Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
El Millonarios de Bogotá en 1952 llamado por aquel entonces El Ballet Azul
El Millonarios de Bogotá en 1952 llamado por aquel entonces El Ballet Azul
Ayer por la noche, llamé a mi madre para ver cómo se encontraba y saber qué le había dicho el cardiólogo en su revisión semestral. Todo estaba bien, me dijo y ya no tenía que volver hasta enero. La felicité por su buen estado de salud y entonces me dijo, Aunque no creas que me ha dolido en el corazón la muerte de Alfredo Di Stefano (mi madre es muy, muy madridista y cualquier asunto que tenga que ver con el Real Madrid ella lo siente como forofa que es. Es tan aficionada al Real Madrid que no puede ver, desde hace años, los partidos que juega por mor de su leve dolencia cardiaca. El culmen -yo creía hasta ayer- de su amor por el equipo fue cuando en los años noventa del siglo pasado se fue con su amiga Ana Mari a ver un partido de la copa de Europa en el mismo avión que los jugadores, hasta Moscú), y siguió contándome que cuando Alfredo Di Stefano jugaba en el Millonarios de Bogotá allá por el año 1952, vino a jugar a España. Jugó primero en Valencia y luego vino a Madrid para celebrar las Bodas de Oro del club blanco. Mi madre tenía por aquel entonces 21 años y un par de amigas Conchita y Mamén, muy vivas y muy amantes del fútbol y por supuesto del Real Madrid de sus amores. Ellas tenían varios amigos futbolistas en la plantilla y fueron éstos quienes pidieron a Conchita y Mamen que salieran con los chicos del Millonarios durante su estancia en la capital;

Conchita y Mamen llamaron a mi madre para que les acompañará y fue así como conoció a Alfredo Di Stefano, al capitán del Millonarios Antenor Rodríguez y a otro par de jugadores cuyos nombres ya no recuerda. Me comentaba mi madre que Alfredo y sus compañeros se comportaron como unos auténticos caballeros, que fueron a bailar por las boites de Madrid y que con La Saeta Rubia bailó un tango y añadió, Y me llevó muy bien; también recordaba que a Di Stefano le gustaba el folclore y les pidió a mi madre y sus amigas que le enseñaran algo y ellas no tuvieron mejor idea que llevarle a ver una película de Juanita Reina que ponían en los cines de la Gran Vía. El día anterior al partido, los jugadores del Millonarios de Bogotá les regalaron entradas de palco a las tres chicas que habían sido sus cicerones y Alfredo le dijo a mi madre, Lo siento por vos pero van a caer derrotados. Y sobre todo a ese Oliva le voy a hacer olivitas. Oliva era uno de los defensas del Real Madrid, el que de seguro iba a marcar a Di Stefano. Mi madre, por supuesto, se rió y le dijo aquello de quien ríe último ríe mejor. Y rieron mejor los colombianos del Millonarios porque ganaron al Madrid por 2 a 4 y de los cuatro goles dos los marcó el astro argentino.
Y así, entre la tristeza por la muerte de Di Stefano y la alegría porque mi madre se encuentra bien, supe que ella había bailado un tango hace ahora 52 años con el mejor jugador de fútbol de todos los tiempos.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/07/2014 a las 10:35 | Comentarios {4}


Samson Humes sale del museo y aturdido por tanto y tanto cuadro simbólico y habiendo escuchado de labios de sesudos guías las más extravagantes explicaciones a la hora de justificar, por ejemplo, un color, le da por pensar que su empalme incesante, su priapismo cruel, tiene que ver con su declarada ambigüedad hacia el pecado.
Cuando toma por la primera calle a la izquierda y encara el Gentilly Boulevard y observa a las mujeres que se cruzan ante él, siente un hormigueo querubínico al lado izquierdo de su polla y demónico al lado derecho; si su polla fuera bífida, razona Samson Humes, no habría problemas; una de las partes se mantendría pura, oraría a todas las vírgenes y todos los santos y la otra se metería por los coños peludos, afeitados, semiafeitados, ladillosos, olorosos, empolvados o arcaicos que encontrara; la parte querubínica de su polla sería sonrosada y gordezuela cual querubín, se mantendría lustrosa y brillaría y santificaría los domingos y las fiestas de guardar y para ella, para esa parte izquierda, toda mujer sería una madonna todo pureza, toda castidad y sus pechos serían los senos divinos de la alimentación del Niño y su cintura, la estrechez del tiempo y la cadera, la posibilidad del Camino y no existiría en existencia el pubis y mucho menos podría llamarse a "eso divino" monte de Venus. No existiría Venus en la parte izquierda de su polla sempiternamente empalmada; en cambio, la parte derecha y demónica no pararía de babear, tendría un color rojo encendido como suele ser el glande recubierto por el prepucio y tendría la sensibilidad del mismo pero a lo largo de toda ella y si hubiera mandado su parte derecha, piensa Samson Humes sin poder evitar seguir el hilo de sus pensamientos de tener una polla bífida y maniquea, al ver a la mujer del museo y tras su breve encuentro, la habría seguido y la habría metido en el baño de las damas y allí, sometida a la urgencia de su polla demónica, la habría arrodillado y le habría introducido toda la polla -la parte querubínica a regañadientes y avergonzada- en su boca y se habría corrido dentro de ella y todo su borbotón vital habría rezumado por las comisuras de sus labios y le habría dicho, ¡Mírame con tus hermosos ojos verdes, oh Mujer Procaz, y trágate mi leche!


Callejeando bajo el sol de justicia del estado de Louisiana, Samson Humes fue a parar por primera vez en su corta vida, al barrio de Storyville y sometido a la influencia de la parte derecha de su polla, entró en el Royal Garden Blues y se pidió un bourbon (también por vez primera) y pensó que el mundo se había vuelto ebrio cuando vio bajar por las escaleras del local a la mujer del Museo y pensó más, pensó: ha clavado su mirada en mí. Baja y me está mirando. Y cuando haya bajado del todo se dirigirá a mí y creerá que la he seguido.
Las putas de Storyville (3)

Cuento

Tags : Las putas de Storyville Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/07/2014 a las 18:10 | Comentarios {0}


La memoria es una forma de interpretación (o una forma de re-construcción).
Recordando la época de mi vida es que anhelaba ser -por serlo- un intelectual, sin saber muy bien qué significaba ni qué implicaba y tras haber recorrido ese camino a lo largo de los últimos 35 años de mi existencia y haber llegado al punto de partida sin haber recogido ninguna respuesta a las dos preguntas: ¿qué significa ser intelectual? ¿qué implica serlo?, releo libros y revistas que me abrieron la mente a ese anhelo que tenía.
El párrafo anterior es memoria. Podría haber sido cualquier otro recuerdo. He elegido éste porque en realidad estoy volviendo -en efecto- a una revista que en los años 80 y 90 del siglo pasado constituyó para mí una fuente de saber nuevo: El Paseante.

Tabula Anatomica XIII de Petro Berrettino Cortonensi
Tabula Anatomica XIII de Petro Berrettino Cortonensi
En el número 14 que tiene como motivo principal el tema Imágenes del Tiempo he encontrado un artículo escrito por Israel Rosenfield titulado Una nueva aproximación a la memoria y la percepción. La síntesis del artículo viene a decir que al igual que Einstein demostró la falsedad -en el sentido de hipótesis que se descubre falsa- del Tiempo Absoluto de Newton, el profesor Gerald M. Edelman ha propuesto una teoría que demuestra la falsedad -en el sentido de hipótesis que se descubre falsa- de las teoría de Sigmund Freud que suponía que la memoria es un archivo permanente de sucesos pasados, un archivo que está anatómicamente separado de los mecanismos del cerebro que son responsables de nuestra capacidad de percibir el mundo que nos rodea.
A través del artículo y relacionando memoria y percepción con el sistema inmunológico y con la embriología y la existencia de unas moléculas de adhesión de células llamadas moléculas CAM, el autor del artículo -que recopila los experimentos de varios científicos en sus diversos campos- llega a la conclusión de que el cerebro utiliza mapas neuronales para crear un recuerdo. Y pone un ejemplo: Puede que un espía sentado en un teatro quiera localizar a la persona a quien acaba de oír decir: "Mañana a las nueve" y al mismo tiempo quiera disfrutar escuchando Casta Diva. Un conjunto de mapas cerebrales localizará a la persona que dijo "a las nueve", mientras otro conjunto de mapas le permitirá escuchar Casta Diva para su propio placer. Su cerebro ha clasificado los sonidos de diferente manera de acuerdo con sus necesidades adaptativas: trabajo y placer.
Más tarde puede que el espía haya olvidado la hora que oyó mencionar a la persona que estaba espiando. Irritado, tararea el aria Casta Diva y de repente recuerda que la cita era a las nueve. O puede que lo recuerde cuando vea el anuncio de una película que empieza a las nueve. Esto indica que
la memoria no es una repetición exacta de la imagen de unos sucesos en nuestro cerebro, sino una reclasificación [...] Recogemos información en distintos contextos; esto requiere la activación de diferentes mapas que interactúan de diferente manera a como lo hicieron en nuestro primer encuentro con la información y ello conduce a la reclasificación. No nos limitamos a almacenar imágenes o datos sino que nos enriquecemos con la capacidad de clasificar de formas relacionadas.
[...] Freud supuso que los recuerdos eran fijos -del mismo modo que Newton había supuesto que el tiempo era absoluto-. [...] Al prescindir de los recuerdos fijos y sustitutirlos por la memoria como clasificación [...] la teoría de Edelman supone que cada persona es única: sus percepciones son hasta cierto punto creaciones y sus recuerdos son parte de un proceso continuo de imaginación.
Así a mis cincuenta y tres años recuerdo -y por lo tanto imagino- que a los veinte quería ser intelectual -sea lo que sea eso- pero me da la sensación que en esta reclasificación de mis veinte años hecha a los cincuenta y tres, he olvidado la reclasificación -es decir el recuerdo- de lo que recordaba a los veinte. Y así la vida se va construyendo a base de mapas (neuronales) que se escriben sobre territorios etéreos, movedizos, no falsos pero sí imaginados en un continuo vital que nos deja la curiosa paradoja de que todo lo que recordamos es, simplemente, imaginación del presente.

Miscelánea

Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/07/2014 a las 10:09 | Comentarios {0}


Marc Chagall El Cumpleaños 1915
Marc Chagall El Cumpleaños 1915
Entre la magnitud de la saliva
y el pez de roca
asoma la gamba roja que mueve sus antenas como si fueran hojas

dijiste Me vuelves loca
y del fondo más hondo de la taiga
nació el gozo del lobo, la risa de la fusta, la sinalefa
mientras
torcida
como hueca
la música de la viola d'amore se colaba entre tus axilas y mi lengua
Hay en el laberinto el soto sagrado y fuera camina lenta la mañana como si la prisa se hubiera quedado en la noche donde tus nalgas reposaban junto a las mías y todo el frío de fuera aunque fuera verano se detenía en las persianas y el perro cariacontecido escuchaba desde el sofá la sinfonía de una mujer y un hombre durmiendo en la misma cama
Suena la rima desde la almohada
por la estrecha calle que marca las boyas el nadador avanza brazada a brazada por un agua fría bajo un techo de madera mientras pronuncia en su mente Om Nahmá Om Nahmá Va de espaldas con los ojos abiertos abiertos los pulmones con la cadencia propia de quien le importa un bledo la muerte avanza y vuelve y vuelve y avanza como esas corrientes raras que traen y llevan el plactón para que todas las ballenas del mundo se alimenten o como aquella estrella brillante como la que más que surgió de tu boca cuando me sonreiste una tarde tras el lago y el vino
Nada ni los gritos de los niños ni la medusa ni la odisea ni el mejor párrafo ni la tecla ni la letra se opone a nosotros Es la dulzura del mundo
el final del sorbete
el principio del beso del primer beso el que antecede a todo y todo lo abre para que entre [...]

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/06/2014 a las 17:50 | Comentarios {0}


Ayer, domingo 29 de junio de 2014, una mujer mayor, con el pelo rubio teñido y despeinada (como recién levantada), vestida con un ropón rojo y calzada con unas zapatillas de andar por casa, apareció a las nueve de la mañana en el arenero rodeado por el grupo de casas donde vivo -que no es una urbanización, ni una corrala, aunque algo de corrala moderna tiene-, llevaba con ella tres grandes bolsas de plástico y un cartel escrito a mano que pegó con celo en el poyete que separa el arenero del garaje -el garaje del grupo de casas donde vivo está en abierto y es en realidad el bajo de los edificios -edificios de tres plantas, sustentandos por columnas-; entonces empezó a sacar de las bolsas libros y los fue apilando con mimo junto al cartel. Terminada la tarea se fue.

El poyete, la mujer, los libros y el columpio
Poco después salí con Nilo a dar el paseo y me acerqué a la pila de libros para ver a cuánto los vendía -si los vendía- y a leer el cartel. El cartel decía: Regalo estos libros. Cuidadlos y que os hagan felices como me lo hicieron a mí. Miré los títulos y en verdad no eran demasiado interesantes excepto la colección completa -diez tomos- de La Historia Universal dirigida por Walter Goetz y editada por Espasa Calpe, una verdadera joya del enciclopedismo y que me sorprendió que fuera justamente ésa porque ya la tengo y pensé que alguien se iba a llevar un buen regalo. Aún así yo cogí tres libros (porque no lo puedo evitar): Memorias de un niño de derechas de Francisco Umbral, La mirada del otro de Fernando G. Delgado y el primer tomo del Atlas Universal de Salvat.
Me pasé el día de ayer mirando de vez en cuando, mi terraza da al arenero, y esperando que los vecinos se acercaran y lentamente, a lo largo del día, los libros desaparecieran, como desaparece una golosina a la puerta de un colegio.
No fue así. Apenas nadie -dos o tres vecinos de los aproximademante 80 que somos- se acercaron. Ninguno tomó uno, lo ojeó, dudó. Cuando saqué a Nilo por la noche no pude evitar acercarme de nuevo a ellos y esta vez por pura compasión (¿hacia quién? ¿hacia qué? ¿hacia la señora para que si pasaba por su pila de libros viera que cuando menos se habían llevado cinco?) cogí los dos primeros tomos de la Enciclopedia Universal Larrousse -sólo estaban esos dos- y un folleto de cocina de Castilla-León.
Es lunes. Los libros siguen en el poyete. La mujer no ha vuelto. Seguiré mirando.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/06/2014 a las 09:59 | Comentarios {0}


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