Inventario

Revista literaria y artística escrita y dirigida por Fernando Loygorri
Mi nacimiento de Frida Kahlo. 1932
Mi nacimiento de Frida Kahlo. 1932

     No sé esta tarde cuando el terror estacional del calor se anuncia como si fuera el no va más. El calor del verano en España. El puto y pegajoso calor.  No sé en esta tarde por dónde empezar. Y no saberlo me parece un buen comienzo. Empezar a recorrer un día más las posibles combinaciones comprensibles de las letras y los signos de puntuación. No saber si podré trascender las propias palabras -que es tarea a la que aspira todo escritor- y al describir el momento en el que llego hasta un fresno del camino al que saludo con la mirada baja (porque el Anima Mundi sólo puede verse de reojo, nunca directamente) para que él responda a mi saludo con un leve fruncirse de sus hojas, digo que, tras describir ese momento, quizá logre trascender lo que describe y genere en quien lo lee una sensación próxima al déjà vu. El fresno me saluda muchas veces. Jamás lo hace si lo miro de frente.

     Eso es. Sentir el silencio como dueño mío. Necesitarlo para vivir, para no volverme loco, en estas tardes de agosto que me están devolviendo una pelota a la que tendré que convertir en cubo. Escribir así. Insinuaciones.

     ¿Por qué la mujer que el otro día me ayudó dándome un caramelo con jengibre apenas me saludó ayer cuando nos cruzamos? Sólo es la pregunta. Dejo esa pregunta. Voy a intentar no admirarme de ella. No busco una respuesta. He vuelto a Krishnamurti. Me gusta el no-maestro Krishnamurti. Me gustan sus pausas. Me gustan sus no-enseñanzas. Debo emocionarme. Sin juicio. Con valor pero sin juicio. Mirar de frente: está la pantalla que se va vistiendo con las letras que voy pulsando en un teclado inalámbrico que mediante impulsos eléctricos -gracias a la potencia de una pila alcalina- envía la información binaria necesaria para que el hardware sepa interpretarla y surjan entonces unas As o unas Es o unas Emes. ¿Cómo se escribe M en lenguaje binario? Respuesta: 01001101.

     Despertar. Oler la mañana. Sentir el pulso al apretar con fuerza la muñeca. Pensar: 'Hay en el aire' Volverlo a pensar: 'Hay en el aire'. Luego ha de venir el paseo. El fuego en los pulmones. La ascensión. En estos días de agosto en los que hasta estas latitudes llega el polvo del Sahara. Quizás ahora mismo estoy inhalando los restos de un antílope.

      El calor distorsionó las frecuencias de las emisoras. Vuelvo a respirar con hondura. Sé que para muchos... esa es la enseñanza: ¡Atención sí!

     ...también, quizá, inhalo polvo de un naufragio ocurrido frente a las costas de la isla de Santa Elena justo al comienzo del siglo XXI.  El Mar Tenebroso cuajaíto de islas. Tengo un islario.
Así avanza la tarde. Nadie gime. Los abrazos siguen quedando muy lejos. De repente el hombre que estaba impartiendo una conferencia exclama, ¡Creo que ya es suficiente por hoy! Se levanta y, con cierta prisa, se marcha por el lado opuesto al público. Tan cierto es esto como que una de las principales causas del inicio de la Primera Guerra Mundial fue que aquel verano de 1914 hacía calor en centroeuropa.

     Recuerdo la frase de C., 'Metemos los móviles en el microondas'. Los móviles son el gran panóptico digital. De ahí derivo a: volver a Foucault. Vigilar y castigar. En los tiempos occidentales de la palabra Libertad. Exclamaría, '¡En bocas burguesas no entran moscas!' Me iría corriendo agarrándome el pito como hacen los niños muy pequeños cuando descubren que agarrarse el pito es recordar la tierra. Vigilar. Castigar. Aceptar. Rechazar. Atención. Esperanza no. Fe no. 

     Convalecencias. Derivas. Sé que a no mucho tardar, unas montañas me esperan.
 

Ensayo

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 11/08/2021 a las 17:16 | Comentarios {0}


Retrato de Karl Marx. Fotografía de John Jabez Edwin Mayal realizada el 25 de agosto de 1875
Retrato de Karl Marx. Fotografía de John Jabez Edwin Mayal realizada el 25 de agosto de 1875

Hoy me pregunto para qué...

También me intereso por la etimología de la palabra proletario (no hoy; ese interés tiene ya días. A veces el interés dura días y a veces el interés supera la deuda. Esos son los pensamientos que me llevan. Ayer mientras esperaba a pasar un timo más de los que el Estado tiene a bien realizar conjuntamente con empresas privadas, en este caso del mundo de la automoción. Luego también cuando volvía del paseo por la serranía -como hacía tantas veces el bueno de Isaac con sus perros y sus gatas y sus amores y su sobrino [que a veces es su sobrino y a veces es su sobrino nieto pero él al transcribir su relato los indiferencia como si para Isaac tanto su sobrino nieto como su sobrino cumplieran la misma función como personajes en el cuento de su vida, como tan bien se encargó de explicarnos Vladimir Propp en su genial estudio La morfología del cuento maravilloso]- y escuché los diferentes timbres de los cencerros de un rebaño mixto de oveja y cabra, me vino de nuevo a las mientes la etimología de la palabra proletario y tras consultar el maravilloso Corominas me fui al no menos maravilloso Diccionario de Latino-Español formado sobre el Don Manuel Valbuena con muchos aumentos, correcciones y mejoras por Don Vicente Salvá en su edición de 1878. Paris, Librería de Garnier hermanos, Calle des Saints-Pères número 6. En su autoridad dice: 
Proletarius, a, um: Pobre de baja condición. De ellos nos dice Gelio: Proletarii, las gentes pobres de Roma que no contribuían a la República más que con sus hijos para la Guerra. Otra acepción la encontramos en PlautoProletarius sermo, es decir un estilo de habla baja y popular.
Y como es lógico proletarius proviene de la Autoridad Proles, is. Descendencia, generación.
Así es que cuando Karl Marx exclama: ¡Proletarios del mundo, uníos! No se está refiriendo a los obreros industriales sino a todos lo que entregan a sus hijos como carne de cañón del Poder. El proletario es tanto el paria indio como el esclavo negro en los campos de algodón o el hijo del granjero irlandés que ha de acudir en socorro de las propiedades de los Emperadores Británicos. Por eso -pienso en las serranías por las que paseo al caer la tarde- el marxismo sólo puede ser internacionalista.

Luego, si me lo pregunto, ¿Para qué? y ¿Hasta cuándo? y ¿Servirá para algo? (como se preguntaba el personaje de una de mis obras de teatro, una muchacha llamada Trifia que surgía cada noche en el cuerpo de un diablo llamado Tobías Samel). Resulta entonces que una dependienta de una zapatería -¿o es un muchacho? Ni siquiera el nombre me aclara la duda -se muestra amable con Nilo; un zapatero remendón hace lo mismo y cuando hago una compra me siento extrañamente bien tratado y entonces siento, en esos momentos, que ésos son los únicos motivos.
La amabilidad y el gozo son los únicos motivos. Todo lo demás es puro infierno.
 

Ensayo

Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 28/05/2021 a las 18:38 | Comentarios {0}


Composición IV Wassily Kandinsky. 1911
Composición IV Wassily Kandinsky. 1911

Me pregunto cómo será vivir siendo elefante en Camboya o vivir utilizando el serbio como lengua. Vivir en serbio ¿cómo será? Eso me pregunto. Vivir como flor de manzanilla; vivir como vive un armadillo; ser la paloma torcaz que ayer utilizó una maniobra de distracción para alejar mi atención de su nido. ¿Cómo será? ¿Cómo me observa entre la enramada de la encina  sin que el que sería yo si fuese humano -ahora escribo desde el punto de vista de yo paloma torcaz- se diera cuenta?
Vivir siendo hierba.
Vivir siendo sólo un órgano o parte de un cuerpo: ser la trompa del elefante que habita los bosques de Camboya; ser el páncreas del que vive en serbio; vivir como peristilo de la flor de manzanilla; tener como función aletear en el cuerpo de la mosca; ser intestino de la paloma torcaz; vivir existencia de rizoma de hierba...  ¿Cómo? ¿Cómo será?
Me lo pregunto ahora, tan al borde, suponiendo, casi vencido...
Si fuera Oso de la Media Luna o tan sólo pezuña de su mano izquierda.
¿Qué sensaciones? ¿Qué necesidades nuevas tendría? ¿Cuántos signos nuevos a descifrar? Si viviera como sentido del olfato del Oso de la Media Luna.
Vivir buche de buitre.
No, no sólo me hago esa pregunta (debería apuntar las otras también ahora que truena y el cielo ha oscurecido de golpe).
Vivir como lo más amado por alguien ¿cómo será?
Más allá: ser el sonido de una orquesta; la música que alegra a alguien cuando la escucha.
Vivir la existencia de una risa franca, la risa que suele provocar el mundo cuando te hace un regalo.
Esa risa tan ligera
como la brisa que queda
junto a la orilla del mar.
 

Ensayo

Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 23/05/2021 a las 17:28 | Comentarios {0}




338.- Imagino para no odiar. Escribo para no volverme loco. (Variación de un pensamiento de Concha Buika)

 

Ensayo

Tags : Aforismos Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/04/2021 a las 17:36 | Comentarios {0}


Muchacha leyendo una carta junto a una ventana abierta de Johannes Vermeer. 1657
Muchacha leyendo una carta junto a una ventana abierta de Johannes Vermeer. 1657

¿Por qué me he visto con esta opresión en el pecho? ¿Es a partir de ella por lo que ocupo una casa extraña y me avergüenza? Extraña en el sentido de que no es mía, es la casa de antiguo amigo, con el que probablemente pequé de ingratitud. Ocupo la casa para que otros amigos míos puedan descansar antes de partir al día siguiente hacia algún lugar. Les ofrezco esa casa, utilizo esa casa porque tengo noticia de que ese antiguo amigo se encuentra fuera de la ciudad y tardará unos días en volver. Lo que ocurre es que aparece y lo que más recuerdo es su enfado en el detalle de su boca y sus mandíbulas y sus dientes que en todo son iguales a los de un perro guardián. Se aúnan en mí en ese momento la rabia y la vergüenza por haber sido descubierto y la tristeza porque mi antiguo amigo no me permita usar su casa para dar cobijo. 

La congoja es un arma poderosa contra el infarto de miocardio. Reconocerla. Dejarse llevar por ella como se deja el cuerpo llevar por el swing de Patti Austin. La congoja que se traduce en el cuerpo en las altas vías respiratorias ahora que las vías respiratorias están tan de moda y son la causa de la angustia de millones de seres humanos cada mañana al levantar.

Pasear bajo las nubes azulinas en un día ventoso. Respirar hondo, más, más hondo y suponer que las interpretaciones de un cuadro de Vermeer en el que una muchacha lee una carta -que ningún connaisseur duda que es una carta de amor o una carta de sexo, una carta, supongamos, en la cual un joven de la misma calle, posiblemente en la ciudad de Delft, le solicita amores que traducido al román paladino quiere decir verte desnuda es recordar la tierra o cómo amasaría tus caderas hasta convertirlas en galeras que surcaran el mar de mis deseos para en el mástil mío desplegar la vela que fecunde en ti toda la lujuria que nos quepa... como hace años yo me fui hasta Segovia para ver a una mujer desconocida y tras comer en cualquier sitio no tuve el suficiente arrojo para proponerle, cuando menos, que nos fuéramos a un hotel un par de horas para no echar nuestros viajes, hasta ese punto intermedio, en balde y así regocijarnos en nuestros cuerpos y volver a nuestros pueblos con la secreta gratificación de haber cometido una inocente inmoralidad- y su sonrojo parece prometer humedades.

Congoja, digo, hoy que he paseado por una ciudad de Londres vestida con los colores ocres de algunas acuarelas de Turner. ¡Cómo me ha gustado hoy Londres! Qué secreto goce. Qué ausencia de temor. Y la sonrisa de una mujer mayor (ella sentada en un banco, yo camino y paso a su lado. Frente a mí un gran edificio negro de arquitectura contemporánea).

Así la mañana y ahora con la sensación, más de una vez expresada, de que tecleo como si tocara el piano. La noche ya. Lo muertos de hoy. Los que han nacido al mundo en esta época fronteriza -que, dicho sea de paso, es como los deltas de los ríos, lugares de una riqueza extraña, confluencia de formas de vida que generan nuevas vidas, nuevos modos- que devendrá en maneras distintas de entenderse, de buscarse, de comprenderse.

Buscarse, ¡qué acción tan occidental de entender la vida!

Desapareció la opresión el pecho. Se fue la congoja. Vuelvo al siglo XVIII.

Ensayo

Tags : Reflexiones Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 25/01/2021 a las 19:06 | Comentarios {0}


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