12 Olmo Dos Mil Veintidós

Redactado por Fernando García-Loygorri Gazapo el 20/08/2022 a las 14:16


Estar perdido. Siempre. Desde el nacimiento. Vivir perdido. Siempre. Hasta la muerte.
Cierro la puerta.
Tengo constancia de haberlo hecho. También de que cuando estaba en la cocina grande ha aparecido un gato blanco en el alfeizar de una de las ventanas.
Nado y estoy perdido.
Me seco al sol como los lagartos viejos. Mi cola quedará enroscada como la del alacrán. Tumbado lo negro es rojo.
Pienso un nombre masculino.
Pienso el final de un verso dedicado a la Storni se quien sea Storni sea lo que sea Storni.
Bebo vino rojo y amargo.
No espero a nadie por mucho que ese nombre masculino me lleve a una espera. No espero a nadie por mucho que ese nombre masculino tenga alma de niño. Mi hijo o yo hijo.
¿Qué quieren decir?
¿Por qué estoy aquí?
¿Por qué está todo tan oscuro y suena tanto la oscuridad? ¿Por qué cuando llega la mañana, algunos días, aparece una mujer uniformada de azul que lleva marcado en su rostro el estigma de la humillación que se resuelve en una amargura que no deja lugar a dudas, que va mucho más allá de la antipatía, llega incluso, se adentra, en el mal, en la crueldad y que resulta ser la mujer de la limpieza? ¿Cómo una persona que limpia puede ser tan sucia?
¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿A través de qué selva? ¿Tuve machete? ¿Cómo desbrocé el camino? ¿Me quedé sin uñas? ¿Me encontré con alguien? ¿Alguien que se camuflaba subida en las copas de los árboles?
Siempre perdido.
Si no es la jungla.
 
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