Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
¡Qué inicio!
Heike Monogatari es una novela japonesa ( ya en la introducción se habla mucho del término monogatari que se traduciría literalmente como relato de cosas) del siglo XIII, de los tiempos en que Gonzalo de Berceo escribía los Milagros de Nuestra Señora .

La novela está editada por Gredos en su colección Biblioteca Universal. La traducción, desde mi punto de vista y siendo ignorante del japonés, muy acertada ha sido hecha por Rumi Tani Moratalla y Carlos Rubio López de la Llave.

Reconozco que la dejé un poco antes de la mitad, no recuerdo por qué. Lo que no he olvidado ha sido el principio de la novela, su primer párrafo. Lo transcribo:

En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. En el color siempre cambiante del arbusto de shara se recuerda la ley terrenal de que toda gloria encuentra su fin. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra.

La novela (o el relato de cosas) narra la ascensión y caída del clan Heike. Esa forma de iniciar el relato anima por su belleza, por su anuncio, por su contención y por su verdad. Ese inicio nos cuenta el desarrollo y el fin. Ese inicio lo evoca todo.

Diario

Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 17/11/2008 a las 16:51 | Comentarios {1}


Fotografía de Fernando Loygorri
Fotografía de Fernando Loygorri
¿Cuántas veces se nace? ¿Una vez al año? ¿Tres veces en la vida? ¿Cada día al despertar se nace? El tiempo y su milagro parecen renovarse y decaer casi segundo tras segundo u hora tras hora, según las medidas.

¿Cuántas veces se tiene la sensación de no saber nada? Siempre he pensado que cuando Sócrates dijo (o Platón dice que dijo) Lo único que sé es que no sé nada, debió de sentir tristeza y desasosiego por mucho que la mayeútica quisiera partir de su desconocimiento para llegar al conocimiento del discípulo. En el fondo su forma de enseñar lo que no sabía era una ironía. Ironía socrática según explica Alexander Nehamas en su libro El Arte de Vivir que lleva como subtítulo Reflexiones socráticas de Platón a Foucault y está editado por Pre-Textos.

¿Encierra una ironía el preguntarse cuántas veces se nace? Porque se nos dirá que sólo se nace una vez y como mucho se producirán renaceres a lo largo de una vida. Sin embargo mi ser alberga la sensación de haber nacido más de una vez. De realmente no ser yo -este yo presente- el mismo ser que puedo ver en las fotografías de cuando era niño, de cuando era joven, de cuando era adulto. Es decir no es la distancia lo que marca la sensación de ser otro sino la presencia de algo distinto, otra vida, otra forma de encararla. No sé si realmente existe continuidad en los días. No me atrevo a afirmar solemnemente que ayer fue 14 de noviembre y mañana será 16 y luego 17 y antes 13 y que el año pasado fue el 2007 y el siguiente será el 2009.

Quizá sea la Teoría de la Relatividad, la curvatura del espacio/tiempo, esa no linealidad demostrada mediante ecuaciones matemáticas -el más inexorable de los lenguajes humanos incluso con la teoría de Gödel por delante- quizá sea el nacimiento de las células del cuerpo en un cotinuum llamado vida, un nacimiento que implica la muerte de otras células.

Cada siete años si mi memoria no me falla todas las células del cuerpo son nuevas excepto algunos millares de neuronas que son las que nos dicen que somos el mismo cuando en realidad las únicas que son las mismas son ellas porque las células de todos los demás sistemas de este ente donde están encerradas las neuronas que hacen de mí la consciencia de ellas, son otras. Luego si la mayoría de mí nace cada siete años no puedo por menos preguntarme cuántas veces he nacido.

Y cada siete años ¿cómo? ¿Todas cambian al unísono o hay unas células que viven más y otras menos, por ejemplo son más duraderas las células hepáticas que las células de la dermis? Lo que querría decir que el proceso total de regeneración celular se produce cada siete años. Lo que implica que nacemos casi constantemente o que nunca acabamos de nacer del todo cuando ya estamos muriendo.

Diario

Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 15/11/2008 a las 13:16 | Comentarios {1}


La Solución 2. Tenaz
Milos Amós divaga con la caída de la hoja del árbol que tiene enfrente. El café frío. El ánimo frío. Una barba de días, las uñas algo sucias y una música de jazz (como la noche de la bajada a los infiernos cuando entraba en un café jazz y se encontraba a una saxofonista coja que acariciaba las teclas con pudor) ahora que la luz ya asoma y los pájaros comienzan su incesante piar de hambre.
Milos Amós suspira y relee la educada y casi velada crítica que Raúl Morales hace en su hermoso blog Luz en la Ventana acerca de los falsos poetas que publican y son premiados con falsos poemas. Dice Raúl Morales: Suficiente ojear brevemente sus libros para saber que no se han vaciado para abordar el poema y luego añade: No juzgo.
Milos Amós sí juzga (también juzga Raúl Morales, es un juicio lo que acaba de exponer y además juzga con dureza empero teñida de quietud y como aislado el juicio de posibles nombres. Juzga y se desgañita. Es un grito pero es un grito sordo como el mejor grito de la historia del cine en las escaleras exteriores de la Opera de Palermo cuando los enemigos de Michel Corleone asesinan a su hija y Michel, abrazado a ella, exhala un grito que no se oye, un grito que estalla dentro, un grito desgarrador por mudo, un grito sólo para sí abierto al mundo) y por eso se afirma (reflexivo el verbo porque se encuentra solo y no tiene nadie con quien dialogar) en su capacidad de juzgar y en su incapacidad para creer, ciegamente, en la justicia. Tampoco en la suya. Tampoco.
El escritor tras el vaivén de las flexípedes ramas del árbol se acoge, se abraza y sabe que tan sólo le queda la tenacidad (una cualidad que algunos le hurtan) de creer y descreer a un mismo tiempo, de alejarse y acercarse a un mismo tiempo, de reír, de reír cada vez más alto y cada vez más mudo, una risa sin gesto y un desdén sin soberbia.
Milos sabe -o cree saber- que hay que sacarse del corazón las verdades. No es envidia, es justicia y la justicia ha de juzgar los hechos no las personas y así sí es posible coger un libro de poemas o cualquier obra de arte y sobre el hecho artístico juzgar.
Tenaz abre el cuaderno, toma la pluma de tinta verde, se quita las gafas de ver de lejos y tras suspirar entra en una casa del centro de la ciudad donde una mujer llamada Bestiaria descifra lentamente un manuscrito llamado El Ladurm.

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 13/11/2008 a las 10:42 | Comentarios {0}


He aceptado la posibilidad de que la casualidad es el orden natural de las cosas. Esta definición me parece una buena posibilidad porque de forma clara y concisa afirma la relación entre el individuo y su entorno, una búsqueda inconsciente, un encuentro no buscado entre posibilidades casi infinitas. La casualidad urde vida. El orden le da un sentido (en su sinónimo de dirección). Eso no implica que la dirección sea la correcta.

El 8 de Agosto (mes octavo) del año 2008 entramos en la Era de Orión, de hecho ese día a una determinada hora se abrió la puerta y empezamos -los del planeta tierra- a atravesar el umbral y al hacerlo fuimos abandonando la zona de la galaxia en sombra en la que nos habíamos movido los últimos 10.800 años (iniciamos este recorrido por la sombra cuando aún habitábamos las cavernas. Las pinturas de Altamira sólo tenían 1200 años aprox.). Largo tiempo según los cómputos humanos actuales.

Aquel día me enviaron un correo con mucha información de la Era de Orión: cómo habían de sobrevenir crisis con sus correspondientes catarsis, cómo la corteza de la tierra se iba a compactar de tal forma que la extracción de petróleo se iba a complicar, cómo iba a surgir un gran flujo de amor, en fin todo muy New Age, he de reconocerlo, y por tanto leí todo aquello con prejuicio, juicio, postjuicio y con el interés que me producen formas distintas de entender el mundo. Y junto a estas premoniciones que el viejo Thiresias habría tildado cuando menos de ingenuas, se adjuntaba un estudio de astronomía con los cálculos que certificaban el cambio de posición en la galaxia.

El 4 de noviembre de 2008 un tal Barak Husein Obama se convirtió en presidente electo de los Estados Unidos. Sólo diré que cuando menos es curioso que este señor sea mulato, es como si en España votáramos a un señor gitano o con cuarterón como presidente, en fin algo inaudito. Como la casualidad siguiente puede que conforme el orden natural de las cosas: Barak Husein Obama hace el número cuadragésimo cuarto como presidente, es decir 44 y cuatro más cuatro es 8 y esto ocurrió en el 2008 al cuarto mes de entrar en la Era de Orión, la era del 8. Aunque (y aquí la adversativa adquiere todo su poder) también es posible que los directores de campaña y quienes no son los directores de campaña supieran todas estas cosas y así añadiendo casualidades y sorpresas televisivas hayan conseguido lo que realmente se proponía la aún primera potencia del mundo: acaparar toda la atención para sí. Por cierto, Obama nació el 4 del 8 de 1961 (si sumamos los números de su año de nacimiento y lo reducimos a un número natural del 0 al 9, da 8. Es decir: 1+9+6+1= 17 de donde 1+7= 8)

Y como colofón esto demuestra, Carlos París dixit, que la democracia global no existe, es decir, queda demostrado que un voto de una señora de Ohio vale mucho más que un voto de una señora de Toledo (España).

Diario

Tags : Archivo 2008 Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/11/2008 a las 19:23 | Comentarios {1}


Llegaba ya el final del día. Desde por la mañana Milos Amós había estado dedicado a su trabajo. Ese trabajo. Esa tarea. Desde hace tantos años, amada, extraña. Le gustaba ver amanecer mientras tecleaba y urdía una forma y un contenido, reflexionaba sobre el paralelismo entre un guión y una partitura y entre ello, entre esos pensamientos al aire del humo azul del cigarrillo, bullía, latente, la historia que había de contar. Hacía falta tan sólo un segundo para entrar en una habitación pequeña, en un barrio obrero, con una lámpara de pie muy vieja, la actriz está sentada en un sofá y mira con cierto sufrimiento un aparador. El aroma del café le devuelve a la casa. Escribe lo vivido (la habitación pequeña, la lámpara de pie, etc...) y una línea rosa abarca mucho cielo. Ya es el día.

Esa descripción bucólica, que él mismo había escrito, como el pintor que se autorretrata frente a un espejo, apenas sí tenía relación con el aumento de su latido cardíaco. Había algo amañado en esa descripción, pensó.

Milos Amós siguió escribiendo y los dedos se fueron ralentizando a medida que las ideas se evaporaban de su cabeza y los personajes se difuminaban en un tono gris y sin perfil. Entonces recibió la llamada y al colgar constató el amaño de la descripción. Borró el guión que había estado escribiendo y decidió descender a los infiernos.
La ciudad. Bebió. Estuvo sentado escuchando a un grupo de jazz. Luego, en una plaza, aspiró el aire de la noche y algo se aclaró. Sabía que el mundo seguía girando como él veía las luces de un edificio. Volvió a su casa. Esperó a que amaneciera y se quedó dormido.

Cuento

Tags : La Solución Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 08/11/2008 a las 20:16 | Comentarios {1}


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