Una lectura poética

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 22/06/2009 a las 22:49

Hoy hemos ido Raúl y yo a una lectura poética.
Cuando voy a una lectura poética y me encuentro con una misa rancia me llevan los demonios.
No tengo la más mínima idea de lo que la poesía quiera decir.
Siempre pienso que si alguien quisiera que le explicara mi poesía me empezaría a descojonar.
Es que estoy irritado.
La poesía no se explica, señores, la poesía se siente.
Diría algo así.
O no diría nada.
La poesía entonces.
¡Joder, con la poesía!
Pero ¿qué es eso?
Hacedlo.
No se puede decir más.
Por supuesto no tengo razón. No es una cuestión de razón.
Ritmo, tempo, narración, imágenes en palabras...
No sé.
Desde William Blake hasta un maestro de bardos galés que en el siglo IX les decía a sus alumnos: Cojan un tema conocido e invéntenlo bien.
Se va más allá y cuando se habla de vanguardias se acude a la tradición.
O Robert Graves y su Diosa Blanca una poética del mito poético.
Cuando tan sólo se acude al ejercicio mental (Raúl dice) la poesía es vacua, fea, seca.
También será poesía, claro. Todo cabe en todo.
Es que no tengo razón.
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