Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Atribuido a Isaac Alexander


No creas, dijo el Maestro, que esa huella es de carne; apenas la toques, sentirás que el mineral es su rey y que algo del líquido del mundo se deja huir intromembranas. Preguntó el Discípulo: ¿Cuál es, Maestro, el líquido del mundo? y respondió el Maestro tras reír de buena gana: El que languidece. El Discípulo se quedó -¿cómo diría?- compungido y miró a su Maestro con una mezcla exacta -es decir: equilibrada- entre mansedumbre y odio. Vino un silencio. Podría añadir: sonaba tan sólo el viento en las hojas, las hojas en la rama, la rama en el árbol, el árbol junto al arroyo, el arroyo en su cauce, el cauce en su orilla, la orilla en la hierba, la hierba en la hormiga, la hormiga en el hormiguero, el hormiguero en la tierra. Y quizá, como coda, destilar el sonido metafísico de la ignorancia que es -en el mundo físico- la bien llamada pedorreta. Tras tan larga pausa, el Discípulo elevó sus ojos y preguntó de nuevo: ¿Y las intromembranas? Y el Maestro entrecerró los suyos -como si un rayo de luz hubiera caído en ese instante dentro de sus pupilas- y, tras sensata ponderación, arguyó: Intromembranas se llama a lo que sin ser de una membrana o de otra, forma, sin embargo, parte de ambas. Estaba vez el Discípulo estuvo rápido al preguntar de nuevo: ¿Sirve para algo lo que me enseña, Maestro? y también el Maestro se aceleró al contestar: Absolutamente para nada, Discípulo. Entonces rieron ambos. Y se fueron caminito abajo como arrieritos que eran y que apenas tenían algo para comer.

Miscelánea

Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/06/2011 a las 12:07 | Comentarios {0}








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