A la vera
Yace sobre la tierra como barro
La sombra se hace espejo
El aire crea luz
La mano arriba y como la ola al llegar a la orilla, retrocede
Canta el silencio
La voz fue la esfera, al elevar una octava su altura se hizo cigüeña
Calva camina la muerte entre las zarzas
La muchacha luce el bindi y el muchacho se siente arrobado por la hondura de lo oscuro
No hay lombriz que no baile
ni escolopendra que no huela a mañana y primavera
El limpiador japonés de aseos públicos sonríe como nadie la ausencia
Ven que la tarde se ha hecho noche
Ven que sonríe ella también
Vuelve desde las fosas marianas
Vuelve desde el turquesa del mar
Allí la golondrina y el perro que ya no puede más
Allí la hamburguesa
Allí la perdiz que se perdió en su desliz
Camina junto a él
Dale la mano y algo de futuro
Vamos, vamos así
No hay puntos
porque nada hay tajante
Amén
Icor
Te quiero. Así vuelan las palabras. Te quiero y río. Te quiero y verde azulado. Las palomas dejaron de volar en marzo. Llovían almohadas sobre las buhardillas. Supe que la pesadilla avanzaba. Te quiero y salmuera. Te quiero y mina de plata. Luego quedarán en la memoria muchos silencios y como si fuera -la memoria- humilde jarapa, nada recordaré tan sólo que te quiero. Te quiero. Bailan las hojas a punto de dejarse caer por el otoño. Te quiero y no estoy desnudo. Te quiero como se quiere el alma del mundo. La sorna se ha fugado y el arpa resuena en el Tártaro y también los timbales y una suerte de clavecín que se olvidó de afinar. Te quiero por hablarme. Te quiero por callarme. Te quiero por darme cobijo bajo tus ayes. La niebla será brumario. El boulevard se hará de puntos y un deje naranja permanecerá en el cielo. Hordas de impresionistas inundarán los cuarteles y acabarán con todas las armas con sus pinceles. Te quiero y la saliva. Te quiero sin estandartes. Te quiero con la muela partida. Te quiero con las piernas y con las nueces. Sí, ambos sabemos que la humanidad es magra y que la maldad campa. Sólo nos salvan las imaginaciones. Te quiero y calma. Te quiero y playa. Ahora respiraré y me acordaré del día en que fotografiabas el juego del perro. Te quiero y sábanas. Te quiero y lupa. Ya las canas. Ya se acerca. Ya las ganas.
Poesía
Tags : Rapsodia en noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/11/2025 a las 20:13 |Carta a Julia
Querida Julia:
Disculpa el que este año me haya retrasado dos días en felicitarte por tu cumpleaños. El pasado día 8 habrías cumplido 111 años y seguro estoy que, al visitarte, te habría sorprendido haciendo un buen guiso para calentarse en estos primeros días del otoño.
Esta mañana he estado mirando tu fotografía y me he preguntado si en tu viaje por la muerte te acuerdas alguna vez de nosotros, los vivos, los que aún estamos envueltos en el velo de Maya de la supuesta realidad. Sí sé que en esas dimensiones que ahora habitas te habrás encontrado con Nilo que recién acaba de llegar allí. Cuidaos entre vosotros, a los dos os vendrá bien pero sí te pido que lo cuides tú un poco más porque él acaba de llegar como quien dice y debe de andar un poco despistado. No quiero hablarte mucho de él. Prefiero que lo vayas conociendo.
La civilización occidental ha acelerado este año su final. El arte y la literatura entonan el gorigori y ya sabes que cuando estos dos elementos de la memoria humana colapsan, falta poco para que colapse todo lo demás. El gobierno del mundo está en manos de gentes autoritarias, la mayoría fascistas, con lo cual dentro de muy poco una guerra de dimensiones planetarias arrasará y muchos seres vivos sufrirán los tormentos del terror. Sólo como ejemplo te diré que nuestro querido mar Mediterráneo se ha convertido en el mayor cementerio marino del mundo a base de miles y miles de ahogados que deseaban arribar a las costas europeas desde el continente africano en busca de una vida menos atroz. La sociedad postindustrial y sus cachivaches ha conseguido idiotizar a la mayoría de la juventud -ya de por sí la juventud suele adolecer de entendimiento (como debe ser por otra parte)- haciéndoles creer que son más libres porque tienen en sus manos unos aparatos llamados teléfonos móviles que en realidad los hace esclavos de su luminosidad y de su ideología. Y aquí, en España, en tu querida tierra, la estulticia y la barbarie vuelven a ser las dueñas del cotarro.
De mí poco te hablaré porque estoy triste y descreído y aunque todavía algunos ángeles con forma humana me sostienen entre sus alas que parecen brazos y me confortan en la adversidad, siento un tedio que más parece ala de cuervo que sombra de rebelión.
Esta año sí voy a terminar esta carta con un deseo: desearía, Julia, que el año que viene, si aún sigo en este purgatorio, me escucharas más entusiasmado porque eso querría decir que por fin conseguí no esperar nada.
Te quiere siempre, siempre
Fernandoski
Epistolario
Tags : Rapsodia en noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/11/2025 a las 18:33 |Nilo
Un mes de mayo de 2012 fuimos mi hija y yo al Refugio, un centro de acogida para perros abandonados. V. quería un perro. Estaba en la edad de querer uno y yo estaba en la edad de poder concederle ese deseo. Paseando por el recinto V. se fijó en un perrillo de dos meses, un chucho casi negro por entero excepto por el final de las patas, parte del morrillo, el pecho y la punta de la cola que eran blancas como las cimas de las montañas del Himalaya. Recuerdo que V. me lo señaló con el dedo índice de su mano derecha y sonrió. Justo en ese momento la responsable del centro me llamó y me pidió que habláramos aparte un momento. Me dijo que ese perro tenía parvovirus y que era posible que no saliera adelante pero V., cuando se lo dije, aseguró que saldría adelante, seguro que saldría. Nos fuimos con él y en el coche pensamos en su nombre. V. quería llamarlo Milo pero cuando se puso a hacer pis en el asiento de atrás le dije ¿Y por qué no lo llamamos Nilo? V. rio y aceptó. El día que fuimos a por él era un sábado por la mañana. Esa misma noche Nilo tuvo una crisis tremenda. Lo llevamos a una clínica veterinaria de urgencia. Le inyectaron la jeringa de antibiótico más grande que he visto en mi vida y al salir la veterinaria me dijo que era muy posible que muriera en las siguientes veinticuatro horas. No murió. Ayer, cinco de noviembre de 2025, murió y parte de mí ha muerto con él.
Han sido casi catorce años de una amistad a prueba de vida; juntos hemos caminado el tiempo; juntos nos hemos consolado de las desgracias del vivir; juntos hemos jugado, reído, amado, dormido; juntos hemos visto los más hermosos atardeceres en el jardincito que teníamos. En el jardín hay unas rocas donde yo me sentaba y él siempre subía y se sentaba junto a mí y los dos, muy serenos, contemplábamos el mundo que se abría ante nuestras miradas; junto a él me he sentido seguro, protegido; junto a él he sido optimista; junto a él he recorrido cientos de kilómetros; juntos hemos remado y juntos hemos sufrido el abandono más terrible que se pueda vivir. Se ha muerto mi hermano, mi amigo, mi guía, mi consuelo y mi alegría.
Viaja sin dolor, hermano mío, mi perrillo, Nilo, como el río...
Memorias
Tags : Rapsodia en noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/11/2025 a las 18:51 |
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Ensayo poético
Tags : Rapsodia en noviembre Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/11/2025 a las 19:47 |