Hasta el día de hoy 23 de septiembre de 2012 esta canción salvaje se había mostrado entera. Esta mañana el autor se ha levantado ética y estéticamente diferente y ha decidido censurarla dejando tan sólo el estribillo. Al albur de que otro día se despierte con el paso cambiado ha guardado la letra completa en un cajón de su mesa.
(...)
Tú sabes que soy un diablo de la carretera
y que no me gusta jugar con muñecas.
Tú sabes que soy un diablo de la carretera
y que no me gusta jugar con muñecas.
Ya no veo la noche
tan oscura se ha vuelto;
los sonidos, inclementes antes, cuando la tarde,
son ahora entrechocar de cuchillo
(o tenedor)
Un ribazo del lago
muere;
justo a su lado el juncal
se pudre y genera.
Al cuchillo (o tenedor)
se añade a mi espalda una voz
que temo
(como la falda cuando se ciñe).
Oscuro
y tan sordo;
Mediato
y tan colérico;
Febrero
y tan olvido.
Al cuchillo (o tenedor) y la voz
se suma el grillo y sus alas;
mi corazón, queratinado,
se distribuye entre una farola
y una servilleta con restos de sal gorda.
El libro -estéril como la tierra
que me ve morir- se ha dejado
influir por mi lectura
y ahora es otro.
El hombre
los escalones
el murciélago
la hiedra
emerge
lo que antes era verde
azul es.
La mano,
en esta hora fusca,
dibuja
el trecho que media
entre el velo y el duelo.
tan oscura se ha vuelto;
los sonidos, inclementes antes, cuando la tarde,
son ahora entrechocar de cuchillo
(o tenedor)
Un ribazo del lago
muere;
justo a su lado el juncal
se pudre y genera.
Al cuchillo (o tenedor)
se añade a mi espalda una voz
que temo
(como la falda cuando se ciñe).
Oscuro
y tan sordo;
Mediato
y tan colérico;
Febrero
y tan olvido.
Al cuchillo (o tenedor) y la voz
se suma el grillo y sus alas;
mi corazón, queratinado,
se distribuye entre una farola
y una servilleta con restos de sal gorda.
El libro -estéril como la tierra
que me ve morir- se ha dejado
influir por mi lectura
y ahora es otro.
El hombre
los escalones
el murciélago
la hiedra
emerge
lo que antes era verde
azul es.
La mano,
en esta hora fusca,
dibuja
el trecho que media
entre el velo y el duelo.
Fuente
Agua dulce
Murmullo de la madrugada
Mirada
Vida
Carrera
Brillo
Aliento
Sueño
Mañana
Nacida
Agua dulce
Murmullo de la madrugada
Mirada
Vida
Carrera
Brillo
Aliento
Sueño
Mañana
Nacida
Sin espadas de filo afilado
ni yelmos que cubran las debilidades;
Sin petos de liviano bronce
ni grebas de plata;
Sin hacha de doble faz
ni lanza de madera noble;
Sin martillo
ni daga escondida;
Sin red en la espalda
ni tridente mortífero;
Sin caballo alazán
ni yegua nerviosa;
Sin pares
ni ejércitos,
se hacen sangre
en el campo de batalla sin paisaje;
se hieren los muslos
en el campo de batalla sin límites;
se miran los cetros
en el campo de batalla sin cielo;
se lanzan el uno contra la otra (o viceversa)
en el campo de batalla sin bosque ni costa;
con el abrazo mortal de los guerreros se atacan
en el campo de batalla sin estandartes ni fanfarrias;
se fatigan, ejecutan sus artes, se despedazan por fin
en el campo de batalla sin tierra, ni hierba, baldío;
y mueren una vez y otra, un renacimiento y otro
en el campo de batalla sin raíces ni luz.
ni yelmos que cubran las debilidades;
Sin petos de liviano bronce
ni grebas de plata;
Sin hacha de doble faz
ni lanza de madera noble;
Sin martillo
ni daga escondida;
Sin red en la espalda
ni tridente mortífero;
Sin caballo alazán
ni yegua nerviosa;
Sin pares
ni ejércitos,
se hacen sangre
en el campo de batalla sin paisaje;
se hieren los muslos
en el campo de batalla sin límites;
se miran los cetros
en el campo de batalla sin cielo;
se lanzan el uno contra la otra (o viceversa)
en el campo de batalla sin bosque ni costa;
con el abrazo mortal de los guerreros se atacan
en el campo de batalla sin estandartes ni fanfarrias;
se fatigan, ejecutan sus artes, se despedazan por fin
en el campo de batalla sin tierra, ni hierba, baldío;
y mueren una vez y otra, un renacimiento y otro
en el campo de batalla sin raíces ni luz.
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Poesía
Escrito por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/09/2012 a las 18:20 |