Me he deslizado esta mañana hasta los años setenta
en la figura de un cadáver
(un cadáver hermoso: parecía Abd el-krim [محمد عبد الكريم الخطابي])
luego en la carretera las nubes conformaban lo que está siendo esta primavera
una primavera antes del calentamiento un lugar en el tiempo que recuerda la esencia de los años setenta
plomo y flores
poderes mostrando desnuda la mano
palos que se alzaban contras nuestras cabezas
un muchacho cojo de catorce años que guardaba en su carpeta de cartón azul el periódico comunista Renovación
corría -valga la paradoja con la cojera del muchacho- el año 1975 y quedaban pocos meses para que un asesino llamado Francisco Franco Bahamonde muriera rodeado de su mierda, cagado vivo
Tiempos de largas melenas
y muchachas en minifalda y leotardos de alegres colores
¡Oh, querida, siéntate en mis rodillas!
¡Oh, amada mía, muérdeme los lobulillos de las orejas mientras yo, ardiente, poso mis manos en tus tetas y siento por segunda vez -suponiendo que la primera fuera con mi madre- el tacto de esas voluptuosidades que Naturaleza se encargó de hacer casi inalcanzables!
Años setenta del comandante Luis Otero Fernández y sus prisiones ahora que ha muerto y quedarán para siempre sus heroicidades mientras sus hijos y yo nos divertíamos en el chalet que la familia tenía en el pueblo de la Sierra de Guadarrama llamado Los Molinos
Ahora veo con mis ojos de entonces esto que hemos de ensalzar o que tuvimos que ensalzar para no sentirnos del todo estúpidos
Vuelva así el vocabulario bronco y dejemos para muy tarde una autocrítica de la mano de Althuser
La tarde ha tenido el eco de las bravatas de Zeus y a lo lejos -sobre una pantano de plata- he visto varias veces su espada
¡Ah, y un lagarto, un lagarto grande y verde que se ha confundido de inmediato con las hierbas que han nacido en los caminos al amparo de la sierra de los Dragones!
También en los años setenta fui un muchacho que una tarde fue incapaz de besar a una muchacha y salió corriendo y nunca más volvió
Cuando viene el sonido
el corazón -que es un órgano hueco- desprende esencia de flores
el aliento suave como una canción de los Beatles tiene la dulzura de las primeras veces
y hay en el trotar por la calle, de vuelta a casa, con los libros bajo el brazo, la seguridad de que todo va a ir bien
Juventud que mantiene la vista fija en el futuro
juventud absolutista como han de ser las verdaderas juventudes
la noche entonces con su eco de ella
que mañana te espera en la parada del autobús
Almohada blanca
en la figura de un cadáver
(un cadáver hermoso: parecía Abd el-krim [محمد عبد الكريم الخطابي])
luego en la carretera las nubes conformaban lo que está siendo esta primavera
una primavera antes del calentamiento un lugar en el tiempo que recuerda la esencia de los años setenta
plomo y flores
poderes mostrando desnuda la mano
palos que se alzaban contras nuestras cabezas
un muchacho cojo de catorce años que guardaba en su carpeta de cartón azul el periódico comunista Renovación
corría -valga la paradoja con la cojera del muchacho- el año 1975 y quedaban pocos meses para que un asesino llamado Francisco Franco Bahamonde muriera rodeado de su mierda, cagado vivo
Tiempos de largas melenas
y muchachas en minifalda y leotardos de alegres colores
¡Oh, querida, siéntate en mis rodillas!
¡Oh, amada mía, muérdeme los lobulillos de las orejas mientras yo, ardiente, poso mis manos en tus tetas y siento por segunda vez -suponiendo que la primera fuera con mi madre- el tacto de esas voluptuosidades que Naturaleza se encargó de hacer casi inalcanzables!
Años setenta del comandante Luis Otero Fernández y sus prisiones ahora que ha muerto y quedarán para siempre sus heroicidades mientras sus hijos y yo nos divertíamos en el chalet que la familia tenía en el pueblo de la Sierra de Guadarrama llamado Los Molinos
Ahora veo con mis ojos de entonces esto que hemos de ensalzar o que tuvimos que ensalzar para no sentirnos del todo estúpidos
Vuelva así el vocabulario bronco y dejemos para muy tarde una autocrítica de la mano de Althuser
La tarde ha tenido el eco de las bravatas de Zeus y a lo lejos -sobre una pantano de plata- he visto varias veces su espada
¡Ah, y un lagarto, un lagarto grande y verde que se ha confundido de inmediato con las hierbas que han nacido en los caminos al amparo de la sierra de los Dragones!
También en los años setenta fui un muchacho que una tarde fue incapaz de besar a una muchacha y salió corriendo y nunca más volvió
Cuando viene el sonido
el corazón -que es un órgano hueco- desprende esencia de flores
el aliento suave como una canción de los Beatles tiene la dulzura de las primeras veces
y hay en el trotar por la calle, de vuelta a casa, con los libros bajo el brazo, la seguridad de que todo va a ir bien
Juventud que mantiene la vista fija en el futuro
juventud absolutista como han de ser las verdaderas juventudes
la noche entonces con su eco de ella
que mañana te espera en la parada del autobús
Almohada blanca
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Ensayo
Tags : Atrofias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/05/2018 a las 23:41 | {0}