Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
En la primera mañana hubo concordia. Todos se miraron y comprendieron que no había cosa mejor que contemplar las aguas doradas del lago Hoo Shon. Al fin y al cabo sabían que el comandante Sse, más tarde o más temprano, vendría a buscarles en su aeroplano.
En la primera tarde una mujer se empeñó, es decir se hizo peña, al acercarse demasiado a las aguas doradas del lago. Dicen los que la vieron que ocurrió cuando con la uña del dedo meñique del pie izquierdo tocó el agua. Se convirtió en una peña preciosa, toda de cuarzo, con las cabellos pétreos al aire. Luego todos miraron al cielo para ver si escuchaban mejor las hélices del aeroplano del comandante Sse girando hacia donde ellos se encontraban.
En la primera noche el espectáculo de la negritud que en nada concernía a las aguas doradas, dejó boquiabiertos a todos los que esperaban y más cuando en el centro del lago surgió con la forma de una huella el rostro más amado.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/06/2009 a las 12:21 | Comentarios {0}


Los ojos del rey miran enamorados la figura que yace. Urna en el páramo. Atrás queda el humo de la batalla y resuenan como de cristal los tambores de piel de hipopótamo. El rey sangra del hombro. No se duele de la herida sino de la figura que yace aún caliente en la urna. Es su hijo muerto con valor en la batalla a la edad de once años. Nobles, siervos y clerecía guardan silencio, hasta el viento se ha calmado y ni un ave osa alterar el responso. Pronto caerá la tarde. Perdida la batalla y perdido el hijo el rey piensa ahora en el final de su dinastía y siente lo que hasta entonces nunca había sentido: el peso de los años en cada una de sus articulaciones.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/06/2009 a las 12:28 | Comentarios {0}


Carreteras:

Bordea una tierra llana, amarilla, en febrero.

Un puerto con niebla. Despacio. Vamos despacio. Verdes. Muchos verdes difuminados. Manchas verdes.

Gira sobre el mar. Un mar radiante. Un mar que se hunde, sin resistencia, en la noche sin luna.

Carretera de montaña en Francia. Hacia Port Bou.

Lugares:

Una cena frugal en un puerto pequeño. Recuerdo la playa atestada de exiliados al terminar la Guerra Civil Española. Los campos de concentración. Un recuerdo imposible en mí (aún me quedaban muchos años para nacer) y sin embargo nítido.

Llueve y hace sol. Asturias.

Un prado.

Carreteras:

De tierra. Cada vez más estrecha. A ambos lados fincas privadas. En bicicleta.

Es una carretera que acaba en un cul-de-sac. En el oeste. Un río corre en paralelo y unas barquichuelas se mecen sin ganas sobre sus aguas en una tarde sin viento.

A lomos de una camioneta. Grandes extensiones de cultivos de marihuana. Murcia. En enero. La parte trasera de la furgoneta es descapotada. Hace frío, viento y un pavimento frenético.

Lugar:

Playa en el fin del mundo. El faro de Trafalgar. Con una muchacha. En plena madrugada.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 18/06/2009 a las 19:37 | Comentarios {0}


Las abejas melíferas están desapareciendo, una extraña enfermedad dicen, una menor resistencia a los virus, algo relacionado con la labor de los hombres sobre la santa madre tierra. Dave Hackenberg se gana la vida llevando abejas de acá para allá para que polinicen los cultivos: los melones en Florida -escriben Diane Cox-Foster y Dennis van Elgelsdorp- , las manzanas en Pennsylvania, los arándanos en Maine, las almendras de California.

La cabeza de la abeja melífera es tan ajena a las cabezas, ¿cuándo se vieron esos pelos surgiendo de sus ojos compuestos?

Un seno de una mujer francesa a la altura de mis ojos.

El calor del andén del metro, la ausencia en la vida de otros cuerpos. Una sensación esquiva. Una extraña, por antigua, secuencia de hechos.

El frío en el cuello. Un piano conocido. Un país. Una escuela. Una astucia. Un amor que nos deja. Que nos deja. La lejanía, de repente, de la montaña que estuvo tan cerca o del río o de la casa.

Magia, ahora está, ahora no está. Magia tus ojos (no le hablo a nadie. No me atrevo a hablarle a nadie. Es -quien escribe- un narrador que en nada me concierne. Son sus dedos y su cabeza y sus sentimientos, sus sentimientos, porque los míos se quedaron aparcados en el aparcamiento de una estación de tren, eso sí, bella... la estación) y esas manos que suavemente se deslizan por tu brazo tras el ataque de un viento fresco. Esa saliva. Ese aire entre tus cabellos. Tu vientre. Tu vientre esgrime el calor de los hornos en tu piel.

Alguna máscara en la calle. Un alud de tientos y milagros. Cómo me gustó siempre el verso La calma de la tarde en un cigarro escrito por mí hace muchos años, muchos, muchos años....

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 09/06/2009 a las 22:18 | Comentarios {0}


Impromptu
Es esa voz de Astrud Gilberto y esa guitarra de Joao Gilberto y Antonio Carlos Jobim y por supuesto el saxo de Stan Getz. Esa ausencia de la bossa nova. Ese tempo sensual y melancólico, esa cadencia de agua suave, ese rumor que llega muy lejos. La memoria. La sonrisa.

Jugando con los tiempos. Ausente de nuevo, dejando a los dedos que naveguen por las teclas siguiendo (o al menos con la intención de seguir) el ritmo que marca el percusionista en el platillo.

Esta vida es de los valientes y yo lo soy en muy pocas ocasiones. Me congratulo en todo caso porque alguna vez sí lo he sido (o me he sentido). He mirado de frente y he sentido una gran bocanada de aire adentrarse en mí y alentarme.

La mano, reservada para escasas ocasiones, deambula.

Secuencia que nos lleva. Molicie he dicho hoy y palabra tan desafortunada me ha hecho, sin embargo, gracia.

Son las diez.

Narrativa

Tags : Archivo 2009 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/06/2009 a las 21:55 | Comentarios {0}


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