Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Lo vio
Era la salida
Hacia el mundo
Más tarde se hurgó hasta hacerse agujeros
No era porque fuera diciembre
Era porque más de una vez había escuchado decir, Si lo que cuentas fue así...
Pudo ser de otra manera
porque en él ya habitan cierta humildad, cierta voluntad
voluntad de hacer sabiéndose voluntad que hace
que no es voluntad cierta siquiera sino quizá voluntad de voluntad
y ahí
-en ese descender en la intención-
la humildad de haber olvidado
la humildad de aceptar
que pudo haber pulido las aristas para que el relato fuera más redondo
Quizás existieron grandes abrazos,
encuentros llenos de una gran verdad,
semanas enteras en los que la paz,
la ausencia de violencia reinaban en su vida como si fueran ellas
(la verdad, la paz, la ausencia de violencia)
el caramelo que se desliza eróticamente por una bola de vainilla
Quizás ha borrado los besos intensos,
las manos fuertes agarrándolo para que no cayera,
el elogio para que no desmayara o
el permiso para dormir junto a ella tras una pesadilla
Quizás ha querido
-para probar que lo terrible no tiene causa ni culpable-
dejarse ir por su propio desamor y ha contribuido a generarse esta inseguridad que tan sólo la resuelve muy de vez en cuando:
una mañana que baila,
una caricia que le han ofrecido -siquiera en forma de palabra-
un apoyo en el momento crucial
cuando la muerte visita a las tres de la madrugada
en el lugar en el que hoy en día la vida privada se termina
Si lo que cuentas fue así...
implica en quien pronuncia la frase
una lógica desconfianza
hacia quien le cuenta
de ahí la humildad que se propone seguir alimentando, más y más y más
y aceptar
-sin deje alguno de de ironía-
la posibilidad de que en los silencios
en el borrado de ciertos recuerdos o
en la exageración de otros
la vida no haya sido como él, ya maduro, ha llegado a sentir
Esa suma de cierta humildad
y cierta voluntad
genera una tercera sensación que es la búsqueda descarnada de la sinceridad
Sólo la sinceridad
-que no es camino ineludible hacia la verdad-
le puede permitir mirar
como el pequeño mira con los ojos muy abiertos 
la sinceridad de su progenitor cuando le cuenta  la historia de las estrellas o
la necesidad de mearle encima delante de sus hermanos para que aprenda una lección de vida o
cómo confía en su padre que le alarga la mano sólo para agarrar la suya
-no para estrechársela-
y así poder molerle a palos...
la sinceridad, no la verdad, la verdad
desapareció bajo las garras de la información, de su exceso
la verdad realmente murió cuando nació el individuo o
cuando murió Dios o
la verdad, simplemente, jamás ha podido existir en nuestras mentes como
sí existe en la mente de los caballos
y en la mente de los cuclillos
y en la de las orugas verdes, de un verde intenso...
Si suma cierta voluntad,
cierta humildad,
cierta sinceridad
cree que llegará a un estado de integridad que lo hará inexpugnable y
podrá dolerse por sus grandes dolores y
podrá reírse de sus grandes risas y
podrá dormirse en sus grandes sueños
como aquel de una gran sala blanca,
probablemente él ya muerto,
toda su familia muerta,
recorriendo con su madre un pasillo y
en ese recorrido el silencio le hace sentir
el calor del vientre en el que alguna vez se cobijó
Se regala una lágrima
se regala la piel erizada de los momentos importantes
Atrofiado para siempre

Ensayo

Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/12/2018 a las 00:15 | Comentarios {2}








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