Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Frase escrita en el artículo Sit ei terra levis -que la tierra sea ligera- por Jaime Botín tras la muerte de su hermano Emilio Botín.




Entre los muchos recordatorios que de Emilio Botín se han hecho y harán, me ha llamado la atención, por lo obvia, la frase que encabeza el artículo. A Emilio Botín no le importaba nada el dinero. ¡Vaya, hombre! Al décimo banquero del mundo, el más poderoso de la zona euro el dinero no le hacía ni fú ni fá. Si es que ya te lo digo yo, Fulana, come todos los días jamón de Jabugo y te dejará de entusiasmar.
De todas formas -y aunque esta frase fuera cierta- da cierta repugnancia el airearla. Porque el dinero que acumulan el señor Emilio Botín y su familia, es el medio para poder vivir del que carecen muchos y al hacer -cuando menos- no aprecio de él, la supuesta humildad o desapego que parece anunciar, se me antoja más como el horror que el rey Midas tuvo cuando se dio cuenta de que todo lo que tocaba se convertía en oro.
Porque la alegría de un banquero se alimenta del dinero de los otros (recordemos que todas las fundaciones, ayudas, becas y apoyo al mundo civil desgrava al fisco y también que gente tan rica por supuesto que puede amar y ser filantrópica con el arte y la vida de forma desinteresada) y feo sería en esta relación transitiva ensalzar el dinero que tanto le cuesta entregar y tan poco coger a unos y a otros.
Tengo la sensación de que a veces los halagos contienen en sí una suerte de reproche.



Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/09/2014 a las 10:14 | Comentarios {2}








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