Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri

De las cosas, de los asuntos, quizás a ti te hiera o te alegre igual. Aire que viene y trae ese agua blanca que algunos llamaron nieve. Afán de matizar. Aire de la vida. Aire de siete soles por más que nunca veamos más de uno. Aire de la belleza en una muchacha ayer en el metro. Aire de los aires de otros confines del mundo. Aire que se respira. Aire que alivia.

No se debe temer el aire. El que se forma tras la unión o el que la unión aviva. Aire desde el cielo. Aire en el agua. Desolación sin aire aunque sea aire a quemarropa. Abrazo del aire. Pulmón abierto. Nada hay más infinito que el aire de un instante.

Ven y no me envuelvas.

Envuélveme y no vengas.

El cuerpo ahíto. La exhalación. El vaciamiento. Y vuelta a donde el aire gira.

A las tres de la tarde.

Los días son aire.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 07/01/2010 a las 14:49 | Comentarios {0}


Rembrandt
Rembrandt
¡Ah, ese viejo zorro de Yahvé! o de Eloi (si la redacción es más moderna). Esa creencia que viene del desierto donde no hay nada y por lo tanto todo lo que ocurra será un milagro. 3.000 años antes de Cristo. En el Próximo Oriente, en Mesopotamia, rodeados de dioses débiles como Baal de los cananeos que muere y de vez en cuando resucita o su padre El, más débil aún que ha de pedir ayuda a una de sus esposas para que le saque del atolladero de haber sido destronado por su propio hijo ¡Ese viejo zorro de Yahvé! decía al principio, que inaugura en el mundo de las creencias humanas la fe abramánica, es decir una fe ciega, cuando Yahvé le ordena que sacrifique a su hijo Isaac y Abraham no duda de que las razones de su dios exceden con mucho su capacidad de entendimiento; su fe le lleva a saber con absoluta certeza que lo que va a cometer no es un infanticidio, que su dios está muy por encima de sus conceptos morales. Esa alianza es la verdaderamente importante, la verdaderamente novedosa. La que hará poderosas y perseguidas a las doce tribus de Israel. Y quizá también, sí, también la posibilidad de que alguno de sus descendientes tenga, por fin, derecho a acercarse al Árbol de la Vida y al comerlo conseguir la eterna juventud. Porque conocimiento y juventud eternas son las características propias de todo Dios. Cuando Israel era un niño su Dios ya era un sabio celoso y usurpador. Hubo de ser así, imagino, para poder llevar con mano férrea a su rebaño hasta el lugar que le correspondía. Incluso tuvo que destruirnos a todos -excepto a su querido Noé, su mujer y sus tres hijos, el último de la estirpe de los hombres que tuvo una larguísima vida- y confundir nuestras lenguas para que no pudiéramos -tan sólo con el conocimiento- alcanzarlo, sobrepasarlo, olvidarlo.
¡Yahvé de los Patriarcas! ¡Yahvé de los Ejércitos de la Luz y forjador del Ejército de la Sombra! ¡Yahvé de las venganzas! ¡Yahvé de los desiertos! ¡Cuánto dolor forjaste entre los tuyos! ¡Cuántas pruebas ideaste en tu divinal cerebro! ¡Y cómo, cómo, de tantos ríos de sangre pudo surgir celeste y terrenal El Cantar de los Cantares!

Ensayo

Tags : Sobre las creencias Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 03/01/2010 a las 10:04 | Comentarios {0}


2010
Escucharé Five Years de Bowie y volveré a sentirme eléctrico. Miraré el careto de Lou Reed en la portada del album Transformer y sentiré el pecho de Ana un día a la una de la tarde cuando escuchábamos Europa de Santana y ella tenía quince años y yo dieciséis. Luego atravesaré el tiempo montado en la voz de Camarón de la Isla y llegaré hasta La Habana donde Silvio Rodríguez le pide a Alá (Ojalá) que la lluvia no sea descanso que baja por tu cuerpo y mirando el mar Caribe Erik Satie me alejará de allí y volveré a Miles Davis y su All Blues o a una tarde con Joni Mitchell y César en su estudio de las Navas de Tolosa y luego, durante un amanecer, Chet Baker me cogerá de la mano y junto a My Funny Valentine veré salir el sol y nos admiraremos del tempo sincopado de Las Danzas de lo Sagrado y lo Profano de Debussy. No será el mar el horizonte sino la dominante de una melodía rota a pedazos por Olivier Messiaen la cual, paradójicamente, nos retrotraerá a Las Vespras della Beata Vergine de Monteverdi y esos cantos, esas alturas me irán durmiendo y al final creeré escuchar, ya en los sueños, El Preludio de la suite para cello número 1 de Johan Sebastian Bach.

03_tomas_luis_de_victoria_requiem_1605__kyrie_1.mp3 03 Tomas Luis de Victoria Requiem(1605)-Kyrie.mp3  (2.7 Mb)

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/01/2010 a las 13:01 | Comentarios {0}


Sumérgeme y desde la humedad
idea
una singladura en el desierto,
la figurilla de una diosa
brazos elevados
torso desnudo
amplia falda
o
la absenta
fin de siècle
la acera brilla
y -sutil- una ardilla
canta, canta, canta
o
el páncreas
devorando azúcar
sin saber por qué
o
ven, le dijo
y al correr se evaporó
o
el mechero, el cargador del móvil,
el hada de alas verdes,
los diccionarios,
las tapas chinas
de un cuaderno escrito en español.

Poesía

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 30/12/2009 a las 13:31 | Comentarios {1}


No, ahora no debes. Si no te picara la cabeza. Si no te ahogaras entonces sí, entonces podrías. Nada es real. Nada ha de preocuparte. Los días se siguen a los días y la única fortuna es ésa: los días que siguen a los días. No pidas más. No aspires. No tengas esperanza. No tengas la puta esperanza de los cojones. Anúlala a base de días. Déjalo todo en el haber de tu fortuna. No pises. No maldigas. Nada es por ti. Nada es contra ti. Ni siquiera la anti-lotería que te tocó ayer, ese premio gordo de las miserias. No te quejes. No hay queja. Dítelo de verdad, No hay queja y si quieres, luego, bufa, brama o simplemente esconde tu cabeza bajo la almohada. Ahora tómate el café. Pasa la tarde como desde hace tantos años escribiendo, pensando, descubriendo y no maldigas y no tengas ansias. Has podido pasar el día bajo cobijo. Has comido. Has podido moverte sin ayuda. Has tenido tu cabeza colocada en su sitio. Has tenido una conversación ¡Cágate en todo lo que quieras! No pases de ahí. La blasfemia es la más clara prueba de la religiosidad. Un pueblo que no blasfema es un pueblo que no cree. Un hombre que no blasfema es un hombre que no cree. Y tú, alma cándida, tienes la religiosidad de los hombres antiguos. Entonces blasfema, es tu derecho, es la cruz de tu dios, sea el que sea, no le pongas nombres pero si piensas en la justicia entonces crees en dios, si en el fondo de tu más honda hondura crees en la justicia es que tienes por norte la idea de dios. Entonces blasfema, blasfema e híncate de rodillas y suplica lo que no puedes conseguir por tus propios medios, sólo hasta ahí. Lo demás es hacerse peor. Lo demás es dejarse llevar por la corriente de las víctimas. Niégate. Niega a dios y entonces estarás salvado, sin esperanza, sin anhelos, sin fortuna.

Diario

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/12/2009 a las 18:10 | Comentarios {1}


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