Proviene (como tantas palabras inteligentes) del término griego ιδιωτης y se usaba para referirse a aquél que no se ocupaba de los asuntos públicos y sí de sus intereses privados; también por derivación se podía referir a aquél que se pasaba la vida ensimismado (es decir: en sí mismo). Por decirlo más claramente y con palabras actuales se podría decir que un solitario es un idiota.
La raíz de ιδιωτης es ιδιός y significa: solo, aislado, de aquí derivan palabras como idioma o idiosincrasia.
Matiza Carlos Martínez-Thiem en el diccionario etimológico que Hanna Arendt en su libro La Condición Humana se refiere a este tipo de demoninaciones en la democracia griega y comenta que si el hombre carecía de recursos para discutir con libertad sobre política en el ágora -es decir el sitio público por excelencia-, se dedicaba a sus "asuntos propios". El matiz consiste -continúa Martínez-Thiem- en que lo propio se oponía a lo común pero no suponía una enfermedad mental, ni el servicio a un particular ni esclavitud, sino la dedicación a actividades 'productivas', crematísticas, artesanales y tal vez artísticas (τεχνη). Este hombre se veía así 'privado' de intervenir en la cosa pública. Algo que posiblemente fuese voluntario y por necesidad económica, concluye.
La raíz de ιδιωτης es ιδιός y significa: solo, aislado, de aquí derivan palabras como idioma o idiosincrasia.
Matiza Carlos Martínez-Thiem en el diccionario etimológico que Hanna Arendt en su libro La Condición Humana se refiere a este tipo de demoninaciones en la democracia griega y comenta que si el hombre carecía de recursos para discutir con libertad sobre política en el ágora -es decir el sitio público por excelencia-, se dedicaba a sus "asuntos propios". El matiz consiste -continúa Martínez-Thiem- en que lo propio se oponía a lo común pero no suponía una enfermedad mental, ni el servicio a un particular ni esclavitud, sino la dedicación a actividades 'productivas', crematísticas, artesanales y tal vez artísticas (τεχνη). Este hombre se veía así 'privado' de intervenir en la cosa pública. Algo que posiblemente fuese voluntario y por necesidad económica, concluye.
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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/01/2014 a las 13:01 |