Desnuda ve la silueta de tu cadera
frente al espejo de cuerpo entero
No quiere ver más
de momento
A través de una cortina de terciopelo
se evade el humo de un cigarro
y canta, lejos, una aprendiz de arias,
la desolación de la señora Butterfly en quimono
Tu cadera se asemeja a tu cintura
cuanto la cuenca del ojo a su órbita
-nada sería la una sin la otra-
Espera con la respiración anhelante
que ejecutes la petición que te ha hecho
para poder admirar sin ser visto
la simetría de tus nalgas
maquilladas con polvos de arroz
Su voz en tu oído
Tu giro tras su voz
Tus nalgas blancas
Un suspiro azul
Así es la tarde y cuando la lluvia
hace su aparición
-como esperma bajado del cielo-
se escucha la algarabía de las hojas
las carreras en el asfalto
las risas de las chicas
los desafíos de los muchachos
y una alegre canción de marineros
que habrán de zarpar esa misma madrugada
Él surge de tras la cortina de terciopelo
y al llegar hasta ti te acaricia el cuello
como si fuera tallo de narciso
y cuerpo de serpiente
y tú siseando lo envuelves con tus brazos
y muerdes su boca hasta hacerle daño
Arde la noche entre tus muslos
y entre los suyos parece su falo hacho ardiente
hacho que se consume con tu aceite
dentro de ti, iluminándote
Una misma hoguera sois
Un mismo fuego que abrasara el tiempo
hasta que la madrugada lo enfría todo
y él se marcha hacia la guerra
y tú te quedas tumbada
soñando un verso que empezara
habib, habib, amado mío...
frente al espejo de cuerpo entero
No quiere ver más
de momento
A través de una cortina de terciopelo
se evade el humo de un cigarro
y canta, lejos, una aprendiz de arias,
la desolación de la señora Butterfly en quimono
Tu cadera se asemeja a tu cintura
cuanto la cuenca del ojo a su órbita
-nada sería la una sin la otra-
Espera con la respiración anhelante
que ejecutes la petición que te ha hecho
para poder admirar sin ser visto
la simetría de tus nalgas
maquilladas con polvos de arroz
Su voz en tu oído
Tu giro tras su voz
Tus nalgas blancas
Un suspiro azul
Así es la tarde y cuando la lluvia
hace su aparición
-como esperma bajado del cielo-
se escucha la algarabía de las hojas
las carreras en el asfalto
las risas de las chicas
los desafíos de los muchachos
y una alegre canción de marineros
que habrán de zarpar esa misma madrugada
Él surge de tras la cortina de terciopelo
y al llegar hasta ti te acaricia el cuello
como si fuera tallo de narciso
y cuerpo de serpiente
y tú siseando lo envuelves con tus brazos
y muerdes su boca hasta hacerle daño
Arde la noche entre tus muslos
y entre los suyos parece su falo hacho ardiente
hacho que se consume con tu aceite
dentro de ti, iluminándote
Una misma hoguera sois
Un mismo fuego que abrasara el tiempo
hasta que la madrugada lo enfría todo
y él se marcha hacia la guerra
y tú te quedas tumbada
soñando un verso que empezara
habib, habib, amado mío...
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Ensayo
Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/05/2019 a las 19:49 | {0}