Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
¿Dónde está la frontera?
¿A qué Dios le pregunta ahora tras descubrirse que como mucho Dios es un conglomerado de tres bacterias?
¿Microdios?
¿Cómo salta esa distancia que le separa de la vejez y su niñez?
¿Cómo le dice al que ve cada mañana en el espejo que ése no es él?
Él es un niño que tiene las botas rotas
No le gusta ir al colegio
Es el mes de enero y ha caído una helada que ha convertido en hielo los charcos
Su padre llegó borracho la noche anterior
Su hermano mayor le llamó cerdo (no a su padre, a él)
Su madre tuvo que quitarse de encima las manazas de su marido
y apareció en su dormitorio con la bata abierta y un camisón ligero
Esa mañana tiene sueño
no está dispuesto a soportar que el hermano Francisco de la orden de los corazonistas
le quiera tocar los testículos a la hora del recreo
e intuye que probablemente será hoy el día en el que López Cuartero le tire por las escaleras
Y así
con estas sensaciones
nada más despertar
¿cómo le dice al hombre de sesenta años que se encuentra frente a él en el espejo
que no, que ese cuerpo no se corresponde con lo que está a punto de pasar?
Su madre nunca se levanta para hacer el desayuno
Se toma un colacao frío
Sus padres nunca le dan dinero para el almuerzo (tampoco se lo preparan)
se pasa la mañana entera con el estómago vacío
alguna vez se puede comprar una barra de pan de dos pesetas
(esas dos pesetas que a veces le roba a su madre)
y la come con ganas, la come con avidez
porque un niño de nueve años suele tener hambre a las once de la mañana si se ha levantado a las ocho
Ese hombre que se mira en el espejo
sigue teniendo un anclaje extraño con el niño que fue
y cuando se sienta a desayunar
(lo hace desde hace muy poco, tan sólo desde hace un año
hasta entonces cumplía rigurosamente la enseñanza
de que un ser humano no ingiere nada sólido
hasta la hora de comer)
siente la congoja de saber
que esa mañana le van tirar por las escaleras
un cura va a intentar abusar de él
cuando llegue la noche su padre llegará de nuevo borracho
y entonces concilia mal que los microdioses bacterianos
en sus ingenierías genéticas de hace dos mil millones de años
no consideraran la posibilidad de crear entes
tan frágiles y desamparados como los humanos
incapaces de vivir el presente
soberbios de su propia ineptitud
El hombre recuerda que no tenía cartera
Llevaba los libros bajo el brazo
Recuerda las botas rotas por el costado derecho
-a la altura del talón- en la bota derecha
y en el dedo gordo del pie en el izquierdo
A la hora del recreo López Cuartero
le empuja desde arriba de las escaleras exteriores
-las que dan al patio de recreo
en el Colegio de los Corazonistas de la calle Claudio Coello-
Peldaños de mármol
Mucho ríen de cómo rueda el muchacho
hasta uno de los aparatos que lleva en las piernas salta por los aires
Sotanas negras bajan a socorrerle
El hombre que se mira en el espejo a punto de cumplir sesenta años
recuerda mientras se mira en el espejo
el primer pensamiento del niño cuando dejó de rodar
¡Ojalá haya muerto!
El hombre sonríe al niño que habita dentro de él
frente al espejo
y acariciándole la cabeza le susurra
No moriste
aquí sigues en mí
Nadie te va a empujar
y mientras de mí dependa
nunca volverás a calzar
botas rotas

Ensayo

Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 12/01/2019 a las 12:02 | Comentarios {0}








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