Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Franz von Bayros. El jardín de Afrodita. Cuarta cita del mes de mayo.

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/05/2013 a las 17:42 | Comentarios {0}


Todo cuenta. Del pasado remoto al futuro incierto. Artículos de Saul Bellow. Traducción de Benito Gómez Ibáñez. Editado por Galaxia Gutenberg


Saul Bellow
Saul Bellow


En la época de mister Roosevelt. Artículo escrito en 1983 para Esquire

[...]  En política interior, la intuición decisiva de FDR (Franklin Delano Roosevelt, presidente de los Estados Unidos entre los años 1933-1945. Gestionó los años de la Gran Depresión) fue comprender que un presidente debe explicar las crisis a la opinión pública en los términos más claros posibles. La democracia no puede prosperar si los dirigentes carecen de pedagogía o capacidad de brindar consuelo. Cierto grado de engaño es inevitable, claro está. Hay tantas instituciones sociales basadas en la superchería que no cabe esperar que un presidente lo "diga todo". Decirlo todo es, en principio, tarea de los intelectuales. A Roosevelt le bastaba con atacar a las grandes empresas y denunciar a los malhechores acaudalados. No era un filósofo. Para sus relaciones con la opinión pública, sin embargo, podría decirse que se inspiró en Isaías: "Consolaos". Entre sus sucesores en la Casa Blanca, sólo Truman, en su diferente estilo de "que revienten", estableció una comunicación personal con los votantes. Algunos de nuestros últimos presidentes, refinados tecnócratas, se han resistido instintivamente a establecer relación personal con la opinión pública. Para Johnson y Nixon era incluso una abominación. Pero ellos no eran verdaderos dirigentes, sino políticos profesionales que operaban entre bastidores. La sola idea de hablar sin tapujos a la opinión pública les producía horror. Obligados a dar muestras de sinceridad y hacer llamamientos a la confianza, apartaban la cabeza, los ojos velados, la voz apagada. Para un hombre como Lyndon B. Johnson, plagado de poderes y secretos, inclinarse humildemente ante las cámaras resultaba aterrador. No era un Coriolano, sino un técnico de la democracia. Con esos tecnócratas en el poder, la decadencia resulta inevitable.

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/05/2013 a las 10:09 | Comentarios {2}


La Gitanilla, novela escrita por Miguel de Cervantes Saavedra en el año de Nuestro Señor de 1613. Editada por Clásicos Castalia.


Preciosa. Segunda cita del mes de mayo.
pags. 120-122.
Andrés (en realidad Juan), un caballero payo, prendado de la belleza de la gitana Preciosa, decide irse con la gitanería para conseguir que sea su esposa. Un viejo gitano se la entrega tras largo y hermoso discurso. Lo que a continuación se transcribe es la respuesta de Preciosa tras el discurso del patriarca.

A lo cual respondió Preciosa:
- Puesto que estos señores legisladores han hallado por sus leyes que soy tuya, y que por tuya te me han entregado, yo he hallado por la ley de mi voluntad, que es la más fuerte de todas, que no quiero serlo si no es con las condiciones que antes que aquí vinieses entre los dos concertamos. Dos años has de vivir en nuestra compañía primero que de la mía goces, porque tú no te arrepientas por ligero, ni yo quede engañada por presurosa. Condiciones rompen leyes; las que te he puesto sabes: si la quisieres guardar, podrá ser que sea tuya y tú mío, y donde no, aun no es muerta la mula, tus vestidos están enteros, y de tus dineros no te falta un ardite; la ausencia que has hecho no ha sido aún de un día; que de lo que de él falta te puedes servir y dar lugar a que consideres lo que más te conviene. Estos señores bien pueden entregarte mi cuerpo; pero no mi alma, que es libre y nació libre, y ha de ser libre en tanto que yo quisiere. Si te quedas, te estimaré en mucho; si te vuelves, no te tendré en menos; porque, a mi parecer, los ímpetus amorosos corren a rienda suelta, hasta que encuentran con la razón o con el desengaño; y no querría yo que fueses tú para conmigo como es el cazador, que en alcanzando la liebre que sigue, la coge y la deja por correr tras la otra que le huye. Ojos hay engañados que a la primera vista tan bien les parece el oropel como el oro; pero a poco rato bien conocen la diferencia que hay de lo fino a lo falso. Esta mi hermosura que tú dices que tengo, que la estimas sobre el sol y la encareces sobre el oro, ¿qué sé yo si de cerca te parecerá sombra, y tocada, caerás en que es de alquimia? Dos años te doy de tiempo para que tantees  y ponderes lo que será bien que escojas o será justo que deseches; que la prenda que una vez comprada nadie se puede deshacer de ella sino con la muerte, bien es que haya tiempo, y mucho, para mirarla y remirarla, y ver en ella las faltas y virtudes que tiene; que yo no me rijo por la bárbara e insolente licencia que estos mis parientes se han tomado de dejar las mujeres, o castigarlas, cuando se les antoja; y como yo no pienso hacer cosa que llame al castigo , no quiero tomar compañía que por su gusto me deseche.

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/05/2013 a las 21:53 | Comentarios {0}


El arte de ser feliz. Explicado en cincuenta reglas para la vida. Arthur Schopenhauer. Traducción: Angela Ackermann Pilari. Editado por Herder.


Nota 15 (pag. 27)
Quartant [1826], § 108: <Nada tiene un premio más seguro que la alegría: porque en ella el premio y el acto son lo mismo. [Nota: Aquel que está alegre, siempre tendrá un motivo para estarlo, a saber, justamente el estar alegre.] Nada puede substituir cualquier otro bien tan segura y abundantemente como la alegría. Cuando uno es rico, joven, apreciado y se quiere enjuiciar su felicidad, queda la pregunta de si además está alegre; pero, a la inversa, si está alegre, no importa si es joven, viejo, pobre o rico: es feliz. Por eso, siempre que llega la alegría, debemos abrirle todas las puertas. Porque nunca llega a deshora: en lugar de tener a menudo reservas de permitirle que entre, queriendo ponderar primero si realmente tenemos motivos de estar alegres o si no nos distrae de nuestras reflexiones serias y graves preocupaciones. Lo que mejoramos con éstas es muy incierto; la alegría, en cambio, es la ganancia más segura; y puesto que tiene su valor sólo para el presente, es el bien más elevado para seres cuya realidad tiene la forma de un presente indiviso entre dos tiempos infinitos. Si, por tanto, la alegría es el bien que sustituye a todos los demás pero al que no puede sustituir ningún otro, deberíamos preferir la adquisición de este bien a cualquier otra aspiración. Ahora bien, es cierto que nada contribuye menos a la alegría que las circunstancias exteriores de la felicidad y nada más que la salud. Por eso debemos preferir ésta a todo lo demás: todas las fuertes o desagradables emociones del ánimo; también todos los grandes y continuos esfuerzos intelectuales; y, en concreto, procurar mantener este alto grado de la salud perfecta, cuya flor es la alegría; finalmente a diario al menos dos horas de movimiento rápido al aire libre.>
[A. Schopenhauer, Der handschriftliche Nachlaß, vol. III, páginas 238-239]

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Tags : Citas del mes de mayo Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/05/2013 a las 10:39 | Comentarios {1}


Meditaciones de Marco Aurelio. Libro IV Epígrafe 3. Editado por Gredos. Traducción: Ramón Bach Pellicer


Allain Torbechet: Un hombre haciendo malabares con su propia cabeza (1880)
Allain Torbechet: Un hombre haciendo malabares con su propia cabeza (1880)
3.- Se buscan retiros en el campo, en la costa y en el monte. Tú también sueles anhelar tales retiros. Pero todo eso es de lo más vulgar, porque puedes, en el momento que te apetezca, retirarte en ti mismo. En ninguna parte un hombre se retira con mayor tranquilidad y más calma que en su propia alma; sobre todo aquel que posee en su interior tales bienes, que si se inclina hacia ellos, de inmediato consigue una tranquilidad total. Y denomino tranquilidad única y exclusivamente al buen orden. Concédete, pues, sin pausa, este retiro y recupérate. Sean breves y elementales los principios que, tan pronto los hayas localizado, te bastarán para recluirte en toda tu alma y para enviarte de nuevo, sin enojo, a aquellas cosas de la vida ante las que te retiras. Porque ¿contra quién te enojas? ¿Contra la ruindad de los hombres? Reconsidera este juicio: los seres racionales han nacido el uno para el otro, la tolerancia es parte de la justicia, sus errores son involuntarios. Reconsidera también cuántos, declarados ya enemigos, sospechosos u odiosos, atravesados por la lanza, están tendidos, reducidos a ceniza. Modérate de una vez. Pero ¿estás molesto por el lote que se te asignó? Rememora la disyuntiva "o una providencia o átomos", y gracias a cuántas pruebas se ha demostrado que el mundo es como una ciudad. Pero ¿te apresarán todavía las cosas corporales? Date cuenta de que el pensamiento no se mezcla con el hálito vital que se mueve suave o violentamente, una vez que se ha recuperado y ha comprendido su peculiar poder, y finalmente ten presente cuanto has oído y aceptado respecto al pesar y al placer. ¿Acaso te arrastrará la vanagloria? Dirige tu mirada a la prontitud con que se olvida todo y al abismo del tiempo infinito por ambos lados, a la vaciedad del eco, a la versatilidad e irreflexión de los que dan la impresión de elogiarte, a la angostura del lugar en que se circunscribe la gloria. Porque la tierra entera es un punto y de ella, ¿cuánto ocupa el rinconcillo que habitamos? Y allí, ¿cuántos y qué clase de hombres te elogiarán? Te resta, pues, tenlo presente, el refugio que se halla en este diminuto campo de ti mismo. Y por encima de todo, no te atormentes ni te esfuerces en demasía; antes bien, sé hombre libre y mira las cosas como varón, como hombre, como ciudadano, como ser mortal. Y entre las máximas que tendrás a mano y hacia las que te inclinarás, figuren estas dos: una, que las cosas no alcanzan al alma, sino que se encuentran fuera, desprovistas de temblor, y las turbaciones surgen de la única opinión interior. Y la segunda, que todas esas cosas que estás viendo, pronto se transformarán y ya no existirán. Piensa también constantemente de cuántas transformaciones has sido ya por casualidad testigo. "El mundo, alteración; la vida, opinión".


Glosas:

Y denomino tranquilidad única y exclusivamente al buen orden
: Yo sueño la tranquilidad. La bendita suerte de saber que el orden de las cosas trae el sosiego y la calma. Y también sueño con tener un idioma común, una forma de verdad que diga: el orden de los términos produce armonía en el entendimiento. Y por el contrario, el desorden, la alteración producen confusión y aturdimiento.

Porque ¿contra quién te enojas?: En el fondo me enojo conmigo mismo. Por hacerme daño. Por ponerme en el disparadero de que me pueda dañar. Yo sé que la flecha envenenada ha salido de otra mente; que esa mente ha elaborado el veneno y lo ha lanzado. También sé que el antídoto contra ese veneno está en la indiferencia de la vida del otro, es decir: de su opinión. Aún así siento el daño y no he podido dormir.

¿Contra la ruindad de los hombres?: En lo ruin siempre hay algo de pequeño, mezquino, desmedrado. Pero creo más bien que Marco Aurelio hace referencia a eso que también incluye lo ruin que es la cualidad de vil, de cosa vil y añadiría (con el auxilio del Diccionario de Autoridades) lo infame, lo indecoroso y lo malo. Ejemplo de acción ruin: tras haber cometido una acción reprobable, acusar al objeto de dicha acción de ser él el causante de la misma. Nada hay más ruin -es decir: vil, infame indecoroso y malo- que acusar en falso.

Modérate de una vez. Sobre el principio de la moderación en mi opinión sobre las acciones de los otros, fundo mi negativa al juicio de valor y alimento el silencio. Y añadiría: ante la falsa acusación, la renuncia a la discusión. Incluso más: la renuncia a demostrar mi inocencia.

¿Estás molesto por el lote que se te asignó?: No. Me gustaría un equipaje aún más ligero. Casi desnudo, casi desnudo... En contra de lo escrito dependo aún de muchas cosas y creo que si me faltaran, me faltaría la curiosidad por la vida. La vida en sí y esta consideración enlaza con la siguiente glosa...

Pero, ¿te apresarán todavía las cosas corporales?: Me apresan las cosas corporales. O me atraen las cosas corporales.  Soy plenamente consciente de que no tengo cuerpo de eremita. Es más: la cosa corporal me ata al Mundo porque tengo presente cuanto he oído y aceptado respecto al pesar y al placer.

¿Acaso te arrastrará la vanagloria?: La gloria vana me despierta por la noche. Me arrastra en la aurora con sus dedos marchitos y sus pechos caídos y me dice: Chupa de mi teta seca y sáciate de mi nada. Despierto temblando. La luz de la mañana entra a raudales. La gloria vana huye por los cigarrales.

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Tags : Meditación sobre las formas de interpretar Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/04/2013 a las 17:35 | Comentarios {0}


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