Habla alguien que se parece a un hombre culto y expresa la inquietud de lo cotidiano y el ser. El hombre culto enfrenta ambos conceptos y viene a decir que por ciertas conformaciones fisiológicas (pienso o deduzco que ha de referirse al cerebro o lugar concreto donde el ser piense) somos incapaces de valorar en su absoluta trascendencia lo cotidiano. Hay en su afirmación un deje de melancolía probablemente por el hecho de que aún habiendo pensado él lo dicho, no ha sido capaz de revertir en sí semejante incapacidad. El hombre del que se diría que es culto relaciona también tristeza y no valoración de lo cotidiano. Y así, en un momento de exaltación, dándole vueltas y vueltas a la idea, dejándose llevar por un anhelo de comunicación, como si al elevar la voz y el grado de la gesticulación consiguiera transmitir más que si no hiciera aspavientos o gritara, colocándose incluso al borde de la butaca en donde, hasta ese momento, se había sentado con las posaderas bien asentadas en el asiento y la espalda cómodamente apoyada en el respaldo, abriendo las piernas, expandiendo la caja torácica, tomando -como digo y como recuerdo- una gran bocanada de aire, y mirándonos con súplica y exigencia pronuncia, ¡Bendito aburrimiento! Y al decirlo parece derrumbarse como si el esfuerzo hubiera sido prometeico, parece también resignarse y cierra los ojos en un afán -supongo- de interioridad, de asunción por su parte de lo que acaba de decir; una postura en la que se mantiene un tiempo -creo recordar- concentrado y mediante la cual la respiración se le va calmando hasta parecer una mar calma tras el último abordaje de la tempestad.
El hombre culto se apacigua, relaja las manos, apoya su espalda en el respaldo de la butaca, mira un cuadro de estilo cubista, una naturaleza muerta con pipa, tazón y búcaro, traga saliva, sonríe beatífico y entre dientes, masticándolo, ora de nuevo su mensaje.
El hombre culto se apacigua, relaja las manos, apoya su espalda en el respaldo de la butaca, mira un cuadro de estilo cubista, una naturaleza muerta con pipa, tazón y búcaro, traga saliva, sonríe beatífico y entre dientes, masticándolo, ora de nuevo su mensaje.
Amor y azar huelen a sal
Ensayo
Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/10/2017 a las 14:30 |Palada primera
Palada segunda
Y cuando esto ocurre en mi país recuerdo lo que ocurrió en otros países y con otros grupos: los judíos en toda Europa durante cientos de años; los kurdos en Irak y en Turquía; los tutsis en Ruanda y así podríamos seguir nación por nación, continente por continente encontrando viejas rencillas entre comunidades humanas muchas de las cuales acaban en baños de sangre, en carnicerías fundamentalmente de jóvenes en los frentes de batalla y en las retarguardias el horror de las humillaciones y las venganzas. Es el sacrificio que de tanto en tanto exige la Comunidad por pertenecer a ella. Comunidades siempre necesariamente mediocres, gobernadas por hombres necesariamente mediocres.
Palada tercera
Pausa entre paladas
Ahoritita, en cuanto termine esto, iré al cuarto de baño, me pondré de rodillas y empezaré a vomitar. No será por la mañana que ha amanecido hermosa como las postales de mi abuelo cuando estaba de embajador en La Haya. Mi padre me regaló las postales de su padre y en ellas se pueden intuir retazos de aquel hombre que engendró nueve hijos entre destino y destino. Tampoco será porque al caminar en esta hermosa mañana de otoño, me ha venido a las mientes (no he recordado sino que el recuerdo me ha recordado a mí y a mí ha venido) una noche con Rosa -que era una muchacha preciosa y sorda- en un tugurio que se llamaba Palma 13. Yo sabía que Rosa y yo íbamos a follar esa noche. Llevaba persiguiéndola algún tiempo y por fin, por fin, sus brazos y mis brazos; su boca y mi boca... esas cosas. A Rosa aquella noche en el Palma 13 le apetecía fumarse unos porros y yo, todo caballero, me ofrecí a buscar un camello para conseguir la droga. Salí a la calle, un tipo me abordó y me puso una navaja en el cuello. Le di todo lo que tenía. Lo que él nunca supo es que me robó más que el dinero, me robó una noche de amor con una muchacha preciosa y sorda. No, no es por ese recuerdo que se ha atrevido a atracarme el corazón esta mañana mientras paseaba por lo que voy a vomitar ahoritita, en cuanto acabe esto. Voy a hacerlo para ver si es que tengo dentro, en las tripas, el gusano de la mediocridad de estos días. Voy a hacerlo para descubrir si esta mediocridad que vivo no es tal sino que en realidad es la vida del gusano que se anida en mí. Eso voy a hacer porque reside en mí también el espíritu del investigador (ése no es gusano; ése es búsqueda de luz) y a tientas siempre urde formas de conocer. Conocer por el vómito, por ejemplo. Así es que aquí dejo este ensayo de decir algo de lo que me rodea: unos voceros pregonando una libertad y una república que seguirán machacando a los de siempre; otros que esperan que la fortuna les permita aplastar a sus contrarios; otros más que deciden mirar las etiquetas para ver la procedencia del producto y si es de cierto lugar no comprarlo provocando con ello la ruina de quien lo produce no del lugar donde es producido; y aquéllos que confunden a Agamenón con su porquero.
Supone Hendrich que la marea al volverse roja dejará de tener vértigos. También supone que hay algo que se degenera cuando un niño es capaz de aprender los idiomas sin estudiar y un adulto es incapaz de hacerlo.
Suphi asegura que la melancolía sigue siendo humor negro y que los caudalosos ríos del Tigris y el Éufrates tuvieron algo que ver en el asunto. En el presente estos ríos han decidido, de mutuo acuerdo, abandonar a los hombres y sus destinos.
Supone Hartman Hilckenberg que si el Derecho es un orden en las relaciones, sin Derecho habría un Nuevo Orden (tras esta afirmación el bueno de Hilkenberg reía).
Cuando Pomme en el siglo XVIII curó a una histérica haciéndole tomar baños de diez a doce horas por día durante doce meses, describió la terapia y sus consecuencias y más que un informe de clínica parecía un fragmento del paseo de Dante y Virgilio por los Infiernos.
Supone Cynthia Balovich que la masa total del universo cabe en la cabeza de alfiler de un hada.
Así supone Bisbadrhasa Nerutpurta que empieza la mañana.
Suphi asegura que la melancolía sigue siendo humor negro y que los caudalosos ríos del Tigris y el Éufrates tuvieron algo que ver en el asunto. En el presente estos ríos han decidido, de mutuo acuerdo, abandonar a los hombres y sus destinos.
Supone Hartman Hilckenberg que si el Derecho es un orden en las relaciones, sin Derecho habría un Nuevo Orden (tras esta afirmación el bueno de Hilkenberg reía).
Cuando Pomme en el siglo XVIII curó a una histérica haciéndole tomar baños de diez a doce horas por día durante doce meses, describió la terapia y sus consecuencias y más que un informe de clínica parecía un fragmento del paseo de Dante y Virgilio por los Infiernos.
Supone Cynthia Balovich que la masa total del universo cabe en la cabeza de alfiler de un hada.
Así supone Bisbadrhasa Nerutpurta que empieza la mañana.
Vale.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Cuentecillos
Fantasmagorías
Meditación sobre las formas de interpretar
¿De Isaac Alexander?
Libro de las soledades
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Reflexiones para antes de morir
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
Olmo Dos Mil Veintidós
Listas
El mes de noviembre
Jardines en el bolsillo
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Marea
Reflexiones
Sincerada
Mosquita muerta
El viaje
Sobre la verdad
Sinonimias
El Brillante
No fabularé
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Desenlace
El espejo
Velocidad de escape
Sobre la música
Biopolítica
Asturias
Lecturas en alta voz
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Derivas
Carta a una desconocida
Las manos
Ensayo sobre La Conspiración
Tasador de bibliotecas
Introspección
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023, 2024 y 2025 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores

Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/12/2017 a las 22:32 |