Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
La noche ha sido incómoda. No reniego del dolor, creo que es una forma excelente de avisar que algo no anda bien. Existen además dolores que tienen algo de cósmico como cuando la atmósfera se carga de electricidad y las articulaciones de un cuerpo pequeño, de un cuerpo que camina por una ciudad mediana del mundo, de un cuerpo que mira el cielo como si fuera un pozo invertido (lo digo porque la traducción literal de patio interior en chino sería Pozo del Cielo), lo acusa y surgen en sus articulaciones dolores intensos y aunque el cielo se muestre despejado, ese cuerpo sabe, ese cuerpo anticipa, la tormenta que vendrá. Y, en efecto, la tormenta llega y el dolor se junta a ella y son Uno en un mismo universo interconectado. Los dolores articulares de mi cuerpo son la prueba más evidente de que mi mente es el universo y el universo es mi mente (es ésta una frase de un filósofo chino del siglo IX d.C. del cual no recuerdo su nombre. Ahora no escribo desde mi habitación y no puedo consultar el nombre exacto. Cuando llegue por la tarde lo pondré).
La noche, decía, ha sido incómoda. Me dolía la cadera izquierda. Me revolvía en la cama. Escuchaba el sonido del mundo por si los truenos golpeaban en mí. Miraba la oscura luz que entraba por la ventana por si un relámpago advertía de la llegada de una nueva tromba. No ha sido así. El dolor continúa. El mundo está inestable. La atmósfera cargada de electricidad. Me he tomado un analgésico. Sueño con nadar. Este último año apenas he podido. Y cuando eso ocurre la enfermedad gana terreno y avisa a las tormentas para que me prevengan de que si no nado la electricidad del universo se adueñará, una vez más, de mi dolor.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/03/2010 a las 12:36 | Comentarios {0}


Antonio Machado



Sabe esperar, aguarda que la marea fluya
—así en la costa un barco— sin que el partir te inquiete.
Todo el que aguarda sabe que la victoria es suya;
porque la vida es larga y el arte es un juguete.
Y si la vida es corta
y no llega la mar a tu galera,
aguarda sin partir y siempre espera,
que el arte es largo y, además, no importa.

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/03/2010 a las 18:55 | Comentarios {1}


Aún no estaba contenta. No sabía cómo desligarse, cómo succionar la historia hasta quedar, ella misma, amnésica porque en el fondo quería más ignorancia que olvido; quería que se secara como se seca una poza surgida tras una tormenta de verano y que a nadie le importa. Lo miraba con desdén, lo miraba con ganas de tirarlo por la ventana. Sólo le detenía el hecho de que le cayera a alguien encima y acabara en la cárcel.
Era cierto que juntos habían visto muchos amaneceres. Cierto que ella lo había cuidado hasta el delirio y que él, de alguna forma, siempre había estado bajo su protección, dejándose hacer, inmóvil.
Una amiga, amante de visiones esotéricas, de largas miras donde no hay nada que mirar, de previsiones a cual más feroz, de borrones y cuentas nuevas le había dicho aquella misma mañana, Arráncalo de cuajo y sácalo de tu vida de una vez. Es la única manera.
Ella dudó un par de días más pero al final, un atardecer, cerca ya de la Semana Santa, fue hasta el balcón, lo arrancó del macetero y sin mirarlo lo tiró al cubo de la basura. Y es cierto, pronto lo olvidó sólo que de vez en cuando el recuerdo de sus flores rojas, lo agreste y basto de su tallo, el olor que desprendía en la noche, lo mucho que alegraba su balcón y los comentarios de su vecina de enfrente que siempre que la veía le decía, ¡Qué lástima de geranio, con lo hermoso que era! le evocaban lo mucho que lo cuidó, lo hermoso que se puso, el orgullo que llegó a sentir por él porque contra viento y marea, contra arañas y gusanos, él había sobrevivido, incluso aguantó una granizada que a ella le sorprendió fuera de la ciudad y que la mantuvo insomne hasta que pudo volver y encontró que el geranio aunque con dos ramas tronchadas seguía allí fuerte, vivo...
A la semana de haberse deshecho de él, ella fue a la peluquería y se cortó su larga cabellera morena. Se miró en el espejo al llegar a su casa. Estaba horrible como el balcón sin el geranio. Estaba sola. Así debía de ser.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/03/2010 a las 17:42 | Comentarios {0}


Postales del Abuelo Ángel. El reverso superior corresponde al recado superior derecha; debajo de éste el recado superior izquierda; al lado de éste el recado inferior derecha y el último el recado inferior izquierda.


Recados de Escribir 1905 (Reversos)

Postales

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/03/2010 a las 12:01 | Comentarios {0}


Postales del abuelo Ángel


Recados de Escribir 1905 (Anversos)

Postales

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/03/2010 a las 11:07 | Comentarios {0}


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