No va a negar que el gallo sea un enviado de los dioses solares
Tampoco va a renegar de su hermano vestido de su madre
porque hay en el aire un halo de carnaval que arrastra el mundo desde febrero
La lluvia de mayo ensució los cristales
poco pudo hacer para limpiarlos más tarde
lloraba sin descanso sin contar cada lágrima
como si la ausencia se olvidará con agua y sales
Cantó un nana
Se bañó desnuda
Se secó abrazada al sol
No se quemó la piel
Anduvo descalza
Nunca fue carmelita
Santa Teresa -pensaba- se drogaba
Se rió de veras
Masticó el pan
Subió hasta la vieja ermita, de la que tan sólo queda el tosco armazón románico
y a la hora de la siesta entonó un canto que despertó a los pájaros
y alumbró la esperanza de una mujer estéril en convertirse en una Sarah rediviva
hasta el punto en que llamó a su hombre que trajinaba el campo
para que acudiera presto a surcar sus entrañas
y así lo hizo el hombre despojado de la fatiga
sudoroso y macho como a veces complace
Les pilló la tarde dormidos y desnudos
mientras ella vadeaba el arroyo saltando por las piedras
sin pensar aún si el gallo es un esteta
o la encarnación poética del dios que bosteza
Así se unían mundos en apariencia ajenos:
la muchacha que canta
el amor terreno
el arroyo que corre
el gallo en la veleta
la ruina del románico
el escritor que plasma
y la lectora que sonríe
ante este enésimo homenaje
Tampoco va a renegar de su hermano vestido de su madre
porque hay en el aire un halo de carnaval que arrastra el mundo desde febrero
La lluvia de mayo ensució los cristales
poco pudo hacer para limpiarlos más tarde
lloraba sin descanso sin contar cada lágrima
como si la ausencia se olvidará con agua y sales
Cantó un nana
Se bañó desnuda
Se secó abrazada al sol
No se quemó la piel
Anduvo descalza
Nunca fue carmelita
Santa Teresa -pensaba- se drogaba
Se rió de veras
Masticó el pan
Subió hasta la vieja ermita, de la que tan sólo queda el tosco armazón románico
y a la hora de la siesta entonó un canto que despertó a los pájaros
y alumbró la esperanza de una mujer estéril en convertirse en una Sarah rediviva
hasta el punto en que llamó a su hombre que trajinaba el campo
para que acudiera presto a surcar sus entrañas
y así lo hizo el hombre despojado de la fatiga
sudoroso y macho como a veces complace
Les pilló la tarde dormidos y desnudos
mientras ella vadeaba el arroyo saltando por las piedras
sin pensar aún si el gallo es un esteta
o la encarnación poética del dios que bosteza
Así se unían mundos en apariencia ajenos:
la muchacha que canta
el amor terreno
el arroyo que corre
el gallo en la veleta
la ruina del románico
el escritor que plasma
y la lectora que sonríe
ante este enésimo homenaje
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Fantasmagorías
Colección
Apuntes
Archivo 2008
Cuentecillos
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Olmo Dos Mil Veintidós
Sobre las creencias
El mes de noviembre
Jardines en el bolsillo
Listas
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Marea
Mosquita muerta
Reflexiones
Sincerada
No fabularé
El viaje
Sobre la verdad
El Brillante
Sinonimias
Reflexiones para antes de morir
Desenlace
El espejo
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
La mujer de las areolas doradas
Derivas
Velocidad de escape
Carta a una desconocida
Asturias
Sobre la música
Biopolítica
La Clerc
Las manos
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Ciclos
Las putas de Storyville
Diarios de la Garganta
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Ensayo
Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/08/2018 a las 11:27 | {2}