Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
21/08/2002

París es con nubes. Con sol París es una broma de mal gusto y los camareros (éste realmente es gilipollas) son tan franceses que uno casi no se lo puede creer. Y la tortilla que como se ha vuelto naranja cuando una nube negra ha oscurecido el toldo (naranja) bajo el que estoy en la rue Maxime?

Has dispuesto tus días como un campo de batalla. Hay una lucha diaria. En vez de un placer diario.

El deseo y el negro conjuntan bien.

No mires con deseo y el coco no vendrá.

Como si buscas a tu puta madre en las mujeres que buscas y que acabas encontrando.

No busques malas caricias.

La droga es una caricia mala (para ti)

Ama lo amable. Lo en sí mismo a amar.

Aunque sientes la pulsión de que hoy vas a conocer a alguien.

Es muy difícil ser artista porque hay que ser libre. Y la libertad da miedo.

Te dijeron: tienes los hombros más bonitos que he visto en mi vida.

Vete de aquí lo más rápido que puedas (de este bistrôt)

Te quiero.

Un hombre y un acto cortés. Lo miras y te parece de una ternura incomparable.

En la esquina del Boulevard Saint-Germain con la rue Saint-Jacques hay una tienda entera dedicada a Tintín

Existen hombres que no miran los ríos y existen ríos que no miran a los hombres.

Puedes fumar y puedes beber porque son los únicos actos que no te parecen culpables ¿Por qué? ¿por propaganda/cultura?

También puedes mirar un chubasquero rojo y ver tan sólo un chubasquero rojo.

Tu hija te quiere. Y tú la quieres. Eso es suficiente.

Se llama Grizzu el lugar y lo lleva escrito un hombre en el bolsillo de su camisa.

Quieres llorar. Llora. Quieres reír. Ríe.

No será como la pareja que tienes delante con su hija pero será de otra forma y lo vivirás igualmente.

Otra ciudad. Otro río. Era muy lejos. Y no llovía. Y la ciudad no era bonita. Pero eras feliz. Y sabías convertir la ausencia en presencia. Y el poste caído, como el chubasquero rojo, era sólo un poste caído.

Volverás a la ciudad y nadarás en el invierno.
Llamarás a los amigos por sus nombres.
Animarás tu alma con alientos.
Y la mirada de los dos japoneses se quedará grabada para siempre como el movimiento de dos tetas que acaban de pasar.

Haz chistes con el sexo. Dicen que el humor distancia.

En la rue Frances Bourgeois hay una tienda hermosísima. Tienda de objetos de una delicadeza caprichosa. Como capricho es tomarme un café en la Place de Vosgues y como capricho es también darme cuenta de que hoy no es día 21 sino 20 y que por lo tanto no me voy mañana sino pasado mañana.

Tendrás prisas. Perderás amores. Sufrirás tormentos. Mirarás estrellas (ya las has mirado). Y así vivirás como todos vivimos.

Sólo una cosa ha de darte miedo del miedo: que paraliza.

Piensa algún día en esto: las sociedades donde la gente no se mira son sociedades perdidas.
Y otro día si quieres: mira las bocas, fíjate en ese órgano que comunica lo exterior a ti con el interior tuyo. Esas bocas que engullen y expulsan sin cesar; que crean continuas comunicaciones. Ningún otro órgano realiza tan constantemente esa función. La boca es transitiva y biunívoca.

¿A ti también te parece que la lluvia y unos viejos ojos azules se complementan como el gris y el verde?

¡Qué bonito el sonido de unos pasos y un cabello rizado!

Intenta evitar el sentimiento trágico de la vida. Intenta sentir sin adjetivos.

Tú verás a una mujer envuelta en una capa morada atravesando la Place de la Republique en bicicleta bajo un cielo también encapotado.

Tu verás que un hombre te adelanta, un hombre con un chaleco de camuflaje. Unos metros más adelante te volverá a adelantar y te darás cuenta de que no sabes cuándo se quedó atrás.

De nuevo la belleza ha pasado.

21/08/2002
Rue de la Tour Maubourg. No es un consejo, ni siquiera una inclinación pero mira a ver si te sirve: cuando llegas a una ciudad desconocida te gusta ver primero lo que hacen, lo que es y en segundo lugar lo que hiceron, lo que fueron.

Este mundo es miserable, está lleno de mezquindades, de pequeñas miserias cotidianas. Una buena forma de enfrentarte a ellas será cuidándote mucho de tus mezquindades y tus miserias.

Diariamente te tienes que regalar cupos de felicidad. Esos regalos son muy costosos, te supondrán unos esfuerzos en ocasiones considerables. Lo merecerá. No lo dudes.

Observa lo pequeño. Suele ser lo más grande.

Cogida por algún lugar común cualquier teoría del pensamiento podría adecuarse a la tuya.

Un ejemplo de placer: en Fauchon compro unas pastas para Pilar. La cajera me cambia una bolsa sin asas por una con asas. Me pregunta si es para regalo. le contesto que sí y que no es necesario que lo envuelva porque voy a viajar y lo envolveré al llegar. Me sonríe. Me da la bolsa y cuando voy a salir me dice: Bon voyage, monsieur.


Ensayo

Tags : Cuaderno de Paris Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/10/2008 a las 23:07 | Comentarios {0}



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