Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Aunque fuera 22 en realidad. Sí noviembre. Ahora ya es 23 porque ya es de noche y son más de las doce. Sólo por eso. Si yo no tuviera reloj o si no hubiera relojes que aparecen por todas partes yo podría seguir sintiendo este instante como 22. Recuerdo de los relojes una historia de Cortázar de un hombre regalado a un reloj, luego, muchos años más tarde se utilizó ese texto para la venta de un automóvil si no me equivoco -puedo equivocarme perfectamente, me equivoco muchas veces-. Te lo digo a ti que no me conoces para que no me conozcas.El día 22 es sábado. El día ha sido luminoso, ese noviembre que quisiera ser abril. Olía bien. La luz de Madrid, la luz de esta parte del mundo es una luz que acompaña muy bien a las estaciones, las estaciones en esta provincia de España se marcan claramente por la luz. No soy muy viajado. He estado en pocas ocasiones en otras partes del mundo con mi cuerpo físico. En sueños lo recorrí entero, sobre todo en mi juventud. Recuerdo, nítidas, mis estancias en Londres, en San Francisco, en Tokio. Una vez ocurrió algo, un hecho curioso. Una conocida creyó verme en el aeropuerto de San Francisco, Me llamó haciendo aspavientos con los brazos. Yo no la contesté. Durante mucho tiempo llevó en su memoria ese momento hasta que nos volvimos a ver y me recriminó el que no la hubiera saludado. Sé que ella no llegó a creer del todo que yo nunca había estado en el aeropuerto de San Francisco.

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Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/11/2008 a las 02:15 | Comentarios {0}


¡Qué inicio!
Heike Monogatari es una novela japonesa ( ya en la introducción se habla mucho del término monogatari que se traduciría literalmente como relato de cosas) del siglo XIII, de los tiempos en que Gonzalo de Berceo escribía los Milagros de Nuestra Señora .

La novela está editada por Gredos en su colección Biblioteca Universal. La traducción, desde mi punto de vista y siendo ignorante del japonés, muy acertada ha sido hecha por Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio López de la Llave.

Reconozco que la dejé un poco antes de la mitad, no recuerdo por qué. Lo que no he olvidado ha sido el principio de la novela, su primer párrafo. Lo transcribo:

En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su fin. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra.

La novela (o el relato de cosas) narra la ascensión y caída del clan Heike. Esa forma de iniciar el relato anima por su belleza, por su anuncio, por su contención y por su verdad. Ese inicio nos cuenta el desarrollo y el fin. Ese inicio lo evoca todo.

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Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/11/2008 a las 16:51 | Comentarios {1}


Fotografía de Fernando Loygorri
Fotografía de Fernando Loygorri
¿Cuántas veces se nace? ¿Una vez al año? ¿Tres veces en la vida? ¿Cada día al despertar se nace? El tiempo y su milagro parecen renovarse y decaer casi segundo tras segundo u hora tras hora, según las medidas.

¿Cuántas veces se tiene la sensación de no saber nada? Siempre he pensado que cuando Sócrates dijo (o Platón dice que dijo) Lo único que sé es que no sé nada, debió de sentir tristeza y desasosiego por mucho que la mayeútica quisiera partir de su desconocimiento para llegar al conocimiento del discípulo. En el fondo su forma de enseñar lo que no sabía era una ironía. Ironía socrática según explica Alexander Nehamas en su libro El Arte de Vivir que lleva como subtítulo Reflexiones socráticas de Platón a Foucault y está editado por Pre-Textos.

¿Encierra una ironía el preguntarse cuántas veces se nace? Porque se nos dirá que sólo se nace una vez y como mucho se producirán renaceres a lo largo de una vida. Sin embargo mi ser alberga la sensación de haber nacido más de una vez. De realmente no ser yo -este yo presente- el mismo ser que puedo ver en las fotografías de cuando era niño, de cuando era joven, de cuando era adulto. Es decir no es la distancia lo que marca la sensación de ser otro sino la presencia de algo distinto, otra vida, otra forma de encararla. No sé si realmente existe continuidad en los días. No me atrevo a afirmar solemnemente que ayer fue 14 de noviembre y mañana será 16 y luego 17 y antes 13 y que el año pasado fue el 2007 y el siguiente será el 2009.

Quizá sea la Teoría de la Relatividad, la curvatura del espacio/tiempo, esa no linealidad demostrada mediante ecuaciones matemáticas -el más inexorable de los lenguajes humanos incluso con la teoría de Gödel por delante- quizá sea el nacimiento de las células del cuerpo en un cotinuum llamado vida, un nacimiento que implica la muerte de otras células.

Cada siete años si mi memoria no me falla todas las células del cuerpo son nuevas excepto algunos millares de neuronas que son las que nos dicen que somos el mismo cuando en realidad las únicas que son las mismas son ellas porque las células de todos los demás sistemas de este ente donde están encerradas las neuronas que hacen de mí la consciencia de ellas, son otras. Luego si la mayoría de mí nace cada siete años no puedo por menos preguntarme cuántas veces he nacido.

Y cada siete años ¿cómo? ¿Todas cambian al unísono o hay unas células que viven más y otras menos, por ejemplo son más duraderas las células hepáticas que las células de la dermis? Lo que querría decir que el proceso total de regeneración celular se produce cada siete años. Lo que implica que nacemos casi constantemente o que nunca acabamos de nacer del todo cuando ya estamos muriendo.

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Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/11/2008 a las 13:16 | Comentarios {1}


He aceptado la posibilidad de que la casualidad es el orden natural de las cosas. Esta definición me parece una buena posibilidad porque de forma clara y concisa afirma la relación entre el individuo y su entorno, una búsqueda inconsciente, un encuentro no buscado entre posibilidades casi infinitas. La casualidad urde vida. El orden le da un sentido (en su sinónimo de dirección). Eso no implica que la dirección sea la correcta.

El 8 de Agosto (mes octavo) del año 2008 entramos en la Era de Orión, de hecho ese día a una determinada hora se abrió la puerta y empezamos -los del planeta tierra- a atravesar el umbral y al hacerlo fuimos abandonando la zona de la galaxia en sombra en la que nos habíamos movido los últimos 10.800 años (iniciamos este recorrido por la sombra cuando aún habitábamos las cavernas. Las pinturas de Altamira sólo tenían 1200 años aprox.). Largo tiempo según los cómputos humanos actuales.

Aquel día me enviaron un correo con mucha información de la Era de Orión: cómo habían de sobrevenir crisis con sus correspondientes catarsis, cómo la corteza de la tierra se iba a compactar de tal forma que la extracción de petróleo se iba a complicar, cómo iba a surgir un gran flujo de amor, en fin todo muy New Age, he de reconocerlo, y por tanto leí todo aquello con prejuicio, juicio, postjuicio y con el interés que me producen formas distintas de entender el mundo. Y junto a estas premoniciones que el viejo Thiresias habría tildado cuando menos de ingenuas, se adjuntaba un estudio de astronomía con los cálculos que certificaban el cambio de posición en la galaxia.

El 4 de noviembre de 2008 un tal Barak Husein Obama se convirtió en presidente electo de los Estados Unidos. Sólo diré que cuando menos es curioso que este señor sea mulato, es como si en España votáramos a un señor gitano o con cuarterón como presidente, en fin algo inaudito. Como la casualidad siguiente puede que conforme el orden natural de las cosas: Barak Husein Obama hace el número cuadragésimo cuarto como presidente, es decir 44 y cuatro más cuatro es 8 y esto ocurrió en el 2008 al cuarto mes de entrar en la Era de Orión, la era del 8. Aunque (y aquí la adversativa adquiere todo su poder) también es posible que los directores de campaña y quienes no son los directores de campaña supieran todas estas cosas y así añadiendo casualidades y sorpresas televisivas hayan conseguido lo que realmente se proponía la aún primera potencia del mundo: acaparar toda la atención para sí. Por cierto, Obama nació el 4 del 8 de 1961 (si sumamos los números de su año de nacimiento y lo reducimos a un número natural del 0 al 9, da 8. Es decir: 1+9+6+1= 17 de donde 1+7= 8)

Y como colofón esto demuestra, Carlos París dixit, que la democracia global no existe, es decir, queda demostrado que un voto de una señora de Ohio vale mucho más que un voto de una señora de Toledo (España).

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Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/11/2008 a las 19:23 | Comentarios {1}


La venta de flores ha caído este año en un silo de abono y sus aromas se han mezclado.
La mierda y su resultado, la flor, han ido a parar al polvo de los cementerios. Allí se han visto vivos lustrando con pañitos las losas y los nichos. Parecía un cementerio de gran capital el paseo de los domingos por la calle central de una ciudad de provincias. Niña muy pequeña con abrigo de visón blanco ante la tumba de un abuelo. Gitana arrodillada y llorando. Curas administrando su negocio. Un perro sorprendido ante la afluencia de público. El día de puertas abiertas.
Existen hermosos mitos acerca de los días señalados en muchos calendarios. Léase el ensayo de Robert Graves La Diosa Blanca ¡Ay, cuántas invenciones! ¡Cuántos cuentos! ¡Cuántas esperanzas! Y sobre los muertos. Sobre los enterrados. Sobre los que se pudren. Sobre los que aparecen. Este maldito dos de noviembre tan hermoso con un relato de Edgard Allan Poe leído ante la chimenea, ante ese fuego que chisporrotea alegremente ignorante de que cuanto más chisporrotee antes se apagará.
¡Crisantemos, acudid! ¡Maravillas a vuestros puestos! ¡Cipreses, firmes! ¡Marchad, marchad y cantemos todos a una la canción de los enterrados! Y a cada nota su silencio en forma de lágrima y cada estrofa un planto ideado por María Balteira, la más famosa juglar de un tiempo enterrado.
Asolar es dejar sin suelo.
Empeñarse es hacerse roca.
Abrumarse es dejarse invadir por la niebla.
No, no os dejéis llevar por tan espantosos razonamientos.
La muerte es un tránsito. Enterrados no falta el aire.
Todo es puta luz y puto color.
¿Dónde cojones os creéis que estáis? ¡Hostias, a la tumba, joder, a la tumba! Ya vendremos el 2 de noviembre a echaros un vistazo.

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Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/11/2008 a las 13:15 | Comentarios {0}


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