Veo ayer un documental sobre Bob Dylan y escucho a muchas personas -músicos, escritores, críticos, fans y fons- alimentando la noción de mito.
Supongo la desolación de un hombre -si ese hombre es un hombre- al que las personas han subido a un pedestal, cualquier pedestal. El ansia de soledad que debe sentir.
Nunca fui mitómano. No entiendo muy bien cómo a nadie se le puede elevar a la categoría de semidios. Lo entiendo mejor en gentes que no han intentando lo que adoran de su mito. Me cuesta más entenderlo de quienes sí realizan una labor parecida. Porque tengo la impresión de que si alguien se dedica, por ejemplo, a escribir canciones sabrá en qué consiste ese trabajo. Se puede admirar el genio de un creador en particular pero no entiendo la elevación a ningún altar (o trono).
Como me ocurre con todo tipo de ritos o iniciaciones por muy democráticas que sean. Por ejemplo el mito del voto y la negación a admitir que la abstención en una votación no implica un rechazo del sistema -puesto que la abstención forma parte de la estadística de ese sistema- y sí puede implicar una estrategia tan válida como cualquier otra. Por ejemplo: ayer mantuve una discusión bien interesante y divertida -cosa que suele estar en contradicción- sobre este tema y aunque no pude decir todo lo que pensaba por la cascada de comentarios que se argüían, sí tengo la impresión de que si yo he concluido que el partido al que suelo votar, ha perdido su poder frente a otro (en este caso el poder económico) y se ha movido en los últimos años como una marioneta cuyos hilos ha movido este poder económico, una buena forma de hacérselo ver será no dándole de nuevo mi voto sino negándoselo hasta que vuelva a conquistar lo que, a mi parecer, ha perdido y le ha debilitado. ¡Cómo voy a entregar yo mi voto a un Poder que no es tal!
Quizás el librepensamiento -en su antigua acepción- tenga estas soledades en las que se cae al no tener siempre un pensamiento constante sobre nada y provocando, por lo tanto, cara a los demás, dudas y regaños.
Me pasa igual con Bob Dylan o con otros artistas muy queridos por mí: Julio Cortázar, William Shakespeare, Ramón María del Valle-Inclán, Miguel de Cervantes o Fernando Pessoa, en este caso escritores a los que admiro y cuya admiración parte más de su condición de saberlos hombres como cualquiera y que sin embargo han logrado hacer de cada ser humano un ser particular cuando los leen.
Supongo la desolación de un hombre -si ese hombre es un hombre- al que las personas han subido a un pedestal, cualquier pedestal. El ansia de soledad que debe sentir.
Nunca fui mitómano. No entiendo muy bien cómo a nadie se le puede elevar a la categoría de semidios. Lo entiendo mejor en gentes que no han intentando lo que adoran de su mito. Me cuesta más entenderlo de quienes sí realizan una labor parecida. Porque tengo la impresión de que si alguien se dedica, por ejemplo, a escribir canciones sabrá en qué consiste ese trabajo. Se puede admirar el genio de un creador en particular pero no entiendo la elevación a ningún altar (o trono).
Como me ocurre con todo tipo de ritos o iniciaciones por muy democráticas que sean. Por ejemplo el mito del voto y la negación a admitir que la abstención en una votación no implica un rechazo del sistema -puesto que la abstención forma parte de la estadística de ese sistema- y sí puede implicar una estrategia tan válida como cualquier otra. Por ejemplo: ayer mantuve una discusión bien interesante y divertida -cosa que suele estar en contradicción- sobre este tema y aunque no pude decir todo lo que pensaba por la cascada de comentarios que se argüían, sí tengo la impresión de que si yo he concluido que el partido al que suelo votar, ha perdido su poder frente a otro (en este caso el poder económico) y se ha movido en los últimos años como una marioneta cuyos hilos ha movido este poder económico, una buena forma de hacérselo ver será no dándole de nuevo mi voto sino negándoselo hasta que vuelva a conquistar lo que, a mi parecer, ha perdido y le ha debilitado. ¡Cómo voy a entregar yo mi voto a un Poder que no es tal!
Quizás el librepensamiento -en su antigua acepción- tenga estas soledades en las que se cae al no tener siempre un pensamiento constante sobre nada y provocando, por lo tanto, cara a los demás, dudas y regaños.
Me pasa igual con Bob Dylan o con otros artistas muy queridos por mí: Julio Cortázar, William Shakespeare, Ramón María del Valle-Inclán, Miguel de Cervantes o Fernando Pessoa, en este caso escritores a los que admiro y cuya admiración parte más de su condición de saberlos hombres como cualquiera y que sin embargo han logrado hacer de cada ser humano un ser particular cuando los leen.
Peter Watson. Ideas. Historia intelectual de la Humanidad.
Capítulo 32. Nuevas ideas acerca del orden humano: los orígenes de las ciencias sociales y la estadística.
Editado por Crítica.

Las personas venimos y vamos. Hay una canción muy hermosa de Mercedes Sosa que se llama Todo cambia. Y también es cierto que algunos asuntos se resuelven siempre de la misma forma. Los Mossos d'Esquadra (policía autonómica del País Catalán) han arremetido contra los concentrados del movimiento 15-M en la Plaça de Catalunya. A uno de los concentrados le han reventado un pulmón y le han perforado el bazo. Las imágenes no merecen ni ser vistas. El País Catalán está gobernado por CiU, partido nacionalista y de derechas.
Sin solución de continuidad (siempre me gustó esta expresión que viene a significar: sin interrupción) leo lo siguiente:
Joseph-Ignace Guillotin nació en Saintes al oeste de Francia el 28 de mayo de 1738 y era el noveno de doce hijos. Por una curiosa ironía del destino su nacimiento fue prematuro, consecuencia de que su madre presenciara por casualidad una angustiosa ejecución pública. Quizá por esto, Joseph-Ignace siempre fue muy consciente de que en Francia, así como en otros lugares, las técnicas de ejecución variaban muchísimo en función del estatus social del condenado. En general, los miembros de la aristocracia disfrutaban de una muerte rápida, mientras que los criminales procedentes de los estratos más bajos de la sociedad a menudo se los ajusticiaba de forma lenta y atroz. En la Francia del siglo XVIII, existían más de un centenar de delitos castigados con la pena de muerte, la peor de las cuales se reservó a François Damiens (1714-1757), el desgraciado que atacó a Luis XV con una navaja y consiguió arañar el brazo del monarca. A Damiens se le arrancó la piel del pecho, de los brazos y de los muslos con tenazas al rojo vivo, su mano derecha (la que había sostenido la navaja) fue quemada con sulfuro; sobre la carne expuesta allí donde se había arrancado la piel se vertió plomo fundido y aceite hirviendo, y por último su cuerpo fue descuartizado utilizando cuatro caballos que tiraban en direcciones diferentes. El verdugo mostró su simpatía por la víctima cortando con un cuchillo los tendones de las articulaciones para que los caballos pudieran desmembrarlo con más facilidad.
Para la época de la revolución, Joseph-Ignace era ya una figura importante, un médico distinguido, destacaba también como profesor de anatomía y consejero de la Facultad de Medicina de la Universidad de París, y se convirtió en diputado de la Asamblea Nacional. Guillotin era un pacifista y, motivado por sus preocupaciones humanitarias, en diciembre de 1789 presentó a la Asamblea seis proposiciones con el fin de crear un código penal nuevo y mucho más humano, en el que todos los hombres fueran considerados iguales y las penas impuestas no hicieran ningún tipo de distinción entre los diferentes estratos. El segundo artículo de este nuevo código recomendaba que la pena capital fuera de ahora en adelante la decapitación y que se la aplicara mediante un mecanismo simple y novedoso. La Asamblea dedicó algún tiempo a examinar las recomendaciones del doctor Guillotin antes de adoptarlas, y durante los debates que tuvieron lugar entonces, un periodista preguntó a propósito del nuevo mecanismo si éste había de llevar el nombre de Guillotin o el de Mirabeau, una pregunta sarcástica y retórica, pues el nuevo mecanismo no había sido todavía diseñado y menos aún construido.
Guillotin no diseñó ni construyó el instrumento que terminaría llevando su nombre. El diseñador fue otro médico, el doctor Antoine Louis (en algún momento se planeó llamar al nuevo dispositivo "Louisette"), mientras que el hombre que de verdad construyó la máquina de ejecución fue un tal monsieur Guedon o Guidon, el carpintero que normalmente se había encargado de proporcionar patíbulos al Estado. El nuevo artilugio se probó el 17 de abril de 1792. Tras unos cuantos ajustes se celebró un banquete para dar la bienvenida a la hija del doctor Guillotin y se brindó por la igualdad que traería consigo el insigne proyecto.
Hasta aquí la cita de Peter Watson. Y yo me pregunto: ¿por qué a unos ciudadanos que están en sus calles debatiendo democráticamente ideas que luego elevar a quien corresponda, se los desaloja con porras con pinchos, balas de goma, puñetazos e insultos y a tipos como Carlos Fabra -un corrupto inclemente- no sólo no se le desaloja sino que se le otorga un sueldo de 90.000 € anuales por parte de la Cámara de Comercio de Castellón y aunque deja la Diputación mantiene sueldo, coche oficial, chófer y guardaespaldas?
Si realmente estuviéramos en una democracia habría que dar un sueldo a los ciudadanos de la Plaza de Catalunya (y de tantas otras plazas) -que están haciendo el trabajo del Congreso de los Diputados- y desalojar, a la fuerza si fuera necesario, a indeseables como el señor de Castellón antes citado.
Guillotina para igualar la muerte. ¿Qué instrumento inventamos para igualar la vida?
Sin solución de continuidad (siempre me gustó esta expresión que viene a significar: sin interrupción) leo lo siguiente:
Joseph-Ignace Guillotin nació en Saintes al oeste de Francia el 28 de mayo de 1738 y era el noveno de doce hijos. Por una curiosa ironía del destino su nacimiento fue prematuro, consecuencia de que su madre presenciara por casualidad una angustiosa ejecución pública. Quizá por esto, Joseph-Ignace siempre fue muy consciente de que en Francia, así como en otros lugares, las técnicas de ejecución variaban muchísimo en función del estatus social del condenado. En general, los miembros de la aristocracia disfrutaban de una muerte rápida, mientras que los criminales procedentes de los estratos más bajos de la sociedad a menudo se los ajusticiaba de forma lenta y atroz. En la Francia del siglo XVIII, existían más de un centenar de delitos castigados con la pena de muerte, la peor de las cuales se reservó a François Damiens (1714-1757), el desgraciado que atacó a Luis XV con una navaja y consiguió arañar el brazo del monarca. A Damiens se le arrancó la piel del pecho, de los brazos y de los muslos con tenazas al rojo vivo, su mano derecha (la que había sostenido la navaja) fue quemada con sulfuro; sobre la carne expuesta allí donde se había arrancado la piel se vertió plomo fundido y aceite hirviendo, y por último su cuerpo fue descuartizado utilizando cuatro caballos que tiraban en direcciones diferentes. El verdugo mostró su simpatía por la víctima cortando con un cuchillo los tendones de las articulaciones para que los caballos pudieran desmembrarlo con más facilidad.
Para la época de la revolución, Joseph-Ignace era ya una figura importante, un médico distinguido, destacaba también como profesor de anatomía y consejero de la Facultad de Medicina de la Universidad de París, y se convirtió en diputado de la Asamblea Nacional. Guillotin era un pacifista y, motivado por sus preocupaciones humanitarias, en diciembre de 1789 presentó a la Asamblea seis proposiciones con el fin de crear un código penal nuevo y mucho más humano, en el que todos los hombres fueran considerados iguales y las penas impuestas no hicieran ningún tipo de distinción entre los diferentes estratos. El segundo artículo de este nuevo código recomendaba que la pena capital fuera de ahora en adelante la decapitación y que se la aplicara mediante un mecanismo simple y novedoso. La Asamblea dedicó algún tiempo a examinar las recomendaciones del doctor Guillotin antes de adoptarlas, y durante los debates que tuvieron lugar entonces, un periodista preguntó a propósito del nuevo mecanismo si éste había de llevar el nombre de Guillotin o el de Mirabeau, una pregunta sarcástica y retórica, pues el nuevo mecanismo no había sido todavía diseñado y menos aún construido.
Guillotin no diseñó ni construyó el instrumento que terminaría llevando su nombre. El diseñador fue otro médico, el doctor Antoine Louis (en algún momento se planeó llamar al nuevo dispositivo "Louisette"), mientras que el hombre que de verdad construyó la máquina de ejecución fue un tal monsieur Guedon o Guidon, el carpintero que normalmente se había encargado de proporcionar patíbulos al Estado. El nuevo artilugio se probó el 17 de abril de 1792. Tras unos cuantos ajustes se celebró un banquete para dar la bienvenida a la hija del doctor Guillotin y se brindó por la igualdad que traería consigo el insigne proyecto.
Hasta aquí la cita de Peter Watson. Y yo me pregunto: ¿por qué a unos ciudadanos que están en sus calles debatiendo democráticamente ideas que luego elevar a quien corresponda, se los desaloja con porras con pinchos, balas de goma, puñetazos e insultos y a tipos como Carlos Fabra -un corrupto inclemente- no sólo no se le desaloja sino que se le otorga un sueldo de 90.000 € anuales por parte de la Cámara de Comercio de Castellón y aunque deja la Diputación mantiene sueldo, coche oficial, chófer y guardaespaldas?
Si realmente estuviéramos en una democracia habría que dar un sueldo a los ciudadanos de la Plaza de Catalunya (y de tantas otras plazas) -que están haciendo el trabajo del Congreso de los Diputados- y desalojar, a la fuerza si fuera necesario, a indeseables como el señor de Castellón antes citado.
Guillotina para igualar la muerte. ¿Qué instrumento inventamos para igualar la vida?

Vía Caen, gracias a Lidia y teniendo como mensajera a Caroline, me llega este enlace sólo tienes que cliquear sobre él y escucharás a José Luis Sampedro y a las gentes en las calles. Parece como si el fantasma del que hablaba hace unos días se fuera poco a poco corporeizando.
Seguimos en el ágora.
Seguimos en el ágora.
1.- Acabo de llegar de la Puerta del Sol. Esta mañana he sentido la necesidad de ver, escuchar, sentir y oler lo que está pasando en esa plaza tan hermosa y lo que he visto ha sido, sobre todo, un mundo lleno de palabras.
2.- He visto a una juventud (porque suya es esta iniciativa aunque nosotros los mayores estemos a su lado y los apoyemos. He visto, por fin, a una juventud alegre, voluntariosa, entregada a un deseo al que tienen derecho y que, si lo consiguen, lo extenderán a los que les siguen y a los que ya vamos por delante) realizando con tranquilidad sus tareas, sin pausa. Los he visto haciendo pancartas, repartiendo comida, limpiando la plaza, reuniendo a las comisiones, discutiendo las propuestas, votando, aplaudiendo, yendo a otra comisión, descansando, ayudando, protegiendo.
3.- La Puerta del Sol se ha convertido en el reino de la palabra. Por donde mires, a donde dirijas tus oídos verás y oirás palabras. Un delicioso reguero de palabras dichas con vocación de convencer -no de vencer- y de esta forma todos hablamos y todos escuchamos. Mi mayor dicha de hoy es que no he visto a una sola persona que no escuchara. Hoy he descubierto que los españoles sabemos escuchar.
4.- Hoy he visto un corrillo de siete personas, cuatro muy jóvenes y tres muy mayores. Los mayores animaban a los jóvenes con sus propias historias de juventud y los jóvenes tenían en su rostro la luminosidad del orgullo por las cosas bien hechas y por el reconocimiento de los demás.
5.- En La Puerta del Sol una madre da de mamar a su bebé. Un pasillo se abre entre la multitud para que una mujer en silla ruedas acceda a escuchar la Asamblea. Un antropólogo explica a quien le quiera escuchar las razones que llevan a los poderosos a ser cada vez más y más fieros. Una muchacha con una mirada preciosa discute sobre la necesidad o no de eliminar el Senado. Por la megafonía se recuerda que bebamos agua y que hay manzanas y naranjas y bocadillos y sadwiches para todo aquel que lo necesite.
6.- Suenan las horas en el reloj de la Puerta del Sol.
7.- Una mujer madura le comenta a su acompañante: Hoy ha venido mi hijo a la hora de comer y me ha dicho, Oye mamá que no me quedo a comer que estoy haciendo la revolución.
8.- Hoy me he emocionado.
9.- Sentado entre la multitud que dialoga, escuchando tras de mí el monólogo de una fuente, he leído el librito de Stephane Hessel Indignaos y he sabido que este viejo luchador por los derechos del hombre, debe sentirse muy satisfecho de la juventud española.
10.- He dejado la plaza con la satisfacción de haber vuelto al Ágora.
11.- Dice Hessel al final de su libro: A aquellos que harán el siglo XXI, les decimos, con todo nuestro afecto: CREAR ES RESISTIR. RESISTIR ES CREAR.
12.- Porque resistís ya estáis creando. ¡Enhorabuena!
2.- He visto a una juventud (porque suya es esta iniciativa aunque nosotros los mayores estemos a su lado y los apoyemos. He visto, por fin, a una juventud alegre, voluntariosa, entregada a un deseo al que tienen derecho y que, si lo consiguen, lo extenderán a los que les siguen y a los que ya vamos por delante) realizando con tranquilidad sus tareas, sin pausa. Los he visto haciendo pancartas, repartiendo comida, limpiando la plaza, reuniendo a las comisiones, discutiendo las propuestas, votando, aplaudiendo, yendo a otra comisión, descansando, ayudando, protegiendo.
3.- La Puerta del Sol se ha convertido en el reino de la palabra. Por donde mires, a donde dirijas tus oídos verás y oirás palabras. Un delicioso reguero de palabras dichas con vocación de convencer -no de vencer- y de esta forma todos hablamos y todos escuchamos. Mi mayor dicha de hoy es que no he visto a una sola persona que no escuchara. Hoy he descubierto que los españoles sabemos escuchar.
4.- Hoy he visto un corrillo de siete personas, cuatro muy jóvenes y tres muy mayores. Los mayores animaban a los jóvenes con sus propias historias de juventud y los jóvenes tenían en su rostro la luminosidad del orgullo por las cosas bien hechas y por el reconocimiento de los demás.
5.- En La Puerta del Sol una madre da de mamar a su bebé. Un pasillo se abre entre la multitud para que una mujer en silla ruedas acceda a escuchar la Asamblea. Un antropólogo explica a quien le quiera escuchar las razones que llevan a los poderosos a ser cada vez más y más fieros. Una muchacha con una mirada preciosa discute sobre la necesidad o no de eliminar el Senado. Por la megafonía se recuerda que bebamos agua y que hay manzanas y naranjas y bocadillos y sadwiches para todo aquel que lo necesite.
6.- Suenan las horas en el reloj de la Puerta del Sol.
7.- Una mujer madura le comenta a su acompañante: Hoy ha venido mi hijo a la hora de comer y me ha dicho, Oye mamá que no me quedo a comer que estoy haciendo la revolución.
8.- Hoy me he emocionado.
9.- Sentado entre la multitud que dialoga, escuchando tras de mí el monólogo de una fuente, he leído el librito de Stephane Hessel Indignaos y he sabido que este viejo luchador por los derechos del hombre, debe sentirse muy satisfecho de la juventud española.
10.- He dejado la plaza con la satisfacción de haber vuelto al Ágora.
11.- Dice Hessel al final de su libro: A aquellos que harán el siglo XXI, les decimos, con todo nuestro afecto: CREAR ES RESISTIR. RESISTIR ES CREAR.
12.- Porque resistís ya estáis creando. ¡Enhorabuena!

Apócrifo atribuido a Isaac Alexander escrito desde la Luna y enviado por el éter hasta este pueblo donde vivo.

1.- La crisis económica que asola a Europa y a los EE UU (sobre todo) no es tan sólo una crisis económica.
2.- Esta crisis es un cúmulo de pequeñas crisis que se fueron generando a lo largo del siglo XX.
3.- El siglo XX es el más terrible de toda la Historia. No tanto por sus muertos y sus tragedias sino por las formas de la tragedia y las formas de morir.
4.- Hasta el siglo XX todos los temas de la literatura se repetían una vez y otra. El siglo XX da nacimiento a un nuevo tema: la destrucción de la civilización y el Mundo por la mano del hombre (este tema nace, evidentemente, a partir del bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki).
5.- Estamos sumidos en una espantosa crisis de valores, de creencias, de ideales y de realidades.
6.- El tiempo de la Historia no corre en paralelo con el tiempo de los hombres. Los procesos son muy largos, duran cientos de años (pensemos en El Imperio Egipcio o en cualquier otro gran afán común para darnos cuenta de ello). Estamos asistiendo a la crisis del Imperio Mercantil (que es la rama materialista del Espíritu de Dios) que se inicia -la crisis- cuando en el siglo XIX surgen pensadores como Marx, Engels, Bakunin, Kropotkin, Nietzsche, Proudhon o Freud que producen un giro copernicano con respecto a la Ortodoxia social que venía siendo desde el siglo XV y abren los ojos a una humanidad esclavizada.
7.- Las crisis generan catarsis. La catarsis de esta crisis -que dura ya 150 años- traerá consigo millones de muertos (véase los muertos 1900-2000 en los primeros cien años de la crisis).
8.- Es triste que el movimiento del 15-M en España haya surgido porque no hay trabajo y el poder ofrece pocas oportunidades; es triste que no sea un movimiento de ideas (al contrario del Mayo del 68 donde sí se oponían ideas. Hablo del 68 porque algunos se empeñan en compararlo. ¡Ojalá fuera así!) sino un movimiento de hastío. Es triste que, si no se hubiera producido la realidad (España siempre ha sido un país pobre y lo seguirá siendo) todos estos jóvenes seguirían en sus casas anhelando el momento de hipotecarse para toda la vida. El problema que han visto es que ahora quizá no tengan con qué hipotecarse.
9.- Hablo de Mayo del 68 en sí. No de sus consecuencias. El poder, bien conformado tras la matanza de la Segunda Guerra Mundial, asimiló sus brillantes ideas y las conviritó en publicidad de sus productos.
10.- La democracia no ha existido jamás.
11.- El fascismo late, late, late.
12.- Tras la catarsis sí nacerá un nuevo mundo. Nuestra apuesta debería ser nuestros nietos (incluso bisnietos). Y sí me cabe la posibilidad -como su contraria- de que ese nuevo mundo sea más generoso.
13.- Inshalá.
14.- Que echen a Lars von Trier del Festival de cine de Cannes, sea denunciado ante la Justicia (en Francia el Código Penal contempla este delito de apología del nazismo) y sólo quede su Melancolía.
2.- Esta crisis es un cúmulo de pequeñas crisis que se fueron generando a lo largo del siglo XX.
3.- El siglo XX es el más terrible de toda la Historia. No tanto por sus muertos y sus tragedias sino por las formas de la tragedia y las formas de morir.
4.- Hasta el siglo XX todos los temas de la literatura se repetían una vez y otra. El siglo XX da nacimiento a un nuevo tema: la destrucción de la civilización y el Mundo por la mano del hombre (este tema nace, evidentemente, a partir del bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki).
5.- Estamos sumidos en una espantosa crisis de valores, de creencias, de ideales y de realidades.
6.- El tiempo de la Historia no corre en paralelo con el tiempo de los hombres. Los procesos son muy largos, duran cientos de años (pensemos en El Imperio Egipcio o en cualquier otro gran afán común para darnos cuenta de ello). Estamos asistiendo a la crisis del Imperio Mercantil (que es la rama materialista del Espíritu de Dios) que se inicia -la crisis- cuando en el siglo XIX surgen pensadores como Marx, Engels, Bakunin, Kropotkin, Nietzsche, Proudhon o Freud que producen un giro copernicano con respecto a la Ortodoxia social que venía siendo desde el siglo XV y abren los ojos a una humanidad esclavizada.
7.- Las crisis generan catarsis. La catarsis de esta crisis -que dura ya 150 años- traerá consigo millones de muertos (véase los muertos 1900-2000 en los primeros cien años de la crisis).
8.- Es triste que el movimiento del 15-M en España haya surgido porque no hay trabajo y el poder ofrece pocas oportunidades; es triste que no sea un movimiento de ideas (al contrario del Mayo del 68 donde sí se oponían ideas. Hablo del 68 porque algunos se empeñan en compararlo. ¡Ojalá fuera así!) sino un movimiento de hastío. Es triste que, si no se hubiera producido la realidad (España siempre ha sido un país pobre y lo seguirá siendo) todos estos jóvenes seguirían en sus casas anhelando el momento de hipotecarse para toda la vida. El problema que han visto es que ahora quizá no tengan con qué hipotecarse.
9.- Hablo de Mayo del 68 en sí. No de sus consecuencias. El poder, bien conformado tras la matanza de la Segunda Guerra Mundial, asimiló sus brillantes ideas y las conviritó en publicidad de sus productos.
10.- La democracia no ha existido jamás.
11.- El fascismo late, late, late.
12.- Tras la catarsis sí nacerá un nuevo mundo. Nuestra apuesta debería ser nuestros nietos (incluso bisnietos). Y sí me cabe la posibilidad -como su contraria- de que ese nuevo mundo sea más generoso.
13.- Inshalá.
14.- Que echen a Lars von Trier del Festival de cine de Cannes, sea denunciado ante la Justicia (en Francia el Código Penal contempla este delito de apología del nazismo) y sólo quede su Melancolía.
Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/05/2011 a las 17:29 |
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Ensayo
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/05/2011 a las 11:28 |