Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

A quien lucha


La Enfermedad (I)
Algo en el ambiente de hoy me entristece, me suena a enfermo. La lluvia estaba un poco enferma. Me he acordado de mi gente enferma. He querido aplaudir su gesta.
Se prohibía hablar de sexo, enfermedad y dinero (sobre todo los que tenían educación inglesa). En los tiempos antiguos (según parece), en los tiempos modernos se mantiene (estaría por asegurar. Se puede hablar del sexo, la enfermedad o el dinero de otro pero no del propio. Así también era antes. Sí de los demás. No de la familia. Pura defensa en este mundo que obliga a las empalizadas y los escudos). Una mera cuestión de sentido común.
La mano se estrechaba para palpar el músculo que permite la pinza entre el pulgar y el índice (siento no saber cómo se llama ese músculo. Podría buscarlo ahora mismo y sin embargo no quiero. No, no quiero) porque según la fortaleza del dicho músculo así de sano se encontraba el hígado. Se sigue dando la mano sin saber que en realidad se palpa el hígado.
El cuerpo y sus enfermedades. Enfermedades sagradas (la epilepsia). Enfermedades apestosas (la lepra). Enfermedades criminales (las coronarias). Enfermedades hermosas (la tisis). Enfermedades terroríficas (la peste). Enfermedades graciosas (el catarro). El cuerpo y sus desgastes. La visión de la enfermedad desde las ideas de los hombres.
El cuerpo entendido en la Alta Edad Media Occidental como un lugar privilegiado donde se establece un combate entre El Bien y el Mal, entre la enfermedad y el milagro (Historia de la Vida Privada. t.II. El Cuerpo y el corazón) Algo de todo eso queda. Sigue estando presente una especie de idea de lucha. Quizás hayan cambiado los litigantes. Quizá ya no sean Dios y Satanás. Ahora pueden ser Yo contra Superyo o Yo contra Virus o Yo contra Polución. Nunca se es del todo inocente en la enfermedad. Hoy menos que nunca. He escuchado decir tantas sandeces con respecto a la enfermedad (o no sandeces. A lo mejor sería más suave decir exageraciones o sobrevaloraciones aunque a mí, realmente, me suene a sandez. Como cuando una mujer que iba de curso en curso buscando la energía positiva, la espantosa expresión autoestima [es que decía autoestima y energía positiva y esas palabras del Poder y el Ahora que cada vez que las escucho me dan ganas de vomitar y juro que las he oído mucho, mucho más de lo que hubiera querido pero ese es otro tema del que no hace falta hablar. Me haría enfermar] escuchaba a otra mujer que había impartido una charla sobre el bienestar, ésta le acababa de comentar que era asmática. La mujer que escuchaba, absurda y burda, la miró indignada -¡indignada de verdad!- y le soltó la siguiente perla de gilipollez, ¡Cómo que tienes asma, si el asma no existe! ¡El asma eres tú!) que no me queda más que admirarme de los enfermos y su paciencia.
Todos aquellos cuerpos enfermos se hallaban trabajados por el sufrimiento y atravesados por una sorda culpabilidad que era el precio inevitable de aquellas idas y venidas entre la adoración y la execración de la carne. El estudio del cuerpo y de las sensaciones que provoca revela por tanto, (...) que aquella humanidad (¿y ésta?) sobrestimaba los valores de la fuerza, la procreación, la salud física y moral, probablemente porque éstos le eran indispensables en un mundo inestable, amenazador e incomprensible (Historia de la Vida Privada. t.II. El Cuerpo y el corazón).
No quiero convertir este ensayito en una filípica contra quienes estudian y tratan la enfermedad. Toda generalización conlleva su antítesis (como en la que acabo de hacer). Voy a parar aquí.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/03/2010 a las 18:10 | Comentarios {0}


Fiesta
Todavía con los ecos en mi cabeza de la fiesta.
Cómo llovía.
Llegar primero. Luego ir entrando poco a poco en las caras de hace tanto tiempo. Tanto tiempo.
En la fiesta suena la música y corre el alcohol. Tan español. El alcohol, digo.
Seguía lloviendo (esta España tan húmeda que parece Francia y Francia parece España que aclama al equipo español de fútbol como si fuera francés en el Estadio...) e iban llegando los invitados.
Remarquemos los nombres y que no se olvide ninguno: Inma, Bárbara, César, Luis, María, Mónica, Pepito, Javier, Nacho, Ana, Lourdes y Tomás.
La fiesta llevaba como título Antiguos Alumnos del Parquecillo.
El Parquecillo.
El niño la mira mira, el niño la está mirando.
El Parquecillo en la calle Puerto Rico de la ciudad de Madrid. Finales de los setenta, inicios de los años ochenta del pasado siglo (me hace espuma lo del pasado siglo)
El Parquecillo de mañana y de tarde y de noche.
Sin ser todavía mayores de edad. Aquellos años llenos de pastillas, sustancias, acuerdos, peligros, descubrimientos, luego todo eso pasa y queda un recuerdo y una etapa y un temor para los que vienen detrás. Hablaban. Hablábamos. Yo no querría que mi hija viviera cómo yo he vivido y ese pensamiento como dijo Luis es pequeño burgués. Es cierto. Y al mismo tiempo siento que no lo quiero porque creo que hemos tenido suerte, suerte de seguir aquí (si es que eso es una suerte) y no nos hemos quedado en el camino, tirados, muertos, en fin...
La fiesta, ¡qué hermosa!
Y ¡qué lluvia!
Ahora ya es la tarde del sábado. He bebido una cerveza para equilibrar los desajustes del ron con limón, un chín de limón, un poquito de ron, otro chín de limón.
Brindo una vez más por vosotros.
Vivir tiene de bueno estas fiestas.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/03/2010 a las 14:36 | Comentarios {0}


Bradomín Arcansol dedujo, tras ver caer la lluvia durante veinte días, que nunca como ese año engordarían los caracoles.

La secuencia se detuvo cuando ella dijo, Somos en nuestra quimera doliente y querida, dos hojas que el viento juntó en el otoño.

Bradomín no fue marqués.

La siguiente secuencia se inició así, ¡Nada más que eso somos!

Los caracoles, en efecto, fueron hermosos. En una taberna de Tirso de Molina se hicieron festejos.

Una pancarta lucía a una extremeña en bolas.

Otra pancarta alardeaba de bastones con mira telescópica.

Los cuernos rodaban por las mesas.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/03/2010 a las 14:10 | Comentarios {0}




Así de sencillo lo he visto y me ha GUSTADO

(Ya sabes: si cliqueas en la palabra gustado -la que está en verde-sabrás el qué)

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/03/2010 a las 21:16 | Comentarios {0}


Bonis O'See se hizo tan aficionado a las pompas fúnebres que se cortó las venas una tarde de invierno en la esquina de su pompa favorita.

Narrativa

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 04/03/2010 a las 11:16 | Comentarios {0}


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