Tengo en la espalda un ala rota (como deben de romperse las ilusiones una mañana de domingo aunque parezca que nada se ha roto y que el aire sigue cristalino y entra y sale y oxigena y calma) y me sangra; he intentado volar y ha sido imposible. Nunca gritaré. No, no voy a gritar. Hay un esquema en la garganta que me impide gritar (como debe de ocurrir un domingo por la mañana cuando grazna la cuerva con ínfulas de rana y exige croar cuando todos escuchan que grazna y grazna rabia y grazna quimera y grazna leve cadencia de mortaja y grazna por represiones viejas y grazna como las cuervas graznan aunque ella exija que se escuche que croa como croa la alegre rana en su charca con su piel verde moteada y sus patas ágiles y blandas) la tristeza que la noche no me calma porque el ala sangra y deja al aire sus tendones que no están hechos para ser vistos...
Tú sabes tantas cosas y yo sé tan pocas. Hay días, te confieso, que esta ignorancia apenas me señala, se suele ir por otros lugares, más al norte creo, más, más al norte; hay otros días como el de hoy en el que la ignorancia me fustiga las entrañas, me aprieta las tripas y la esencia del corazón, atosiga mis venas, cierra mis bronquios y produce espamos estomacales en mi abdomen, retiene líquidos y deja para más tarde cualquier atisbo de goce; no es que quisiera estar muerto, sólo quisiera ser listo y agarrar la justicia por las solapas y elevarla por encima de los tejados de mi pueblo y colgado de sus patas hacerla visible ante quien sintiera vergüenza de haber sido tan ciega...
Perdóname si no sé defender tu ilusión de quince años, si estoy lejos cuando debiera estar cerca perdóname, si en mí aletea la codicia bárbara del cobarde o si soy el estado intermedio entre la furia y el ruido; perdóname por no apretar los puños; perdóname por la nostalgia que siento y el hervor de mis sesos; perdóname por ir tan lento, siempre tan lento, no cauto, sólo lento y que sepas que no lo achaco al ala rota que cuelga en mi espalda como el primer verso suelto; cuando mi ala rota estaba entera también zanganeaba y le costaba emprender el vuelo hasta la octava esfera donde dicen la armonía es más sutil y más ligera...
A veces pienso si soy un personaje de novela, por ejemplo entre las páginas 236-423, y deseo que el lector me cierre o llegue al final de mi historia y me vaya alejando sobre un cielo abierto cerca de la frontera entre Madrid y Segovia; a veces pienso esas cosas (hasta que llega un domingo que avisa como filo de espada que rasgara la cara de certero estoque) tan del gusto de los petimetres (¡que palabra colosal! viene petimetre del francés petit maître, es decir, maestrillo) y me siento ante esta noche, con el sonido de un acordeón y quisiera abrazarte por si estás triste...
Instante...
Comentarios
Nuevo comentario:
Ventanas
Seriales
Aforismos
Agosto 2013
Apuntes
Archivo 2008
Archivo 2009
Biopolítica
Carta a una desconocida
Citas del mes de mayo
Colección
Cuentecillos
Derivas
Desenlace
El Brillante
El espejo
El mes de noviembre
El viaje
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
Haiku
Jardines en el bolsillo
La Clerc
La mujer de las areolas doradas
La Solución
Libro de las soledades
Listas
Marea
Meditación sobre las formas de interpretar
Mosquita muerta
No fabularé
Olmo Dos Mil Veintidós
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Recuerdos
Reflexiones
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Saturnales
Sincerada
Sinonimias
Sobre la verdad
Sobre las creencias
¿De Isaac Alexander?
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Miscelánea
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/05/2014 a las 22:32 | {2}