Cuentecillo del hombre y el azadón

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 02/05/2023 a las 23:40


Se paseaba de arriba a abajo de la calle. Esperaba. Había dejado abierta la puerta de la casa. De vez en en cuando entraba y miraba al animal. Volvía a salir. Encendía un cigarrillo. Llegó un vecino. Le preguntó por el animal. De esta no sale, le respondió. Volvió a mirar calle abajo. El vecino le preguntó a quién esperaba. A Cosme, dijo. ¿Cosme el del taller? pregunto de nuevo el vecino. Sí, dijo el hombre. De repente se calló; salió corriendo hacia su casa; entró. Pasó un tiempo. Volvió a salir. El vecino se había sentado en un poyete. Pensé que se había muerto, dijo el hombre. Se sentó también. Masculló, No me jodas que hoy no va a venir. Insistió el vecino, Pero ¿tú para qué quieres a Cosme? El hombre se encendió un truja. Dio una calada honda. Escupió. Para que me deje un azadón, dijo al fin. Porque la otra vez, con la pala, no sabes lo que me costó hacerle el hoyo al otro bicho. Ahora que la tierra está tan seca, será más fácil con un azadón. Jodío Cosme como hoy no venga. El hombre siguió fumando. El vecino se levantó y le dijo, Voy a seguir un rato con lo mío y lo dejó allí esperando el azadón con el que cavar el hoyo donde enterrar al animal que agonizaba desde hacía tres días en la sala de su casa.
 
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