...es por ella, se dice [...] ¿puede volverse oscura la aurora? [...] luego siente el cosquilleo de un sistema cardiovascular que tiende al colapso [...] la estasis se acerca, a pasos quedos, en esa aurora oscurecida, sin tacha, sin reproche [...] podría decir que es por ella o por un remolino de viento o el rizo del mar en un cuadro italiano del quattrocento o porque apenas se asoma a hablar con libertad del posfeminismo o porque no sabe muy bien si se refiere justamente a eso o si fue el jabón o el recipiente -jabonera- que lo contenía. Debate consigo las causas [...] lo Otro no acude, es avestruz, es emblema de cobardes, es lo contrario [...] desmembrado, sin historia coherente (ninguna lo es, todo se construye en base a un artificio, a una arquitectura mental que viene de fábrica, no podemos como humanos evitar ideas como atrás y su opuesto delante, no podemos contemplar en dimensiones nuevas porque nuestra mente no puede conocerlas, quizá por eso la idea de diosa -primero fue la diosa, no se nos olvide nunca-, aquellas figuras de la prehistoria que han sido halladas en los suelos del continente europeo y que la civilización denominó venus siendo como son, -parece ser, se dice ahora, se defiende ahora, se reivindica ahora, se exige ahora, se muestra ahora como, se deduce ahora- diosas de las cuevas, protectoras de la tribu, defensoras del rayo o del martillo celestial, amantes, cuidadoras, votivas, silentes, bravas) [...] la aurora entonces ¿se puede volver negra? [...]
tengo mordido el corazón, los pedazos se desangran y suelta mi hígado tanta bilis negra que la melancolía se ha convertido en mi primer apellido; tengo la espada en el fondo del lago y la armadura yace oxidada en el limo de un pantano que jamás se ve; tengo el yelmo sin abertura para los ojos y los guanteletes no cubren mis manos de los tajos que el enemigo quiere generar en mí
tiene puesta la venda y por mucho que la herida sangre no termina de quedar desangrada, pálida en el suelo, un suelo que se me antoja verde cual pradera de algas en el fondo del mar, matarile rile rile; tiene puesta una escafandra a donde no llega aire alguno y no muere asfixiada; me dicen los sueños que aún respira y que sus pestañas se han vuelto tan largas que alcanzan dos veces la distancia del diámetro de Gaia
tiene entre sus manos, sí, las tiene, ole que las tiene, que las tiene entre sus manos, que las muestra sin recato, que baila con ellas, que se las ofrece al gato, que duerme con ellas bajo la almohada, que juega con ellas como si fueran canicas, que las llena de barro y luego las lava; tiene entre sus manos mis gónadas. Me las emasculó un sapo hace ya cinco años y se las regaló para que supiera cuál es el tacto del llanto de un macho
tengo sucia la altura, ya no hay lejanías; recuerdo hace años un otero desde donde las mañanas nacían cristalinas y sentía uno, ¡qué digo yo! la alegría de un invierno todo rodeadito de fuego; tengo sucia la mira; tengo sucio el escobón de mi casa; tengo sucia la esclerótica, con el tiempo ha adquirido la pátina del uso y ahora tiende, todo espanto, hacia tonos grises como de iglesia gótica con lluvia
[...] es por ella, se dice [...] está roto, se dice [...] sabrá vivir, lo sabe [...] todas las tardes atiende a la lagartija que vive en su jardín [...] ha pedido perdón al aire [...] ha jurado no volver a rezar [...] amén [...]
[...] o cuando eran las palabras, las que llegaban de muy lejos, al fondo de un útero recolocado en el abdomen para evitar el contagio de unas células cancerígenas de colon [...] esas palabras verde amarillentas, en todo semejantes a bilis [...] no, no era esa belleza, no era surcar el mar, reflejo de plata sobre su frente, tersa de juventud y de desgana [...] ancha era la palma de la mano, la extensión de esa piel, según escalas. No quería contar. Quería tumbarse. Quedar dormido. Silente el mundo. Ansiosas sus venas. Afuera el mar rizado, casi punkies las olas, casi tísicas las notas que generaban al llegar hasta la playa donde habían de morir [...] esa función de las palabras de lo hondo, las que generan tensión en los músculos del cuello, para las que pocos están preparados. La alerta. Una suerte de queja. En una sola palabra. En una palabra más bien corta como ay, vi, tú, no [...] aire de las grandes ocasiones, células deificadas son las células del Emperador de todos los males, Señor de su propio Cuerpo, Generador de su propio Fin, No Veleta, No Rosa de los Vientos, No Desliz [...] sí, quisiera, lo sabes... quisiera [...] La nave va por ese mar tenebroso. ¿Cuál es la profundidad de la fosa? ¿Se puede medir a escala animal? ¿Hay que medir? ¿No te vale con saber que está? ¿No sería suficiente responder: insondable? A esas palabras se refiere. También autoridades como azogue, durazno, mito [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/07/2024 a las 17:44 |
¡Ahí era! donde las púas era, en el rincón de la tarde, cuando caía el sol y las nubes se hacían grandes [...] ¡en ese idioma era! cuando la risa se iba inflando como la pompa de jabón que se origina en los pulmones de una niña [...] silbo de la calandria, (escribía María Elena Walsh, recitaba Lito Vitale) y al recordarlo por la orilla del río (quizás menos en las grandes avenidas en las que las farolas se han vuelto ancianas y el asfalto recuerda a los suelos del infierno; quizá menos en las avenidas por donde navegan imantados por sus pantallas la mediocritas moderna que se ha dejado seducir por los colores de una ilusión; quizá menos en las azoteas de esas grandes ciudades; quizá menos en las discotecas de esas grandes ciudades por mucho que yo naciera en las grandes ciudades de occidente y las gentes del campo no me acaben de aceptar); es el silbo de la calandria en todo caso bajo el frescor de los fresnos [...] ¡era ahí! en el mínimo espacio de ese bienestar, no sé, actos tan sencillos como tomarse de la mano, sentarla en mis rodillas, acariciar su pelo, mirar sus ojos, sentir tranquilo su sueño, tranquilizar su fiebre, escuchar su queja, ofrecerle una posibilidad [...] ahí era el presente, ahí se juntaban el niño y el hombre, ahí, ahí justo, a mitad de camino entre la playa y la boya o bajando a la cala junto a la mujer que en aquel momento amaba (luego descubrí que tenía razón Neruda: es más largo el olvido que el amor y más larga que ambos la ignorancia; escribió Cernuda sobre ello olvido de ti sí, mas no ignorancia tuya) [...] ¡ahí no más quería llegar! y detenerme y respirar y escuchar el canto de un zorzal que se ha posado en una rama del arce japonés (el cual por cierto ya está arraigado a una tierra y se va expandiendo como si fuera el emperador del naciente imperio de un jardincillo) [...] aún su mirada redonda, aún sus manos regordetas, aún su gesto comiendo una patata frita, aún el [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/07/2024 a las 11:40 |
No ha llegado la luna [...] desnuda queda [...] ni estrellas, ni tan siquiera estrellas [...] buscaba ayer un ropaje que cubriera sus espaldas [...] ni fuego, ni aire, ni agua, ni tierra [...] se queda desnuda entera, un fantasma en una concha, una perla sin materia [...] Subió hasta la pradera donde los caballos pastan. Un potrillo canela cerca de su madre estaba, canela era [...] ¡Enciende la luna Mundo! ¡Que los vendavales vengan! ¡Que se ahoguen los maizales! ¡Que los trigales perezcan! Y tú baila hasta que la noche avance y resbale la oscuridad húmeda y serena por tu desnudez [...] ¡Calla, loco, calla! Sabes que ya nunca tendrás paz. Sabes que vendrá y te asaltará y te dejará agotado y lo pagarás con cualquiera [...] como la tierra desnuda, una especie de páramo interior donde nadie puede entrar, de lo que no puedes hablar, terreno yermo, poesía pura [...]
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/06/2024 a las 00:43 |
…
me iré y habrá una última palabra que cruzará mi mente ajena a mí como si la mente fuera una carretera secundaria que va a morir junto al mar
me iré hacia los otros lados, sí, lo escribiré, a través de los espejos, donde renacen las esperas, lo que un día deseé, lo que se vio frustrado
me iré algo airado como si ni siquiera al final hubiera aceptado que la vida era esto. Sentiré el frío de la estepa. El frío, pienso, es un mal innecesario. Hay tanta, tanta in-necesidad. ¿Dónde podría…?
me iré y la figura se irá desvaneciendo como, sin queja, se desvanece el atardecer en noche cada día
me iré y dejaré arreglados los asuntos formales
me iré y dejaré en manos de buenas personas a mi perro
me iré pronto, mucho más pronto de lo que yo mismo preparo
…
Narrativa
Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/03/2024 a las 18:21 |
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Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/07/2024 a las 18:13 |