Pour toi
Alberga una pequeña cordura:
nunca fue dado a los negocios
Sobre la forma de pensar
se deja llevar por sus propios impulsos
como si un mar fuerte como los océanos
arrastrara en su resaca formidable
vestigios de ideas que quizá murieron
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Alberga la diminuta dentadura
de un eslabón perdido
Captura con las manos gafas
esencias del primer verdor
y cuando se abraza al árbol y escucha su respiración
se deja llevar por un viejo romance cantado en español
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Y así, llegando a la orilla,
va descubriendo que la forma perfecta
es un aliciente para vivir
como lo es la voz de la amiga
y su añorado acento francés
o los ojos verdes de aquella mujer
que vive no más lejos de cuarenta mil metros
y que anda prometiéndole una vez más su abrazo
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Aliciente es descubrir el ritmo de las olas en una aliteración
tan antigua como la roca
o sentarse un día más ante un teclado borroso
(porque el símbolo de las letras de tanto pulsarlos
ha ido desapareciendo y ahora escribe como si fuera un estudiante de mecanografía)
y desenvolver con cuidado la idea que venía durmiendo
desde ayer...
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Ahora escucha las campanillas
y los violines de una melodía contagiosa
que acompaña la narración de un amor inextinguible
y aunque sus dedos están fríos
(el frío no es la muerte)
quisiera transmitir todo el calor de este pensamiento
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Vuela, querida -habla quien escribe a la amiga-,
más allá de tu razón
Sobre el pico de las montañas
hay una sonrisa (sunrise)
que estalla como rayos luminosos
y mientras tengas la imaginación de la química cerebral
podrás imaginar un baile en un parque
la sencillez de dos dedos enlazados
la cordura de desnudarse despacio
la belleza del frescor de las sábanas en verano
Mira -sigue diciéndole a la amiga-
los brotes de la primavera (primer verdor)
con los ojos inmensos del niño que contempla por vez primera
a una gallina poniendo un huevo
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Canta una canción
Abre bien la boca cuando cantes
Aspira con fuerza el aire que viene de la otra faz del mundo
tras haber vencido el efecto Corioli
Déjate llevar por ese último abrazo
(está ahí, ahí, ahí está, cógelo)
y toma el aperitivo frente
a la vieja fortaleza
que abandonó entre llantos un viejo califa
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Alberga algo del canto de los bardos
Sabe a almendra y cedro
Mira a lo lejos
Escribe con los ojos abiertos
Navega por las notas de un saxo tenor
Resuelve ecuaciones imposibles
Come habas aunque las tuviera prohibidas el bueno de Pitágoras
Ahora te abraza
porque la música tiene algo de festival de la carne
La temperatura ha subido
No hace falta la luz de la lámpara
Recogerá la ropa
Tenderá una colcha
La veleta está en lo alto del campanario
El pianista se sabe la armonía
Canta, a lo lejos, una pastora
La Arcadia nunca estuvo lejos
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
nunca fue dado a los negocios
Sobre la forma de pensar
se deja llevar por sus propios impulsos
como si un mar fuerte como los océanos
arrastrara en su resaca formidable
vestigios de ideas que quizá murieron
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Alberga la diminuta dentadura
de un eslabón perdido
Captura con las manos gafas
esencias del primer verdor
y cuando se abraza al árbol y escucha su respiración
se deja llevar por un viejo romance cantado en español
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Y así, llegando a la orilla,
va descubriendo que la forma perfecta
es un aliciente para vivir
como lo es la voz de la amiga
y su añorado acento francés
o los ojos verdes de aquella mujer
que vive no más lejos de cuarenta mil metros
y que anda prometiéndole una vez más su abrazo
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Aliciente es descubrir el ritmo de las olas en una aliteración
tan antigua como la roca
o sentarse un día más ante un teclado borroso
(porque el símbolo de las letras de tanto pulsarlos
ha ido desapareciendo y ahora escribe como si fuera un estudiante de mecanografía)
y desenvolver con cuidado la idea que venía durmiendo
desde ayer...
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Ahora escucha las campanillas
y los violines de una melodía contagiosa
que acompaña la narración de un amor inextinguible
y aunque sus dedos están fríos
(el frío no es la muerte)
quisiera transmitir todo el calor de este pensamiento
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Vuela, querida -habla quien escribe a la amiga-,
más allá de tu razón
Sobre el pico de las montañas
hay una sonrisa (sunrise)
que estalla como rayos luminosos
y mientras tengas la imaginación de la química cerebral
podrás imaginar un baile en un parque
la sencillez de dos dedos enlazados
la cordura de desnudarse despacio
la belleza del frescor de las sábanas en verano
Mira -sigue diciéndole a la amiga-
los brotes de la primavera (primer verdor)
con los ojos inmensos del niño que contempla por vez primera
a una gallina poniendo un huevo
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Canta una canción
Abre bien la boca cuando cantes
Aspira con fuerza el aire que viene de la otra faz del mundo
tras haber vencido el efecto Corioli
Déjate llevar por ese último abrazo
(está ahí, ahí, ahí está, cógelo)
y toma el aperitivo frente
a la vieja fortaleza
que abandonó entre llantos un viejo califa
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
Alberga algo del canto de los bardos
Sabe a almendra y cedro
Mira a lo lejos
Escribe con los ojos abiertos
Navega por las notas de un saxo tenor
Resuelve ecuaciones imposibles
Come habas aunque las tuviera prohibidas el bueno de Pitágoras
Ahora te abraza
porque la música tiene algo de festival de la carne
La temperatura ha subido
No hace falta la luz de la lámpara
Recogerá la ropa
Tenderá una colcha
La veleta está en lo alto del campanario
El pianista se sabe la armonía
Canta, a lo lejos, una pastora
La Arcadia nunca estuvo lejos
La vida pasa pronto
no hay por qué acelerar su paso
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Ensayo
Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/04/2019 a las 15:04 | {5}