Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
La Odalisca de Mariá Fortuny 1861
La Odalisca de Mariá Fortuny 1861
Sin el café con leche de la mañana (y desde diciembre de 2017 con algo sólido: tostadas con queso fresco o con mantequilla) todo se trastoca. Despertarse es volver a vivir a una distancia tan sideral del día anterior que necesito hacer algo que me una a mi yo (no a mi ego) y me asiente en este hombre que camina como un lobo estepario por los años. Que me asiente cuando menos con el hombre de ayer. Salir al mundo con el estómago vacío es darse de bruces con la realidad (por supuesto la realidad de un pesimista).

Tenía que suceder el atasco monumental. Tenía que empezar a sentir que quizá me diera una hipoglucemia. El mundo era un continuo de coches, autobuses, motos y camiones envueltos en una niebla gris, rodeados de asfaltos grises y quitamiedos grises y medianas grises. Sin café con leche la grisura tenía ecos de ausencias, de navidad.

Volver, he pensado. Y cuando pensaba volver me ha recordado la risa fiera de una oftalmóloga. En la espera todo se confunde. No habrá paz, no, no habrá paz. De vez en cuando surgirá un furor divino (a la manera de los furores que nos cuenta Ficino) y el mundo podrá dibujarse de otras maneras. Eso será más tarde. Eso será algún día antes de morir.

Terminado el ayuno sucede un gran malestar y es necesario que el café y la leche y la mantequilla y el pan hagan su función para que el cuerpo parezca encontrarse consigo y quede para el resto del día la sensación amarga de haber descendido un peldaño más hacia el infierno (el infierno son los otros).

El paisaje no ha ejercido su influjo hoy.

Me gustaría embriagarme con opio.

Narrativa

Tags : Apuntes Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/12/2019 a las 21:20 | Comentarios {0}



216.- No te voy a pedir, ¡Oh, Atenea! que te quites la coraza y me dejes ver tus senos de lechuza.
 
217.- La distancia está compuesta por tiempo y desgana.
 
218.- Yo siento, en el mismo instante en el que lo estoy diciendo, que el comentario lúbrico que hago -con las circunstancias que hayan rodeado a la interlocutora a lo largo de todo su día, con mi propia emoción vital (estando como estamos a más de cincuenta millones de kilómetros de distancia con respecto al lugar en el que nos encontrábamos el día anterior), más la emoción colectiva- no excita ni alegra sino que es simplemente soez.
 
219.- ¡Hay días tan luminosos!
 
220.- El libro tan sólo como objeto es ya precioso.
 
221.- ¿Y si dejáramos las llaves, nos olvidaríamos de hacer cerraduras?
 
222- No me abandona el placer. Lo he sabido hace un instante, cuando la alquimia del guiso que terminaba había resultado perfecta o cuando urdo estrategias que me lleven al goce.
 
223.- Hay una joven que navega por el mundo anunciando una buena nueva; si fuera Cristo muchos de los que dicen creer en él apedrean hoy a la muchacha.
 
224.- Cuando vuelvan al poder las mujeres, como casta –como lo es la casta de los hombres poderosos- y los hombres poderosos queden recluidos a labores sacerdotales o a ser hetairos de las nuevas diosas, espero que nada empiece con una oración o con un signo.
 
225.- Aunque entiendo (y casi estoy por aceptar) que el primer paso es necesariamente violento –aunque sea ésta una violencia tan sólo emocional o antipática o antiempática- ¡cómo molesta que nos metan a todos en el mismo saco!
 
226.- Comentan gentes de izquierdas (?) que no hay por qué respetar todas las ideas –se refieren, claro, a las ideas de la extrema derecha (?)-. Estoy en absoluto desacuerdo: la única manera tolerante de derrotar la ideología de extrema derecha es mediante el respeto. Sólo mediante el respeto se puede argüir con conocimiento y por lo tanto con razón. A partir del respeto, ¡A por ellos!
 
227.- Las uñas, con los años, también.
 
228.- En Las Avispas, comedia de Aristófanes, éste coloca a los heliastas –los ciudadanos jueces de la Atenas del siglo V a.C.- un aguijón de avispa en la entrepierna. El parangón de esos heliastas hoy en día sería no tanto los jueces cuanto los periodistas/tertulianos que se han convertido, literalmente, en jueces de la opinión. Ya no informan. Sentencian.

229.-  Es 1917.  Unas muchachas hacen gimnasia en la azotea de una casa de New Orleans.
Los aforismos que van desde el nº 216 al nº 229
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (20)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
 
Tonos azules de Alfredo Protti 1926
Tonos azules de Alfredo Protti 1926

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/12/2019 a las 12:29 | Comentarios {0}


Cuaderno de dibujo de Edward Hopper 1931-1932
Cuaderno de dibujo de Edward Hopper 1931-1932
204.- La desigualdad es necesariamente mala/perversa tan sólo si es injusta.

205.- O: una desigualdad justa no es necesariamente mala/perversa.

206.- Intuyo una gran sofisticación en las ideas del hombre sobre sí mismo. Me recuerdan a la estilización de un objeto sagrado, es decir de un objeto al que se le sustrae de su mediumnidad para convertirse tan sólo en muestra de escaparate. Supongamos una cruz sin el sentimiento de Cristo pero sí con su historia.

207.- Un detalle que me gusta de la literatura ensayística es que se desarrolla en tanto en cuanto existen libros sobre el mismo tema que entran en conflicto unos con otros. Los ensayos, por lo tanto, existen gracias a sus semejantes. No ocurre así -necesariamente-  con la literatura de ficción que es más solipsista.

208.- La embriaguez del cannabis me lleva a una lucidez de los sentidos y también -pero eso en rarísisimas ocasiones- a la comprensión de ciertas emociones.

209.- El chiste y noviembre se estrechan cordialmente las manos.

210.- Me gusta interpretar. Me gustan los auditorios cuando me siento seguro de lo que voy a hacer o decir... casi siempre decir... también cantar... cantar con la certeza de que nadie me escucha hasta que de entre la maleza surge una mujer que me dice, ¡Qué alegre vas hoy! 

211.- ¡Tan sólo una gota basta para distorsionar la visión del mundo!

212.- El musgo sobre una roca granítica; posada sobre ellos, la enramada de una encina; tras la enramada un camino que desciende a la vera de un murete de piedra; tras el murete una vasta extensión de caza. Vuela una paloma torcaz. Se funde el gris con la lluvia ante un fondo de agua.

213.- Debo tomarte entre mis brazos. Mecerte. Era domingo.

214.- Ahora a aceptar la Sombra y a intentar -aunque sea a base de palanca o de ganzúa- abrir su cerradura.

215.- La suerte está echada y duerme como una bendita.

Los aforismos que van desde el nº 204 al nº 215
-y que se compendian bajo el título de Aforismos (19)-,
son todos responsabilidad del director y autor de esta revista
 

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/12/2019 a las 18:52 | Comentarios {0}


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