Aceptar sentencias injustas es la base del Tratado sobre la tolerancia
La ley, evidentemente, no es la justicia
¡Y si cayéramos y si de una puta vez cayéramos sin abrazos ni polvos de despedida ni caritas sonrosadas diciendo adiós papaíto! ¡Si nos cayéramos dándonos hachazos unos a otros! ¡Si nos arrancáramos las orejas y las pollas! ¡Si extrajéramos los órganos de la reproducción en la caída y todo fuera un volar de úteros y testículos desgranando sangre en las paredes terrosas de un pozo!
Animal sin piel. Hormiga coja
Necesitamos, sí, como agua de mayo, un nuevo mal siglo sin edad de oro como la que -dorada lluvia sobre nuestros hombros desnudos- cayó sobre la humanidad entre 1947 y 1973
La ley, evidentemente, no es la justicia
¡Y si cayéramos y si de una puta vez cayéramos sin abrazos ni polvos de despedida ni caritas sonrosadas diciendo adiós papaíto! ¡Si nos cayéramos dándonos hachazos unos a otros! ¡Si nos arrancáramos las orejas y las pollas! ¡Si extrajéramos los órganos de la reproducción en la caída y todo fuera un volar de úteros y testículos desgranando sangre en las paredes terrosas de un pozo!
Animal sin piel. Hormiga coja
Necesitamos, sí, como agua de mayo, un nuevo mal siglo sin edad de oro como la que -dorada lluvia sobre nuestros hombros desnudos- cayó sobre la humanidad entre 1947 y 1973