Del aire

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/05/2022 a las 18:22


Hay en el aire un acontecer extraño (como cuando Zeus -según nos narran los órficos en sus teogonías- se tragó el falo de Cielo). Podría ser, sí, podría ser el esperma esparcido del dios generador del éter, el que se mantiene en suspensión sobre nuestras cabezas y desde la eternidad de Noche -la que estuvo siempre- esa lefa divina genera una suerte de violencia en quienes son capaces de pensarla.
Hay en el aire una diadema de Afrodita pero ésta-al contrario que la leche fecunda de su antepasado- no genera lucha sino deslumbramiento, fulgor de estrella, impetuosos deseos de follar. Los dioses nos coronan con sus caprichos. Nosotros no somos más que cobayas en sus manazas las cuales -según el carácter de su temperamento- nos pueden estrujar o, ahítos de ambrosía tras una noche de juerga de dos eones, acariciar nuestras nalgas y con su caricia regalarnos un segundo feliz.
Hay en el aire un diamante de mierda. Brilla más que el oro. Es más caro que el oro. Huele más a mierda que el oro. Me recuerda a ese viejo rey que tras arruinar un poco más a sus súbditos, volvió  a su reino tras un destierro decidido por sí mismo y se fue a una regata en un pueblo del noroeste donde fue aclamado por los menesterosos que no querían entender que aquel rey viejo era un miserable. Lástima que no existan ya en las Cortes los bufones. Ni tampoco en las cortes generales.
Hay en el aire un hastío en forma de sangre.
Hay en el aire la malformación de un feto.
Hay en el aire una canción a punto de ser compuesta.
El Poder -hay que reconocerlo- sigue siendo inteligente.
 
Ensayo poético | Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 21/05/2022 a las 18:22 | {0}