Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Sonríe cuando se fría el camarón
¿qué esperabas, alma cándida?
Puedes recorrer cientos de kilómetros y observar la silueta de los montes mientras en la radio suena la canción que canta Sarah Vaughan; puedes peinarte, peinarte una vez y otra vez; puedes sentir la redención de las uñas y la llamada de un burdel; puedes resistir la tentación mientras fuera nieva y todo es un gran salto; puedes permanecer callado; deberías permanecer callado; el silencio no arroja nada; el silencio es puro oscuro.
¿Quién dijo filete ruso?
¿Quién compuso salpìcón de marisco?
¿Qué riesgo en la cordura?
¿Por qué la noche se hizo tan larga?
Puedes desentumedecer los músculos; puedes preguntarte una y otra vez cuál es la deriva etimológica de la palabra embarazo; ¿por qué de la torpeza, de la confusión, de la dificultad se deriva el estado de preñez?; puedes volver a caminar por los montes; puedes estudiar hasta la extenuación una materia aunque no te diga nada; puedes escuchar de nuevo el celofán que envuelve el caramelo y desesperarte y saber que en el fondo de aquella sima no existe nada que te vaya a aclarar; porque todo permanecerá oscuro; porque no tienes salvación; porque no tienes un puto padre al que preguntar por su abandono; porque la visión de una encimera es el lugar; no intentes llegar al principio del filete ruso; no quieres desentrañar cuándo una persona decidió que el olor a pedo de la coliflor cociéndose sería un buen alimento; nada de lo que a tu alrededor; todo desierto; mínimo desierto; ínfimo desierto; protuberancia de filete ruso; luz de la mañana en diciembre; fin de todas las cosas; de todas las cosas que no entiendes, a las que te has adherido; no vaciles; estás condenado; no eres nadie; no hay luz al final del túnel; no hay nada; desiertos y filetes rusos; crema de puerros; arroz a banda; huesos de santo; yemas de Santa Teresa; piensa en ello; piensa en el estofado de perdiz pero no quieras alcanzar iluminación ninguna; ya ha venido de nuevo; ya está aquí de nuevo mientras fuera en lo ardedores de Alpha-Centauro llueve ácido y la energía hace de las suyas; no vengas a quejarte; no vengas a escudarte; lo sabías; nada te llamó a engaño; desertificación del filete ruso era todo; una mezcla de carne; un poco de harina, si quieres huevos; aceite de oliva en abundancia; freírlo todo; comer a gusto; patatas fritas para acompañar; cosas sencillas; cosas de siempre; nada te engaña; es todo luz; el abismo es luz; la puta mierda es luz; en los cojines hay luz; también en la toalla hay luz; en la rata hay luz, ¡Oh, Jesús danos tu luz! cae si quieres hasta la sima porque hasta en ella encontrarás la luz; la puta luz de los cojones; la luz de la inmundicia; la luz de vírgenes cerdas y castos babosos; última estación Olvido.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/12/2016 a las 13:07 | Comentarios {0}




Estancia Recuerdo Descanso Hacer Libros Mundo Reglas Suciedad (y limpieza) Reino Vino Plumas Pantallas Mesas Cuadernos Compañía Luz Sueño (y pesadilla) Amor Amar Desear Olvido Soledad Lejanía Refugio (y subterfugio) Morada Destino Manos Condimento Cocinar Ropa Almohada Fotografías Archivo Fumar Escuchar Caminar Esperar Meditar Dormitar Escudriñar Alterar Cambiar Acumular Prisma Pintura Oler Olor Agenda Lámparas Bronce Ablución Sensación Seguridad El Otro

 

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/12/2016 a las 00:41 | Comentarios {2}


Hay
Hay una estrella que parece abrirse como se abren las estrellas, así, de a poquitos, así, de a millones de años se abren
Sobre la espalda de la ballena jorobada se ha batido una ola y ha caído llana
La mar tiene nombre de hada
Ven con tu mano abierta, tus dedos espátula como la herramienta de los albañiles, como la herramienta de lo pintores
Hay en la almohada un círculo blanco alrededor del cual el oso del Ártico baila
Serenata en las palmas
Pavana
Duerme el niño con cierto brío como los caballitos en los tiovivos
¿Escuchaste la música de las vocales?
¿Te atreves a besarme la única piel que tengo?
¡Ay, silencio, gracias!
Nos devolverá el violín cierta marea
y al fondo la percusión, audaz como las madres que aman, se erguirá y calmará el vaivén de los vientos
Que no quiero más de ti, la escarcha y la bruma en el páramo son presencia tuya suficiente... y bendita
¡Baile la pantalla árabe de Fortuny!
¡Baile el número 20.642.556!
La serpiente no alcanzará a la última iguana
Las piedras duermen
Duerme, mi bien, duerme

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 24/11/2016 a las 18:34 | Comentarios {0}


Decidle si el ave ha volado hoy
Ayer le dijeron aleteo (y algo sonó -una llama, el aire del fuego- en su cabeza mientras pisaba una y otra vez)
Aseguradle que es cierto que hubo un tiempo de poesía grosera donde la belleza no radicaba en la belleza sino en otra cosa (podría ser como el hielo quema)
No le dejéis esconderse. Sacadle a campo abierto donde ahora el amarillo tiende al gris
Hay que avisarle de que acabó el verano
Tranquilizadle con la aparente lejanía de otra guerra
Nosotros, entretanto, coceremos las primeras ramas de fresno en la marmita de barro
Nosotros abriremos el libro maestro por donde corresponda y anotaremos sin descanso los balances
Nosotros haremos que la nave navegue rumbo al último planeta
y seremos locuaces en la nana
como la rana, a merced de la corriente, apenas pudo serlo con el escorpión a cuestas
Nosotros venderemos cara nuestra piel
Decídselo para que pueda disfrutar del aleteo del ave
si es que hoy el ave aletea
Y si no: nostalgia o caída o como el colibrí, fragilidad
Naturaleza muerta con café. Albert Anker (1877)
Naturaleza muerta con café. Albert Anker (1877)

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Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/11/2016 a las 13:03 | Comentarios {0}


A mi tata Julia


Un año más siguo sin llevar la cuenta de cuánto hace que moriste. En este 2016 ha pasado algo que no puedo dejar de contarte: he estado enfadado contigo. Sí, Julia, que he estado enfadado contigo. Aunque en realidad debería decir el niño Fernando se ha enfadado contigo. El motivo tiene su miga pero más miga tiene aún el que los vivos quieran encizañar con los muertos. Y lo consiguen cuando la cizaña se disimula pongamos por caso en un té verde y así su sabor amargo, su tósigo, apenas lo alcanza a vislumbrar el velo del paladar.
No te voy a contar el motivo ni quién fue el encizañador (o cizañero) sobre todo porque si en una de las posibilidades del Ser tú has trascendido, seguro que eres un ángel que nos sigue protegiendo. Y así en este día treinta y uno de octubre, víspera del día de Todos los Muertos, te siento viva en mi corazón y ya aliviado porque tras mucha razón -que es la única manera que conozco de atacar con fiereza al Mal- me he reencontrado contigo y he escuchado tu voz en años muy lejanos y he visto, en mis sueños de esta noche, dibujada tu sonrisa, y he vuelto a oler el aroma de los geranios en tu ventana y escuchaba tus consejos una tarde de diciembre cuando la lluvia nada mansa caía sobre el Barrio de Vallecas y tú me has escuchado cuando te decía que en mi corazón hay ahora un stock, un almacén de ausencias y tú, de nuevo, como cuando joven te hablaba soñadoramente del amor y del amar, me contestabas, ¡Ay, Fernandito, estás hecho un don Juan de vía estrecha! y esa imagen a mí me hacía sonreír y aliviaba mi dolerme (fíjate hasta dónde ha llegado mi enfado contigo que esta frase la llegué a entender como una crítica real, como una manera de despreciar mi locura de amar, porque amar -no nos engañemos, es una puta locura- sólo que es una locura tan plástica, tan llena de vida y muerte a un mismo tiempo, tan abrasadora que no la cambiaría por ninguna otra locura que en el mundo haya sido) y he revivido tu cervecita con unas aceitunas de Camporreal y la mesa de tu comedorcito y el pisto magistral y manchego y tus filetes rusos y tus uñas rojas y tu saber castellano y campesino que sigue recorriendo mi vida como un libro abierto al que acudo cada tanto.
Nunca te olvido porque olvidarte sería olvidar el rincón protegido de mi infancia; ese rincón donde era igual a mis pares (no el primus inter pares) pero si par con igualdad de derechos para el beso de antes de dormir, para el consuelo en la desdicha, para la ayuda en la necesidad, para el aliento, para el abrazo, para la risa, para el ánimo. Que no se me olvida que dentro de ocho días cumplirías ciento dos años y sigues tan lozana: tortuga marina que navegas los mares siglo tras siglo, con la lentitud sonora de tu concha, y la tranquilidad que da el haber visto las mismas cosas año tras año.
Un beso tan fuerte e inmenso como la frontera que nos separa, Julia Maestre Alarcón de la familia de Los Campera de Argamasilla de Calatrava.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 31/10/2016 a las 11:38 | Comentarios {0}


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