Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Presunción de inocencia y  Cuarto poder
Cantinflas en una de sus películas -de cuyo nombre no logro acordarme- se encuentra en una fiesta con lo más granado de la profesión periodística enamoriscando a una mujer. De repente ésta nota que le han robado una pulsera; Cantinflas se sube a una mesa y con su particular acento y gracia avisa de que le han robado a su enamorada una pulsera y de que nadie saldrá del salón hasta que la pulsera sea devuelta a su legítima dueña. Un murmullo de protesta recorre la sala hasta que se oye una voz que resume lo que todas dicen: ¡Oiga, pero usted qué se ha creído. Impedirnos salir de esta sala. A nosotros. ¿Usted no sabe lo que es el cuarto poder? y Cantinflas le responde, ¿Y usted no sabe lo que es no poder salir de un cuarto?

Estos días en España aparecen informaciones que acusan a Luis Bárcenas, ex-tesorero del Partido Popular, de haber llevado una contabilidad B de las cuentas del partido en la que se detallaba unos sobresueldos que se repartían entre la cúpula del partido. El periódico El Pais publicaba la semana pasada los llamados Papeles Secretos del ex-tesorero en donde se podían leer los asientos contables que demostraban el pago de los sobresueldos. De inmediato los dirigentes del Partido Popular salieron en tromba, Presidente del partido y del gobierno Mariano Rajoy incluido, asegurando que esos papeles son apócrifos (o falsos).
Apócrifo es cosa falsificada o no auténtica. También persona falsa o fingida. E incluso apócrifo puede ser un texto no reconocido como canónico (y desde luego la contabilidad B de una empresa u organismo cualquiera jamás será la canónica)
Digamos entonces que se está produciendo en España una guerra (con muchas batallas) entre el primer y segundo  poderes del Estado -Ejecutivo y Legislativo ya que en este segundo tiene la mayoría absoluta el Partido Popular- y el cuarto poder del Estado: la prensa.
En batallas de este tipo quien tendría que intervenir como mediador o arbitro tendría que ser el tercer poder del Estado: El Judicial. Porque si el primer y segundo poderes del Estado defienden aún con pruebas en contra la inocencia de lo suyo y el cuarto poder acusa con pruebas cuando menos no indubitables la culpabilidad de un ciudadano, el poder Judicial tiene como premisa y como base del buen funcionamiento de un Estado de Derecho, la presunción de inocencia. De donde se deduciría que Luis Bárcenas como ciudadano del Reino de España es inocente hasta que se demuestre lo contrario. También se deduciría que el Cuarto poder tiene el derecho y el deber de informar a los ciudadanos con los documentos y pruebas que obren en su poder pero tiene que admitir que lo que para ellos son pruebas de cargo para la Justicia pueden no serlo.
Lo abrumador de lo que estamos viviendo es que pocos creen en la infalibilidad de la Justicia y en la justicia de la ley desde el momento en que si un raterillo confiesa que ha robado un pollo, el juez le manda a prisión y si un ex-tesorero del Partido Popular admite que tiene una cuenta en Suiza de 22 millones de euros cuya procedencia se niega a detallar, sale a la calle tras la declaración y se va a desayunar a la Costa Azul.
Y de repente yo siento que estamos como aquellos burgueses de El Ángel Exterminador de Luis Buñuel: encerrados en un salón sin saber por qué no pueden atravesar la puerta y cómo poco a poco todo se va llenando de inmundicias, carencias, hambre y sed y se me mezcla la imagen de Cantinflas exigiendo la pulsera robada en una fiesta de periodistas que tiene toda la pinta de acabar muy mal.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 06/02/2013 a las 18:06 | Comentarios {0}


Meditación sobre las formas interpretar (29)
Abre mucho la boca y deja que por ella entre todo el aire del asombro
No permitas que esa energía se transforme tan sólo en el movimiento espasmódico de tu pierna derecha
La mañana es clara como la melancolía, fuera existe todo lo que puedas ver
Sonríe ante el crecimiento
Deja que tu corazón se hinche y busca, busca, busca
Talón de Aquiles. La crueldad, en ocasiones, es camino de la verdad
Deja que tu mente se invada de emociones y entonces deja que se evada
Llegarán, probablemente, tiros al plato, perdigones de azúcar, mazorcas y árboles de mayo
No cejes. No descanses. Y bracea
Quisiera enseñarte el abandono de los maoríes
La espuma blanca en el risco que vieron cuando llovía y se besaban
Quisiera enseñarte, de nuevo, por última vez si es lo que quiere, el cuerpo
Deja la huella
y que sea el viento quien decida si la borra o pasa sobre ella para que el sedimento la fije y se convierta en fósil
Ahora ve y mira

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 05/02/2013 a las 19:15 | Comentarios {0}


Lucrecio. Traducción de Eduard Valentí Fiol. Editado por Acantilado en 2012

Libro Tercero. Epígrafe: El alma no carece de un día primero (extractos).


...
Por otra parte, en el cadáver sin vida, ¿quedan o no semillas de alma? Porque si quedan algunas encerradas en él, no habrá motivo para juzgar inmortal al alma, ya que se ha retirado con mengua, por las partes perdidas (pues lo que mengua perece); y si escapa sacando sus miembros intactos, sin dejar en el cuerpo parte alguna de sí, ¿de dónde viene que los cadáveres, al pudrirse la carne, rezuman gusanos? ¿De dónde esta multitud de animales sin huesos ni sangre que pulula por los tumefactos miembros? Que si acaso crees posible que las almas se introduzcan desde fuera en los gusanos, y cada una se aloje en un cuerpo, sin reflexionar cómo tantos millares de almas pueden acudir de donde salió una sola, hay sin embargo una pregunta que debes hacerte, un punto que debes examinar: si cada alma sale a la caza de gérmenes de gusanos para construirse ella misma su morada o si se deslizan dentro de los cuerpos ya acabados. Pero no hay manera de explicar por qué se fabrican ellas mismas sus cuerpos o por qué ha de tomarse tal trabajo. Pues, cuando revolotean desnudas de cuerpo, no les atormenta la enfermedad, ni el frío, ni el hambre; antes bien, es el cuerpo el que está expuesto a estos males, y por contagio de él sufre muchos daños el alma. Mas, supón que le sea muy ventajoso fabricarse un cuerpo para meterse en él: no se ve camino alguno por el que pueda hacerlo. Por tanto las almas no se fabrican el cuerpo y los miembros. Por otra parte, no es posible que se deslicen dentro de los cuerpos ya hechos; pues no podrían unirse con él tan sutilmente, ni ponerse en contacto por la comunidad de sensaciones.
(versos: 713-740)

En fin, ni un árbol puede estar en el cielo, ni nubes en los abismos del mar, ni pueden los peces vivir en los campos, ni haber sangre en un leño, ni zumo en las rocas (...) cuando muere el cuerpo, preciso es admitir que el alma perece, esparcida (como está) por todo el organismo. Porque, realmente, conjugar lo mortal con lo eterno, suponerles sentimientos comunes y acciones recícprocas, es puro delirio; en efecto, ¿puede imaginarse nada más discordante, más contradictorio e inharmónico que un ser mortal acoplado a uno inmortal y perenne, para en estrecha unión arrostrar las furias de las mismas tormentas?
(versos 784-789 y 798-805)

Nada es pues la muerte y en nada nos afecta, ya que entendemos que es mortal la sustancia del alma. Y así como en el pasado ningún dolor sentimos cuando los cartagineses acudieron en son de guerra por todos lados, y pavoroso estrépito de guerra sacudió el mundo, erizado de horror, bajo las altas bóvedas del éter, y suspensos se preguntaban los hombres bajo el dominio de cuál de las dos les tocaría a todos caer, en tierra y en mar; así, cuando ya no existamos, consumado el divorcio del cuerpo y del alma, cuya trabazón forma nuestra individualidad, nada podrá sin duda acaecernos, ya que no existiremos, ni mover nuestros sentidos, nada, aunque la tierra se confunda con el mar y el mar con el cielo. Y aunque algo sientan espíritu y alma una vez arrancados de nuestro cuerpo, nada nos importa; pues nosotros, como individuos, existimos por el enlace y unión de cuerpo y de alma. Ni aunque después de la muerte recogiera el tiempo nuestra materia y la ensamblara de nuevo tal y como está ahora dispuesta y nos fuera dado contemplar otra vez la luz de la vida, nada tampoco nos importaría este suceso, habiéndose roto una vez la continuidad de nuestra conciencia.
Tampoco en nada ahora nos atañe lo que anteriormente fuimos, y ninguna congoja nos produce nuestro ser anterior. Pues si consideras la inmensidad del tiempo pasado y cuán varios son los movimientos de la materia, vendrás fácilmente a creer que estos mismos elementos de los que ahora constamos, estuvieron muchas veces en el pasado dispuestos en el mismo orden que ahora; sin embargo nuestra mente no alcanza a rememorar ese estado; pues hubo en el intervalo una pausa en nuestra vida y todos los movimientos se extraviaron, perdiendo su vinculación con los sentidos. Pues si alguien debe sufrir en el futuro miseria y dolor, necesario es que exista él, en persona, entonces, para que pueda alcanzarle la desdicha. Como la muerte impide esta posibilidad e impide existir al sujeto a quien puedan caber tales infortunios, podemos de ello deducir que nada hay que temer en la muerte, que quien no existe no puede caer en desdicha, y que no importa que uno haya nacido o no en algún tiempo, cuando la muerte inmortal le ha robado la vida mortal.
(versos 830-889)


De rerum natura

Invitados

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/02/2013 a las 11:46 | Comentarios {0}


Irma la Dulce: Una historia de pasión, derramamiento de sangre, deseo y muerte, en fin todo aquello por lo que merece la pena vivir
Irma la Dulce: Una historia de pasión, derramamiento de sangre, deseo y muerte, en fin todo aquello por lo que merece la pena vivir


Cuando a los 17 años le comenté a mi profesor de literatura José Luis García Barrientos que iba a ser escritor, me respondió sonriendo: ¿Sabes que vas a ser puta?
Durante muchos años me he preguntado ¿por qué soy puta?
También me he preguntado: ¿qué es ser puta?
Y ahora me digo: soy puta y además madurita. Y me pregunto: ¿qué tipo de puta he sido?

Puta: la mujer ruin que se da a muchos.
Putear: Darse al vicio de la torpeza
Putería: El exercicio y vida de las mugéres perdidas// Se toma también por los ademánes de gracejo y embustes que usan algunas mugéres.
Ruin: adj. de una terminación. Vil, baxo y despreciable.

Ante tanta definición moral, yo siempre (o muchas veces) he tenido como quintaesencia de la puta a Irma la Dulce. Quizá porque yo quería ser Fernando el Dulce.
Mi carrera ha sido de Casa de Campo, de cuneta, de tugurio en carretera secundaria. Me han follado por delante y por detrás. Me han metido pollas sin lavar hasta la campanilla. Me han sobado manos sucias. Me han hecho daño una noche entera.  Y mientras todo eso ocurría yo ensoñaba ser una puta de lujo. Soportaba la brutalidad de la mejilla de un tipo sin afeitar que dejaba las mías en carne viva, por el sueño de elegir yo, por el sueño de ser reconocida como una puta de lujo y que me entregaran un día el Premio Nobel de la Putería para así poner yo mi propia casa con un cartel en el que se leyera: Reservado el derecho de admisión en mi entrepierna y en el de todas las putas de este local. Porque era intención de mis sueños, contratar a putas como yo y crear una casa de lenocinio limpia, alegre, igualitaria, fraterna y cachonda, donde el sexo y el cerebro se dieran la mano y tras la velada se produjera el goce (con un precio. Todo tiene un precio) puertas adentro, en alcobas hermosas como debería ser el abrazo sensual entre un hombre y una mujer.

Me ha ocurrido desde que inicié mi carrera que tras el mal olor de la lefa agria de un banquero, he amado mi profesión. La he seguido amando. La sigo amando. La creo de una dignidad rayana con la santidad (entendiendo por santidad la finura del ser y por dignidad el compromiso). Me ha ocurrido desde que inicié mi carrera que tras encontrarme con un cliente amable, generoso en el pago y en su arte amatorio (también los ha habido. Los menos), me he sentido la puta más feliz del mundo y como la de Irma, mi ropa interior era del color verde. Y aún hoy cuando apenas soy deseada y me llueve una noche entera bajo la farola de un polígono industrial y lo máximo que consigo es el silbido de un macarra lanzado desde la ventanilla de un coche tuneado que pasa a toda velocidad y deja tras de sí la pava de un porro, sigo sintiendo que mi oficio es precioso (en mi caso, probablemente, un diamante en bruto) y que merece la pena mojarse y pasar frío si un día, por estar ahí, escribo por ejemplo: La calma de la tarde en un cigarro o Guárdalos hasta mañana/ cuando yo, desacostumbrado,/ nazca.

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 01/02/2013 a las 10:18 | Comentarios {0}


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