Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Elias Morange (11 años)


La nuit du crime
Il existait, autrefois, un vieil homme vivant dans un manoir. Il était riche car son ancien métier était homme d'affaires.
Cependant, il avait engagé un serviteur qui lui faisait tout; Pourquoi cela? Il avait peur de se montrer, car, quand il était homme d'affaires, il avait du détruire une maison pour construire, à la place, une usine. Dans cette maison vivait, à l'époque, un homme; il jura de se venger.
Depuis ce jour, il avait peur.
Une nuit, un étrange bruit le réveilla, il vit une ombre se glisser dans sa chambre...
Une semaine plus tard, le facteur, qui était un bon ami du vieil homme, décida de frapper à sa porte: pas de réponse. Il décida d'entrer au bout de dix minutes. Un cri retentit! Le facteur sortit en courant de la maison: il était tout bouleversé. Il alla au poste de police et raconta ce qu'il avait vu.
La police arriva sur place. Ils virent le vieil homme qui gisait dans son propre sang.
Qui avait bien pu tuer le vieil homme? Le coupable était tout désigné: l'homme à qui on avait détruit la maison. Mais un détail frappa les policiers: le serviteur n'était plus là! Les policiers virent également un morceau de tissu. Il appartenait sûrement au tueur!
Les policiers décidèrent d'étudier l'ADN.
Un mois plus tard, on sut à qui appartenait l'ADN: l'homme à qui on avait détruit la maison! C'est alors que le serviteur entra dans le commissariat. Il dit à l'inspecteur: "J'ai vu qui a tué mon maître!". L'inspecteur tira une photo d'un tiroir avec dessus l'homme à qui on avait détruit la maison. Tout en montrant la photo, l'inspecteur demanda :
- Est-ce cet homme?
- Non, mais c'est son frère jumeau!
Trois mois plus tard, le criminel était sous les verrous. Il avait avoué vouloir tuer le vieil homme pour son argent mais qu'il ne savait pas que son frère détestait le vieillard.

FIN


Traducción al español

LA NOCHE DEL CRIMEN

Existía hace tiempo un anciano que vivía en una casa solariega. Era rico pues su antiguo oficio había sido el de hombre de negocios.
Sin embargo, él había contratado a un criado que le hacía todo ¿Por qué era esto así? El viejo tenía miedo de dejarse ver porque cuando era hombre de negocios, había tenido que destruir una casa para construir, en su lugar, una fábrica. En esta casa vivía, en esa época, un hombre que juró vengarse.
Desde entonces, el viejo tuvo miedo.
Una noche, un extraño ruido le despertó y vio una sombra deslizarse por su habitación…
Una semana más tarde, el cartero, que era un buen amigo del anciano, fue a llamar a su puerta: nadie respondió. Decidió entrar al cabo de diez minutos ¡un grito resonó! El cartero salió corriendo de la casa: estaba absolutamente trastornado. Fue al cuartelillo y contó lo que había visto.
La policía llegó al sitio. Vieron al viejo que yacía en su propia sangre.
¿Quién había matado al viejo? Era evidente quién era el culpable: el hombre a quien se le había destruido la casa. Pero un detalle llamó la atención de los policías: ¡el criado ya no estaba! Los policías descubrieron también un trozo de tela. Pertenecería seguramente al asesino. Los policías decidieron estudiar el ADN.
Un mes más tarde, se supo a quién pertenecía el ADN: ¡al hombre de la casa destruida! Fue entonces cuando el criado entró en la comisaría. Le dijo al inspector: “Yo sé quien ha matado a mi amo”. El inspector sacó una foto de un cajón y en elle estaba el hombre de la casa destruida. Al enseñarla, el inspector preguntó:
- ¿Es este hombre?
- No, pero es su hermano gemelo.
Tres meses más tarde, el criminal estaba bajo llave. Había confesado querer matar al viejo por su dinero pero nunca había sabido que su hermano gemelo lo detestaba.

FIN

Cuento

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/10/2009 a las 22:11 | Comentarios {0}


La escuela mata la creatividad
Ken Robinson ofrece esta conferencia -interesante y divertida de escuchar- en un congreso de gente brillante patrocinado por la marca de coches BMW.
La conferencia de Ken Robinson trata sobre si la escuela promueve la creatividad en los niños y, como indica el título del artículo -que es el título de su conferencia- llega a la conclusión de que no y se pregunta ¿por qué?
Yo desde mi experiencia personal (y quizá desde un sentido un tanto paranoico de la vida -aunque cada vez menos-) pienso que muchas de las decisiones que se toman no son por incapacidad de la sociedad para solucionar un problema sino que son decisiones diseñadas para un fin. En el caso del que escribo considero que las escuelas, en efecto, detestan la creatividad porque la creatividad es algo, en el mejor sentido de la palabra, inútil. Yo amo lo inútil.
¿Qué se hace en las escuelas? Fundamentalmente convertir a gente inútil en gente útil y mal negocio sería para este fin que se dedicaran tantas horas a las matemáticas como a la danza. Este diagnóstico -certero y apasionado del señor Robinson- entronca con el mundo de los ideales (a mi juicio), es decir, hay personas que sienten que el ser humano es potencialmente mucho más de lo que luego resulta ser.
Si el señor Robinson leyera a Juan de Mairena -cosa que quizás haya hecho- se daría cuenta de que ya Antonio Machado -y tantos otros- abogaban por una escuela creativa, fuera del tedioso mundo práctico sólo que -como metáfora de lo que ocurría en realidad- Juan de Mairena es un profesor de gimnasia que da sus clases de filosofía en sus horas libres en el gimnasio (mens sana in corpore sano).
La sociedad no necesita gente creativa (incluso me atrevería a afirmar que no la quiere) -la creatividad para el común de los humanos es un artículo de lujo-, necesita gente bruta, sumisa y trabajadora.
Sí, estoy de acuerdo, la escuela mata la creatividad de los niños porque ésta es su mayor enemiga.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/10/2009 a las 10:06 | Comentarios {0}


Luis de Góngora. Estribillo de su poema Alegoría de la brevedad de las cosas humanas


Aprended, flores, en mí
lo que va de ayer a hoy,
que ayer maravilla fui,
y sombra mía aún no soy.

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/10/2009 a las 11:37 | Comentarios {0}


En ese escalón
se ve una mancha
La mujer muy joven
está grávida
Apúrate
se dice mientras camina
Entre en el andén y el vagón
cayó una lágrima
Apúrate
piensa y se sienta
en una librería
Dicen
o callan
o miran
Apúrate quizás así
vuelvas a recordar
Pensaba No existe el perdón
existe el olvido
no se puede perdonar
porque el daño se causó en ese instante
no se puede perdonar un instante
si no se olvida al momento
Apúrate
cuesta abajo
respira
ya el atardecer se ha vuelto oscuro
y una ráfaga de viento
ha despertado en los vencejos
su apetito
Aún quedarán mosquitos
Apura el día
detén el ansia
la noche llega

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/10/2009 a las 19:11 | Comentarios {0}


Friedrich Schiller escribe este texto teatral. Yo lo veo 211 años después en una situación imposible: el papel del príncipe Carlos lo hace un actor que ha sustituido al anterior a toda prisa hasta el punto en que el actor nuevo lee el texto en el libreto mientras interpreta y todos los demás actores lo hacen sin libreto. La situación me ha recordado al gol que recibió ayer el Liverpool: jugaba contra el Sunderland. Uno de los jugadores tira a portería y en ese momento una pelota de playa que había lanzado un muchacho desde la grada (curiosamente hincha del Liverpool) entra en el área chica justo cuando el balón se dirige a la portería, el balón choca con la pelota, la carambola despista al portero y el balón entra. El arbitro decreta que semejante disparate es gol. Ese único gol le da la victoria al Sunderland.
El Centro Dramático Nacional e imagino que Calixto Bieito, el director del montaje, deciden que la situación de que un actor lea del libreto e interprete ante el público como si no pasara nada es teatro. Yo lo siento como una impostura y una falta de respeto a los actores. No lo puedo admitir (y sólo lo puedo entender por una mera cuestión crematística). He aplaudido al actor que ha tenido que hacer de este modo su papel por su necesidad, por su virtud y por su inmoralidad. He vitoreado a la actriz que interpreta a la princesa de Éboli por su intensidad haciendo teatro del teatro.
Aún no salgo de mi estupefacción ante la función y el gol.
Alguien me diría, Te haces viejo. Yo no contestaría.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/10/2009 a las 23:27 | Comentarios {0}


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