Si mañana es el día, habré de gozar el día de hoy. Si es mañana cuando todo se descubre y el sol se oscurece hasta quedar convertido en una piedra abrasada y convertida en carbón, entonces quiero que sea hoy el día. No mañana. Quiero que sea hoy cuando sobre los prejuicios y la moral yo me encuentre desnudo en mitad del patio y, tras haber apilado toda la poca cultura que haya podido amasar, quemarme en ella y gritar hasta enmudecer al gallo y hacerle parecer cobarde. Porque hay hoy una savia salvaje que me llega desde los pies y que hace que mi verga sea el mástil de mi corazón como hogaño lo fue la creencia absoluta en que el mundo de los hombres globalizados nos ha mostrado su faz más perversa.
Si mañana es el día reniego de los arúspices y no quiero ver hígados de aves ante mí, ni deseo que nadie me enseñe los arcanos de los colores morados en las vísceras de las bestias. Porque hay en mis manos la dulzura del canto y hay en mi pecho una melancolía que no se puede llamar triste. Porque si es cierto que me llaga la aurora, lo es también que acentúo con corrección. Así es que el cabello que contemplaré mañana es ya el cabello que contemplo ahora que lo pulso. No hay mañana. Hay en mi espectro la carne como anzuelo y en mi carne el espectro se comporta como una idea directriz que encauzara mi vida por el pequeño regato de mi propio existir.
Que no tengo conciencia. Que reniego de los viernes. Que no tengo tiempo de volverme loco por más que los gritos de los niños me recuerden, a veces, el caudal inconsolable de una piara de cerdos camino del matadero. Que no tengo miedo. Que mis pulmones antes o después se quedarán secos y probablemente todas estas palabras se las llevará el viento. No vengo a quejarme. Sólo que no espero ni quiero ver mis obras en los carteles de los teatros del mundo ni espero siquiera un comentario de apoyo a los doce años que llevo escribiendo esta revista digital. Esta revista en el éter. Esta revistilla que me recuerda a la de un escritor austriaco de los años cincuenta cuyo nombre he olvidado.
Si mañana presagia pasado mañana cosa suya es. Yo sólo estoy dispuesto a inmolarme por los libros que pueblan las paredes de mi casa y que, gracias a su grosor, atenúan un poco las voces de los otros. Sí, lo juro, no deseo nada más que verme aislado en una tormenta de nieve y sonreír mientras entono un Angelus o canto parecido que sugiera cierto misticismo en mi sonrisa. Sonrisa del cadáver que ya soy. Que ya estoy muerto. Por fin se despejó la incógnita. Por fin ya no tengo miedo (ni lo tiento).
Porque hay en la nevera una cerveza con alcohol auguro una batalla. Porque me aíslo con los auriculares. Porque mañana siempre necesita una horas de más.
Si mañana es el día reniego de los arúspices y no quiero ver hígados de aves ante mí, ni deseo que nadie me enseñe los arcanos de los colores morados en las vísceras de las bestias. Porque hay en mis manos la dulzura del canto y hay en mi pecho una melancolía que no se puede llamar triste. Porque si es cierto que me llaga la aurora, lo es también que acentúo con corrección. Así es que el cabello que contemplaré mañana es ya el cabello que contemplo ahora que lo pulso. No hay mañana. Hay en mi espectro la carne como anzuelo y en mi carne el espectro se comporta como una idea directriz que encauzara mi vida por el pequeño regato de mi propio existir.
Que no tengo conciencia. Que reniego de los viernes. Que no tengo tiempo de volverme loco por más que los gritos de los niños me recuerden, a veces, el caudal inconsolable de una piara de cerdos camino del matadero. Que no tengo miedo. Que mis pulmones antes o después se quedarán secos y probablemente todas estas palabras se las llevará el viento. No vengo a quejarme. Sólo que no espero ni quiero ver mis obras en los carteles de los teatros del mundo ni espero siquiera un comentario de apoyo a los doce años que llevo escribiendo esta revista digital. Esta revista en el éter. Esta revistilla que me recuerda a la de un escritor austriaco de los años cincuenta cuyo nombre he olvidado.
Si mañana presagia pasado mañana cosa suya es. Yo sólo estoy dispuesto a inmolarme por los libros que pueblan las paredes de mi casa y que, gracias a su grosor, atenúan un poco las voces de los otros. Sí, lo juro, no deseo nada más que verme aislado en una tormenta de nieve y sonreír mientras entono un Angelus o canto parecido que sugiera cierto misticismo en mi sonrisa. Sonrisa del cadáver que ya soy. Que ya estoy muerto. Por fin se despejó la incógnita. Por fin ya no tengo miedo (ni lo tiento).
Porque hay en la nevera una cerveza con alcohol auguro una batalla. Porque me aíslo con los auriculares. Porque mañana siempre necesita una horas de más.

Un fraile y una monja de Cornelius van Haarlem. 1591
La historia de las ideas. La hermeneútica. Fluir entre las distintas épocas. Que lo interesante sea la interpretación de los hechos no la novedad. La calma del discurso. Las fuentes -que como auténticos manantiales originan los grandes ríos del pensamiento- como soporte puro de una argumentación -sin juicios de valor sobre ellas. Expuestas desnudas. Sin necesidad de transparencia sino de confianza (porque lo opuesto a la confianza es la transparencia)- con valor en sí mismas. Como ejemplo: acudir al encuentro de dos mundos en la idea del amor cortés.
Provengo, como Olmo Z, de las grandes ciudades de Europa del Oeste (si quieres conocer algo más de Olmo cliquea sobre su nombre resaltado en verde). Por mi sangre -en su componente pneumático- corre el espíritu de la Escuela de Traductores de Toledo y adopto para mí la idea del fantasma como origen del pensamiento. Los mitos de cada época corresponden a los fantasmas de su imaginación. El fantasma de la imaginación actual es el control del mundo mediante la ciencia cuantitativa. Lo interesante no es la novedad de esa idea sino a partir de qué interpretación de los pasados fantasmas del pensamiento se ha llegado al fantasma presente.
Lo antropológico no es el ser sino los hechos de ser.
Sostengo que no hay que atacar furiosamente idea ninguna sino relacionarla con las ideas de su mismo ámbito objetual y a partir de ese encuentro hacer una crítica y llegar, si se quiere, a la corporalidad -mediante la escritura, el habla o cualquier otro modo de expresión- de los fantasmas que generaron esas ideas. Porque en el pensamiento aún actúan como fantasmas las ideas. Corporeizarlas sería -utilizando la analogía sanguínea- añadir a su pneuma sus sustancias materiales (hematíes, leucocitos, plasma, proteínas, etc...).
Al mirar los rostros cubiertos por el temor al contagio, acude a mí aquel viejo fantasma del pope búlgaro Bogomil que apareció en el siglo X de nuestra era y que retomó los fantasmas de Mani. El bogomilismo consideraba al adversario de Dios, Satán, como creador del mundo visible e inspirador del Antiguo Testamento; también Bogomil predicaba el encratismo o abandono del matrimonio y la abstención de mantener relaciones sexuales para no perpetuar la creación malvada del Demonio... nosotros, el Ser Humano con instintos de Mono.
Así devenimos entre fantasmas y materializaciones. Ensimismados, como si tiempo y espacio fueran las únicas vibraciones que somos capaces de captar. Enmascarados. Siempre con el temor de la muerte a cuestas sin llegar a aceptar -con la sonrisa del que se sabe vencido de antemano- que nacer es empezar a morir.
Ensayo
Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/10/2020 a las 17:55 |
Me encuentro lejos de las palabras mascarilla, pandemia, enfermedad, contagio, confinamiento, ciencia, política.
Tengo razones bien fundamentadas para asegurar que el miedo es una de las armas que el poder ha utilizado más para someter a los ciudadanos/súbditos/plebe.
La enfermedad y el contagio.
Por eso camino por los montes y escudriño en la lejanía la aparición de un zorro. Me importa el zorro. Probablemente porque no me encuentro en deuda con él.
Otra de las grandes armas del poder es la utilización de la deuda (el impuesto es un tipo de deuda). El miedo a la deuda. La sacralidad de la deuda. Somos en tanto que adeudamos. Somos en tanto que otros fueron y porque fueron les debemos lo que somos.
Ideas concebidas. Ideas que se aposentan en nuestros cerebros -tabulas rasas- en los años de formación.
Deconstruir entonces. Aprender a deconstruir. Quizá también destruir. Destrucción de sistemas de valores. Quizá deconstruir antes de destruir para que tras la destrucción partamos hacia una construcción.
El hombre es un ser que construye.
El hombre no ha construido los mundos. Ni tan siquiera ha hecho la división de los mundos. El mundo en tanto en cuanto ámbito de todos los ámbitos (Heidegger desde Marcus Gabriel).
Hay que atacar el sistema democrático liberal para que caiga por su propio peso. Porque el sistema democrático liiberal se ha convertido en un sistema mediocrático (Enrique Dussel)
Tengo doloridas las yemas de los dedos. Parece este dolor una metáfora de lo que sufro al pensar y al traducir lo pensado a la escritura. Que lo sepáis: escribir duele. ¿Porque nunca se escribe lo que se ha pensado? ¿Porque en las transcripciones/traducciones de unas formas a otras de expresión se va mutando -aunque sea levísimamente- el origen?
La lucha entonces es no dejarse caer en el abatimiento y no concluir, ¡Nunca! ¡Nunca!, que se está bien como se está. Si el poder nos quiere temerosos -siempre nos ha querido al pueblo temeroso- tenemos que levantarnos y rechazar los miedos que pretendan inculcarnos/inocularnos.
También es virus el miedo.
Reflexionaré más. Reflexionaré hasta reventar. Reflexionaré hasta que se me envenene de vejez el pensamiento si es que alguna vez se me envenena porque soy ingenuo y en la ingenuidad se encuentra la llave de la rebelión.
Rebelarse es reflexionar. De la reflexión a la rebelión.
La decadencia de Occidente está llegando a su cenit. Ayudemos a que se derrumbe de una vez... y para siempre.
Tengo razones bien fundamentadas para asegurar que el miedo es una de las armas que el poder ha utilizado más para someter a los ciudadanos/súbditos/plebe.
La enfermedad y el contagio.
Por eso camino por los montes y escudriño en la lejanía la aparición de un zorro. Me importa el zorro. Probablemente porque no me encuentro en deuda con él.
Otra de las grandes armas del poder es la utilización de la deuda (el impuesto es un tipo de deuda). El miedo a la deuda. La sacralidad de la deuda. Somos en tanto que adeudamos. Somos en tanto que otros fueron y porque fueron les debemos lo que somos.
Ideas concebidas. Ideas que se aposentan en nuestros cerebros -tabulas rasas- en los años de formación.
Deconstruir entonces. Aprender a deconstruir. Quizá también destruir. Destrucción de sistemas de valores. Quizá deconstruir antes de destruir para que tras la destrucción partamos hacia una construcción.
El hombre es un ser que construye.
El hombre no ha construido los mundos. Ni tan siquiera ha hecho la división de los mundos. El mundo en tanto en cuanto ámbito de todos los ámbitos (Heidegger desde Marcus Gabriel).
Hay que atacar el sistema democrático liberal para que caiga por su propio peso. Porque el sistema democrático liiberal se ha convertido en un sistema mediocrático (Enrique Dussel)
Tengo doloridas las yemas de los dedos. Parece este dolor una metáfora de lo que sufro al pensar y al traducir lo pensado a la escritura. Que lo sepáis: escribir duele. ¿Porque nunca se escribe lo que se ha pensado? ¿Porque en las transcripciones/traducciones de unas formas a otras de expresión se va mutando -aunque sea levísimamente- el origen?
La lucha entonces es no dejarse caer en el abatimiento y no concluir, ¡Nunca! ¡Nunca!, que se está bien como se está. Si el poder nos quiere temerosos -siempre nos ha querido al pueblo temeroso- tenemos que levantarnos y rechazar los miedos que pretendan inculcarnos/inocularnos.
También es virus el miedo.
Reflexionaré más. Reflexionaré hasta reventar. Reflexionaré hasta que se me envenene de vejez el pensamiento si es que alguna vez se me envenena porque soy ingenuo y en la ingenuidad se encuentra la llave de la rebelión.
Rebelarse es reflexionar. De la reflexión a la rebelión.
La decadencia de Occidente está llegando a su cenit. Ayudemos a que se derrumbe de una vez... y para siempre.
Ensayo
Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/10/2020 a las 20:40 |
324.- El tiempo me arde.
325.- Si hoy hubiera sido un hombre normal, habría cometido una agresión.
326.- Se hacia dónde me dirijo. Tengo su figura clara como los atardeceres de septiembre en la meseta de Castilla.
327.- Aunque crea en las elucubraciones de Lynn Margulis, no dejo de pensar en el ser humano como un diosecillo pagado de sí mismo que genera hecatombes sin ton ni son.
328.- ¡Qué gran virtud la tolerancia!... (y que sutil su frontera con la cobardía...) me susurra al oído un daimon.
329.- El hombre es ese animal que fabrica ruidos.
331.- Sí quisiera huir. Ya sólo quiero huir. El mundo me ha vencido. Por eso quiero huir. Irme hasta donde la imaginación me lo permita. Sin aditivos la imaginación. Nada que altere. Huida pura.
332.- Sigo encontrando en los caminos casi solitarios -ya no quedan caminos del todo solos- una paz que sé que no he de buscar. El tiempo enseña que la paz se encuentra, no se busca.
333.- Toda búsqueda es ausencia de paz.
334.- Ya no quiero por la heridas. Quiero por las cicatrices.
335.- Cierto grado de amar y un gran deseo de conocer mantienen viva la llama de mi vivir.
336.- Si me atreviera a correr, volaría.
337.- Un día más. Mañana nomás. Sólo mañana.
Los aforismos que van desde el nº 324 al nº 337
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (32)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista.
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista.
312.- La brutalidad del poder me encoge el corazón.
313.- No la brutalidad del bruto, es la del hombre la que me encoge el corazón.
314.- Son ya tantos los días en la isla que apenas puedo soportar las formas de una mujer.
315.- Porque la exaltación de lo bello es una cuestión estética.
316.- Estética (Katya Mandoki): Estesis es la receptividad, lo abierto al entorno, lo sentiente o sensorial a cualquier escala. No sólo Beethoven y Rembrandt tienen sensibilidad; también la tienen las bacterias y las libélulas (de su libro El indispensable exceso de la estética).
317.- También: ver una cola de pavo real me enferma (Charles Darwin). Y no era para menos: esa esplendorosa cola de pavo real echaba por tierra el principio explicativo de la evolución por mutación azarosa y selección natural planteado en El origen de las especies. (Katya Mandoki)
318.- Entonces para poder explicar el motivo de la anti-evolutiva magnificencia de la cola del pavo real escribió un tomo mucho más amplio que el de El origen... y que se llamó El origen del hombre y La selección en relación con el sexo. (Katya Mandoki)
319.- Porque las formas de una mujer en mi aislamiento (en mi ser isla) son símbolo estético de la consagración de la vida.
320.- Estamos aislados porque el poder entiende que debemos dejar un tiempo que la muerte y la enfermedad campen por nuestros dominios.
321.- El abrazo, el beso, la boca, el aliento, la saliva, el flujo, el semen, las lágrimas, las manos, su torso y mi torso -me viene una extraña relación mítica entre la palabra torso y la palabras toros que se diferencian tan sólo en la posición de la s-.
322.- La evolución se produce porque la hembra elige al macho más bello.
323.- En muchos momentos cuando escucho al profesor Enrique Dussel impartir sus clases de Estética de la liberación, me parece estar escuchando a un viejo rapsoda que entonara sus Cantos.
313.- No la brutalidad del bruto, es la del hombre la que me encoge el corazón.
314.- Son ya tantos los días en la isla que apenas puedo soportar las formas de una mujer.
315.- Porque la exaltación de lo bello es una cuestión estética.
316.- Estética (Katya Mandoki): Estesis es la receptividad, lo abierto al entorno, lo sentiente o sensorial a cualquier escala. No sólo Beethoven y Rembrandt tienen sensibilidad; también la tienen las bacterias y las libélulas (de su libro El indispensable exceso de la estética).
317.- También: ver una cola de pavo real me enferma (Charles Darwin). Y no era para menos: esa esplendorosa cola de pavo real echaba por tierra el principio explicativo de la evolución por mutación azarosa y selección natural planteado en El origen de las especies. (Katya Mandoki)
318.- Entonces para poder explicar el motivo de la anti-evolutiva magnificencia de la cola del pavo real escribió un tomo mucho más amplio que el de El origen... y que se llamó El origen del hombre y La selección en relación con el sexo. (Katya Mandoki)
319.- Porque las formas de una mujer en mi aislamiento (en mi ser isla) son símbolo estético de la consagración de la vida.
320.- Estamos aislados porque el poder entiende que debemos dejar un tiempo que la muerte y la enfermedad campen por nuestros dominios.
321.- El abrazo, el beso, la boca, el aliento, la saliva, el flujo, el semen, las lágrimas, las manos, su torso y mi torso -me viene una extraña relación mítica entre la palabra torso y la palabras toros que se diferencian tan sólo en la posición de la s-.
322.- La evolución se produce porque la hembra elige al macho más bello.
323.- En muchos momentos cuando escucho al profesor Enrique Dussel impartir sus clases de Estética de la liberación, me parece estar escuchando a un viejo rapsoda que entonara sus Cantos.
Los aforismos que van desde el nº 312 al nº 323
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (31)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista excepto los que
llevan el nombre de Katya Mandoki y Charles Darwin.
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista excepto los que
llevan el nombre de Katya Mandoki y Charles Darwin.

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Ensayo
Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/10/2020 a las 18:56 |