Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Sueña
Cuando entra en la cama se duerme pronto. Se hace la oscuridad en la habitación. Sus ojos se hacen oscuros. La mirada permisiva de unos fantasmas se acercan a ella y acarician su cuerpo joven, lleno de posibilidades.
Fantasmas, piensa ella o ya lo sueña. Fantasmas que pasean por el agua. Piscinas con grandes escualos que muestran sus fauces como si fueran falos. El sueño no es cruel ni piadoso. El sueño no tiene juicio moral ninguno en sí. Sólo la mañana y la vigilia introducen la moral (que no es sino el uso de la costumbre) en lo dormido. Porque el sueño no se vive. El sueño se duerme y en ese dormir y en ese consciente no hacer, todo es posible porque nada se hace sino que ocurre ajeno a nuestra voluntad o a nuestra realidad. Así, ahora, ella duerme. Puede que desde el exterior una luminaria altere su visión y eso la lleve a una pradera o a una playa de mediodía en agosto y en esa playa haya un perro que ladra en lo alto de un montículo de arena y sus pies se mojen por una ola que apareció de pronto y el agua del mar le produzca una sensación viscosa como de semen o de ostra.
Entonces el cuerpo de ella –que ha bajado sus constantes vitales- se revuelve y su tono muscular se eleva un poco para permitir que su cadera se ponga en movimiento para cambiar de postura y de esta forma cambiar también de sensación. El cuerpo ayuda al sueño a seguir siendo. Y así este movimiento de las caderas le puede acarrear saltar de la playa a un gran edificio en las costas pacíficas de la China donde ella nunca ha estado en la vigilia y a donde vuelve en los sueños con una puntualidad sorprendente casi maniática (pensará esto al despertar cuando entre puntualidad sorprendente y manía existe una distancia que no la une un puente) y allí espera a un hombre europeo al que nunca ha visto pero sabe que reconocerá. La espera se hace larga. Pasan varias soles y varias lunas en el mismo sueño, en la misma azotea, en la misma postura, mientras desde abajo (muy, muy abajo) se eleva el sonido de la multitud y las máquinas. Desde la azotea ve el afán de los hombres por construir, por derribar, por arrimar, por vencer, sin participar de ello porque ella duerme su sueño y su sueño unifica su deseo más íntimo: esperar, esperar al hombre europeo como una esfinge de granito que sabe que el sol, el viento, el agua y el fuego acabarán con ella pero muy tarde, tras miles de años, tras millones de años.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/04/2010 a las 11:12 | Comentarios {0}


Fabian Marcaccio
Fabian Marcaccio

Migas de pan en el bosque se van haciendo piedra
Alguien las pisará
Las migas se convierten en semillas y se hunden en la tierra
El bosque se convierte en campo de trigo
Al llegar la primavera las espigas ensombrecen las copas de los árboles
Al llegar el verano todo está en barbecho
Deciden los hombres si el otoño será bueno para fumar en cachimba junto al fuego de un tronco de roble
Los pájaros se hartan a trigo
Los nidos chillan de ahítos
Las águilas sobrevuelan los caminos
El tiempo se detiene sin descanso
Se decide retrasar los relojes
El mundo aplaude el lento año nuevo
Un niño, en el cementerio más cercano, ha cantado a pulmón muerto el himno Good save the Queen
Sita en el Cementerio de los Ingleses de la ciudad de Madrid
Redoblan los truenos de una tormenta en agosto
Las migas aparecen de nuevo a la vista de los rastreadores
Nadie quiere perderse la hazaña
El bosque se echa a temblar
La nieve, por su parte, se hará esperar
Nada queda, dice uno
Nada queda, corean todos
El general, entonces, con su fusil de mando lanza salvas de ordenanza.
El pueblo se alía con los molineros
Los cielos se alumbran
Ha llegado el día de que se haga definitivamente la luz
Las diosas se adorarán de cintura para abajo
Los demonios se erguirán en sus lentas cabezas
Dirán los sacerdotes que un silogismo categórico acabó con todo
Todos los hombres son feos
Sócrates es un hombre
Luego Sócrates es feo
En general las niñas descubrirán las combas
Particularmente no sé por qué

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/04/2010 a las 10:51 | Comentarios {0}


Aún no estaba contenta. No sabía cómo desligarse, cómo succionar la historia hasta quedar, ella misma, amnésica porque en el fondo quería más ignorancia que olvido; quería que se secara como se seca una poza surgida tras una tormenta de verano y que a nadie le importa. Lo miraba con desdén, lo miraba con ganas de tirarlo por la ventana. Sólo le detenía el hecho de que le cayera a alguien encima y acabara en la cárcel.
Era cierto que juntos habían visto muchos amaneceres. Cierto que ella lo había cuidado hasta el delirio y que él, de alguna forma, siempre había estado bajo su protección, dejándose hacer, inmóvil.
Una amiga, amante de visiones esotéricas, de largas miras donde no hay nada que mirar, de previsiones a cual más feroz, de borrones y cuentas nuevas le había dicho aquella misma mañana, Arráncalo de cuajo y sácalo de tu vida de una vez. Es la única manera.
Ella dudó un par de días más pero al final, un atardecer, cerca ya de la Semana Santa, fue hasta el balcón, lo arrancó del macetero y sin mirarlo lo tiró al cubo de la basura. Y es cierto, pronto lo olvidó sólo que de vez en cuando el recuerdo de sus flores rojas, lo agreste y basto de su tallo, el olor que desprendía en la noche, lo mucho que alegraba su balcón y los comentarios de su vecina de enfrente que siempre que la veía le decía, ¡Qué lástima de geranio, con lo hermoso que era! le evocaban lo mucho que lo cuidó, lo hermoso que se puso, el orgullo que llegó a sentir por él porque contra viento y marea, contra arañas y gusanos, él había sobrevivido, incluso aguantó una granizada que a ella le sorprendió fuera de la ciudad y que la mantuvo insomne hasta que pudo volver y encontró que el geranio aunque con dos ramas tronchadas seguía allí fuerte, vivo...
A la semana de haberse deshecho de él, ella fue a la peluquería y se cortó su larga cabellera morena. Se miró en el espejo al llegar a su casa. Estaba horrible como el balcón sin el geranio. Estaba sola. Así debía de ser.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/03/2010 a las 17:42 | Comentarios {0}


Bonis O'See se hizo tan aficionado a las pompas fúnebres que se cortó las venas una tarde de invierno en la esquina de su pompa favorita.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/03/2010 a las 11:16 | Comentarios {0}


El tipo estaba hablando con una amiga suya. Se dolía de que su ex mujer tuviera una actitud tan desdeñosa para con él desde que se habían separado. La amiga comprendía que la ex mujer del tipo no quisiera saber nada de él. Que hubiera roto absolutamente su relación después de tantos años. El tipo se defendía aduciendo que cómo era posible que tras dormir juntos una noche y otra y otra sin que hubiera pasado nada definitivo para su ruptura, es decir, una paliza, un asesinato, una violencia bestial, no sé, cosas así decía, sino que más bien la separación se había producido por una distinta visión del mundo y las acciones, no pudieran seguir interesándose el uno por el otro. No pudiera ella... y terminaba diciendo el tipo, Porque el desdén es violento, el desdén es agresivo. Es un tratamiento contra las drogas le respondió la amiga. Eres un bar para una alcohólica. Eres el único sitio al que ella no puede ni asomar la nariz. Eres un servicio con rayas de coca encima de la cisterna del retrete en un garito de mala muerte a las cinco de la mañana para una ex-cocainómana. Eso eres para ella.
El tipo calló y agradeció la explicación.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/02/2010 a las 20:51 | Comentarios {0}


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