¡Cómo no voy a recordar sus manos! O su figura menuda todas las tardes, excepto los miércoles que libraba, a la salida del colegio y su gesto de los viernes cuando me daban las notas y siempre había suspendido varias asignaturas. La calle de Lista y sus bocadillos con tomate untado ¿Será recuerdo del recuerdo el tamaño y color de los tomates? ¡Tan grandes, tan rojos! Íbamos de sus manos por la plaza de Salamanca cuando su suelo era de arena.
En las noches sus manos colocaban el embozo de las sábanas bajo nuestras barbillas. Su beso en la frente antes de despedirse hasta el día siguiente. Su manos en mis piernas colocando paños muy calientes. Su cuerpo acogedor una noche en que tuve una horrible pesadilla. Sus manos en las mañanas de verano, en Cullera, cuando dejaba sobre la mesa aquellas inmensas bandejas de tostadas con mantequilla para desayunar. Sus manos en los hospitales. Su compañía año tras año de la infancia en el gimnasio del doctor Quintana donde íbamos para recuperarnos tras cada operación. Su sufrimiento por nuestro sufrimiento. Sus manos en gesto jubiloso cuando nos ocurría algo hermoso. Sus ocurrencias geniales. Su ingenio manchego. Su bondad a prueba de matones. Su compasión (cum pasione=con la pasión) por los más débiles. Su dignidad.
¿Cómo olvidar a quien me dio la vida que me faltaba? ¿a quien me enseñó cómo se ama (y que para mi desgracia aún no he aprendido. Confía en mí, soy lento, pero aprendo)? ¡Y su risa blanca y sus uñas rojas y sus huevos fritos con jamón y patatas! Julia.
En las noches sus manos colocaban el embozo de las sábanas bajo nuestras barbillas. Su beso en la frente antes de despedirse hasta el día siguiente. Su manos en mis piernas colocando paños muy calientes. Su cuerpo acogedor una noche en que tuve una horrible pesadilla. Sus manos en las mañanas de verano, en Cullera, cuando dejaba sobre la mesa aquellas inmensas bandejas de tostadas con mantequilla para desayunar. Sus manos en los hospitales. Su compañía año tras año de la infancia en el gimnasio del doctor Quintana donde íbamos para recuperarnos tras cada operación. Su sufrimiento por nuestro sufrimiento. Sus manos en gesto jubiloso cuando nos ocurría algo hermoso. Sus ocurrencias geniales. Su ingenio manchego. Su bondad a prueba de matones. Su compasión (cum pasione=con la pasión) por los más débiles. Su dignidad.
¿Cómo olvidar a quien me dio la vida que me faltaba? ¿a quien me enseñó cómo se ama (y que para mi desgracia aún no he aprendido. Confía en mí, soy lento, pero aprendo)? ¡Y su risa blanca y sus uñas rojas y sus huevos fritos con jamón y patatas! Julia.
Ventanas
Seriales
Archivo 2009
Escritos de Isaac Alexander
Fantasmagorías
¿De Isaac Alexander?
Meditación sobre las formas de interpretar
Libro de las soledades
Cuentecillos
Colección
Apuntes
Archivo 2008
La Solución
Aforismos
Haiku
Recuerdos
Reflexiones para antes de morir
Reflexiones que Olmo Z. le escribe a su mujer en plena crisis
Olmo Dos Mil Veintidós
Sobre las creencias
Jardines en el bolsillo
El mes de noviembre
Listas
Olmo Z. ¿2024?
Saturnales
Agosto 2013
Citas del mes de mayo
Mosquita muerta
Marea
Reflexiones
Sincerada
No fabularé
Sobre la verdad
El Brillante
El viaje
Sinonimias
El espejo
Desenlace
Perdido en la mudanza (lost in translation?)
Carta a una desconocida
Biopolítica
La mujer de las areolas doradas
La Clerc
Asturias
Velocidad de escape
Derivas
Sobre la música
Tasador de bibliotecas
Ensayo sobre La Conspiración
Las manos
Las putas de Storyville
Las homilías de un orate bancario
Archives
Últimas Entradas
Enlaces
© 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020, 2021, 2022, 2023 y 2024 de Fernando García-Loygorri, salvo las citas, que son propiedad de sus autores
Diario
Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 29/11/2009 a las 18:28 | {0}