Primeros escritos de Isaac Alexander extraídos del archivo que me entregó su amante -la cual me ha pedido discreción en cuanto a su nombre- tras el fallecimiento de mi maestro.
Documento 1 escrito en diciembre de 1939 en la ciudad de Caen
1.- El miedo es el primer panóptico Tiene que haber un continuum de miedo. Si un miedo acaba hay que inventar de inmediato otro (o crearlo). Pongamos la última Gran Depresión. ¿Qué ocurre inmediatamente despues? La guerra de España y a continuación la Segunda Guerra Mundial.
¡Lean historias, señores!
El miedo nos vigila sin que nosotros sepamos que nos está vigilando.
El miedo es la torre de vigilancia de las sociedades modernas.
El miedo normaliza el deseo de ser presos de nuestra libertad.
2.- Dios* muere con Nietzsche porque es Nietzsche quien certifica su muerte y como ocurre en la vida civil uno sólo muere cuando acude el médico a certificarlo. Hasta que ese hecho ocurre el muerto -según la ley de los hombres- aún está vivo. El certificado de defunción abre la posibilidad de la herencia.
Muerto Dios, el Hombre** hereda la primacía, le sucede en el trono de la Excelencia.
Dios tuvo una larga vida. Aproximadamente vivió 5.000 años.
El Hombre ha muerto. Su vida ha sido mucho más corta. Podríamos datar la existencia del Hombre como sucesor de Dios durante aproximadamente 200 años.
Muerto el Hombre, ¿qué hereda al Hombre?
* Definir Dios
** Definir Hombre
3.- Panóptico ha heredado al Hombre.
¿Qué es Panóptico? (Qué y no Quién porque lo que hereda al Hombre es un ente* no es un ser**)
Definamos Panóptico: es un tipo de arquitectura carcelaria mediante la cual un guardián colocado en lo alto de una torre central puede vigilar a todos los presos en sus celdas -o en cualquier otro espacio carcelario- sin que el preso pueda saber nunca si es o no vigilado en un momento dado (el guardián ve al preso; el preso no puede ver al guardián si éste no quiere).
El panóptico ejerce su poder siempre sobre el preso porque éste nunca sabe si está siendo vigilado o no y por lo tanto el preso regula su conducta ante el miedo al castigo.
La sociedad es ahora mismo un espacio con una torre central que nos vigila.
Panóptico nos vende que somos libres cuando -por el mero hecho de ser constantemente susceptibles de ser vigilados- somos presos.
* Definir Ente
** Definir Ser
A veces una herida duele y yo en el post del día 14 de noviembre de 2015 llamado Contra la crueldad sábanas limpias me dejé llevar por la ira y cometí el mismo acto que se había cometido contra mí: fui cruel. Ojo por ojo, diente por diente. Mezclé un hecho personal y real con la vida de un personaje y utilicé literariamente los atentados terroristas de París para construir un relato de crueldades a diversa escala en el que no estaba incluida la mía propia (aunque sí de forma implícita. El relato en sí es mi crueldad).
He reescrito el post intentando limar las partes que son insulto o veneno y pido disculpas a la persona que me hirió y a la que yo quise devolver la herida.
Me dice C. que en ocasiones utilizo Inventario como correa de transmisión. Y es cierto. En realidad lo utilizo siempre como correa de transmisión, es quizá el vehículo más usual que tengo para comunicarme con un mundo al que apenas acudo en persona.
He reescrito el post intentando limar las partes que son insulto o veneno y pido disculpas a la persona que me hirió y a la que yo quise devolver la herida.
Me dice C. que en ocasiones utilizo Inventario como correa de transmisión. Y es cierto. En realidad lo utilizo siempre como correa de transmisión, es quizá el vehículo más usual que tengo para comunicarme con un mundo al que apenas acudo en persona.
"¿Cuál no será el poder que sientan las mujeres ante la obsesión que mostramos los hombres por sus atributos sexuales?" (Reflexión de Isaac Alexander en su ensayo -publicado en este Inventario- Consejas de vieja)
El 14 de noviembre de 2015 a las diez y veinte de la mañana, ha muerto en la ciudad de París Isaac Alexander tras las heridas que le produjo un terrorista de ISIS mientras cenaba en la terraza de Le Carrillon. Ya estaba más muerto que vivo -según me comentaba su amiga y vieja amante- pero, fíjate, no pudo morir en su cama, se empeñó en que bajáramos a la terraza para disfrutar del extraño buen tiempo que hacía esa tarde noche en París y de repente -a poco de sentarnos- se produjo el ataque. Una bala le atravesó el estómago. Ha llegado hasta hoy. Te envío un archivo que tenía guardado para ti y también unas palabras que dijo la madrugada del sábado, muy débil, pero las dijo sonriendo, Dile a Loygorri que aún con todo merece la pena.
He abierto el archivo. Contiene una serie de ensayos que abarcan desde sus inicios como escritor en 1927 cuando contaba trece años de edad hasta un último apunte del 12 de noviembre de 2015, es decir 88 años en la vida de este escritor al que conocí en el 2000 en la casa de unos antiguos terroristas de la OAS en la República Dominicana.
He de reconocer que no he leído aún ninguno de sus ensayos, ni sé cuántos hay, ni tengo ganas ahora de leerlos. Los dejaré reposar como el buen vino y cuando el día no sea propicio entraré en ellos y los iré publicando en este cajón de sastre que es Inventario y al que -por no sé qué extraño capricho- Isaac tenía tanto cariño y le gustaba tanto publicar.
Descansa en paz, viejo lobo de todos los mares y ojalá sea cierto que hay un lugar tras la vida donde el goce de estar muerto es mucho más intenso que el de estar vivo. Nunca te olvidaré. Para mí fuiste de los mejores. Gracias por el honor que me has hecho al entregarme estos ensayos pero sobre todo gracias por haberme regalado tu amistad.
He abierto el archivo. Contiene una serie de ensayos que abarcan desde sus inicios como escritor en 1927 cuando contaba trece años de edad hasta un último apunte del 12 de noviembre de 2015, es decir 88 años en la vida de este escritor al que conocí en el 2000 en la casa de unos antiguos terroristas de la OAS en la República Dominicana.
He de reconocer que no he leído aún ninguno de sus ensayos, ni sé cuántos hay, ni tengo ganas ahora de leerlos. Los dejaré reposar como el buen vino y cuando el día no sea propicio entraré en ellos y los iré publicando en este cajón de sastre que es Inventario y al que -por no sé qué extraño capricho- Isaac tenía tanto cariño y le gustaba tanto publicar.
Descansa en paz, viejo lobo de todos los mares y ojalá sea cierto que hay un lugar tras la vida donde el goce de estar muerto es mucho más intenso que el de estar vivo. Nunca te olvidaré. Para mí fuiste de los mejores. Gracias por el honor que me has hecho al entregarme estos ensayos pero sobre todo gracias por haberme regalado tu amistad.
Texto enviado por la amante de Isaac Alexander con la siguiente nota: Delirios.
Consiste sólo en extender la mano pero tiene que tener mérito, es decir:
1.- Abundante como la escatología
2.- Destacado como ocurre cuando el sol deja su último rayo en la montaña (la que se diría que está cerca pero ponte a caminar y ahí te quiero ver)
3.- Escaso es la base de la necesidad. Da poco y te necesitarán más. No te recomiendo lo exiguo porque entonces se llega a la inanición y ahí ya cruzas el umbral entre el juego y la crueldad (sí, sí, la crueldad como juego etc...)
4.- Extraordinario sería una de las claves pero no por elevación. Lo esencialmente extraordinario tiene la delicada exactitud del término sencillez.
5.- Indiscutible es el confín de lo que se puede decir. La última frontera. A partir de ahí no hay nada que articular tan sólo contemplación y ausencia, Buda bajo la higuera o un caldero hirviendo.
6.- Indudable la lágrima en el entierro por el hijo que estuvo enfermo y la gracia de la bailarina justo antes de envejecer y la mano que se va quedando atrás. Brisa también y ósculo obsceno.
7.- Innumerable la elegancia. Lo que no se puede decir (o lo que se debe callar). Ser, en ese sentido, inatacable y por lo tanto y por encima de todo, elegante. La elegancia tiene como flor la innumerabilidad porque no se puede contar, se tiene, se es. No hay número para ella, ni siquiera pitagórico.
8.- Insigne en el sentido de que no te deje señal. Es importante que no te deje señal por eso el tatuaje es un atentado contra el mérito; también el olor a lavanda y la clara fuerza del que no hiere con ganas (aquí se admite el que hiere a destiempo o el que disfraza la cara o el que se va abocado a la herida; también se acepta el sonambulismo a la hora de herir de forma insigne).
9.- Insuficiente sin que haya que buscar la relación con escaso. Queremos decir con esto que insuficiente tiene como aval el acaso, no es un término absoluto como sí lo es escaso. Insuficiente sería el manantial de azufre. Insuficiente la respiración sin aire. Insuficiente la enfermedad a medias. Insuficiente el alza que no llega. Entiéndenos, no hagamos una cisma de esto. La llaga se ve siempre. Y la escara duele.
10.- Notable siempre será lo prohibido, por ejemplo, en ese término tan vulgar como es amar. Por eso hacemos especial hincapié en esta palabra porque su cercanía con noble puede y suele llevar a engaño porque lo notable siempre será mediocre, es lo que queda entre lo sucinto y lo excelso y nada quiere, en el fondo, eso para sí. Sobresal o sal pero no te hagas simplemente de notar.
11.- Numeroso es lo que acaece al que espera (en este caso pocas palabras bastan).
12.- Probado y así la ira se apacigua. No temas a la ira. No la esquives. Sólo te diremos que no la dirijas. Mira, cuando los mongoles invadieron Wei al mando de Kublai Khan, el teatro se enseñoreó de los pueblos y quedó claro que la ira se fue yendo entre pinturas y sonrojos (también, es posible, tras un forillo o en un estercolero donde la ira suele abandonar sus besos).
13.- Reconocido el terror has de espantarlo con la risa. No hay otro camino y además has de saber que al final del mismo nadie te espera. Reconocer es vivir porque vivir es volver a ver.
14.- Relevante. No haré (es que en este item he de hablar yo solo) un trabajo etimológico. Hazlo tú. Descubrirás el por qué del ardor en el vientre y la sensación que al final se confirma no tiene más importancia que la de saber estar con los ojos abiertos. Recuerda en todo caso que estar con los ojos abiertos no quiere decir (no deviene en) ser astuto o estar preparado. Estar con los ojos abiertos es estar con los ojos abiertos. Relevante es cuando a ese hecho le añades la brazada, el surco, el año, la mies, la palabra, la decisión, la espalda, el agua, el abrazo, la despedida, la mordaza, la Ciudad-Fortaleza, el cabo, la playa, la escarcha, el hielo o la mudez.
15.- Sobrado de hastío. No te mortifiques. Está todo en ti. Recuérdalo. Nadie puede. Nadie.
16.- Sobresaliente si te bebieras el vino y dejaras para más tarde las últimas noticias. Sabes que al caer la noche, cuando atravesabas el último bosquecillo, el que da a la pequeña subida y la curva a la izquierda y tu perro había saltado una vez más el muro, te dijiste estas palabras: si no vuelve mañana estaré aquí.
17.- Suficiente
1.- Abundante como la escatología
2.- Destacado como ocurre cuando el sol deja su último rayo en la montaña (la que se diría que está cerca pero ponte a caminar y ahí te quiero ver)
3.- Escaso es la base de la necesidad. Da poco y te necesitarán más. No te recomiendo lo exiguo porque entonces se llega a la inanición y ahí ya cruzas el umbral entre el juego y la crueldad (sí, sí, la crueldad como juego etc...)
4.- Extraordinario sería una de las claves pero no por elevación. Lo esencialmente extraordinario tiene la delicada exactitud del término sencillez.
5.- Indiscutible es el confín de lo que se puede decir. La última frontera. A partir de ahí no hay nada que articular tan sólo contemplación y ausencia, Buda bajo la higuera o un caldero hirviendo.
6.- Indudable la lágrima en el entierro por el hijo que estuvo enfermo y la gracia de la bailarina justo antes de envejecer y la mano que se va quedando atrás. Brisa también y ósculo obsceno.
7.- Innumerable la elegancia. Lo que no se puede decir (o lo que se debe callar). Ser, en ese sentido, inatacable y por lo tanto y por encima de todo, elegante. La elegancia tiene como flor la innumerabilidad porque no se puede contar, se tiene, se es. No hay número para ella, ni siquiera pitagórico.
8.- Insigne en el sentido de que no te deje señal. Es importante que no te deje señal por eso el tatuaje es un atentado contra el mérito; también el olor a lavanda y la clara fuerza del que no hiere con ganas (aquí se admite el que hiere a destiempo o el que disfraza la cara o el que se va abocado a la herida; también se acepta el sonambulismo a la hora de herir de forma insigne).
9.- Insuficiente sin que haya que buscar la relación con escaso. Queremos decir con esto que insuficiente tiene como aval el acaso, no es un término absoluto como sí lo es escaso. Insuficiente sería el manantial de azufre. Insuficiente la respiración sin aire. Insuficiente la enfermedad a medias. Insuficiente el alza que no llega. Entiéndenos, no hagamos una cisma de esto. La llaga se ve siempre. Y la escara duele.
10.- Notable siempre será lo prohibido, por ejemplo, en ese término tan vulgar como es amar. Por eso hacemos especial hincapié en esta palabra porque su cercanía con noble puede y suele llevar a engaño porque lo notable siempre será mediocre, es lo que queda entre lo sucinto y lo excelso y nada quiere, en el fondo, eso para sí. Sobresal o sal pero no te hagas simplemente de notar.
11.- Numeroso es lo que acaece al que espera (en este caso pocas palabras bastan).
12.- Probado y así la ira se apacigua. No temas a la ira. No la esquives. Sólo te diremos que no la dirijas. Mira, cuando los mongoles invadieron Wei al mando de Kublai Khan, el teatro se enseñoreó de los pueblos y quedó claro que la ira se fue yendo entre pinturas y sonrojos (también, es posible, tras un forillo o en un estercolero donde la ira suele abandonar sus besos).
13.- Reconocido el terror has de espantarlo con la risa. No hay otro camino y además has de saber que al final del mismo nadie te espera. Reconocer es vivir porque vivir es volver a ver.
14.- Relevante. No haré (es que en este item he de hablar yo solo) un trabajo etimológico. Hazlo tú. Descubrirás el por qué del ardor en el vientre y la sensación que al final se confirma no tiene más importancia que la de saber estar con los ojos abiertos. Recuerda en todo caso que estar con los ojos abiertos no quiere decir (no deviene en) ser astuto o estar preparado. Estar con los ojos abiertos es estar con los ojos abiertos. Relevante es cuando a ese hecho le añades la brazada, el surco, el año, la mies, la palabra, la decisión, la espalda, el agua, el abrazo, la despedida, la mordaza, la Ciudad-Fortaleza, el cabo, la playa, la escarcha, el hielo o la mudez.
15.- Sobrado de hastío. No te mortifiques. Está todo en ti. Recuérdalo. Nadie puede. Nadie.
16.- Sobresaliente si te bebieras el vino y dejaras para más tarde las últimas noticias. Sabes que al caer la noche, cuando atravesabas el último bosquecillo, el que da a la pequeña subida y la curva a la izquierda y tu perro había saltado una vez más el muro, te dijiste estas palabras: si no vuelve mañana estaré aquí.
17.- Suficiente
Ensayo
Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/11/2015 a las 21:27 |
Querido Fernando:
Parece que por fin la continuidad de la vida me está llamando, me muero. No sé si tendré tiempo de enviarte alguno que otro de mis ensayos -siempre la palabra ensayo en el sentido de intento (como tú decidiste utilizarlo también en tus escritos)- porque hay días en que me falta el aire y siento un dolor muy intenso en el abdomen que me hace retorcerme en unos dolores deliciosos y terribles que me provocan vómitos y largas convalecencias; es cierto que en ocasiones tengo apego a los colores de este mundo y a la música que provoca el viento cuando entra desde el mar y se retuerce entre los pinos y que el tacto que tantos placeres me ha causado intuyo que no tendrá desarrollo en el próximo mundo hacia el que me dirijo y menos aún los olores y sabores que este planeta enfermo nos ofrece aún entre estertores de monóxidos, amoniacos, azufres y vertidos innobles. Sí, amigo mío, en ocasiones tengo miedo y sollozo en las madrugadas por no tener ya fuerzas, ni ganas, de amar otro cuerpo y sentir en mi espalda su calor y sin embargo entre este marasmo de tisanas, asfixias, vómitos y punzadas mezclado con las alucinaciones propias de los cerebros que se pudren y que debido a los fallos en sus redes neuronales confunden un higo con la idea del año nuevo o al ver a un niño creen estar viendo un tejado de varias aguas, hay algo que me alegra y es la curiosidad que tengo por morir, estar ya cerca, saber que muero, saber que podría ser en este mismo instante cuando le estoy dictando a mi última amante que además es una vieja amiga, estas palabras, el momento en el que el corazón se detenga y el cerebro deje de divagar por fin y se relaje y pueda estar en disposición de meditar eternamente. Si así ocurriera y no tuviera tiempo para transmitirte mis últimas palabras, sabe que siempre te he tenido en alta estima aunque no haya podido evitar pensar en ti -en muchas ocasiones- como en un ser en mucho estúpido.
Deja que te explique:
Vivir no tiene fundamento. Tú por mucho que lo escribas y por mucho que lo pienses jamás llegarás a conclusión válida alguna. Hay algo en tu escritura que peca aún de victimismo y sé que estás luchando contra ello cosa que de alguna forma te honraría si luchar sirviera para algo. De nada sirve luchar, amigo mío y yo sé que tú ya has vislumbrado que tu victimismo es constructo de una mente creada hace ya demasiado tiempo sólo que aún no lo has interiorizado, no lo has hecho tuyo y eso no se consigue luchando sino más bien al contrario, has de quedarte en paz contigo mismo.
Adoleces de soledad, te leo a veces. Deja de quejarte porque tu soledad es tu castillo y en tu castillo -como Montaigne en el suyo- eres dueño absoluto de tus actos y a nadie has de rendir cuentas. Acepta que eres un cobarde porque salir al mundo todos los días, enfrentarse a los otros hasta tarde y volver a la noche a la casa eso sólo lo hacen los valientes o los desesperados. Eres feliz alejado de los errores mundanos. Te aterra errar y eso también es constructo que tú no forjaste. Así es que, querido amigo, déjate ser, no es ni mejor ni peor ser aceptado por los otros, ni hay que llegar a ningún sitio porque como mucho podemos decir de nosotros mismos que somos entes que albergan a nuestros verdaderos dueños que son los genes y éstos son pura química, sustancias que no piensan, compuestos sin arrogancia y con una única misión: que tú desees juntarte a otro de tu especie para generar otro ente que los albergue a ellos.
Ama y sé paciente. Ama cuanto puedas y sé paciente siempre. La mujer a la que deseas se merecerá siempre tu paciencia y si algún día ella vuelve a ti -aunque sea una tarde, con prisas y en silencio- ámala como si fuera la vez primera, trátala con la dulzura y la fuerza del océano y luego deja que se vaya y vuelve a someterte a la paciencia. Amar es dejar ser lo que uno quiera y el ser está en el tiempo y el tiempo -tú lo sabes- siempre espera.
¡Cómo anhelo el recuerdo del vino! Ahora ya no puedo sentirlo. Y me fatigo.
Mi amante y vieja amiga me dice que lo deje, que mañana -si quiero- podré seguir un rato; me lo dice con la boca pequeña y la miel en los labios como escuchan los niños que tienen una madre buena sus últimas palabras de buenas noches antes del beso en la frente. Por si no llego a mañana quisiera agradecerte el espacio que has dejado para mí en tu vida y en tus notas y las muchas veces que nos hemos reído, que reír es la sal de la vida, lo más cercano al abrazo. Y para que no quede todo en crítica o en pequeña advocación, sentir de viejo, mantén vivo ese don que tu camino te ha dado y que es saber escuchar cuando hay que hacerlo.
Estoy llorando. Me duele el bazo. Ya estoy llegando.
Parece que por fin la continuidad de la vida me está llamando, me muero. No sé si tendré tiempo de enviarte alguno que otro de mis ensayos -siempre la palabra ensayo en el sentido de intento (como tú decidiste utilizarlo también en tus escritos)- porque hay días en que me falta el aire y siento un dolor muy intenso en el abdomen que me hace retorcerme en unos dolores deliciosos y terribles que me provocan vómitos y largas convalecencias; es cierto que en ocasiones tengo apego a los colores de este mundo y a la música que provoca el viento cuando entra desde el mar y se retuerce entre los pinos y que el tacto que tantos placeres me ha causado intuyo que no tendrá desarrollo en el próximo mundo hacia el que me dirijo y menos aún los olores y sabores que este planeta enfermo nos ofrece aún entre estertores de monóxidos, amoniacos, azufres y vertidos innobles. Sí, amigo mío, en ocasiones tengo miedo y sollozo en las madrugadas por no tener ya fuerzas, ni ganas, de amar otro cuerpo y sentir en mi espalda su calor y sin embargo entre este marasmo de tisanas, asfixias, vómitos y punzadas mezclado con las alucinaciones propias de los cerebros que se pudren y que debido a los fallos en sus redes neuronales confunden un higo con la idea del año nuevo o al ver a un niño creen estar viendo un tejado de varias aguas, hay algo que me alegra y es la curiosidad que tengo por morir, estar ya cerca, saber que muero, saber que podría ser en este mismo instante cuando le estoy dictando a mi última amante que además es una vieja amiga, estas palabras, el momento en el que el corazón se detenga y el cerebro deje de divagar por fin y se relaje y pueda estar en disposición de meditar eternamente. Si así ocurriera y no tuviera tiempo para transmitirte mis últimas palabras, sabe que siempre te he tenido en alta estima aunque no haya podido evitar pensar en ti -en muchas ocasiones- como en un ser en mucho estúpido.
Deja que te explique:
Vivir no tiene fundamento. Tú por mucho que lo escribas y por mucho que lo pienses jamás llegarás a conclusión válida alguna. Hay algo en tu escritura que peca aún de victimismo y sé que estás luchando contra ello cosa que de alguna forma te honraría si luchar sirviera para algo. De nada sirve luchar, amigo mío y yo sé que tú ya has vislumbrado que tu victimismo es constructo de una mente creada hace ya demasiado tiempo sólo que aún no lo has interiorizado, no lo has hecho tuyo y eso no se consigue luchando sino más bien al contrario, has de quedarte en paz contigo mismo.
Adoleces de soledad, te leo a veces. Deja de quejarte porque tu soledad es tu castillo y en tu castillo -como Montaigne en el suyo- eres dueño absoluto de tus actos y a nadie has de rendir cuentas. Acepta que eres un cobarde porque salir al mundo todos los días, enfrentarse a los otros hasta tarde y volver a la noche a la casa eso sólo lo hacen los valientes o los desesperados. Eres feliz alejado de los errores mundanos. Te aterra errar y eso también es constructo que tú no forjaste. Así es que, querido amigo, déjate ser, no es ni mejor ni peor ser aceptado por los otros, ni hay que llegar a ningún sitio porque como mucho podemos decir de nosotros mismos que somos entes que albergan a nuestros verdaderos dueños que son los genes y éstos son pura química, sustancias que no piensan, compuestos sin arrogancia y con una única misión: que tú desees juntarte a otro de tu especie para generar otro ente que los albergue a ellos.
Ama y sé paciente. Ama cuanto puedas y sé paciente siempre. La mujer a la que deseas se merecerá siempre tu paciencia y si algún día ella vuelve a ti -aunque sea una tarde, con prisas y en silencio- ámala como si fuera la vez primera, trátala con la dulzura y la fuerza del océano y luego deja que se vaya y vuelve a someterte a la paciencia. Amar es dejar ser lo que uno quiera y el ser está en el tiempo y el tiempo -tú lo sabes- siempre espera.
¡Cómo anhelo el recuerdo del vino! Ahora ya no puedo sentirlo. Y me fatigo.
Mi amante y vieja amiga me dice que lo deje, que mañana -si quiero- podré seguir un rato; me lo dice con la boca pequeña y la miel en los labios como escuchan los niños que tienen una madre buena sus últimas palabras de buenas noches antes del beso en la frente. Por si no llego a mañana quisiera agradecerte el espacio que has dejado para mí en tu vida y en tus notas y las muchas veces que nos hemos reído, que reír es la sal de la vida, lo más cercano al abrazo. Y para que no quede todo en crítica o en pequeña advocación, sentir de viejo, mantén vivo ese don que tu camino te ha dado y que es saber escuchar cuando hay que hacerlo.
Estoy llorando. Me duele el bazo. Ya estoy llegando.
Tuyo siempre
Isaac Alexander
Isaac Alexander
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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/11/2015 a las 01:28 |
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Ensayo
Tags : Escritos de Isaac Alexander Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/11/2015 a las 19:52 |