Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Si estuviera todavía en mis cabales me cagaría en las putas neuronas de Lars von Trier. Cogería su cara de cerda con barbas y le llevaría a que se mantuviera en silencio en un calabozo vigilado por skins que creyeran que era realmente judío.
No sé qué les pasa a estos caraculos que se creen que por hacer una película (toda obra de arte es nada, así de claro, nada. De ahí toda su grandeza) tienen el derecho a perorar sobre lo divino y lo humano. Porque no es lo mismo que John Galliano esté borracho en un bar y diga borracherías a que este gilipollas nacido en Dinamarca, en la rueda de prensa de un festival de cine diga, según declaraciones extraídas de Gregorio Belinchón, la siguiente boutade (y si no es una boutade, juro por mi alma de hombre sensato que le deseo que le cojan unos nazis, de los de verdad, no los de sus putas películas dogmáticas, y le pongan mirando a la cruz gamada mientras le recuerdan en su cuerpo lo que hicieron en miles y miles de seres humanos) : "Yo entiendo a Hitler aunque comprendo que hizo cosas equivocadas, por supuesto. Solo estoy diciendo que entiendo al hombre, no es lo que llamaríamos un buen tipo pero simpatizo un poco con él". ¡Qué asco me dan estos modernos! ¡estos revisionistas cuya mirada romántica envenena las verdaderas tragedias vividas! El artista debería firmar siempre Anónimo; una de las causas de la muerte del Arte, será la imagen pública de los artistas. Porque un artista no tiene por qué ser necesariamente inteligente y menos un director de cine. Un artista no debería tener terreno abonado para hablar de lo que quiera en los foros a los que tiene acceso no por él sino por su obra. En todo caso yo abogaría porque sólo pudieran hacer declaraciones las obras de los artistas.
Me cago en tus jocosas declaraciones Lars von Trier y en tu puta boca y que te jodan tu puto puño en el que escribes Fuck (¿por qué no lo escribes en danés?) mientras sonríes con cara de estúpido intelectual. Va a ir a ver tu película el espíritu de Goering y quizá mientras comen verduras frescas Eva Braun y tu simpático Adolfo, comenten, ¡Viendo lo que hace este danés, me dan ganas de bombardear Copenhagen!

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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 19/05/2011 a las 00:21 | Comentarios {1}


By Isaac Alexander from New York


1.- ¿Es cierto que si hace cincuenta años una mujer hubiera acudido a una comisaría del Bronx denunciando al presidente del FMI por intento de violación, le habrían dado boleto arguyendo que seguro que había sido ella quien le había puesto cachondo?

2.- Es justo que una mujer tenga el derecho a denunciar un intento de violación y que el supuesto agresor sea detenido (sea éste Dominique Strauss-Khan, Bill Clinton, Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene o el hijo del porquero).

3.- Es justo que el supuesto agresor (sea DSK, BC o Berlusconi -no, Berlusconi no, a ése no se le detiene- o el tendero de la esquina) tenga derecho a la presunción de inocencia pero no porque sea un macho sino porque el Imperio de la Ley protege al acusado frente al acusador. ¿Por qué? Sólo por una suprema razón: el acusado se enfrenta al castigo, el acusador no (excepto que incurra en delito).

4.- ¡Qué extraño es el sexo! ¡Qué extrañas las relaciones entre las mujeres y los hombres!

5.- Me parecen sociedades hipócritas las que intentan venderte un coche con el cebo de una mujer hermosa en el asiento del co-piloto o una tarima flotante mediante una mujer en ropa interior girando sobre ella y sonriendo o cualquier producto que se precie y al mismo tiempo se lancen sobre el cuello de un hombre que desee ardientemente a las mujeres.

6.- No se puede estar en misa y repicando.

7.- Seguimos siendo muy primarios.

8.- La prensa -presa de su afán por vender- airea lo que no está probado y por lo tanto condena -socialmente- de antemano. Los medios de comunicación tienden a condenar a priori (siguiendo los dictados de las masas).

9.- La erótica del poder.

10.- La justicia.

11.- Si DSK es culpable que cumpla su pena.

12.- Según todos los analistas políticos, sea lo que sea, la carrera política de DSK se ha terminado (no así la de Berlusconi). ¡Qué extrañas gentes las italianas!

13.- ¡Ay, si Claude Chabrol viviera!

14.- Cada vez entiendo menos. Cada vez me interesa menos. Empiezo a entender la vejez.

15.- ¿Qué ocurrió realmente en la habitación 2806 del hotel Safitel de New York?

16.- ¿Es bueno ser puritano para ser político? ¿Debería ser obligatorio?

17.- Realmente siento una fractura entre mundos.

18.- Quizá -para entender- quede el humor, el sueño, la imaginación, la fantasía y poco más. No por huir sino por permanecer cuerdo.

19.- Supra la panca la capra crepa, sotto la panca la capra chiora.

20.- La normalidad en las personas es excepcional.

21.- En el fondo lo que me aturde de este tipo de noticias es que alienta el sexo sucio, el sexo que agrede, el sexo que incumple las normas de cordialidad entre seres humanos y ese sexo -excepto cuando se trata de vender- es el que se airea, ese sexo es el noticioso, como lo son las guerras, las epidemias, los desatres, el rugir de la naturaleza y esas noticias, esos sexos sucios, alientan el miedo, nos llenan de miedo, son noticias agresivas, son noticias que atentan contra el placer de vivir, siendo además que no son noticias contrastadas, que no son noticias probadas sino que se presume que ha habido sexo sucio en una lujosa habitación de un hotel en Manhattan.

22.- Llamo sexo sucio al que no es consentido por todas las partes.

23.- Pasa un taxi amarillo.
Hotel Sofitel de Manhattan
Hotel Sofitel de Manhattan

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Tags : ¿De Isaac Alexander? Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/05/2011 a las 00:34 | Comentarios {0}


Comentario de 1888
1888 -así aparece en el remite- escribe en los comentarios a Carta de amor a una Desconocida (5) : ¡Ya era hora! Desde que lo he leído esta mañana, me estoy riendo porque pienso que 1888 tiene razón: que ya era hora de que ese señor tan fino que trataba a su amada platónica de usted, se diera cuenta de que no tenía nada que hacer y desistiera de una vez por todas. Por otra parte tambien me viene la sonrisa a los labios porque me gustaría decirle a 1888 que las vidas de los personajes y sus pasiones son tan poco predecibles como las de las personas y así podría ocurrir que tras la última carta, ella se le acerque y tengan, por fin, un encuentro y se sigan viendo y el amante lo escriba y por fin se vayan a vivir juntos y se separen y el amante lo escriba (tranquilo 1888, no creo que eso vaya a ocurrir). Porque, como dice Mrs. Gump a su hijo Forrest, La vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. También me ocurre pensar que 1888 podría ser el joven que acompañaba a la señorita en el cenador y que ese: ¡Ya era hora! es el fondo un respiro para él, que veía en el señor enamorado un posible rival. Porque ¿quién me dice que 1888 no está también enamorado de ella? ¿Quién puede asegurar que la Desconocida y el Señor Enamorado no existen en la realidad?
Los juegos de la imaginación son infinitos.
Lo que sí es cierto es que 1888 ha acertado al creer que la carta a la desconocida nº 5 (como el perfume más famoso de Chanel), era la última carta.

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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 16/05/2011 a las 17:51 | Comentarios {0}


La noche asalta
¿Dónde está la habitación? La luz, a través de las rendijas de la persiana que tanto reconoces, ¿por qué se ha convertido en un ojo de buey? ¿Dónde apareces? ¿Por qué te encuentras en una situación que no habías buscado en absoluto? No puede ser, quieres pensar, que yo haya realizado este acto bárbaro y que por mi causa la niña llore desconsolada y repita, Esa no es mi madre, no tienes razón, ésa no es mi madre. Si todo estaba bien, te dices; si el bienestar se había hecho un rincón en tu diario vivir. ¿La sábana es la soga? Has abierto por un instante los ojos. De inmediato un brazo, en otra dimensión, te ha zarandeado y te ha obligado a caminar hacia una casa en lo alto de una colina donde sabes que algo espantoso va a ocurrir. Quieres luchar y repasas lo que has cenado y te dices, Fue un bocadillo de jamón serrano con mayonesa y una cerveza que, descubres, empalidece tu lengua pero sigues caminando hacia la casa de la colina y poco puedes hacer por evitarlo. El brazo que te arrastra. La culpa que se aposenta en tu memoria. La certeza de que, en efecto, tú fuiste el delator. ¿El delator de qué? te preguntas. El llanto de un bebé desde otra parte del mundo, te arranca de la noche, de la cuesta, de la visión de la casa en lo alto. Dices en voz alta, Perdón. Has reconocido un instante las rendijas de la persiana y has vuelto a caer en la puerta que se abre. El suelo de la casa en lo alto de la colina es de madera y cruje. Lámparas de carburo forman sombras grotescas en las paredes que parecen chamuscadas. Al fondo hay una puerta cerrada. Tras ella se adivina ronroneo de gato loco. El brazo te arrastra hacia la puerta. Tú te resistes. Quieres girar la cabeza para volver a la tranquilidad de las rendijas de la persiana de tu dormitorio. No puedes tragar saliva. Y vuelve a aparecer la niña. Llora sangre. Y te mira con una mirada de tanto dolor que te rompe las venas y sientes un ahogo interior. Rememoras la vigilia. Estás empezando a descubrir que quizá todo aquello pertenezca a un Universo que está quedando atrás y se te aparece el obispo Edvard Vergerus de Fanny y Alexander, cuando ya muerto, zancadillea a Alexander en el pasillo de la casa amada y le dice, No creas que por haberme matado te has librado de mí. Siempre estaré. Siempre. Un escalofrío. Has dormido por primera vez sin camiseta. Puede ser frío o terror. Quisieras acercarte a la niña cuyo rostro está rojo de lágrimas y decirle, Yo fui, no sé qué fui pero fui. Y lo siento, querida niña. Lo siento. Sólo que ahora he de ir hasta la puerta tras la cual ronronea un gato loco y luchar con él si es eso lo que he de hacer. Discúlpame. No te desangres por mí. Y así avanzas y el brazo que te arrastraba, desaparece y te encuentras sólo frente a la puerta y llevas tu mano hasta el picaporte y lo giras y te despiertas.

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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/05/2011 a las 12:14 | Comentarios {0}


Gigante roja
Gigante roja
No ha soñado la predicción de los astrofísicos. Dentro de cinco mil millones de años (¿qué tiempo encierra ese número? ¿qué constelación de asuntos navegarán el Universo hasta entonces? ¿qué materias nuevas? ¿qué nuevos gases? ¿cuántas criaturas o dioses velarán las armas a la espera del alba?) la galaxia de la Vía Láctea (la nuestra, nuestro querido polvo interestelar, nuestra larga marcha que se ve en los cielos de las lunas nuevas, la distancia infinita entre el amor y la calma, la austera blancura de la inmovilidad aparente, la clara sintonía de un mundo que se mueve, a la que tantos miramos) y la galaxia Andrómeda (la más cercana a nosotros, con una masa más densa y por lo tanto como mayor poder de atracción) colisionarán a lo largo de miles de años. Lo curioso de este encuentro es que, según los astrofísicos, la posibilidad de que la lucha entre los nuevos gases, sus fusiones, el nacimiento masivo de estrellas o los colapsos que se producirán entre ambas galaxias, apenas influirán en el planeta tierra o el sistema solar. Porque son tan grandes La Vía Láctea y Andrómeda, son tantas sus extensiones que más sería una cuestión de mala suerte que de probabilidad el que un planeta chocara contra nosotros o que, víctimas de las turbulencias intergalácticas, nos saliéramos de la órbita y giráramos locos por un universo oscuro en las extremidades de la galaxia, las llamadas colas de marea. Si esto es lo curioso, lo paradójico es que cuando se inicie la colisión, el sol se habrá convertido en una gigante roja -ahora es una enana amarilla- su radio se habrá incrementado de forma bestial y con ello habrá arrasado nuestra atmósfera, nuestros ríos, nuestras tierras, nuestros amores y odios, nuestros anhelos y espinas y el planeta azul se habrá convertido en una auténtica Tierra Estéril. Aventuran los astrofísicos que la nueva galaxia -a la que ya han bautizado con el nombre de Milkdrómeda- tras haber fundido sus dos agujeros negros en uno solo supermasivo, comenzará a tranquilizarse y así surgirán nuevos sistemas solares, nuevos planetas orbitando, nuevas posibilidades de vida y si nosotros, tras tantos miles de años, aún seguimos vivos como especie -cosa que, hoy por hoy, es mucho aventurar-, podremos haber hecho dos cosas: o bien habremos hallado un planeta que colonizar tras la muerte de nuestro sol y hasta que se termine la fusión de las dos galaxias o bien habremos construido un planeta artificial por el que navegar Milkdrómeda en busca de un nuevo sistema solar y un nuevo planeta en el que aposentarnos para, de nuevo, esperar a que sea destruido.

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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/05/2011 a las 17:12 | Comentarios {0}


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