En lo hondo
en lo hondo de tu hígado
No digan luego que no avisaste
Mañana la luz en el fondo de tu ojo
(brumas, lechosidades, siluetas, el borrón blanco sobre un fondo negro)
Sin embargo
bajo juramento
sin sala de audiencias
sin acusadores ni defensores
ajeno al mundo que bascula
sin veredicto
afirmas en lo hondo de tu hígado
Sé que para no gritar
imaginaste tu mano en el volante
salías de tu país
atravesabas estados, veías nuevos uniformes con las mismas obligaciones,
no te extrañaba la bolsa de papel, no argüías motivos en lenguas nuevas
sólo conducías bajo inmensas alamedas y caminos cubiertos de hojas
(las hojas del otoño) y caminos bordeados por plátanos y camino por el que corría en paralelo un verdadero río
de aguas verdosas como la esencia de tu amor
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal del pueblo belga
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal del fiordo noruego
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal de la montaña armenia (la montaña de Ararat)
Sé que callabas
Sé que hacías bien
Expresar lo hondo de tu hígado no te habría supuesto reconocimiento alguno
Y así tampoco mencionaste lo hondo de tu hígado cuando solo, en un bosque finés, cubierto de nieve hasta los muslos, te dejaste caer como el cúmulo de copos de nieve en la rama más débil del abeto acaba cayendo por su propio peso
La muerte fría atemperó tu hígado
Tu sonrisa helada era espantosa
Tan sólo el lobo gris se alegró de ti
en lo hondo de tu hígado
No digan luego que no avisaste
Mañana la luz en el fondo de tu ojo
(brumas, lechosidades, siluetas, el borrón blanco sobre un fondo negro)
Sin embargo
bajo juramento
sin sala de audiencias
sin acusadores ni defensores
ajeno al mundo que bascula
sin veredicto
afirmas en lo hondo de tu hígado
Sé que para no gritar
imaginaste tu mano en el volante
salías de tu país
atravesabas estados, veías nuevos uniformes con las mismas obligaciones,
no te extrañaba la bolsa de papel, no argüías motivos en lenguas nuevas
sólo conducías bajo inmensas alamedas y caminos cubiertos de hojas
(las hojas del otoño) y caminos bordeados por plátanos y camino por el que corría en paralelo un verdadero río
de aguas verdosas como la esencia de tu amor
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal del pueblo belga
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal del fiordo noruego
No mencionaste lo hondo de tu hígado en el hostal de la montaña armenia (la montaña de Ararat)
Sé que callabas
Sé que hacías bien
Expresar lo hondo de tu hígado no te habría supuesto reconocimiento alguno
Y así tampoco mencionaste lo hondo de tu hígado cuando solo, en un bosque finés, cubierto de nieve hasta los muslos, te dejaste caer como el cúmulo de copos de nieve en la rama más débil del abeto acaba cayendo por su propio peso
La muerte fría atemperó tu hígado
Tu sonrisa helada era espantosa
Tan sólo el lobo gris se alegró de ti
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Ensayo
Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 10/10/2018 a las 13:17 | {0}