Siento el impulso de algo que no alcanzo. Pasan los días demasiado rápido. No me da el tiempo. Todo son sensaciones. Yo quisiera encajar la vida y abrazarla. Quisiera ser discreto, emocionante y comedido. O como Leonard Cohen tan lleno siempre de buenas intenciones y realismo sucio. Siento los impulsos. Siento la sangre palpitar. Intento concentrarme en la confianza, en el desapego y la continencia mental. Mesura. Pero aún no me da el tiempo. Es como si quisiera llegar a la meta. Y eso es un error. Eso es un gran error. Sobre todo porque la carrera no ha hecho más que empezar. Ahora ya es la noche y voy a fumarme un último cigarrillo antes de irme a la cama. Mi pequeña cama, en mi acogedora habitación. En el centro de Madrid, en el Madrid de los Austrias, con su aspecto de pueblón castellano, de la Castilla ardiente. El agua a un lado. Violeta cuando era niña con el pelo corto y los ojos grandes al otro lado. La cama tras de mí. De frente una pared blanca.
Hoy me he cortado los dedos con los excrementos secos de una paloma. El corazón y el índice izquierdos. Sobre todo el corazón. Estaba pegado al cristal de la ventana trasera del coche. Es el material más sorprendente con el que me he cortado jamás. No voy a buscar una analogía con los días que vivo porque no es mi intención. Es un hecho real tan absurdo en sí mismo que se explica sin más.
Un día de abril.
Hoy me he cortado los dedos con los excrementos secos de una paloma. El corazón y el índice izquierdos. Sobre todo el corazón. Estaba pegado al cristal de la ventana trasera del coche. Es el material más sorprendente con el que me he cortado jamás. No voy a buscar una analogía con los días que vivo porque no es mi intención. Es un hecho real tan absurdo en sí mismo que se explica sin más.
Un día de abril.
Los tambores han redoblado.
No ha llegado a llover.
No he tenido conciencia de ello.
Redobla un nuevo ritmo. Ahora son más. Los tambores son un estruendo, un sonido lleno de amenazas. Son una mezcla entre trueno y ráfaga de proyectil. Aunque ande una Virgen en andas y sean los llantos más fuertes que las lágrimas. Luego se alejan, en ese redoble fuerte. Y asoman a lo lejos los ecos de unas trompas.
También hay en el tambor algo de saltimbanqui gordo y ágil.
Las gentes nos las veo.
Ni veo los pasos.
Sólo escucho el redoble de los tambores.
El aire de nuevo se serena.
Y puedo escuchar los dedos sobre las teclas.
El día ha transcurrido entre interrupciones y descubrimientos
como cuando se está en una línea de meta y aún no ha empezado la carrera.
Miro la luz.
Miro la luz en los espacios. Estudio la luz. Ahora, en una de las buhardillas del edificio, donde se tiende la ropa, el sol en las sábanas blancas. Desde abajo. Una toma japonesa, si se puede decir así. Tomar la luz a lo largo del día y rodar también el hueco de las escaleras interiores, recordarlo ahora que vuelven los tambores.
Ir con cuidado. Descubriendo la luz. Asomado a otro mundo. En estos interiores.
Voy a rodar un rato.
No ha llegado a llover.
No he tenido conciencia de ello.
Redobla un nuevo ritmo. Ahora son más. Los tambores son un estruendo, un sonido lleno de amenazas. Son una mezcla entre trueno y ráfaga de proyectil. Aunque ande una Virgen en andas y sean los llantos más fuertes que las lágrimas. Luego se alejan, en ese redoble fuerte. Y asoman a lo lejos los ecos de unas trompas.
También hay en el tambor algo de saltimbanqui gordo y ágil.
Las gentes nos las veo.
Ni veo los pasos.
Sólo escucho el redoble de los tambores.
El aire de nuevo se serena.
Y puedo escuchar los dedos sobre las teclas.
El día ha transcurrido entre interrupciones y descubrimientos
como cuando se está en una línea de meta y aún no ha empezado la carrera.
Miro la luz.
Miro la luz en los espacios. Estudio la luz. Ahora, en una de las buhardillas del edificio, donde se tiende la ropa, el sol en las sábanas blancas. Desde abajo. Una toma japonesa, si se puede decir así. Tomar la luz a lo largo del día y rodar también el hueco de las escaleras interiores, recordarlo ahora que vuelven los tambores.
Ir con cuidado. Descubriendo la luz. Asomado a otro mundo. En estos interiores.
Voy a rodar un rato.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/04/2009 a las 19:33 |

Como una dama madura la noche ha vuelto a mí. Escucho a través de unos cascos a Michael Boggioni en un tema titulado Blues Reflections en Radio IO -una radio por internet que en una de sus secciones Real Jazz es una auténtica maravilla-, tecleo y la noche avanza. El día ha transcurrido en otro mundo. Estoy en otro mundo. La luz. La sequedad de la nariz. Los olores y los horarios ¡Ay, los horarios! Mañana pasarán por mi ventana las procesiones de Semana Santa y lejos -en un lugar muy querido- seguirá el silencio de la primavera con sus vecinos, sus árboles y sus montañas arrullando a las gatas que quizás esta noche tengan frío y la luna iluminará una cama donde una mujer, hermosa como una india al amanecer, duerme y escucha y en un salón junto a un jardín un muchacho dormirá vestido imaginando un beso, una apuesta o sencillamente sonriendo un deseo. Junto a él un perro sueña que es Carusso.
Como una dama, conocida, una antigua amante, la noche me ha envuelto y me ha dicho, Acompáñame un rato, hace mucho que no me visitas. Esta ausencia del trajín de la luz. Los recuerdos. La gana. La decisión. Muerden y acarician y vagan y se esconden en mis oídos donde el ritmo de una batería arde en su compás.
Lo futuro, sin embargo, ha terminado por desvanecerse. La nada es lo que más se me asemeja a él. Lo miro y no veo y pienso más y siento más que la vida es presente y pasado, el futuro sólo es un tiempo posible, un añadido de algunas culturas que han visto más allá, donde todo es noche.
Silueta el día. Paseo por las calles viejas. Tiempos diferentes de luz.
Como una dama, conocida, una antigua amante, la noche me ha envuelto y me ha dicho, Acompáñame un rato, hace mucho que no me visitas. Esta ausencia del trajín de la luz. Los recuerdos. La gana. La decisión. Muerden y acarician y vagan y se esconden en mis oídos donde el ritmo de una batería arde en su compás.
Lo futuro, sin embargo, ha terminado por desvanecerse. La nada es lo que más se me asemeja a él. Lo miro y no veo y pienso más y siento más que la vida es presente y pasado, el futuro sólo es un tiempo posible, un añadido de algunas culturas que han visto más allá, donde todo es noche.
Silueta el día. Paseo por las calles viejas. Tiempos diferentes de luz.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/04/2009 a las 03:54 |

Autor: Fernando Loygorri. Calle de Alcalá. Madrid
¿Qué pasó ayer? ¿eran los tambores? ¿era una sucesión de miradas o de encuentros o de olores? Caía la lluvia muy al norte y alguien venido de muy atrás se animó conmigo. Animarse desde las casualidades que algunos llaman -quieren llamar- sincronicidades que puede ser realmente un término más ajustado al cual le falta, sin embargo, el aire del azar.
Camino de nuevo por las calles de Madrid. He cogido el metro tras varios años sin hacerlo. Miro los edificios y las obras. Sueño mientras recorro.
Ahora me voy a nadar a mi pueblo, posiblemente deje el coche allí y tome el autobús y vuelva a ser un caminante con bastón, ojos atentos y bandolera.
Camino de nuevo por las calles de Madrid. He cogido el metro tras varios años sin hacerlo. Miro los edificios y las obras. Sueño mientras recorro.
Ahora me voy a nadar a mi pueblo, posiblemente deje el coche allí y tome el autobús y vuelva a ser un caminante con bastón, ojos atentos y bandolera.
Diario
Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/04/2009 a las 11:46 |

Fotografía Postal realizada en Rusia en 1906 (aprox.)
Inicio este mes una nueva sección que estará encuadrada dentro de Cuentos o quizá de Narrativa aunque también pienso que podría poner una nueva sección que se llamara Postales. De hecho creo que así va a ser. Un momento. Bien, ya está añadida la sección.
Las primeras postales que voy a poner son un tesoro que tengo guardado en una caja de zapatos. Hace muchos años mi padre me la dio con el convencimiento de que yo haría un buen uso de lo que contenía. Y bueno espero cumplir su expectativa. La caja de zapatos en cuestión contiene un álbum de fotos familiar del siglo XIX y una serie de postales de principios del siglo XX la mayoría de las cuales tenían la función de ser recados de escribir.
Mi abuelo, durante los años 1903-1915 aproximadamente fue Secretario de la Embajada de España en varios países y varias ciudades. Eran los años en que iniciaba su carrera diplomática. Los años de su juventud. La correspondencia que me entregó mi padre corresponde a aquella época.
Lo curioso de estas postales es tanto la postal en sí como algunos de sus textos. Ya los iréis viendo y leyendo. Como aperitivo adjunto unas de las postales que poco a poco voy escaneando.
La próxima ya irá en su sección.
Las primeras postales que voy a poner son un tesoro que tengo guardado en una caja de zapatos. Hace muchos años mi padre me la dio con el convencimiento de que yo haría un buen uso de lo que contenía. Y bueno espero cumplir su expectativa. La caja de zapatos en cuestión contiene un álbum de fotos familiar del siglo XIX y una serie de postales de principios del siglo XX la mayoría de las cuales tenían la función de ser recados de escribir.
Mi abuelo, durante los años 1903-1915 aproximadamente fue Secretario de la Embajada de España en varios países y varias ciudades. Eran los años en que iniciaba su carrera diplomática. Los años de su juventud. La correspondencia que me entregó mi padre corresponde a aquella época.
Lo curioso de estas postales es tanto la postal en sí como algunos de sus textos. Ya los iréis viendo y leyendo. Como aperitivo adjunto unas de las postales que poco a poco voy escaneando.
La próxima ya irá en su sección.
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Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/04/2009 a las 15:10 |
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Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/04/2009 a las 00:21 |