Atacar a golpes
de rebote, de rechazo
recurrir ¡Oh, acueducto! (pero Mariana lo resucitó como arcaísmo)
Hay que animar a los perros, Alex, con diligencia
¡Ojo!
Es un fuera de serie
¡Cuartel, cuartel! aunque los mismos autores digan azuzar o ¡cuz!
Ya llega el cuervo, ya, ya llega
aunque no quede claro en qué forma
Acurrucarse o correr
En 1570 no se respondió a esta cuestión
En 1570 lo resucitó con uso literario
¡Agua! ¡Cúmulo!
Ya nadie podía probar que estaba vivo
Ya nadie podrá asegurar que la avecica se recoge para empollar los huevos
y nadie, nadie pronunciará el apellido Forcellini
Quizá tenga razón la realidad de un ave de ese nombre
Kauzen, kauzen
Agudo
Hay otra posibilidad y no queremos dejar de decirla: se supone que los vocablos no tienen nada que ver
pero la verdad es que él tiene el porte de un joven humanista
Evitad la partida
como si fuera el influjo de un achaque
Ahogad
la enfermedad del beso
Ahogadla (ojalá lo hubiera escrito Berceo)
Hay en mi pulso una intención troyana y un ansia por llamarme Lamas o Lugrís o Moraes
por ser hecha esta enfermedad de linfas y de sangre podrecida
Basta, paleta curva de la rueda hidráulica
Basta, orilla del mar
Basta, hacha de mango largo
porque sabemos que Marciano Capela empleó la palabra alipes en prosa
Basta, bastoncito con travesaños
Porque he tenido una idea audaz
que sólo expondré en Córdoba
y esa porción de cabellos, esa melena de yegua no existe, has de saberlo, no existe
como si te dijera álaga y tú respondieras trigo
como si te lanzara azul y tú, sonriendo, señalaras con el dedo las tierras de Horozco
Ahora, ya termino, la barra que sirve de cerrojo,
el origen incierto del término álamo
Sé que sabes que la diferencia entre el álamo y el olmo es menor que entre el álamo y el aliso (Batallas de árboles)
Alondra soy y rojo claro.
de rebote, de rechazo
recurrir ¡Oh, acueducto! (pero Mariana lo resucitó como arcaísmo)
Hay que animar a los perros, Alex, con diligencia
¡Ojo!
Es un fuera de serie
¡Cuartel, cuartel! aunque los mismos autores digan azuzar o ¡cuz!
Ya llega el cuervo, ya, ya llega
aunque no quede claro en qué forma
Acurrucarse o correr
En 1570 no se respondió a esta cuestión
En 1570 lo resucitó con uso literario
¡Agua! ¡Cúmulo!
Ya nadie podía probar que estaba vivo
Ya nadie podrá asegurar que la avecica se recoge para empollar los huevos
y nadie, nadie pronunciará el apellido Forcellini
Quizá tenga razón la realidad de un ave de ese nombre
Kauzen, kauzen
Agudo
Hay otra posibilidad y no queremos dejar de decirla: se supone que los vocablos no tienen nada que ver
pero la verdad es que él tiene el porte de un joven humanista
Evitad la partida
como si fuera el influjo de un achaque
Ahogad
la enfermedad del beso
Ahogadla (ojalá lo hubiera escrito Berceo)
Hay en mi pulso una intención troyana y un ansia por llamarme Lamas o Lugrís o Moraes
por ser hecha esta enfermedad de linfas y de sangre podrecida
Basta, paleta curva de la rueda hidráulica
Basta, orilla del mar
Basta, hacha de mango largo
porque sabemos que Marciano Capela empleó la palabra alipes en prosa
Basta, bastoncito con travesaños
Porque he tenido una idea audaz
que sólo expondré en Córdoba
y esa porción de cabellos, esa melena de yegua no existe, has de saberlo, no existe
como si te dijera álaga y tú respondieras trigo
como si te lanzara azul y tú, sonriendo, señalaras con el dedo las tierras de Horozco
Ahora, ya termino, la barra que sirve de cerrojo,
el origen incierto del término álamo
Sé que sabes que la diferencia entre el álamo y el olmo es menor que entre el álamo y el aliso (Batallas de árboles)
Alondra soy y rojo claro.
A veces ocurre en las grandes ciudades de occidente
lo que ocurre casi a diario en la pequeñas ciudades de Siria
por eso hoy he cambiado las sábanas
A veces ocurre una crueldad devastadora
como cuando una mujer hace esperar a un hombre y le retuerce una semana entera en la distancia sin entender que esa crueldad podría ser la última acción que realizara en su vida
porque a veces, en las grandes ciudades de occidente cualquier grupo de dementes (locos de poder, locos de siglo XI, locos de los dioses locos -todos los dioses están locos, todos los dioses son unos putos locos. Habría que encerrar a todos los dioses en un Valhalla con paredes hechas de cristal tallado a prueba de creencias-, locos de armas, locos de envidias o de simples acentos) se mete en una sala de fiestas y se lía a tiros
por eso hoy las sábanas limpias
A veces ocurre que una mujer no conoce a Cristo
sólo sabe que hubo un hombre que dicen que fue sacrificado
pero ni siquiera indagó por sí misma a ese hombre sacrificado
ni siguió otras pistas que no fueran las que una secta le inculcó desde niña
y así no es consciente que esa crueldad podría ser su última acción en esta vida breve
si quisiera el destino que esta noche mientras cena en un restaurante, unos dementes de cualquier dios loco y sanguinario entraran en él y les rebanaran el pescuezo al grito de cualquier plegaria inmisericorde como ocurrió ayer en Paris sin ir más lejos
por eso el Hilo de Holanda en las sábanas y la pulcritud de las mesillas sin polvo
Jesus ' blood never failed me yet
A veces ocurre en las grandes ciudades de occidente el desconocimiento
y esa mujer que hace esperar a un hombre una semana cruelmente no sabe -espero que no sepa- que esa actitud se la está transmitiendo a sus hijos
como toda la violencia que estalla en un punto del mundo de repente viene de alguna parte, no se genera en ese instante, no es pura sino que está contaminada de la crueldad de los padres, de los abuelos, de las tardes con hambre o con exceso de riqueza y un día, un 13 de noviembre, se adueña de las calles de Paris y mata o se adueña del corazón de un hombre que espera y también algo le mata
Jesus ' blood never failed me yet
A veces porque nací en las grandes ciudades de occidente
sé que no debo juzgar a nadie y debo mantenerme quieto, con las manos en la espalda, como aprendí a hacer no hace mucho
y al mismo tiempo hay una fuerza en mí que me lleva hacia el hombre que esperaba y hacia los muertos de París y hacia los muertos de Siria y hacia los destrozados por la razias de Líbano y hacia los recluidos de Palestina y quisiera abrazarlos uno a uno y susurrarles al oído, Ojalá tu último acto haya sido una sonrisa, un abrazo, un salto, una emoción sincera, un descubrimiento del otro y no se te haya ocurrido morir habiendo causado daño, no por nada -les diría (no por castigo de esos dioses locos, ni por posibles energías, ni por eternos retornos)- ni por nadie sino por ellos, por la paz que debe encontrar quien dio paz justo antes de morir
Por eso hoy he puesto las sábanas limpias, hechas con hilo de Holanda, blancas y frescas
Por eso hoy he encendido inciensos y he paseado en homenaje a los asesinados por cualquier credo o condición y por ese hombre que no pudo celebrar su cumpleaños entre abrazos y he maldecido a los que asesinan y a la mujer que, prisionera de su miedo, maltrató al hombre que la esperaba cuando sentenció su ausencia el mismo día en el que iban a encontrarse, la he detestado unas horas.
Jesus ' blood never failed me yet
Esta es la última reflexión que te dedico. Ama siempre que te sea posible como alguna vez, en algún instante, creí sentir que a mí me amabas.
lo que ocurre casi a diario en la pequeñas ciudades de Siria
por eso hoy he cambiado las sábanas
A veces ocurre una crueldad devastadora
como cuando una mujer hace esperar a un hombre y le retuerce una semana entera en la distancia sin entender que esa crueldad podría ser la última acción que realizara en su vida
porque a veces, en las grandes ciudades de occidente cualquier grupo de dementes (locos de poder, locos de siglo XI, locos de los dioses locos -todos los dioses están locos, todos los dioses son unos putos locos. Habría que encerrar a todos los dioses en un Valhalla con paredes hechas de cristal tallado a prueba de creencias-, locos de armas, locos de envidias o de simples acentos) se mete en una sala de fiestas y se lía a tiros
por eso hoy las sábanas limpias
A veces ocurre que una mujer no conoce a Cristo
sólo sabe que hubo un hombre que dicen que fue sacrificado
pero ni siquiera indagó por sí misma a ese hombre sacrificado
ni siguió otras pistas que no fueran las que una secta le inculcó desde niña
y así no es consciente que esa crueldad podría ser su última acción en esta vida breve
si quisiera el destino que esta noche mientras cena en un restaurante, unos dementes de cualquier dios loco y sanguinario entraran en él y les rebanaran el pescuezo al grito de cualquier plegaria inmisericorde como ocurrió ayer en Paris sin ir más lejos
por eso el Hilo de Holanda en las sábanas y la pulcritud de las mesillas sin polvo
Jesus ' blood never failed me yet
A veces ocurre en las grandes ciudades de occidente el desconocimiento
y esa mujer que hace esperar a un hombre una semana cruelmente no sabe -espero que no sepa- que esa actitud se la está transmitiendo a sus hijos
como toda la violencia que estalla en un punto del mundo de repente viene de alguna parte, no se genera en ese instante, no es pura sino que está contaminada de la crueldad de los padres, de los abuelos, de las tardes con hambre o con exceso de riqueza y un día, un 13 de noviembre, se adueña de las calles de Paris y mata o se adueña del corazón de un hombre que espera y también algo le mata
Jesus ' blood never failed me yet
A veces porque nací en las grandes ciudades de occidente
sé que no debo juzgar a nadie y debo mantenerme quieto, con las manos en la espalda, como aprendí a hacer no hace mucho
y al mismo tiempo hay una fuerza en mí que me lleva hacia el hombre que esperaba y hacia los muertos de París y hacia los muertos de Siria y hacia los destrozados por la razias de Líbano y hacia los recluidos de Palestina y quisiera abrazarlos uno a uno y susurrarles al oído, Ojalá tu último acto haya sido una sonrisa, un abrazo, un salto, una emoción sincera, un descubrimiento del otro y no se te haya ocurrido morir habiendo causado daño, no por nada -les diría (no por castigo de esos dioses locos, ni por posibles energías, ni por eternos retornos)- ni por nadie sino por ellos, por la paz que debe encontrar quien dio paz justo antes de morir
Por eso hoy he puesto las sábanas limpias, hechas con hilo de Holanda, blancas y frescas
Por eso hoy he encendido inciensos y he paseado en homenaje a los asesinados por cualquier credo o condición y por ese hombre que no pudo celebrar su cumpleaños entre abrazos y he maldecido a los que asesinan y a la mujer que, prisionera de su miedo, maltrató al hombre que la esperaba cuando sentenció su ausencia el mismo día en el que iban a encontrarse, la he detestado unas horas.
Jesus ' blood never failed me yet
Esta es la última reflexión que te dedico. Ama siempre que te sea posible como alguna vez, en algún instante, creí sentir que a mí me amabas.
Vale
Narrativa
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 14/11/2015 a las 19:28 |
Si pudiera invocarte en esta tarde lluviosa
Si fueras el olor a tierra del tronco arrancado de ella
No voy a someterme a un largo proceso
apenas me mantengo en pie y eso ya es mucho
Quiero que escuches
un soneto que no voy a escribir
y la invocación a la Cerda, la Vaca, la Zorra, la Lechuza, la Manzana
sólo son formas solapadas de expresarte mi deseo
Porque quisiera follar contigo bajo esta lluvia fina
en el soto del bosque donde los árboles visten túnicas y se mecen ebrios
y el musgo se asemeja tanto a tu coño que suspiro en él y a él miro
Porque he sentido al mirar el fresno apenas ya amarillo más bien marrón desnudo
una añoranza de tu espalda, de la metáfora de tu cuerpo como un vasto mapa
que escondiera la realidad tuya, la que se me escapa, la que siempre se me ha escapado
Triple en toda
Triple desnuda
Triple abierta
Triple húmeda
Hay días, necesito que lo sepas, en que todo ha terminado
y ni siquiera al ritmo de mi mano izquierda apareces
y todo se ha diluido en un montón de asperezas como las que hay en el camino y que sólo se muestran cuando uno se fija en ellas
Y luego, de repente, tras los juncales, donde se divisa un agua estancada y aún así hermosa, una punzada en el pecho me dice que el tiempo del olvido aún no ha llegado y que debo respirar para no abandonarme a ti y que debo meditar para saber que todo es orden
Triple tus pezones
Triple tus lunares
Triple tus axilas
Triple tus nalgas
Y ese recuerdo de mis manos por tu cuerpo y de las tuyas por el mío cuando la tarde se había callado para escuchar nuestros gritos y la luz había huido lo justo para dejarnos en la penumbra y nuestras bocas y nuestros dientes entrechocando y nuestras ganas al unísono del otro y entonces, sí, entonces, sé que tú aún lo recuerdas, nos extasiábamos en un placer intenso que irradiaba desde tu vagina y mi polla a todo el cuerpo (porque en ese instante tu cuerpo y el mío eran sólo uno, fusión de mapas, encuentro de geografías)
Triple la risa
Triple la noche
Triple el abrazo
No me avergüenza decirlo
Tengo el pelo mojado
Las manos me saben a tierra
Sé que la noche está fuera
y también que dios te ha condenado a mi ausencia
Por eso reniego de dios y lo maldigo
en nombre de tus ojos cuando me miraban y de los míos cuando sonreían ante la rojez de un vino que reposó en barrica de roble y ruego a la Diosa que te ilumine y te haga ver la fuerza de mi abrazo y te haga recordar el sabor a almendra de mi semen y las veces que te reíste tras la fatiga de amar
Porque sé que todo tiene su fin
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
Porque Eros es el mejor antídoto contra la muerte
Porque hoy he sentido que me moría más
Si fueras el olor a tierra del tronco arrancado de ella
No voy a someterme a un largo proceso
apenas me mantengo en pie y eso ya es mucho
Quiero que escuches
un soneto que no voy a escribir
y la invocación a la Cerda, la Vaca, la Zorra, la Lechuza, la Manzana
sólo son formas solapadas de expresarte mi deseo
Porque quisiera follar contigo bajo esta lluvia fina
en el soto del bosque donde los árboles visten túnicas y se mecen ebrios
y el musgo se asemeja tanto a tu coño que suspiro en él y a él miro
Porque he sentido al mirar el fresno apenas ya amarillo más bien marrón desnudo
una añoranza de tu espalda, de la metáfora de tu cuerpo como un vasto mapa
que escondiera la realidad tuya, la que se me escapa, la que siempre se me ha escapado
Triple en toda
Triple desnuda
Triple abierta
Triple húmeda
Hay días, necesito que lo sepas, en que todo ha terminado
y ni siquiera al ritmo de mi mano izquierda apareces
y todo se ha diluido en un montón de asperezas como las que hay en el camino y que sólo se muestran cuando uno se fija en ellas
Y luego, de repente, tras los juncales, donde se divisa un agua estancada y aún así hermosa, una punzada en el pecho me dice que el tiempo del olvido aún no ha llegado y que debo respirar para no abandonarme a ti y que debo meditar para saber que todo es orden
Triple tus pezones
Triple tus lunares
Triple tus axilas
Triple tus nalgas
Y ese recuerdo de mis manos por tu cuerpo y de las tuyas por el mío cuando la tarde se había callado para escuchar nuestros gritos y la luz había huido lo justo para dejarnos en la penumbra y nuestras bocas y nuestros dientes entrechocando y nuestras ganas al unísono del otro y entonces, sí, entonces, sé que tú aún lo recuerdas, nos extasiábamos en un placer intenso que irradiaba desde tu vagina y mi polla a todo el cuerpo (porque en ese instante tu cuerpo y el mío eran sólo uno, fusión de mapas, encuentro de geografías)
Triple la risa
Triple la noche
Triple el abrazo
No me avergüenza decirlo
Tengo el pelo mojado
Las manos me saben a tierra
Sé que la noche está fuera
y también que dios te ha condenado a mi ausencia
Por eso reniego de dios y lo maldigo
en nombre de tus ojos cuando me miraban y de los míos cuando sonreían ante la rojez de un vino que reposó en barrica de roble y ruego a la Diosa que te ilumine y te haga ver la fuerza de mi abrazo y te haga recordar el sabor a almendra de mi semen y las veces que te reíste tras la fatiga de amar
Porque sé que todo tiene su fin
Porque nací en las grandes ciudades de occidente
Porque Eros es el mejor antídoto contra la muerte
Porque hoy he sentido que me moría más
Narrativa
Tags : Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/11/2015 a las 19:12 |
Ya sabemos que el fresno se vuelve amarillo en el otoño y que en su mano izquierda guarda el tesoro del ritmo
Sabemos que las suplicantes huían de aquellos salvajes que iban a por sus coños (como salvaje había sido Zeus)
Reconocimos pronto la caída en la calle que corría paralela al lugar donde la abatieron
y aún así queremos expresar una duda que corroe a veces la sonrisa: ¿Por qué no descansó?
Hemos oído decir que alguien le habló de aquella mujer que fue envejeciendo al ritmo de sus ahogos y que al comentarle una sensación de cansancio en el rostro de ella, atisbamos la lejanía como una dimensión temporal más que espacial
Sabemos que deseaba con cierta ansiedad el reencuentro y que poco a poco, fiel a sí mismo, fue domando sus ganas hasta dejarlas posadas en lo hondo del callejón donde se encuentra el garaje que oculta una plantación de marihuana y que hubo en la mudanza de la vecina una coincidencia que nos llevó a plantearnos muy seriamente la razón de nuestro existir, de nuestro hablar
Tomamos, a la vista de los acontecimientos, la decisión de sentarnos a ver pasar los días y aplaudimos cuando el hombre de mirada triste y azul le entregó al otro de mirada castaña y honda un taco de madera de enebro pulida con lija y piedra de mármol
Esperamos también, todo hay que decirlo, el que ella (sí la que vive en la ciudad con puerto y se atormenta -como tantas- por una nave que nunca acaba de llegar) tuviera las agallas de abandonar la espera y desgranara en el vagón de un tren de larga distancia el último quinquenio de sus ansias (en esta ocasión hemos de reconocer que no acertamos)
Al masticar nuestras deducciones se nos llenaron las bocas de tropiezos lingüísticos y así decidimos, tras sonora batalla asamblearia, callar para siempre, masticar en silencio sin incurrir en sonidos gratos a los oídos de las bestias que no llevan más que a confusión y boato
Poco más tenemos que decir. Sólo sugerimos al que ya sabe que siga por ese camino; sugerimos también a la que ya sabe que sonría y explote por fin tanto afán de anatomía; y a aquél que huela el guiso; y a aquélla que se suba la falda y muestre los muslos; y a ese otro que estire las sábanas hasta dejarlas lisas como mar en calma
Nosotros nos sometemos a los recuerdos y vamos a intentar, por todos los medios, que las terrazas cumplan su función de tenedores y que el alba sea un cometa y también que la flauta se comporte como un hombre... por el bien de la diversidad... o así... ¿no?
Sabemos que las suplicantes huían de aquellos salvajes que iban a por sus coños (como salvaje había sido Zeus)
Reconocimos pronto la caída en la calle que corría paralela al lugar donde la abatieron
y aún así queremos expresar una duda que corroe a veces la sonrisa: ¿Por qué no descansó?
Hemos oído decir que alguien le habló de aquella mujer que fue envejeciendo al ritmo de sus ahogos y que al comentarle una sensación de cansancio en el rostro de ella, atisbamos la lejanía como una dimensión temporal más que espacial
Sabemos que deseaba con cierta ansiedad el reencuentro y que poco a poco, fiel a sí mismo, fue domando sus ganas hasta dejarlas posadas en lo hondo del callejón donde se encuentra el garaje que oculta una plantación de marihuana y que hubo en la mudanza de la vecina una coincidencia que nos llevó a plantearnos muy seriamente la razón de nuestro existir, de nuestro hablar
Tomamos, a la vista de los acontecimientos, la decisión de sentarnos a ver pasar los días y aplaudimos cuando el hombre de mirada triste y azul le entregó al otro de mirada castaña y honda un taco de madera de enebro pulida con lija y piedra de mármol
Esperamos también, todo hay que decirlo, el que ella (sí la que vive en la ciudad con puerto y se atormenta -como tantas- por una nave que nunca acaba de llegar) tuviera las agallas de abandonar la espera y desgranara en el vagón de un tren de larga distancia el último quinquenio de sus ansias (en esta ocasión hemos de reconocer que no acertamos)
Al masticar nuestras deducciones se nos llenaron las bocas de tropiezos lingüísticos y así decidimos, tras sonora batalla asamblearia, callar para siempre, masticar en silencio sin incurrir en sonidos gratos a los oídos de las bestias que no llevan más que a confusión y boato
Poco más tenemos que decir. Sólo sugerimos al que ya sabe que siga por ese camino; sugerimos también a la que ya sabe que sonría y explote por fin tanto afán de anatomía; y a aquél que huela el guiso; y a aquélla que se suba la falda y muestre los muslos; y a ese otro que estire las sábanas hasta dejarlas lisas como mar en calma
Nosotros nos sometemos a los recuerdos y vamos a intentar, por todos los medios, que las terrazas cumplan su función de tenedores y que el alba sea un cometa y también que la flauta se comporte como un hombre... por el bien de la diversidad... o así... ¿no?
A veces me importa. A veces me digo, ¡oh, Olmo! Y me importa. Luego suele ocurrir por el camino que esa ansiedad se diluye en una seta que ayer no vi o el removimiento de la tierra que los jabalíes hacen en esta época del año me sugiere una nueva forma de entender el mundo al que ya no llegaré; luego supongo que la soledad con la que juego a ser fuerte se convierte en mujer y me abraza hasta quedarme dormido, sujeto a sus caricias y con un ligero sonido de sus bronquios porque la soledad fuma.
A veces siento impotencia de mí mismo, siento la gravedad de mis actos y más aún la gravedad de mis no actos y cuando repaso lo escrito y veo tanto posesivo me sonrío y me dejo llevar por una ingenuidad pequeña como si de alguna forma hubiera tenido una regresión y no supiera, como cuando niños, que el que está en el espejo es uno mismo y entonces ocurre que si vuelvo a exclamarme, ¡Oh, Olmo! no me veo nombre propio sino árbol deshojado, con poca historia que contar, ya en los umbrales del invierno y soñando que quizá allá por marzo un renuevo verdee una rama y pueda entonces volver.
A veces siento este derroche de tiempo un derroche. A veces también que soy tan vengativo que he negado al mundo mi presencia y me he regalado a mí y solamente yo sé, solo yo...
No llegaré, ya lo sé y también que echo de menos una tarde, una tarde precisa, una tarde con mesa verde, máquina de escribir, un cigarrillo que le había robado a mi madre y uno de los primeros cafés que me tomaba. A mi alrededor se pobló el mundo de posibilidades y elegí una y entonces supe, como sé hoy treinta y nueve años después, que un solo camino, uno solo, es infinito.
No llegaré y a veces me inquieta.
No llegaré y a veces ese sólo pensamiento me delata.
Olmo también piensa en su contrario. Olmo piensa: Ya has llegado.
A veces siento impotencia de mí mismo, siento la gravedad de mis actos y más aún la gravedad de mis no actos y cuando repaso lo escrito y veo tanto posesivo me sonrío y me dejo llevar por una ingenuidad pequeña como si de alguna forma hubiera tenido una regresión y no supiera, como cuando niños, que el que está en el espejo es uno mismo y entonces ocurre que si vuelvo a exclamarme, ¡Oh, Olmo! no me veo nombre propio sino árbol deshojado, con poca historia que contar, ya en los umbrales del invierno y soñando que quizá allá por marzo un renuevo verdee una rama y pueda entonces volver.
A veces siento este derroche de tiempo un derroche. A veces también que soy tan vengativo que he negado al mundo mi presencia y me he regalado a mí y solamente yo sé, solo yo...
No llegaré, ya lo sé y también que echo de menos una tarde, una tarde precisa, una tarde con mesa verde, máquina de escribir, un cigarrillo que le había robado a mi madre y uno de los primeros cafés que me tomaba. A mi alrededor se pobló el mundo de posibilidades y elegí una y entonces supe, como sé hoy treinta y nueve años después, que un solo camino, uno solo, es infinito.
No llegaré y a veces me inquieta.
No llegaré y a veces ese sólo pensamiento me delata.
Olmo también piensa en su contrario. Olmo piensa: Ya has llegado.
Ventanas
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Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Cuentecillos
Fantasmagorías
Meditación sobre las formas de interpretar
¿De Isaac Alexander?
Libro de las soledades
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Archivo 2008
La Solución
Reflexiones para antes de morir
Aforismos
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Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Sobre las creencias
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Narrativa
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/11/2015 a las 00:41 |