Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

Dedicado a Adolfo que murió el sábado 2 de diciembre



...las temperaturas han bajado... ¿fue el sábado cuando las nubes andaban locas?  ¿entonces ya habías decidido, muchacho valiente que moriste mayor?... esta mañana un hombre ha estado a punto de embestirme con su coche... recuerdo un día jugando a la pelota en la piscina de tu casita... tu casita tenía algo de Hansel y Gretel por eso la nombro con diminutivo... oigo voces... ¿oyes voces? ¿alguien te susurró al oído el bardo del inicio del viaje? ¿hubieras querido?... no se fue la luz y respiré hondo... los ojos de tu sobrina Olivia me recordaron a los tuyos... al volver del tanatorio sentía extraño el mundo, siempre me pasa cuando alguien cercano muere, también suelo sentir la muerte cuando se acerca, quizá sea porque la vi cuando murió mi tía Adela, siendo yo muy niño, no más de ocho años tendría y cuando ocurre algo así -ver la muerte de niño- no dejas ya de verla nunca; quizá la vi antes: nada más nacer vino a por mí, fue la primera vez que la vencí pero las heridas de la lucha me dejaron cojo para siempre; volvió a por mí un par de veces más y volví a vencerla y volvió a dejarme malherido; sinceramente, querido, no creo que la venza muchas veces más si es que alguna victoria me queda. Ya descansas. Tus últimos días fueron agónicos -agónicos en su sentido etimológico; αγον como lucha-. Seguro que luchaste duro. Seguro que tuviste fe. Seguro que agradeciste la mirada de alguien que un día de los malos estuvo junto a ti. ¿Inspiras? Inspira. Seguro que cuando fuiste entrando en la paz de la sedación tuviste un último pensamiento consciente. ¿Fue hermoso? ¿Fue sencillo?
Por si llega a tus ligeros conductos auditivos, por si alivia tu tránsito hacia lo inefable, por si hubiera algo que aliviar, déjame susurrarte el bardo del inicio del viaje, el que los monjes budistas del Tíbet susurran a los moribundos que están a punto de partir: Oh, noblemente nacido, ahora experimentas la Clara Luz primaria en su realidad, en el estado de bardo, donde todo es como el vacío de un cielo sin nubes. Intenta permanecer en este estado. Tu propio y claro intelecto, ahora en el vacío claramente desplegado -resplandeciente, emocionante y dichoso-, es ya la misma conciencia del propio y bondadoso Buda (sea lo que sea Buda). Ambos son indistinguibles y su unión es el cuerpo de la verdad, el dharma-kaya.
Y, sí, Adolfo, que la paz sea contigo.
 

Epistolario

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/12/2023 a las 17:55 | Comentarios {0}



Inspiraré el viento suroeste y las campanas sonarán hasta las doce de la noche [...] libertad que tiene su reverso [...] no, no me dejes hacerlo, tápame la boca o hazlo con los ojos; haz que me quede quieto, que me vuelva pulpa de algún fruto sin resto de acidez. La tarde se estaba haciendo y tú paseabas por el jardín. Yo sabía que algo te atormentaba. Te había visto tantas veces en ese estado. ¿Me viste tú? ¿Rehuiste mi mirada?[...] íbamos cayendo sobre ella, íbamos aceptando la noción de cantidad, no sé si fue justo entonces cuando surgió en mi pensar la noción de palabra; sí sé que poco después supe que hasta que se pronunciara la primera habrían de pasar miles de años, mis oídos no la oirían, mi mente las presintió [...] verde y mota de rojo y algo de ocre y gris [...]  dijo que volvería. Recuerdo su mirada, en realidad la mirada de su ojo izquierdo (cómo miró el derecho no lo puedo saber. A fuer de ser sincero ni siquiera podría afirmar que mirara), en la que parecía concentrarse la idea de fe, de confianza, de "confé" (si pudiera decirse así, si existiera esa palabra que es más tajante, más seca) [...] la luna llena rompió el velo de la nube [...] poco más hace, un canuto aunque reste lectores, la suma de una deuda, la inspiración de ese segundo grato, la conciencia de bienestar que relaciona de inmediato con un atardecer en Cap de Creus [...]
 

Ensayo poético

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 27/11/2023 a las 17:03 | Comentarios {0}



[...] navegamos dentro de la membrana [...] hay un suelto, un matiz en esa palabra que pronuncié en febrero cuando asomaba de nuevo la primavera [...] navegamos, pulsamos, miramos a los ojos (no son necesarios los otros ojos para mirarlos; la mera predisposición, la voluntad bastan), sin arrepentimiento. Hay algo que sabemos y es que a no todos importamos. Es bueno saberlo. Quizás entonces el espíritu del deporte. Aceptar la derrota. Aceptar la victoria [...] parece que la intención entre los aborígenes australianos es que los mayores acompañan a sus cachorros en el camino a la madurez, no los guían; no es, por lo tanto una jerarquía vertical, [...] aceptemos la derrota dentro de la membrana [...] ¿queda en el universo la intención? ¿y si la materia oscura estuviera formada por la masa de los pensamientos siendo que cada pensamiento tuviera una masa y fuera el pensar una característica universal? ¿cuántos pensamientos habrá habido en todo el espacio-tiempo  y en cuantas dimensiones desconozcamos? ¿cuántas formas de pensar habrá? ¿tienen la misma masa un pensamiento elaborado y una banalidad? ¿tiene más masa la banalidad? ¿podemos afirmar que la rodilla no piensa? [...] así te abrazaría... si hubiéramos llegado a ese grado de intimidad... si yo supiera, si tú hubieras querido... las cosas fáciles... llegas, te preparo un café, te haces un cigarrillo, nos sentamos en la cocina, cae la tarde, es otoño, estás animada, preparas un viaje, todo saldrá bien, ya verás y sonreímos...  [...] te gustaría el lugar donde vivimos. La membrana sigue elástica y firme. La estasis queda lejos.
 

Ensayo poético

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 26/11/2023 a las 00:23 | Comentarios {0}


 
Fiorenza 
Thomas Mann

Acto III Escena 4ª
Lorenzo di Medici:
[...] La belleza está por encima de la ley y de la virtud [...]

 

Invitados

Tags : Fantasmagorías Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/11/2023 a las 19:01 | Comentarios {0}



Preámbulo
       Quizá mi nombre un día importe. No es este el día en el que eso vaya a ocurrir con lo cual déjenme que tan sólo me presente como O. V.. Nada importan estas iniciales y será la única vez en que las escriba (conste que podría haber escrito cualesquiera otras o si me dejara llevar por las teorías de uno de los más grandes herejes de Freud, como mucho me atrevería a afirmar que la sincronía entre las energías de universos y anti-universos o de materias y anti materias, en este preciso tiempo o devenir [o anti-tiempo o anti-devenir], llámelo usted como quiera, ha generado -la sincronía- esta asociación de una o con una v de resultas de la cual han surgido estas iniciales); también serán iniciales los nombres de las ciudades, calles y plazas donde ocurrieron los hechos que me dispongo a narrar. En este caso el motivo es más estratégico: no quiero ponérselo fácil a la pareja que viene a por mí; no quiero que debido a cierta vanidad -¿no es acaso vanitas narrar para unos lectores hechos que le han ocurrido a la autora? ¿no se deduce que yo estoy convencida que, en efecto, mi narración va a ser leída?- den con mi paradero y entonces, sí, entonces se cumpla ese viejo adagio popular que dice a la tercera va a la vencida. A la tercera acabarán con mi vida. Para que puedan entender de lo que estoy hablando tendré que iniciar mi historia hace ahora 45 años, en el mes de enero de 1978 en la ciudad de M. Fue ese el año en que se produjo el primer encuentro. El segundo se produjo en el mes de enero de 2023. El tercero me llevará al Averno. Por eso quiero dilatarlo. Porque aún no quiero morirme... o permítanme una precisión: aún no quiero que me mueran.
 

Cuento

Tags : La pareja Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/11/2023 a las 19:25 | Comentarios {0}


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