Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
No es bueno leer la muerte nada más levantarse. Así es que he decidido terminar ese capítulo tan denso e interesante de El mundo como voluntad y representación en la hora crepuscular ahora que ya es primavera y el sol cálidamente se tumba con menos rigor mortis que en el invierno; y no es bueno porque me produce -en la mente aún adormilada, tras el primer café de la mañana, sentado en el trono que es donde yo recomiendo leer filosofía- una sensación de no haber despertado todavía, de una vuelta a los brazos de un Morfeo largo como un bostezo y siento también que esa vuelta a la vida que es levantarse como que se me aborta con tanta muerte y tanta disolución del yo mientras por un extraño capricho del autor parece ser que la idea en sí permanece; y como estoy adormilado no llego a entender el por qué de esa costumbre de la permanencia aunque tan sólo en un estadío del todo inútil para el principio individuationis; no sé si me entiendes, amable lector,  pero a ¿qué viene esa necesidad de permanencia? ¿por qué se empeña el filósofo es mantener viva la llama de la trascendencia aunque la tal sea del todo ajena al individuo que pisó esta tierra?
Así es que hasta que llegue al siguiente capítulo que versa sobre el sexo -metafísicamente tratado- relego a lo vespertino lo último de nuestra existencia y miro la mañana con la incredulidad del recién nacido y con los restos del frescor de la noche que ha tenido algo de bagatela y de nieve.

Miscelánea

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/04/2014 a las 09:43 | Comentarios {0}








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