querido diccionario de autoridades.
Si viene en el diccionario de Manuel Seco (por ejemplo) y define así este término: Choque (conmoción grave y especialmente repentina de carácter físico o psíquico).

Shock es la clara dominación de la mente que hombres expertos ponen en las manos de quienes nos gobiernan (gobernar en el sentido de dirigir como se gobierna una nave). El famoso manual de torturas de la CIA, el manual Kubark, magnífico manual para destruir las pasiones, los anhelos y la fisicidad de las emociones.

Durante algunas conversaciones, a lo largo de muchos años, discutía esta evidencia (la de que somos manipulados, dirigidos, sometidos a experimentos en masa) y se me tachaba (como si fuera un insulto) de conspiracionista.

No como victoria, sino como evidencia, recomiendo este documental de Michel Winterbottom. Ya los años no me hacen airosamente salir insultando, cagándome en la puta madre de Milton Friedman o en personajes tan indiscutiblemente anti-democráticos como Margareth Tatcher. Ni siento el terrible desánimo al ver cómo un maestro del mal como Augusto Pinochet pasa su dedo pulgar por el carrillo de una cría de no más de cinco años.

Tenemos que ser muy conscientes para nuestra vida diaria de que la doctrina del shock tiene tres parámetros fundamentales donde aplicar su acción: en el hombre como individuo, en la sociedad como colectividad y en el alimento de un enemigo monstruoso exterior.

Franklin Delano Roosvelt, el presidente que apoyó las teorías de Keynes para salir de la Depresión del 29, recibía a todo tipo de personas para que le dieran soluciones -sindicalistas, economistas, empresarios, obreros- y a todos los que venían con ideas revolucionarias o sorprendentes, difíciles de aplicar por un gobierno así por las buenas, les decía: "Muy bien. Ahora salid ahí fuera y obligadme a hacerlo". Eran otros tiempos. Los últimos setenta años han sido devastadores para la libertad de los hombres. En aquella época en los Estados Unidos se hicieron más de 4.000 huelgas en un sólo año -creo que en 1938-, en 2011, año terrible en los Estados Unidos, se hicieron la escalofriante cifra de 21 huelgas.

No son conspiraciones, son evidencias.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/01/2012 a las 12:57 | Comentarios {0}


¿Qué?
¿Qué es este amar sin figura? La salida de la estrella en la mañana, el aullido del sapo, el pulular de la hormiga, la sofisticación de la araña.
Releo y revoloteo. Sospecho e indago. Como índigo me cubro azul y apenas sonrío. ¿Cómo se llega a los brazos? ¿Cómo se alcanza la boca? Vino. Surgió. Refutó. Animó. El sauce reivindica su capacidad de analgésico. La cuna no pellizca los muslitos del bebé. La madre acuna y se ensueña. El olvido se vuelve futura conmiseración y agreste miedo. ¿Qué es este amar sin cuerpo? ¿Por dónde nació? Giró como tierra alrededor de su sol y se desnudó quedando diáfano como el tiempo sin tiempo o espacio sin espacio. Llueve en mi vientre -ya no donatelliano- y se elevan las gotas y siento en el frescor la ausencia de este querer que es querer y al mismo tiempo es no tiempo.
¿A quién exijo el beso? ¿Cómo la pantalla se hace carne y se hace hueso?
¿Qué es la inmateria? ¿Qué es el látido de este corazón en esta orilla de este río? Arrorró. Que surja el cielo estrellado. Que surja la matriz, esencia de párvulos, maestra de abecedarios, bruja de las hierbas, bienaventurada.
Oscuras me vienen las olas, El lago no alberga carpas. El estanque quisiera reverdecer los juncos. La alcantarilla se infiltra en los dormitorios y deja en el aire el sabueso perfil y el subsuelo. Amarillas. Verdes. Intensas. Apaciaguadas (sí, sí apaciaguadas) y serenas. Vaivén. Holganza. Muérdago. Espada. Ligero temblor del alma. Del Alma.
¿Qué este amar? ¿Cómo se llama al vértigo que surge tras el abismo? ¿Qué es este abismo? ¿Y esa brazada que voy a dar, es amar? ¿Se despegará en algún tiempo sin tiempo el velo que todo me cubre? Velo que impide la diafanidad. Velo que nos transparenta. Velo encendido. Velo villano.
¿Qué es este amar esférico? Si vuelvo al punto de partida. Si altero la manifestación de mis manos. O yerro de nuevo en la predisposición del ánimo. Entendedme porque sí he llegado a comprender que el perdón no existe.
¿Qué es este amar euclidiano? ¿Cómo compongo la geometría de este amar amorfo? ¿Cómo encajo en paralelas y triángulos los bordes y las superficies? Finito e ilimitado así es este amar,
¿Qué amar?

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/12/2011 a las 12:49 | Comentarios {0}


No me enorgullecen los cambios en cuanto tales. La vida transcurre y surgen sin pretensión y sin oposición. Sólo me doy cuenta de ellos y siento que suponen algo que antes hubiera buscado cómo definir (cómo analizar) y que ahora tan sólo los contemplo y me asombran.

Me contaba Julia (me lo contó muchas veces) que cuando era muy niño mi juego favorito consistía en coger el celofán de un caramelo y escuchar el ruido que producía al frotarlo con las manos; me decía que no era un juego que durara un rato sino que me pasaba tardes y tardes escuchando el sonido del celofán de un caramelo.

Desde entonces (yo sí tengo un recuerdo de aquellos momentos, distorsionado, imagino, por las visiones posteriores, en el que me encuentro en una silla muy alta, tan alta que tiene una escalerita para llegar hasta el asiento, y allí estoy mirando desde esa altura el cuarto donde juegan mis hermanos mientras muevo y remuevo el celofán del caramelo) el sonido me ha acompañado siempre. Mi estar solo nunca lo era porque siempre tenía puesta la música o la radio. Era -podría ser una interpretación en exceso sencilla y como tal certera- como si el ruido o el sonido me mantuvieran siempre en conexión con lo exterior y por lo tanto desconectado de mí (o alejado cuando menos).

Gran parte de lo que he escrito, lo escribí oyendo. Incluso recuerdo hacer el amor escuchando un programa deportivo de radio (no una vez, bastantes) y cómo no, escuchando música. La música. Los magazines de radio por las tardes. Con ellos escribí la novela El Inventario y gran parte de Las Últimas y muchas de las entradas de este Blog. Todas las noches durante muchos, muchos años, al meterme en la cama escuchaba El Larguero -un programa deportivo que no me interesaba en absoluto- mientras leía y mientras iba entrando en el sueño.

Sin ser consciente, desde que atravesé el desierto, los sonidos se han ido alejando de mí. Ya no escucho la radio mañanas, tardes y noches y apenas si escucho música mientras escribo. El silencio ha entrado en mí y al entrar tengo la sensación de que me ha abierto las puertas para que me pueda escuchar.

El silencio es apacible. Es como un mar calmo a las cuatro de la tarde sobre el cual el sol espejea sus brillos. El silencio que se hace más intenso con sus contrapuntos de sonido de pasos en el piso de al lado, de la risa alejada de un niño, del motor de un coche que pasa y se aleja, de las teclas del ordenador, del runrún de la nevera que, al detenerse, engrandece el silencio y sosiega la respiración.

Y siento también un gran agradecimiento por seguir descubriendo cosas y por pensar a menudo que no tendría ni con cien vidas para descubrir todo lo que mi curiosidad me aviva.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/10/2011 a las 17:09 | Comentarios {1}


E.T.A.




Una diferencia -esencial- entre un estado democrático y uno totalitario es que cuando se vence al enemigo, los demócratas (los verdaderamente demócratas) empiezan a utilizar de inmediato el término generosidad; en un estado totalitario, vencido el enemigo, se ejecuta, sin piedad, la victoria.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/10/2011 a las 23:41 | Comentarios {3}


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